HOMILIAS II

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Podemos hacer referencia a una canción popular, que dice: «Con nosotros está y no lo conocemos». Jesús está presente en tantos y tantos hermanos nuestros que han sido marginados, que sufren y no tienen a nadie que “quiera verlos”. En su encíclica Dios es Amor, dice el Papa Benedicto XVI: «El amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial». Así pues, Jesús te está esperando, con los brazos abiertos te recibe en ambas situaciones. ¡Acércate!

Viernes, 24/09/ ¿Quién dice que soy? Para poder vivir verdaderamente el seguimiento a Jesús hay que reconocerlos sin dudas. En época de crisis religiosa conviene distinguir entre duda religiosa e indiferencia. Llegar a creer supone haber superado la duda. Mantenerse indiferente ante la cuestión religiosa es eludir el sentido último de la vida y deshumanizar la existencia. El escepticismo es una enfermedad de la inteligencia que impide buscar la verdad con decisión. Y es una enfermedad de la voluntad que no quiere tomar una postura responsable. La duda ¿deriva de una búsqueda sincera o de huir de una vida comprometida?. Eso funciona también para lo que esperamos de Dios. Si no tenemos claro quién es Jesús para nosotros, jamás podríamos realizarnos por la fe. Porque nos aferramos en lo que dijo el obispo tal, el padre tal, pero, hoy, Jesús quiere saber de nosotros mismos, Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? ¿De quién depende? Es igualito con nuestros pecados; ¿Deseas superar tus defectos?, acercarte a Dios … pero es indispensable tu voluntad de querer cambiar, acompañada de acciones concretas. ¿Quieres identificar a Jesús en tu vida?, ¡mira tus acciones concretas como cristiano! Un hombre fue a confesarse con un sacerdote y le pidió que intercediera a Dios por él para ver si así dejaba sus pecados y su mala vida. El sacerdote así se lo prometió y así lo hizo. Mas como al cabo de algún tiempo no paraba de quejarse de que seguía pecando y no le eran de provecho alguno aquellas oraciones, el sacerdote le dijo: -Ven y ayúdame a levantar aquel costal de trigo que se le ha caído a esa mula. Cogió el hombre por un lado y el sacerdote por otro, y cuanto más tiraba el pecador para arriba, más tiraba el sacerdote para abajo: -¿Cómo lo vamos a levantar de esta manera? preguntó el hombre. -Pues igual que haces tú -respondió el sacerdote: cuando pido a Dios que te levante de tus pecados, tú sigues tirando hacia abajo: Nuestra voluntad de querer cambiar es determinante en el proceso de santificación. Tu voluntad se ve robustecida con la oración y los sacramentos. Estas armaduras te protegen más eficientemente en este medio en que vivimos. ¡Vívelos para poder tener VIDA verdadera! Sábado, 25 de septiembre de 2010 Este evangelio de hoy vuelve a la misma actitud de Pedro, cuando dice que nunca te pase nada de eso, maestro: y Jesús lo dice para alejarse de él, como satanás. En este evangelio de hoy es muy claro; a los discípulos les costaba muncho comprender a Jesús, en su radicalidad. Aquí se nos presentan: la dimensión profética de Jesús: allí ya está la decisión de morir, por nosotros. Al fin y al cabo, somos como los discípulos, «ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto» (Lc 9,45). Una de las claves de la sabiduría cristiana es el reconocimiento de la grandeza y de la inmensidad del Amor de Dios, al mismo tiempo que admitimos nuestra pequeñez y la bajeza de nuestro pecado. ¡Somos tan tardos en entenderlo! El día que descubramos que tenemos el Amor de Dios tan al alcance, aquel día diremos como san Agustín, con lágrimas de Amor: «¡Tarde te amé, Dios mío!». Aquel día puede ser hoy. Puede ser mañana. 34


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