El rescate de Miraflores Cuando comenzoó a generalizarse la poó lvora1 para usos militares en el mundo occidental las fortificaciones requirieron ajustarse a los nuevos requerimientos de la defensa. Asíó surgioó lo que en ingenieríóa militar se llama la fortificacioó n abaluartada.2 En Ameó rica la mayor parte de las fortificaciones durante el periodo colonial espanñ ol corresponden a este periodo de la ingenieríóa militar. San Juan de Puerto Rico tiene la suerte magníóficos ejemplos de fortificaciones abaluartadas. Este tipo de fortificaciones comenzaron a popularizarse a partir del siglo 16, pero fue durante los proó ximos dos siglos que alcanzaron sus maó ximas expresiones. En San Juan existieron fortificaciones abaluartadas desde los siglos 16 y 17, pero todas ellas se fueron modificando y modernizando acorde con las circunstancias. Fue durante el siglo 18 que las fortificaciones abaluartadas en San Juan adquirieron sus extraordinarias formas barrocas que perduran hasta hoy díóa y que definen el caraó cter de ciudad murada. Todos os fuertes y murallas fueron disenñ adas y construidas por ingenieros y obreros de gran capacidad teó cnica y artíóstica. No solo es teó cnica el arte de fortificar, tambieó n es un arte. El sistema de fortificacioó n de San Juan fue declarado patrimonio de la Humanidad por la las Naciones Unidas en 1983. Geopolítica y sistemas defensivos En medio de una guerra europea el ejeó rcito ingleó s invadioó y tomoó La Habana en 1762. Para poder recuperar a Cuba, Espanñ a debioó ceder a Inglaterra el territorio de la Florida. Fue a partir de esa derrota que la corona espanñ ola se decidioó a invertir enormes recursos y asignar sus mejores ingenieros para modernizar los sistemas de fortificaciones en el resto del Caribe. Espanñ a temíóa que Inglaterra volviese a tomar otras islas en la regioó n. En La Habana, San Juan y Cartagena de Indias se invirtieron los mayores esfuerzos. Las tres ciudades definieron una geopolíótica triangular en la regioó n. Se convirtieron en plazas de guerra casi inexpugnables en los aó pices de un triaó ngulo imaginario. Para planear el modo de proceder, el mariscal Alejandro O’Reilly fue enviado a San Juan en 1865 y examinoó el estado de situacioó n de las defensas sanjuaneras a la vez que las condiciones de su milicia y en general de la economíóa de la isla. Teníóa oó rdenes de emitir un detallado informe con recomendaciones.
1 Mezcla explosiva de distintas composiciones, originariamente de salitre, azufre y carboó n, que a cierto grado de calor se inflama, desprendiendo bruscamente gran cantidad de gases, que se emplea casi siempre en granos y es el principal agente de la pirotecnia. RAE. 2 Obra de fortificacioó n que sobresale en el encuentro de dos cortinas o lienzos de muralla y se compone de dos caras que forman aó ngulo saliente, dos flancos que las unen al muro y una gola de entrada. RAE 1