Las mujeres de mi familia guardan el cabello que se cortan en un cesto de trenzas. Es una tradición antigua, ya no se sabe quién la inició. Mechones, bucles, pelo suelto, cobrizo, rubio o ceniza. Temo que los roben las urracas o que lleguen a manos de una bruja. Si viene no le abras la puerta. Y si abres, no la dejes pasar. Y si la dejas, no le des ni sal ni pan. Todo lo que haya tocado lo convertirá en su elemento, advierte la abuela.
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