Cuentos para el andén nº19

Page 14

andéntres

La noche de las ranas Pedro Ugarte

ERA una madrugada de octubre y, teniendo mucha prisa por llegar a casa, conducía muy despacio: había llegado a esa edad en que la vida se ha convertido en un bien precioso, protegido con madura y sabia avaricia. Los faros del coche iban desvelando con su haz de luz, metro a metro, el asfalto de la autopista. Había unas curiosas manchas sobre la carretera, una especie de archipiélago de pequeños emplastos adheridos. Algunas de aquellas formaciones de materia se movían. ¿Sería el viento? No, no lo era: tardé algunos minutos en comprenderlo todo. Eran ranas, cientos de irresponsables ranas tratando de cruzar la autopista a base de saltos insignificantes vagando de un lado a otro, resueltas o aturdidas. Me pregunté si aquella extraña migración ocurría todas las noches, o si era una conducta marcada por algún reloj biológico, no sé, una movilización que abarcaba solo el mes de octubre. Quizá las ranas de aquel paraje emprendían su absurda peregrinación precisamente un día al año, un solo día al año, dejando sobre el asfalto el inapreciable tributo de sus vidas.

14


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.