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CIUDAD CCS / SÁBADO 22 DE AGOSTO DE 2009
Créditos para los sectores populares josé gregorio piña
LETRA SUELTA
Una maravillosa noticia terrorista CAROLA CHÁVEZ Como vivimos en medio de una guerra mediática y nos pasamos la mayor parte del tiempo desarmando un interminable chaparrón de mentiras; a veces, tantas veces, las grandes noticias, las mejores noticias, nos pasan entre los pies y se terminan escondiendo bajo una mesa donde nadie las ve. Noticias que los grandes medios prefieren evitar y que en los nuestros son desplazadas por el acoso imperial, el uribismo servil y rastreo, las marchitas de cuatro gatos, siempre furibundos, oponiéndose otra vez a otra ley que no han leído y que no van a leer jamás. Así se nos van los noticieros, programas de opinión y toditas las páginas de los periódicos, incluso se me va este artículo con el que quiero celebrar una noticia maravillosa: salvan de la muerte a más de 3.500 niños. Pues sí, mi estimado lector: ¿verdad que es impactante el titular?, ¿cómo es posible que nadie lo haya publicado en primera plana? Es que no les conviene informar que el mismo gobierno que intentan tumbar a punta de mentiras construyó el Hospital Cardiológico Infantil donde, para colmo, han operado de manera gratuita a más de tres mil quinientos niños que estaban condenados a mal vivir o a morir antes de que pudieran convertirse en cualquiera de las cosas que quieren ser los niños cuando sean grandes. Ni locos admitirían que la directora de tan salvador hospital es una brillante doctora venezolana, una muchacha que fue al colegio con los hijos de las más fervientes caceroleras, compañera de clases de esos doctores que escogieron exportarse a donde se cura en dólares y se puede vivir como ‘‘debe vivir un doctor’’. A estas alturas sería una crueldad decirles que el petrodictador pensó, entre tantas otras cosas, en los corazones enfermos de los niños pobres. Esto podría tener consecuencias desgarradoras en sus ya atormentadas mentes. La verdad los haría sentir mezquinos, tal vez. Imaginen la vergüenza de descubrirse caceroleando a favor del libre mercado y contra el gobierno que se dedica a salvar niños que antes morían por pobres. Los medios opositores callan -¿piadosos?- , pero yo, terrorista mediática, me muero por decirle a mis caceroleros que estas cosas extraordinarias pasan cada día en Venezuela. Que sigan marchando en retroceso, o a contracorriente, si no les da pena, que nosotros seguiremos avanzando, imparables, hacia la Venezuela que ellos nunca tuvieron el coraje de soñar.
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signatura pendiente para el Sistema Financiero Nacional, y muy especialmente para el Sistema Financiero Público. No hay suficiente concesión de microcréditos, pequeñas sumas para las entidades financieras, pero grandes ante la necesidad de afrontar gastos urgentes o acometer pequeños emprendimientos entre los sectores populares. El camino lo muestra el Banco Grameen fundado en Bangladesh en 1976 por Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz de 2006. En Caracas la importancia y necesidad de tales créditos es indudable. En nuestros barrios, mayormente favorables al proceso revolucionario, se requiere un mayor apoyo financiero por parte de nuestro Sistema Financiero Público, no bajo la forma de dádivas, sino bajo créditos productivos o de apoyo, recuperables en términos y tasas preferenciales. Es una verdad innegable que el Sistema Financiero Público tiene un bajo nivel de intermediación financiera, el porcentaje de los depósitos que dedica a la concesión de créditos es insuficiente para cubrir esas necesidades que sí están presentes, pero no están sien-
do atendidas. Más aún, en nuestra ciudad en pleno siglo XXI, con los indudables avances que ha propiciado el proceso revolucionario, todavía hay una buen número de nuestra población urbana que no está bancarizada, que no tiene relación activa con el sistema bancario, o apenas tiene una cuenta de ahorros que le han abierto de manera forzosa para recibir pensiones u otras ayudas, y hasta ahí. Es ese el campo abierto para el necesario aumento de la intermediación bancaria de nuestros entes públicos; esa población no bancarizada que acude a satisfacer malamente sus necesidades crediticias con los conocidos usureros del barrio y, más recientemente, con paramilitares extranjeros, lo cual es peor porque éstos han tomado ese desatendido nicho de la demanda para propósitos de desestabilización política, cobrando sus intereses no con dinero, sino muchas veces con acciones dirigidas por ellos. De allí que el reto en nuestra ciudad es que ese Sistema Financiero Público no se quede en las oficinas esperando a los clientes, a la manera de la banca tradicional, sino que salga a subir cerros y bajar quebradas a buscar esos clientes, a captarlos, demostrándoles las ventajas de una relación bancaria formal, y, por sobre todo, alineada con las políticas públicas para nuestra querida Caracas.
