110809

Page 13

MARTES 11 DE AGOSTO DE 2009 / CIUDAD CCS

CULTURA

13

“Big Band Jazz tiene sonido venezolano” > El reconocido baterista Andrés Briceño dirige la banda juvenil del Conservatorio Simón Bolívar con la incorporación de ritmos tradicionales los músicos y el director y la idea de estar frente a un gran artista El baterista venezolano de vasta que conserva la humildad se vistrayectoria mundial, Andrés Brice- lumbra. —¿De qué se trata la Simón ño, situó su mirada en el país y visualizó en Barlovento los tambo- Bolívar Big Band Jazz? —Es un proyecto que comenzó res culo'e puya, los cumacos, el mina y los quitaplás; en Carabobo los en 2007. La iniciativa fue del protambores de San Millán; los san- fesor Valdemar Rodríguez, el director del Conservagueos de Cata. Volcó la torio Simón Bolívar; vista hacia el Zulia y se hicimos una unión de topó con los chimbanfuerzas y así nació la gleros, en fin todo un banda. A pesar de teabanico musical con Se verá el ner menos de dos raíces en la cultura tra- equilibrio años se ha convertido dicional venezolana. en el más importante Realizó un ejercicio de esperado durante dentro del movimienintrospección y se preto juvenil. guntó: “¿Por qué no de- 35 años, porque —¿Qué tiene de dicarme a mi música?” el movimiento interesante? Transcurrían los años —La reunión entre ochenta y así lo hizo. orquestal había la música académica Investigó, aprendió y sido muy criticado y popular. Nosotros se apasionó por los sotenemos la sección nidos afrovenezolanos que con éxito adaptó a la batería, de música latina que es la conga, su instrumento. Él fue el primero el timbal y el bongo, además los tambores culo'e puya y los cuen hacerlo. macos. —El jazz ¿música popular? JAZZ A LO VENEZOLANO —Viene de los afrodescenEl baterista Andrés Briceño dirige la banda juvenil Simón Bolívar dientes, de los esclavos que lleBig Band Jazz del Conservatorio garon a Estados Unidos, pero ya Simón Bolívar. Y en ese afán lo en- ha cruzado las fronteras y se ha contramos en el Centro de Acción convertido en universal. NosoSocial por la Música. En la sala do- tros estamos en un periodo de mina la concentración, pero tam- conocerlo para adaptarlo y que bién la risa, el comentario jocoso esta Big Band tenga un sonido y la “echadera” de broma entre venezolano. KLARA AGUILAR VÁSQUEZ CIUDAD CCS

Cultura y ciencia unidas en el Centro Simón Rodríguez > Ayer el ministro de Ciencia y Tecnología e Industrias Ligeras, Jesee Chacón, abrió el espacio KAV CIUDAD CCS

Margarita Rojas, tiene ocho años de edad. Ayer miraba con atención el audiovisual exhibido en la plaza Pueblos y Saberes, de la esquina El Chorro, titulado: Sismología Histórica de Venezuela, Terremotos de 1967, Prevención Sísmica, Museo Sismológico de Caracas, que proyectó la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis)."Está buenísimo. Disfruto de todas estas cosas", expresó la niña. Era la una de la tarde. La pequeña acompañada de su mamá Sibney Canelón, paseaba por el centro de la ciudad y repentinamente visualizó una exposición. Un telescopio llamó su atención, entonces madre e hija decideiron hacer un alto; el resultado fue el hallazgo del Centro Cultural Simón Rodríguez, que horas antes había sido inaugurado por

el ministro de Ciencia y Tecnología e Industrias Ligeras, Jesse Chacón. Se trata de una iniciativa que nace con la intención de humanizar y rescatar los espacios públicos con la promoción de actividades culturales y científicas: una manera de socializar el conocimiento. Con esa perspectiva el Ministerio diseñó una programación con actividades para el disfrute de la comunidad en general. Hasta el viernes 14 se promoverá la cultura sismológica y los asistentes podrán armar un satélite y mirar las estrellas a través de enormes telescopios. La semana del 17 hasta el 21será dedicada a la danza: el tango, la salsa casino, el merengue dominicano y las tradionales venezolanas estarán en escena. El cierre será el próximo 28 con un concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar.

El famoso percusionista apuesta por la difusión de la música tradicIonal. FOTO LEILA SAAB

Biografíamínima Andrés Briceño nacido en Caracas y criado en El Sombrero, estado Guárico. L a influencia de su padre Napoleón Baltodano, un trompetista nicaragüense que estuvo en el ejército del general Augusto Sandino, fue determinante para su carrera musical. Ha compartido escenarios con artistas como el trompetistas Arturo Sandoval y el vibrafonista Alfredo Naranjo; también con cantantes como Oscar D'León, Cheo Feliciano, Pablo Milanés y Lilia Vera.

