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54 * epoxy! de Rusty. Al final me di cuenta de que estaban surfeando una ola en la que lo lógico era llevar como mínimo un 6.6 y culo pintall o round ping, ¡pero nunca squash! Me sorprendió tanto que no tuve más remedio que acercarme y preguntarles por el motivo de su elección, a lo que me respondieron: “Vamos cómodos con estas dimensiones de tablas, y tampoco ha estado grande”. No daba crédito a tanta locura. Tardé en reflexionar sobre aquella respuesta después de lo que habían presenciado mis ojos. La última sorpresa fue que, al coger la tablita de Tanner Gudauskas, me percaté de que todas eran de epoxy. Creo que la pregunta de cómo iban esas tablas de epoxy
en esas condiciones extremas estaba fuera de lugar. En esas horas disfruté como en los viejos tiempos, observando los desafíos de cuatro nómadas en busca de lo más puro, los tubos. Por otra parte, aprendí algo más sobre las tablas epoxy: funcionan y funcionan muy bien. Ellos vivieron la esencia del surf. Que es mucho más que un trofeo de competición o un resultado.