DOS MIL AÑOS DEL BALNEARIO DE LUGO. BLOQUE 2

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La construcción de la muralla introduce nuevos cambios en la fisonomía de la ciudad derivados de la nueva traza impuesta por este bastión defensivo (Fig. 9). Su planta, de forma curva, ligeramente rectangular, con esquinas redondeadas y torres a corta distancia unas de otras estaría motivada por la necesidad de adaptarse a la topografía del lugar. Estas exigencias de orden topográfico suponen una modificación del urbanismo anterior ya que, bien por razones de índole constructiva o por la prioridad dada a su edificación sobre cualquier otra necesidad que tuviese la ciudad, algunos edificios quedaron cortados en su decurso, dejando de lado amplias zonas edificadas en el sector SO de la urbe y ganando, por lo contrario, una estrecha franja situada a septentrión, antes no incluida en el ámbito urbano. Los cambios se producen principalmente en relación con las infraestructuras públicas, con la desaparición o reducción del ancho de algunas calles, la anexión de los espacios porticados por parte de las nuevas edificaciones y, fundamentalmente, por la creación de nuevos colectores en forma de cloacas abovedadas que, ahora sí, discurren bajo el eje de las calzadas. De igual modo, este nuevo resurgimiento urbano se traduce en las remodelaciones realizadas en las grandes edificaciones privadas o domus de la ciudad, algunas de las cuales, como la “Casa de Océano”, se dotan de estancias pavimentadas con mosaicos, pinturas murales y baños privados (González 2005). El último episodio en el devenir histórico del Balneario y la urbe romana se produce en el transcurso de la quinta centuria. Las instalaciones del Balneario mantienen su uso probablemente hasta los lustros finales del siglo IV o inicios del V d.C., momento en el que se produce el abandono de las instalaciones principales10, aunque no de las aguas. El punto de inflexión lo marcaría, con toda seguridad, el período de inestabilidad que sigue a la ocupación de la Gallaecia por los vándalos en el año 411 y que alcanza su cénit con la conquista de la ciudad por los Suevos el día de Pascua del año 460, como bien nos relata un testimonio excepcional de aquellos acontecimientos, Hydacio de Chaves. El siglo V d.C. marcará por tanto significativamente un punto de inflexión en el proceso histórico del Balneario y de la ciudad, con la progresiva adecuación de este territorio a un nuevo contexto político, social, económico y religioso que, con el trasfondo de la caída del Imperio Romano de Occidente, dejará atrás progresivamente la configuración de las antiguas provincias hispanas, para em10 Cronología asignada igualmente a la destrucción de las aras votivas y la colmatación barcarse en un periodo de transición hacia de la piscina exterior (Hervés y Meijide 2000:189). la Alta Edad Media. Enrique González Fernández y Silvia González Soutelo | 137


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