—¿Hacia dónde se encamina el proyecto? —Se inició como un proyecto interno del Conservatorio Simón Bolívar y ahora solicité que éste llegue a las comunidades. —¿Qué respuesta recibió? Tuve una reunión con el profesor Valdemar Rodríguez y el maestro José Antonio Abreu confirmó que se llevará a todos los núcleos orquestales, comenzando con unos pilotos: Guarenas, Guatire, Valencia, Montalbán, San Agustín y La

Música en los barrios para combatir el ocio El percusionista Andrés Briceño está convencido de que la música hay que llevarla a las comunidades y a los espacios abiertos. “Es una herramienta para luchar contra la mala fama de la inseguridad, evidentemente la hay, pero no podemos quedarnos de brazos cruzado. Nuestra lucha no es con armas, sino con los instrumentos. Asegura que los barrios más que represión necesitan música y núcleos para estudiarla, no sólo la música académica, el baterista cree que, “muchos jóvenes de los barrios se alejan porque no les gusta la música

Rinconada, porque hay músicos populares en esos movimientos. —¿Por qué es importante replicar la experiencia? —Cuando los niños escuchen este proyecto se van a enamorar de él. Es allí cuando realmente se verá el equilibrio esperado durante 35 años, porque el movimiento orquestal había sido muy criticado; ¡todo era música clásica, una élite! —¿Un logro de la banda? —El Festival de Jazz al Parque en Bogotá; será en septiembre y nues-

clásica, entonces por qué no hacer núcleos donde se pueda hablar de música popular. Por ejemplo, nosotros tenemos en nuestro repertorio música de Tito Rodríguez, de Tito Puente y de Héctor Lavoe. Si a ellos les gusta por qué no llevarlo, no enseñarles a tocar una conga, un timbal y ocupar su tiempo de ocio. Si estuviera eso en mis manos yo lo haría. Más que hacer un edificio elitesco, yo iría a los barrios, haría una habitación donde estén los instrumentos y electricidad para enchufarse; allí haríamos música y seríamos felices todos", sentencia.

tra primera salida internacional; para un proyecto de un año y medio, es un milagro, un tremendo logro. —¿La clave para que ocurra ese milagro? —El amor de los jóvenes por el proyecto, no es académico sino popular. Le han puesto pecho y corazón. Ya esta Big Band tiene un sonido muy personal. —¿Cómo suena? —¡Sonido venezolano! Tú oyes temas de música latina y un cumaco, allí hay un sello venezolano.

HORAPICO>

La avenida Baralt MARÍA VALENTINA ARROYO CIUDAD CCS

Una interminable fila de zapatos, sin orden ni ritmo, pero con mucho apuro, desanda la acera izquierda de la avenida Baralt. Puede ser un instante jubiloso la hora en la que se despide, a diario, el ajetreo de la oficina, los vaivenes del trabajo. Pero las caras de los transeúntes dicen poco de esa felicidad. Hay agobio y cansancio. Pisadas, tropezones, escasas sonrisas. Los carritos por puesto atraviesan la avenida a paso lento. Son muchas las personas que a esta hora, cinco y cuarenta y siete minutos de la tarde, aguardan por subirse en uno de esos autobuses. En algunas paradas, improvisados pregoneros anuncian su llegada mientras cantan su ruta: “Cotiza, ven aquí Cotiza. San José del Ávila. Hospital Vargas”. Los puestos de alquilar teléfonos están llenos. Es momento de cuadrar la noche o anunciar la despedida, seis de la tarde, “chao, me escribes, no sé si tengo saldo, nos llamamos”. Son pocas las pala-

La Baralt es multitud, tráfico y bulla al atardecer. FOTO FERNANDO CAMPOS bras que logran descifrarse porque la avenida Baralt es puro ruido, cornetas desatadas, pitos que sueñan con armonizar el caos. También olor a humo. “¿Esos que están arriba son unos perros?”, le pregunta una mujer a otra, extraña pausa para los detalles. Y sí, son unos perros que pasean por el borde de la azotea del

viejo edificio de la Oficina General de Herencias. Son dieciocho cuadras. Incontables tiendas y almacenes. Antiguos edificios. Gente que contempla el zaperoco del atardecer desde su balcón. Choferes y caminantes que se burlan de los semáforos. Marcha rápida de la multitud. Así pasa la hora pico en la Baralt.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.