Revolución en Caracas NISO REBOLLEDO nisohumorpolitico@hotmail.com
La virtud de ser Caracas el lugar de asiento de los cinco poderes que conforman el Estado venezolano, obliga tanto a dirigentes como a funcionarios de todo nivel a estar comprometidos con la corresponsabilidad necesaria para hacer de Caracas una ciudad cada día más humana, agradable, segura, limpia y habitable. Las caravanas de autos de algunos funcionarios paranoicos en los que sus vidas corren peligro, acompañados del comportamiento nada cívico de sus escoltas motorizados, contribuyen junto a los problemas casi tradicionales como el hecho de confundir el término revolución con apropiación de los lugares públicos y privados, a que nuestra Caracas sea vista por el resto de los habitantes como icono de congestionamiento donde reina la anarquía. Es sólo cuestión de cultura, porque basta sentarse en la Plaza Bolivar, visitar el museo que está al lado de la catedral, caminar por la Casa del Libertador pensando en todos los espacios abandonados que pudieran ser recuperados a lo largo y ancho de nuestra querida Caracas, junto a una campaña de concienciación constante con la participación de todos los medios de comunicación y organismos públicos de toda índole para el rescate inmediato y no dejar todo en manos de la Alcaldía del Municipio Libertador.
Las causas OSLY HERNÁNDEZ ESTUDIANTE
La actual situación que vivimos en Caracas posee varias explicaciones, pero como herederas del marxismo (¡guajaja! Sí, del monstruo come niños), asumiremos primero las causas históricas. Éstas identifican las relaciones de poder en un momento dado, que determinan las formas de organización del proceso productivo y de la sociedad en general. Desde la disolución de la Gran Colombia hasta 1999, pasamos por dos grupos hegemónicos: de los caudillos nacionalistas entreguistas a los pequeñoburgueses apátridas, aún más entreguistas. Los primeros se caracterizan por la política de pactos económicos con las potencias extranjeras para el “desarrollo” de la economía rural local. Eran los tiempos en que la vaca Mariposa del Tío Simón se bañaba bajo la lluvia de café, batatas y fresas de Juan Luis Guerra (y por supuesto, su 4.40). La Caracas de ese tiempo tenía 700 mil habitantes. Con las crisis económicas de principio de los noventa, los precios
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de la agricultura se van al suelo, por lo que se inicia la fase de explotación y monoproducción del oro negro, donde entra al ruedo el segundo grupo: el Pacto de Puntofijo, quienes inspiran al Desorden Público a componer “tetero de petróleo”, como síntesis del crecimiento de nuestro “círculo vicioso”. El pacto asume de “a” a la “z” la receta neoliberal que incluía la entrega absoluta de los recursos energéticos y la reducción de inversión en el “gasto público” para darle paso a la privatización. Caracas se hizo la cuna de las contradicciones: por un lado, el pueblo humilde, desplazado del campo, mayoría y en crecimiento vertiginoso, empobrecido, humillado y sin acceso a servicios ni justicia, se encuentra a diario con la opulencia de quien se cree rico (parásito de la verdadera riqueza), que recibe con loas los centros comerciales y demás “maravillas” de los nuevos inversionistas extranjeros. Esta relación, que revive la dialéctica a cada bloque, trae varias consecuencias sobre nuestras formas de organización, de relacionarnos, que terminan expresadas en las dificultades de vivienda, inseguridad y acumulación de basura las cuales serán tratadas en la próxima guaracha.
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