A golpe de tecla

Diciembre 2014

nº3

¿Brindamos?

Este mes, entrevistas, artículos de opinión y mucho más.

¡Nos comemos el año!

Equipo de A golpe de tecla: Dirección y edición: Cita Franco.

Columnistas y activos colaboradores: Mercedes Pinto Maldonado, Rafael R. Costa, Mónica Rouanet, Julio G. Castillo, Mercedes Gallego, José Vicente Alfaro, Miguel Angel Moreno, Carmen Villamarín y Manuel Navarro.

Copyright © (2014) (A golpe de tecla) LICENCIA DE USO (a) Visualizar este Sitio Web y todo el material publicado en él mediante el uso de un ordenador o dispositivo móvil a través de un navegador web. (b) Copiar y almacenar una copia de Este Sitio Web o/y de todo el material publicado en él, en la memoria caché de su navegador web. (c) Imprimir las páginas a través de un dispositivo físico (impresora-papel) o dispositivo virtual (impresora-pdf) siempre y cuando sea, única y exclusivamente, para su uso personal y privado [y no tenga como fin un uso comercial] No le autorizamos cualquier otro derecho sobre este sitio o sobre el material publicado en el. Esto significa que todos los derechos quedan reservados.

En caso de duda Ud, como visitante de nuestro sitio entiende y acepta que: no puede adaptar, editar, cambiar, transformar, publicar, re-publicar, distribuir, re-distribuir, realizar cualquier tipo de emisión o re-emision por medio ondas o cualquier otra tecnología de transmisión, mostrar en lugares públicos o privados mediante el uso de elementos de visión o escucha comunitarios este sitio web o el material publicado en el (con independencia de tipo de archivo o elemento) sin nuestro permiso previo por escrito.

Si Ud. desea utilizar los materiales publicados en este sitio para un uso distinto de los autorizados en el apartado Licencia de uso por favor contacte por escrito con nosotros a través de agolpedetecla@yahoo.com

SUMARIO

EDITORIAL

4

EL SABOR DE LA LECTURA

6

LA SEÑORA DEL PERRITO

8

RESEÑA; LA ESPERANZA DEL TIBET

10

LOS NORDICOS

12

AUTOEDICIÓN, ¿TODO VALE?

14

CHARLANDO CON MAYTE UCEDA

16

LA GESTOFORMA DE LOS PERSONAJES

22

ESPEJISMOS VIRTUALES

24

TERCER GRADO A JORGE MAGANO

26

PERDONA, ¿NOS CONOCEMOS?

30

LA FIESTA DE EDU

32

YO AUTOR, YO LECTOR; LA FIDELIDAD DEL LECTOR

34

¿DEPENDIENTE, INDEPENDIENTE O HÍBRIDO?

36

SOBRE Y BAJO LOS PALÍNDROMOS

38

EDITORIAL

Bienvenidos a una nueva entrega de la revista literaria del momento, A golpe de tecla.

Vamos a despedir el año de la mejor manera que sabemos; plasmando nuestros pensamientos en estas páginas. Y es por ello que este mes, a excepción del guiño en la portada, no lo vamos a dedicar a la Navidad. Ya tendremos tiempo de saturarnos con el tema…

Este número promete, ¡ya lo creo! Nos visitan Mayte Uceda y Jorge Magano, dos de los autores del momento y cuyos libros, de los que hablaremos en breve, están rompiendo moldes en Amazon, ¿cuál será el secreto? Ellos nos lo cuentan.

Nuestros autores colaboradores, por su parte, tocarán diversos temas, aquellos que les inquietan o con los que se sienten identificados.

Por poner algún ejemplo sabremos la opinión de José Vicente Alfaro sobre la fidelidad de los lectores, conoceremos un nuevo término de la mano de Mónica Rouanet; la gestoforma, Miguel Ángel Moreno nos hablará de los trucos y tratos de la autoedición y Rafael R. Costa nos dará una lección magistral sobre los palíndromos. No os perdáis su artículo, es delicioso.

Aprovechamos para mandar un fuerte abrazo a Almudena Navarro, gran escritora y un pedacito de este equipo de locos que hace tres meses se lanzaron a esta aventura literaria. Mucha suerte, Almudena, todo irá bien.

Y con la marcha de Almudena recibimos a Carmen Villamarín, otra prodigiosa de las letras que nos acompañará mensualmente como nueva colaboradora y amiga. Abrimos el mes con ella, es la mejor forma para que os acerquéis a ella. ¡Y cuidado, engancha!

Sin más, nuestro agradecimiento por seguir ahí.

4

NOVIEMBRE 2014

OCTUBRE 2014

5

EL SABOR DE LA LECTURA Cuando el profeta Ezequiel miró al cielo, vio una mano extendida hacia él que sostenía un rollo, y escuchó una voz que le dijo: Hijo de hombre come este libro, alimenta tu vientre, llena tus entrañas, y ve y habla a la Casa de Israel. Lo comió y en su boca fue dulce como la miel. De ese modo, según la tradición, se forma el profeta.

En estas palabras podría resumirse el proceso de lector a escritor, que no es más que el de la comunicación. No hay grandes diferencias entre uno y otro, de hecho, ambos recorren la misma senda; aunque el lector ni lo sospeche; y a pesar de que el autor, a menudo, se atribuya, o lo hagan otros, un talento fuera de lo común.

Sin embargo, lo natural es la comunicación, la palabra atenta, hablada o escrita. Igual que el niño aprende a escribir, leyendo; la infancia de quien escribe es la de la lectura que llenó sus entrañas, y enseñó que la vida es relación.

