Voz de Mujer del Bicentenario 2010

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En septiembre de 2009, de cara a la campaña electoral, ComunidadMujer organizó un debate con los candidatos presidenciales para que expusieran su agenda de género. En esa oportunidad presentamos una serie de propuestas, contenidas en el libro “Voz de Mujer 2010. Hacia una cultura de igualdad: propuestas de participación laboral y política para el futuro gobierno”. Este capítulo complementa el contenido de ese libro, adaptando y enfatizando algunos aspectos, que provienen de la contingencia y de los resultados de la Encuesta Voz de Mujer Bicentenario. Los resultados de la Encuesta Voz de Mujer Bicentenario -realizada entre septiembre y noviembre de 2009- ratifican el interés de ComunidadMujer de continuar promoviendo el aumento de la participación de las mujeres en el mundo del trabajo. Más aún luego del terremoto y del tsunami que azotaron el centro y sur del país el 27 de febrero de 2010, lo que impactó también la economía y, por consiguiente, el mundo laboral. En este contexto se presentan aquí algunas propuestas, elaboradas a la luz de los resultados de la Encuesta Voz de Mujer del Bicentenario. XV.1 Reformulación de la política de capacitación laboral La encuesta no sólo muestra un importante interés de las mujeres por acceder a la capacitación, sino un vacío en la oferta hacia los deciles más bajos de la distribución del ingreso. Así, estimamos como imprescindible incrementarla entre aquellos grupos que son los que más necesitan acceder al perfeccionamiento laboral. Es conocido el hecho de que la inversión en esta área va esencialmente dirigida a los que de por sí cuentan con mayor capital humano acumulado, dado que las mayores oportunidades de capacitación llegan

a los deciles superiores, que tienen trabajo formal. Más aún, ocurre que aproximadamente un 80% de la franquicia tributaria SENCE a través de la cual podría capacitarse tanto a hombres como a mujeres, se concentra en empresas grandes con una muy baja cobertura en las firmas de menor tamaño, las cuales congregan el grueso del empleo femenino. Entonces, las mujeres de los deciles de menores ingresos acceden con menor probabilidad a estos recursos. Planteamos entonces la necesidad de redirigir esfuerzos para promover la capacitación directa, sea a través de sistemas de co-pago o de becas totales, que podrían facilitar el acceso a las desocupadas; a las inactivas de los segmentos de menores ingresos; a las ocupadas de pequeñas empresas; a las trabajadoras por cuenta propia o a aquellas que se desempeñan en el servicio doméstico. Sugerimos condicionar esta política a los puntajes de la Ficha de Protección Social, instrumento, a su vez, en actual revisión. De esta manera, se podría dotar a las mujeres más vulnerables de mejores herramientas para su inserción laboral. De igual modo, en las zonas afectadas por el terremoto ha disminuido la oferta de trabajos que usualmente ocupan a mujeres (servicios, gastronomía, atención de turistas y similares). Lo que no sorprende habida cuenta de la importante segregación ocupacional por género que muestra el mercado laboral chileno. De hecho, según nuestra Encuesta Voz de Mujer, más del 70% de las mujeres chilenas está ocupada en actividades vinculadas al comercio y los servicios. Proponemos, entonces, implementar planes de capacitación en oficios o actividades no tradicionalmente femeninos, lo que podría generar oportunidades para mujeres desempleadas tras la catástrofe.


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