Fraudes paranormales de james randi v1 1

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En esa fotografía no resulta posible ver sombra alguna donde tendría que haber una sombra del gnomo, pero los detalles en las ampliaciones de los negativos originales de tres por cuatro pulgadas son muy oscuros, de manera que no puede determinarse mucho al respecto. Pero una velocidad de disparo de 1/50 de segundo no detendría de forma tan brusca el flautín del gnomo mientras «oscilaba en su grotesca manita izquierda», tal como afirmó Gardner. Así concluye el esfuerzo de 1917. Sin embargo, algunas cosas que no fueron aclaradas siguen sin ser explicadas. Gardner admite que otras imágenes fueron tomadas en 1917 pero no expresa ninguna curiosidad respecto a lo que sucedió con ellas. Doyle señala que «se intentaron tomar otras fotografías que resultaron un fracaso parcial y las placas no se conservaron». Apuesto a que fueron descartadas rápidamente como si fueran residuos radioactivos. ¡No hay nada como un conjunto de fracasos dando vueltas por la casa, esperando ser descubiertos! ¿Y por qué las fotos fueron ignoradas hasta tres años después de haber sido tomadas? Simplemente porque los Wright no las tomaron en serio y hasta que la señora Wright no cayó bajo la influencia de la teosofía después de haber asistido a una conferencia de Gardner, no tenía noción de que alguien pudiese tomarlas en serio. De hecho, en una carta reciente Elsie escribe: «Mi padre se sintió muy decepcionado por su escritor favorito, Conan Doyle. Escuché que le decía a mi madre: “Dios, ¿cómo puede un hombre tan brillante como él creer en esas cosas?”». Diez puntos para el señor Wright. La respuesta a su pregunta es que las fotografías habían caído en manos de un hombre que necesitaba esas pruebas de forma desesperada para apoyar sus propios falsos conceptos. Era mala semilla en tierra fértil y, diez décadas después, las semillas siguen floreciendo. Gardner, Doyle y los expertos estaban convirtiendo una travesura infantil en una cause célebre. El asunto había trascendido y la intelectualidad de Inglaterra estaba entusiasmada. Gardner, agradablemente excitado con su nueva fama, estaba listo para una nueva estafa. Siguiendo las instrucciones de Doyle, Gardner le pidió a las niñas que obtuvieran más fotografías y equipó a Frances y a Elsie con dos cámaras Carneo y veinticuatro placas especialmente marcadas. Era la mejor época para la fotografía de espíritus, proceso utilizado por los médiums para producir sobre las placas fotográficas imágenes de personas que (según les decían a sus víctimas) se encontraban a salvo en el cielo y aun así podían comunicarse imprimiendo sus imágenes fotográficas a solicitud. Sorprende que incluso creyentes como Gardner y Doyle tuvieran una nebulosa consciencia de que esos médiums podían hacer trampas a través de la doble exposición de las placas, de manera que, como precaución, les proporcionaron secretamente placas marcadas a fin de evitar que las placas de prueba fueran cambiadas por aquellas que habían sufrido una exposición anterior. Cuando los operadores se las arreglaron para producir sombras fotográficas de los difuntos a pesar de esas precauciones, los resultados fueron declarados genuinos, aun cuando la oscuridad de la habitación de sesiones superaba de lejos la del cuarto oscuro fotográfico. Se trataba de otro caso en el que un mínimo de pericia resultaba inútil. Para las niñas no hubo diferencia con las placas marcadas. Como su método consistía simplemente en disponer recortes de las figuras de las hadas y tomar una instantánea de las mismas, no tuvieron necesidad de cambiar las placas. Pero Gardner le aseguró con gran detalle a Doyle que lo había verificado todo cuidadosamente para estar seguro de que las fotografías producidas finalmente por las niñas fueron hechas con las placas suministradas. («Sí, capitán, tenemos excelentes personas para extinguir incendios en el Hindenburg»).


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