Cusco

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28 de Julio de 1649. Obligación Juan Ramírez Carros a la fábrica de la Iglesia Mayor. […] mil y cien fanegas de cal bien medidas […] a razón las cien mil fanegas de ella de cuatro reales cada uno, que montan quinientos pesos corrientes […] las otras cien fanegas de cal que van a decir al cumplimiento de las dichas mil y cien fanegas las doy de limosna […]. En ADC. Esc. Juan Flores de Bastidas. Prot. 92. ff. 468.

Anexo documental n.º 5 Sobre la conclusión de la Iglesia Debiose lo principal de su fábrica y el último complemento a la fervorosa [y] activa aplicación del ilustrísimo señor doctor don Juan Alonso Ocón, obispo de esta diócesis y arzobispo de la Plata, según es notorio y consta del tercer libro de Cabildo, donde a fojas 189 está una acta de 30 de julio de 1654 del tenor siguiente: “Propuso el señor deán, diciendo, que como era notorio al Cabildo, estaba próxima la translación de la iglesia vieja de la catedral a la nueva, que había de ser a los catorce de agosto primero de este año [(sic)], con solemne procesión por ambas plazas, llevando al Señor y sagradas imágenes con toda demostración de alegría y regocijo, y colocar al Señor en su sagrario y sagradas imágenes en sus capillas y retablos y para ello se iba disponiendo lo necesario, y el Cabildo secular y gremios del común estaban dispuestos y preparadas diversas invenciones de fuegos, máscaras, fiestas militares y otras muchas demostraciones de alegrías por haberse servido Nuestro Señor que la fábrica e iglesia nueva de la catedral de esta ciudad se

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31 de Agosto de 1649. Concierto y obligación El Licenciado Lazaro de Valencia con el Bachiller Diego Arias de la Cerda para hacer ladrillos. En ADC. Esc. Juan Flores de Bastidas. Prot. 92. ff. 533v.

TESOROS DE LA

29 de Julio de 1649. Carta de pago Lorenzo Marín al Bachiller Diego Arias. […] Diego Arias de la Cerda, haber recibido del dicho Lorenzo Marín, seis mil ladrillos compra-dos para la dicha fábrica a razón de treinta y seis pesos el millar que montan doscientos diesiseis pesos […]. En ADC Esc. Juan Flores de Bastidas. Prot. 92. ff. 518.

hubiera acabado en toda perfección, por medio del trabajo y cuidado incansable que el ilustrísimo reverendísimo señor doctor don Juan Alonso Ocón, obispo que fue de esta ciudad y de presente arzobispo de la Plata, había puesto, solicitando por su persona con cartas y amonestaciones saludables de sus ovejas moviéndolas a que diesen y ofreciesen limosnas considerables para la prosecución de la obra, como las dieron en gran suma. Demás de esto solicitó, con los señores virreyes de este reyno, que con sus informes concediese su Majestad, que Dios guarde, como de hecho concedió, arbitrios, que por seis años continuos se diesen ciento y cincuenta mil ducados pagados por tercias partes una su Majestad de sus Reales Cajas de esta ciudad, otra los encomenderos, y la tercera los indios de este obispado pagando un tomín cada uno. Y con estos efectos y los de dichas limosnas, que llegaron a más de ochenta mil pesos que juntó con su mucho cuidado y santo celo, comenzó a reedificar la dicha iglesia nueva por el año pasado de seiscientos cuarentaicinco y se concluyó en este presente de cincuenta y cuatro, habiéndose comenzado esta obra por otros señores obispos, mas había de cincuenta años (eran más de noventa) y muchos que paraba, si ponerse piedra en la obra y por esta obra, que así se ha acabado, por su mucha industria y trabajo, tan insigne, de tres naves, toda de cantería, cual se ve de las mejores que se conocen en este orbe, por tan gran beneficio, etc.”. Y luego determinaron se cantase una misa todos los años en el día de San Juan por dicho señor obispo. A cuyo piadoso empeño no poco coadyuvó la eficaz vigilancia del doctor don Diego Arias de la Cerda, prebendado de esta iglesia, obrero mayor en ella, nombrado por provisión del marqués de Mancera de 29 de Febrero de 1648, quien con su efectiva personal asistencia y económica distribución de las expensas de su cargo, satisfizo al común deseo, dando dichoso fin a la obra y adornándola con almenas, baluartes, puertas, sillerías y tronos del coro, púlpito, ambones, sacristía y demás oficinas que eternizan su memoria. Fray Diego de Mendoza en su Chrónica de la provincia de San Antonio de [los] Charcas, libro 1, capítulo 4, dice lo siguiente, hablando de esta iglesia: “Es toda de piedra de sillería con primor labrada de cinco naves, cubiertas de bóvedas, y arquería, con sus capillas hornacinas de lo mismo. Digna de perpetua memoria fue la ejemplar acción de toda aquella ciudad al estreno de aquella iglesia que para haberla de limpiar de tantos años que duró la fábrica, comenzó el Cabildo eclesiástico a sacar la tierra en esportillas de


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