14 - Domingo 9 de septiembre de 2012
INFORMACION GENERAL
Historias de vida urbanas
Juan Carlos Mesa, pr eventualmente “peluquero” y Son 2.015 kilómetros exactamente los que separan a San Martín (Mendoza) con Comodoro Rivadavia. Desde allí, su pueblo natal, partió un día Juan Carlos Mesa; llegando primeramente a Neuquén donde se quedó unos días, pero inalmente hizo bandera en esta ciudad. Muy joven, 17 años por aquel entonces, Juan Carlos aprendió el oicio de peluquero. Hoy… 43 años después, el apodado como “el mendocino” continúa su actividad diariamente como un comodorense más; pero eso no es lo que importa… lo que importa está en las cuatro paredes del local y en las anécdotas
de la peluquería, donde la tijera que corta el cabello es mudo testigo de todo aquello… de tantas personas ilustres y no, que como hace casi medio siglo siguen cortándose el cabello con Juan Carlos Mesa. Como si la historia no fuera ya de por sí diferente, el destino juega una última broma: el entrevistado lleva el mismo nombre de un reconocido humorista cordobés… Juan Carlos Mesa; y es así… con humor resuelto y mirada cómplice que el mendocino saluda a Crónica, sin separarse un segundo, claro, de sus eternos amigos, el peine y la tijera.
_Crónica: ¿Cómo se siente al haber construido una vida entera en Comodoro Rivadavia? _Juan Carlos Mesa: Si hace cuarenta y tres años alguien me hubiese dicho que tendría que cortarle el pelo a toda una ciudad, no sé si habría aceptado, me animo a decir que hubiera arrugado, pero la vida me enseñó que siendo honrado y caminando derecho, todo es posible.
vos caminabas por la senda correcta, todo salía siempre a favor y se te abrían todas las puertas. Nada que ver con el Comodoro de hoy en día.
_C: ¿Cómo era la ciudad y su gente por aquellos tiempos? _J.C.M.: Muy diferente a la realidad y a la gente de hoy. Por entonces y sin caer en el típico cliché, vos podías tener la seguridad en que la gente si te decía algo, había más certezas que dudas. Hoy no pasa lo mismo, si bien aquella gente era otra, me quedo con el inolvidable placer de la generosidad y “la mano” de un amigo comodorense. Que fue quien me ayudó a capacitarme y gracias a eso haber podido formar la vida que tengo hoy, que si tuviera que elegirla de nuevo… lo haría sin dudarlo. Soy un agradecido de todo Comodoro Rivadavia. _C: ¿Cuál considera usted, que sea la anécdota que más lo ha marcado? _J.C.M.: Todas. Porque en realidad no las recuerdo en particular, ¡la gente es la que te marca! Por este sillón de peluquería han pasado personas que realmente vos podías mirarte, como espejos humanos, y luego estaba en vos sacar lo bueno y lo malo. Si
_C: ¿Cómo es el Comodoro de hoy en día? _J.C.M.: Uno tiene defectos y virtudes, pero el secreto es ser honrado. Hoy las virtudes están casi aniquiladas, los defectos potenciados, por si fuera poco y faltare algo… la gente honrada escasea. Ese es el Comodoro actual, por eso tanta delincuencia, tanta violencia, tanto de todo… _C.: ¿Cómo arreglamos la ciudad, o al menos la parte que tiene que ver con la seguridad? _J.C.M.: Sinceramente no sé que decirte, porque sin duda algo me faltaría agregar. Estoy de acuerdo que hay incoherencias en los Códigos y que las leyes deben cambiarse, ser más rápidas y duras. Pero eso sí, cualquier medida que “hoy” se aplique, hay que esperar el resultado de aquí a cincuenta años aproximadamente. El problema es mucho más complejo de lo que parece; no tan sólo la responsabilidad es desde la elaboración o modificación de las leyes, hay que avanzar en la educación, en los medios de comunicación, en los ejemplos de los mayores que tienen actividades públicas o son referente de algo; el entorno y la formación que se da en los senos familiares… allí se construye la fisonomía del adulto del mañana. Para arreglar al mundo hay que arreglar primero al hombre…