Revista COSAS - Edición 574

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gente de hoy Alessandra de Osma, con un vestido de Luisa Beccaria, y el príncipe Christian de Hannover llegan a la fiesta.

Las islas Borromeas pertenecen a la familia de la novia desde el siglo XVI.

Los invitados se movieron de isla en isla para seguirles los pasos a los novios.

hijo de Ernst y, por lo tanto, medio hermano de Alexandra. Él es muy unido al novio, ya que se criaron juntos, como hermanos, desde que Ernst se casó con Carolina de Mónaco. Luego de la ceremonia, se trasladaron al Hotel de París, el más elegante de Montecarlo. En su salón más imponente, se organizó una breve recepción, donde saludaron a los novios. Luego abordaron un trencito que los llevó a un almuerzo donde el código de vestimenta fueron los trajes típicos de los lugares de origen de los invitados. La siguiente celebración fue en la nueva discoteca de Mónaco, donde, acorde con el espíritu lúdico de los Casiraghi, los invitados fueron recibidos por enanos. La fiesta estuvo desprovista de toda solemnidad y rayó en las fiestas paganas romanas: la gente podía beber vodka directamente de esculturas de hielo. La fiesta siguió hasta el domingo. Pocas horas tuvieron los invitados para ponerse atuendos caribeños y asistir a un brunch con estilo playero sport, siempre bajo la mayor privacidad posible. Además, casi nadie posteó en las redes sociales. Aunque la excepción fue la diseñadora Marta Ferri –casada con Carlo Ludovico Borromeo, el hermano de Beatrice–, quien publicó en Instagram una foto junto a su cuñada, quien llevaba un vestido verde con frutas de colores que la propia Marta había creado para ella.

Tras el desembarco, más de cincuenta actores que representaban escenas de la vida medieval recibieron a los invitados.

LA DOLCE VITA Una semana después, familiares y –ahora sí– un gran número de amigos, viajaron a Italia para la boda religiosa. Más precisamente a las islas Borromeas (tres islas pequeñas y dos islotes), que casi en su totalidad pertenecen al padre de Beatrice, Carlo Ferdinando Borromeo, Conde de Arona. Este conde de 80 años tiene una historia apasionante. En 1974 se casó con la modelo alemana Marion Zota, con la que tuvo dos hijas, Isabella y Lavinia. Sin embargo, en un desvarío de amor, se enamoró de la condesa Paola Marzotto y, de ese intenso romance, nació Carlo Ludovico. Pero, como el conde seguía indeciso, decidió volver con su mujer oficial, y Marion lo recibió feliz, así que tuvieron a su tercera hija, Matilda. Todo estaba 8


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