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También tuve la oportunidad de estar a cargo de la Dirección de Derechos, específicamente en Migración, tratando todos estos temas tan sensibles para la sociedad. ¿Usted participó en el concurso para notarios organizado por el Consejo de la Judicatura? Cuéntenos cómo fue su experiencia. Tres mil profesionales asistieron al concurso para jueces y notarios, en mayo de 2013; 817 postulantes dieron las pruebas prácticas. De ellos, 691 aspirantes llegaron al curso de formación inicial. De este grupo, 370 fueron declarados elegibles, en octubre. El curso de formación fue muy riguroso, muy fuerte y satisfactorio: se estudió y trabajó viernes, sábado y domingo, 120 horas en cuatro semanas. El lugar de concentración fue en las aulas de la Politécnica Nacional. El Consejo de la Judicatura se preocupó por la transparencia total: tanto al inicio como al final había personal vigilando que se cumplieran las horas de capacitación. Además, se firmaba hora de ingreso y de salida. El tiempo de almuerzo eran treinta minutos por reloj. Había personas con discapacidad que participaban con total acceso, respeto y consideración. Se estudiaba desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche. Muy fuerte. Nos capacitaron en varias materias: Ley Notarial, Derecho Civil, leyes sobre discapacidad, procedimiento civil, charlas adicionales sobre temas financieros, súper importantes para el notario, porque es tanto el representante legal de la notaría como su administrador. Al final nos dieron un listado de más de mil preguntas a desarrollar en 48 horas. Era bastante difícil responderlas de una en una en tan poco tiempo, pero ese fue el reto. Luego, en el examen nos aplicaron dos preguntas, a diez minutos por pregunta. Las mismas que fueron sorteadas a través de un sistema computarizado. Cada participante tenía un examen distinto. Había una
CEN TR A L
filmadora que registraba el desarrollo de la prueba ante el tribunal, por si acaso haya cualquier apelación. Transparencia absoluta. Este periodo tan importante para mi carrera profesional sucedió desde septiembre de 2012 hasta diciembre de 2013. ¿Cómo recibió la noticia? Tuve una caída en la oficina y estaba hospitalizada cuando me notificaron que fui seleccionada, así es que el nombramiento me llegó al hospital. La reputación de haber podido superar un proceso tan largo y transparente me ha brindado una satisfacción profesional única. Es la recompensa al sacrificio familiar. ¿Su misión como notaria? Personalizar la atención del notario al ciudadano, a quien le solicita sus servicios. ¿Y la fase de impugnación? Es una etapa que le brinda total transparencia al proceso. Eso habla de que la participación de la ciudadanía es total, porque los nombres de los postulantes pueden ser cuestionados; previamente el Consejo de la Judicatura publica los nombres de los candidatos en la prensa y en la página web del Consejo. ¿Su experiencia en este proceso de formación? Desempolvar conocimientos, y además especializarme en ciertas áreas. También el intercambio de experiencias entre colegas. Es sin duda una escuela de aprendizaje mutuo. Había una simbiosis entre los que postulábamos a los cargos y los que ya eran notarios de carrera. ¿Qué es un notario? Es el asesor del ciudadano, es quien tiene que darle luces. Cuando el notario conoce bien el proceso legal que quiere llevar un ciudadano, puede dar fe pública. Hay que dar tiempo al ciudadano para servirle con eficiencia y calidez.
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