Ningún ser humano nació malo ni con un destino hacia la delincuencia. Es la educación la que permite mantener la honradez y al amor por la vida propia y la ajena. Quien vive la disciplina que enseña la escuela respetará los valores de su familia, su vecindario y su propia existencia. Es la falta de una formación humana la que produce el crimen, la violencia y el desorden.
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