Manual Plantación de Iglesias

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Implementos de Plantación de Iglesias Comunitarias mundo dan testimonio consistente de esto: Dios siempre prepara Personas de Paz para facilitar la difusión del evangelio. Antes de continuar haga una lectura detallada de Lucas 10:1-21.

Lucas 10:1-21 es un pasaje que contiene múltiples principios que podemos aprender para los ministerios de Plantación de Iglesias Comunitarias. Un estudio cuidadoso nos ayudará a comprender mejor la misión. Entre los múltiples principios podemos mencionar, por ejemplo, que la misión no debe hacerse solo; los enviados fueron de dos en dos (Lc. 10:1). Dios es quien llama, enseña, modela y envía a sus obreros (Lc. 10:1-2). Jesús dijo que la cosecha era abundante, por lo tanto podemos ir confiados que tendremos una gran cosecha (Lc. 10:2). Jesús ordenó a sus discípulos orar porque la oración es vital para todos los ministerios (Lc. 10:2). Dios levantará a compañeros que nos ayudarán a recoger la cosecha (Lc. 10:2). Debemos tener cuidado y ser conscientes que la tarea no es fácil porque somos como corderos en medio de lobos. Pero, si el Buen Pastor va junto a nosotros, venceremos (Lc. 10:3). Él nos dice que vayamos con lo mínimo, sin nuestras carteras ni billeteras, tener cosas materiales no debería ser un prerrequisito para hacer la tarea. Debemos ir sin enredos materiales, pero con fe en que Él proveerá lo que necesitemos a través de otros (Lc. 10:4). No saludar a nadie por el camino (Lc. 10:4) no se trata de un llamado a la descortesía sino a la urgencia. Nuestra tarea principal no es socializar (Lc. 10:4; 2R. 4:29). Todos estos principios son excelentes pero aquí nos centraremos específicamente en aquellos que están relacionados con la Persona de Paz: 1. Debemos dar a conocer nuestra misión. Estamos buscando la Persona de Paz, por lo tanto proclamemos al Príncipe de la Paz y su evangelio de Paz. Invitamos la paz de Dios a los hogares, vidas, conversaciones y relaciones (Lc. 10:5-6). 2. Tenemos la encomienda de identificar la Persona de Paz, debemos estar atentos y observar si la paz de Dios descansa sobre una posible Persona de Paz. No debemos persuadir, debatir o discutir. Se trata de proclamar gentilmente con el fin de identificar la Persona de Paz. Cuando una Persona de Paz está presente habrá hambre, disposición espiritual y entusiasmo por aprender más sobre el Príncipe de Paz (Lc. 10:5-8). 3. Una señal de que una persona no es la Persona de Paz es que la paz de Dios no se manifiesta. El distanciamiento, las discusiones, la resistencia, la hostilidad y la indiferencia hacia la paz de Dios son signos seguros de que alguien no es la Persona de Paz (Lc. 10:6). 4. Se nos anima a permanecer con la Persona de Paz e invertir nuestro tiempo en el discipulado, y el establecimiento de relaciones duraderas (Lc. 10:7). 5. No debe darnos vergüenza aceptar la hospitalidad de una Persona de Paz; un obrero del reino es digno de su compensación (Lc. 10:7; 1Ti. 5:18).

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