concienciA indigo

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Una mirada desde el Zen Diego Jaramillo (Do-Shu) Director del Centro de Desarrollo Integral del Ecuador y monje Zen ¿Cuál es el principio que debe regir nuestra conducta con respecto a los niños Índigo? A un niño Índigo no le puedes mentir. Si yo quiero trabajar con un niño Índigo, entonces tengo que ser verdadero. Mi esencia tiene que ser verdadera. ¿Entonces, como adulto, por dónde empieza el trabajo? El trabajo empieza por uno mismo. El trabajo empieza siendo uno mismo. ¿Cómo podemos lograr ser uno mismo? Nosotros tenemos que ser nosotros mismos, tenemos que oír a nuestro maestro interior. Despertar a nuestro maestro interior. Eso ha dicho Buda, Jesús y todos los maestros. Hay que vivir la experiencia. ¿En qué consiste el trabajo de estos niños y su mensaje? Consiste en estar libre. Nosotros somos los que tenemos que aprender de los niños. Tenemos que observar el mensaje que hay en ellos y darles la posibilidad, la atmósfera para expresarse. Para mí, son niños normales. Los “anormales” somos nosotros. El mensaje es “ser nuestra propia naturaleza”. Nada más. Más allá del misterio y de la magia, siendo, trascendiendo. Los niños Índigo no tienen esquema, o hacen que el esquema esté al servicio de ellos, y no ellos al servicio del esquema. ¿Estos niños no tienen prejuicios? Claro, y por eso son Índigo. Son seres que de alguna manera han recibido la naturalidad directamente. La rebeldía de ellos significa que quieren ser ellos mismo, y la sociedad no les permite. ¿Estos niños significan un salto quántico para la humanidad? Una parte de este salto consiste en que estos seres se encarnan. Son seres del aquí y el ahora, multidimensionales. Hay un montón de otras dimensiones. Hay una infinidad de dimensiones. Estamos en constante transformación y estamos negando nuestra transformación. Estos niños manejan varias dimensiones. En el Zen, todo es una sola realidad. Hay que sentir con todas tus células, ¡aquí está tu verdadera verdad! Un niño Índigo tiene un conocimiento que es intuitivo. Es un ser que está en el cuerpo universal. Estos niños son como “una aceleración” o como “enzimas digestivas” que permiten dirigir las porquerías que tenemos. ¿Cuáles son las herramientas para crecer mejor con estos niños? La mejor herramienta es la meditación, la verdadera meditación. Todos los ríos van al mar. El verdadero cauce es la meditación, todas las meditaciones llegan al mar, cualquiera sea su religión. Y por supuesto que los niños pueden meditar.

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