Cultura. Oportunidad de desarrollo

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Cultura urbana en la comunidad

Además de las nuevas viviendas, el concurso permitió colocar en la agenda de las oficinas de arquitectura a nivel mundial, las preocupaciones sobre el desarrollo de la vivienda social, y definir, de forma más acotada, cuáles son los factores que determinan la calidad de un lugar para vivir y, por lo tanto, cuáles de éstos serían más difíciles de mejorar por las familias de escasos recursos. Quinta Monroy se convirtió en el primer proyecto que incoporaba estas interrogantes: una toma histórica en el centro de Iquique, cuya alternativa era la periferia o comunas extra radio, que contemplaba la radicación de 93 familias incluidas en el Programa Chile-Barrio, del Programa Nacional de Superación de la Pobreza. La propuesta que elaboró Elemental implicaba cambiar por completo de punto de vista: “Todos quienes compran una casa esperan que cada día que pasa, valga más. La vivienda social, en un porcentaje inaceptablemente alto, se parece más a comprar un auto que a comprar una casa: cada día que pasa vale menos. El punto de Elemental fue que una vivienda social de calidad era aquella capaz de valorizarse en el tiempo”, señala Alejandro Aravena como uno de sus principios fundamentales de Elemental.

El modelo: media casa Para una familia de escasos recursos, el subsidio a la vivienda es una de las ayudas más importantes que obtendrá del Estado y sólo se percibe por una única vez. Si ese subsidio inicial puede agregar valor en el tiempo, no sólo se convierte en una manera eficiente de garantizar el pago de la deuda hipotecaria (en el caso que exista), sino que puede ser la pieza clave para superar la situación de pobreza. De este modo, una vivienda que aumenta de valor en el tiempo significa también hacer un uso más eficiente de los siempre escasos recursos públicos. Para lograr la valorización de la vivienda social, Elemental identificó un conjunto de variables de diseño arquitectónico que, utilizando los mismos recursos (es decir, sin sacrificar la cantidad de unidades construidas cada año), constituyen la base para que el aumento de valor ocurra.

a. 1 casa chica ≠ ½ casa buena Cuando hay dinero suficiente, ya sea por ahorro personal, crédito hipotecario o subsidio estatal, aunque sea parcial, una familia de clase media opta por una casa del orden de 80 m2. Las familias más pobres no tiene capacidad de ahorro ni son susceptibles de crédito bancario, por tanto dependen de los subsidios fiscales para acceder a la vivienda. Esto conduce a las decisiones económicas de abaratar costos. “La tendencia convencional del mercado que provee las soluciones habitacionales que se financian con fondos públicos, es construir en lugares donde el suelo cueste muy poco, es decir, lejos de los centros urbanos, y hacer la misma casa

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