CRร NICA DEL TERCER ENCUENTRO
Sรกbado 25 de Abril de 2015
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Un día en Facebook vi una actividad que había tenido lugar unos días antes en el Museo ABC. Parecía una actividad más en relación con el dibujo en cuaderno pero había algo diferente. Los asistentes, por cierto muy numerosos, habían interactuado unos con otros mediante la intervención en los cuadernos de los demás, los cuales habían sido dejados en la mesa para ese fin. También vi que se trataba de la segunda sesión de un colectivo denominado "Club del Cuaderno" y que en breve iban a celebrar su tercera reunión en Madrid. El sábado 25 de abril, fecha memorable por cierto, por la mañana en la librería Artimaña, en el barrio de las Letras. El tiempo era bueno, hacía sol aunque fresco, y yo andaba ese día por Madrid, así que no tenía ninguna excusa para no acercarme a ver de qué iba aquello. Me echaba un poco para atrás el nombre del grupo: Club del Cuaderno. No soy muy amigo de pertenecer a clubs, aunque sea de cuadernos. Como dijo Groucho Marx: "Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo".
Al llegar a la calle Almadén vi un grupito de gente sentados en una mesa en la propia acera de la librería. No eran más de 5 ó 6 pero parece que se divertían con su actividad. Llegué al sitio, les pregunté por la actividad. Me confirmaron que era allí y me invitaron a sentarme y participar. Me presenté y me puse manos a la obra. El ambiente era agradable, distendido, como familiar. El buen tiempo permitía estar en la calle en aquella mañana de sábado. No pasaba casi nadie. Relax. Tan sólo unos obreros que trabajaban en el edificio de enfrente rompían la calma existente, pero no era desagradable su labor. Allí permanecimos un buen rato, no recuerdo cuanto tiempo, charlando, riendo, comentando, dibujando y pasándolo bien hasta que el cielo se empeñó en invitarnos a pasar dentro de la librería. Resultó fácil convencernos con unos nubarrones poco amistosos.
Siguió llegando más gente. Finalmente creo que llegamos a ser 9 ó 10. Y allí permanecimos casi sin darnos cuenta hasta bien pasadas las 2 de la tarde. Más bien las 3. Finalmente nos fuimos despidiendo y con la sensación de haber aprovechado bien la mañana. Yo me marché bastante contento. Con ganas de repetir. Además me llevé un maravilloso retrato que me hizo Miguel. Me fui tan contento que decidí no comerme a nadie. Así somos los reptilianos.
Felipe G. Guadalix
Madrid, Mayo de 2015
2015