Cuentos para leer en el ascensor
MISERICORDIA
La mujer se acercó un poco más y leyó el mensaje -Es triste pedir pero mas triste es rovar- que el mendigo mostraba a sus pies en un cartón. La mujer se agachó, se llevó la mano al bolsillo y con un gesto de determinación en los labios enmendó la falta ortográfica con un rotulador verde. ¿Eso es... todo? –preguntó, desconcertado, el mendigo. Les das la mano y te cogen el brazo... –farfulló la mujer y añadió al cartel la tilde que faltaba.