PASIÓN Y MUERTE DEL ARQUITECTO

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Pese a todo ello, la osadía de Moñino, oculto e inédito poeta, al prestar atención a uno de los más curiosos y representativos textos del “27” en sus años centrales, avala su sensibilidad y perspicacia artística. Efectivamente, hasta su accesible edición en 1943 (Madrid, Adonáis III, junto a Poemas adrede), la Fábula de X y Z era un fruto para iniciados, paraíso cerrado, al que tendrían acceso los más directos allegados al autor y poco más. Sus sucesivas y parciales publicaciones, salvo quizá el fragmento incluido en la famosa antología de 1932 (G. Diego, Poesía española. Antología 1915-1931, Madrid, Signo), vivían en círculos reducidos. La aparición íntegra del texto en 1930, en la rev. Contemporáneos, fue en México. Publicándose en 1932 una reducidísima y lujosa tirada aparte en “Alcancía” (México), edición no venal. Sin embargo todas estas circunstancias no bastan para ofrecernos la justa medida de los hechos. El intento, y su fructificación, de Moñino tenían una explicación externa inmediata: el ser respuesta – si bien la única, original y heterodoxa – a la solicitud de Diego a sus amigos de publicar una edición comentada, a la manera clásica, de su fábula. (“Sugerí a algunos amigos, entre los de mi edad y entre los más jóvenes que acababan de ser mis discípulos – dice Diego –, que se atrevieran a un comentario estrofa a estrofa y aun verso a verso…”. G. Diego, Versos escogidos, Madrid, Gredos, 1970, pág. 67). Es justamente G. Diego, quien en el Homenaje a la memoria de Moñino, hace la primera y única llamada de atención hasta ahora sobre nuestro texto (G. Diego, “Pasión y muerte del arquitecto. Un enigma bibliográfico”, en Homenaje a la memoria de D. Antonio Rodríguez Moñino, Madrid, Castalia, 1975. Artículo de indispensable consulta al que nos referíamos anteriormente). Durante su convivencia en el Instituto “Velázquez”, Diego comunicó a Moñino su proyecto de una edición comentada de la fábula. De la favorable reacción de don Antonio sabemos por el mismo Diego: “se ofreció inmediatamente – vuelvo a 1933 – a editarme el poema con los comentarios o glosas y me animó a que los escribiese yo mismo” (Homenaje…, pág. 226). En el verano de 1934 Moñino escribe el poema. Las causas desencadenantes resultan convincentes tras lo expuesto, pero por sí solas no explican el nacimiento de Pasión y muerte. Para haber llevado a feliz término dicho “canto paralelo” debemos reconocer 7


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