Antropología de la acción directiva

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Los pensadores polacos lo dicen así: solidaridad no es la "normalidad". Con esta otra palabra quieren decir que la organización social es imprescindible, y que si se rechaza una forma de organización, es preciso instaurar otra. Solidaridad no era la normalidad; solidaridad, dicen, era una utopía (entendiendo por utopía la aspiración a un ideal social sin saber con qué medios se alcanza. En rigor, solidaridad es la manera extrema de llevar a cabo la salida de la situación: apostar por los intereses ajenos). El modo como se ha salido del totalitarismo en Rusia, que no es el polaco, adopta en Tatiana Góricheva la forma de un desprecio de todo. La única manera de librarnos de la situación, según esta autora, es algo así como una ascética total, cercana al cinismo (recuérdese que el cinismo fue un movimiento fundado por Diógenes, aquel griego que vivía en un tonel y que rechazaba completamente toda forma de cultura, toda construcción humana: el hombre es una naturaleza desnuda. Esta es la formulación griega del cinismo). Tatiana Góricheva entiende que el cinismo es la forma de salir de la situación que conviene en Rusia: el desprecio del mundo. No se trata de un asunto meramente literario, porque esta mujer ha apostado su vida a ello, a quedarse reducida a la pura pobreza humana, haciendo una especie de purga de todo, tanto del prestigio humano que postula el marxismo como del orgullo de occidente; es reducirse al hombre puro y nudo; una postura ambivalente porque puede ser la de San Francisco de Asís, un asceta cristiano, o simple anarquismo que rompe todo vínculo social porque se piensa que dichos vínculos no son naturales y que la cultura humana debe humillarse (en El Idiota de Dostoievski también hay un personaje que refleja esta postura). Solidaridad no es, obviamente, el cinismo de Góricheva, pero, de cualquier modo, ambos coinciden en no ser sostenibles a la larga. Por eso dicen los polacos que solidaridad no es la normalidad. No hay más remedio que establecer límites, pensar en una nueva organización. En cuanto se piensa en una nueva organización aparece el problema de las atribuciones: cada uno tiene su puesto en ella y ha de funcionar de acuerdo con unos cometidos. Sin embargo, al estudiar cómo ciertas personas han concienciado lo que llaman situación y cómo han querido salir de ella, nos encontramos con muchos asuntos pensados en otras épocas y por distintos autores, lo cual indica que ello no obedece a una curiosa o extraña característica de los eslavos o de gente con reacciones muy emotivas. No es así. Solidaridad responde a la condición humana, y, por tanto, nos interpela también a nosotros. Los autores polacos dicen que solidaridad fue un momento brillante de su existencia. Fueron generosos, y así eliminaron el miedo interior con lo cual la situación se derrumba. Es curioso que eso no ha pasado del mismo modo en otros países del Este. Exceptuando Rumania, en ellos la situación se ha hundido por implosión. Pragmáticamente, el régimen totalitario se ha mostrado inviable, es decir, una forma de organización sumamente defectuosa. Según parece, los países occidentales están mejor organizados. Con todo, hay que preguntar si su organización es mejorable. Si lo es, hay que reconocer que el miedo y la mentira no han sido suficientemente desterrados en ellos. Tenemos pues: la situación, solidaridad y la normalidad. ¿En qué consiste la normalidad? No lo saben. ¿La normalidad es simplemente adaptarse a la organización 19


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