CRECIENTE Nº 03

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los padres y madres

Plantas en nuestras ciudades. Consecuencias Papá, ¿por qué este árbol lo han partido por la mitad? Ayer pasamos por aquí y estaba muy bonito. No lo sé, hija mía. Me da especialmente pena verlo así. Además, mira ese otro, le han hecho cortes en el tronco para poner un nombre. ¿Quizás las personas que hacen esto deberían vivir en un lugar donde no hubiera ningún árbol que “romper”, ni plantas ni flores que pisotear? (Esta pregunta me dejó pensativo unos instantes. ¿Cómo serían los pueblos y ciudades sin parques, jardines o árboles en nuestras calles? O mejor ¿como sería Huesca sin nada de esto?) Estoy seguro, hija, de que las personas que hacen actos vandálicos no se plantean nada de esto, es más, no se plantean ninguna de las consecuencias que pueden llegar a tener sus actos. No he entendido muy bien lo que me has querido decir. Pues mira. Tú, Nerea… ¿cuántos años tienes? 8, papá. Lo sabes bien. Vale. Quiero decirte que el árbol que han partido fui yo quien lo plantó hace unos 10 ó 12 años, no me acuerdo bien. Imagínate, estaba plantado aquí algunos años antes de que tú nacieras. ¿Tantos añooos? Y eso no es nada. Hay árboles en la naturaleza que pueden llegar a vivir algunos centenares de años. Lo que ocurre es que algunas especies crecen muy lentamente y a veces no nos damos cuenta de la edad que pueden llegar a tener. Además, los árboles dan sombra y frescor en verano, anidan en ellos los pájaros que tanto nos alegran con sus cantos, hacen más bonitas las

calles, plazas y parques con los colores de sus hojas, purifican el aire que respiramos, las flores nos alegran la vista y el ánimo con su colorido… Hay tantas cosa beneficiosas de las plantas. Ah, y no solo eso. No olvides nunca que los árboles y plantas también son seres vivos, como tú y como yo. Pues sí que es verdad que son beneficiosos. Pero, ¿que yo soy como un árbol? En esencia, sí. Los dos respiráis, los dos crecéis, los dos os reproduciréis y los dos dais vida y felicidad a mucha gente.

Un juego un poco raro ¿no? Pero quiero empezar yo. Consecuencia 1: desaparecen los árboles de la calle de nuestro Cole. Bueno, parece que has entendido bien el juego. Sigo yo. Consecuencia 2: desaparece poco a poco el hermoso Parque de Miguel Servet. Me toca. Consecuencia 3: se mueren todos los plataneros de la calle del Parque.

Nunca lo había pensado así.

Ahora voy yo. Consecuencia 4: desaparece el Parque Universidad y las riberas del Isuela.

(risas) Los que dañan las plantas tampoco.

Oye, papá. Quisiera dejar de jugar a este juego. Me estoy poniendo algo triste.

Sí, pero yo nunca le he hecho mal a nadie.

Lo siento, pequeña. Ya lo dejamos. Pero debes sentirte orgullosa por esa sensibilidad que estás demostrando y el respeto que tienes hacia todas las cosas que te rodean. Ojalá alguna de esas personas que en algún momento de su vida han producido daños a las plantas, lean este escrito y piensen cómo quedaría nuestra ciudad totalmente desolada de plantas.

Lo sé, Nerea, lo sé. Pero oye, como todavía tenemos tiempo hasta que salga tu hermana, vamos a jugar. Vale. ¿Cuál es el juego? Lo voy a llamar… “El Juego De Las Consecuencias”. Mira, esto trata de lo siguiente: estamos en una ciudad, vamos a pensar en Huesca, donde no hubiera dinero para comprar plantas, ni jardineros que plantarlas y solo tenemos las que ya se encuentran plantadas. Por tanto, la gente debería cuidarlas muy bien. Pero como en todo juego o historia existen un@s chic@s malign@s que van destrozando lasplantas, flores y árboles que se ponen a su paso.

Mira, papá. Ya viene tata. Vamos Nere, corramos a darle un beso.

Juan José Moreno Rodríguez

¿Y de qué va el juego entonces? Pues mira. Es un juego en el que en realidad todos perdemos. No hay ganadores. Iremos diciendo por turnos, consecuencia 1 y el nombre de un parque o jardín desaparecido por estas malvadas personas y así sucesivamente.

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