La lectura es dulce al paladar si, al digerir, abre los ojos de la comprensión. Es la que transforma, la que siempre es vigente y no está sujeta a las modas. La que nos ha sacudido, y apela a participar de lo que es de todos; a comunicar lo que ya compartimos, y olvidamos.

Amarga es la que adoctrina, encierra en cuartos oscuros y que, con palabras, pone grilletes a la mente.

Insípida, la que no deja huella; nada cambia y persiste en terreno conocido, manido. No arriesga, no explora; en definitiva, embota; no comunica y reafirma el espacio que, ya, se habita.

La lectura, como nutriente, alimenta a la mente que busca conocer, al ánimo que busca evasión; y, a quien la invita a sentar en la soledad de su mesa, trae la compañía de héroes y villanos; ofrece tesoros y enigmas; desencadena calmas tormentas.

Lectura y escritura nos vinculan, acercan y comunican con el que, antes, era un extraño y con el que, ahora, compartimos mesa: ideas, palabras, sueños, imágenes; y, por lo tanto, hemos convertido en el cómplice necesario de la imaginación que, sin respetar tiempo ni distancia, une mentes y corazones.

Al paladar: … dulce lectura… dulce escritura…. comunicación.

6

Carmen VillamarĂ­n

7

LA SEÑORA DEL PERRITO Curioseando en la estantería de mi casa encontré un libro de bolsillo, de Alianza Editorial, que compré y leí hace bastante tiempo. El título: La señora del perrito y otros cuentos. Confieso que tengo una especial atracción por los autores rusos y, tratándose de cuentos, Chéjov es mi favorito. El libro es una selección de diez relatos de distintas épocas del autor, traducidos por Juan López-Morillas (1913-1997). Lo hojeé y encontré cuentos como «En casa», un relato tierno en el que un padre, fiscal de profesión, explica a su hijo de siete años, contándole un cuento, por qué no debe fumar; o «Enemigos», un relato en el que a un médico se le acaba de morir de difteria su único hijo y recibe la visita de un hombre que lo requiere para que vaya a visitar a su mujer enferma; o «La señora del perrito» que tal vez sea uno de los más conocidos del autor y del que hablaré más abajo. Antes conviene saber un poco más quién fue Anton Chéjov.

Chéjov (1860-1904) murió con 43 años debido a la tuberculosis, enfermedad que menciona en varios de sus relatos. Estudió Medicina y ejerció de manera esporádica la profesión de médico, que luego abandonó para dedicarse a la literatura. Fue un autor fecundo, escribió unos seiscientos cuentos en los que mostraba la vida cotidiana. No hay en ellos hechos extraordinarios. Sus personajes son gentes de la clase media, como funcionarios, médicos, jueces, empleados o profesores, y sus tramas no son complejas, es más, a veces ni siquiera hay una trama, sino hechos, anécdotas o vivencias que, gracias a su estilo inconfundible y a su conocimiento del ser humano, nos envuelven y nos cautivan.

Escribía con una prosa clara y cierta sobriedad expresiva, un estilo sin grandes ornamentos, con diálogos sencillos en los que el habla cotidiana de los personajes adquiere con frecuencia matices emotivos. No describe el estado de ánimo de sus protagonistas, sino que este se desprende de sus propias acciones. Confiaba en que el lector sabría añadir por su cuenta los elementos subjetivos que faltaban en sus cuentos. Sus finales son casi siempre abiertos.

Tanto en su narrativa como en sus obras de teatro destaca una actitud inquisitiva ante las grandes cuestiones humanas, como el amor, el odio, la ambición, la verdad, la hipocresía o la muerte.

Además de cuentos y teatro, escribió varias novelas y algunos ensayos. Como dramaturgo publicó obras tan conocidas como La gaviota, que estrenó en 1896, con escaso éxito, en el teatro Alexandrinski de San Petersburgo, éxito que sí obtuvo más tarde en Moscú; El tío Vania, Tres hermanas y El jardín de los cerezos.

Volvemos a uno de sus cuentos más famoso, «La señora del perrito» o «La dama del perrito» (1899). En él se narra la relación amorosa

8

de Dmitri Gurov, banquero, y Ana Sergeyevna, una mujer joven, acompañada de un perrito blanco, símbolo de su soledad. Dos personajes comunes, más bien aburridos, casados y que se encuentran solos en Yalta —ciudad de la costa norte del mar Negro donde el autor residía debido a la tuberculosis que padecía—. Se verán a diario y mantendrán una relación amorosa hasta que, acabadas las vacaciones, se despiden y regresan a sus respectivos hogares, él a Moscú y ella a una ciudad de nombre S. en el relato. Gurov vuelve más tarde a visitarla y Ana le promete acudir a Moscú donde se verán a escondidas en un hotel. La historia acaba con un final abierto que no nos permite saber qué destino espera a los amantes.

El preciso retrato de los personajes, el lenguaje claro y delicado, y la descripción de las emociones y ambientes hacen de este cuento una deliciosa y sensible obra sobre el amor adúltero. Si no lo han leído, no dejen de hacerlo.

Podría afirmarse que Chéjov es uno de los escritores de cuentos más importantes de la historia de la literatura y el padre del cuento moderno. Influyó en muchos autores del siglo pasado. Solo por citar algunos: Hemingway, Carver, Joyce, Flannery O’Connor, Cheever, Alice Moonroe, Faulkner y Salinger, entre otros.

Y como ya he dicho en este artículo, uno de mis cuentistas preferido.

Referencias: La señora del perrito y otros cuentos, Chéjov, Alianza Editorial.

«Consejos para escritores», Anton Chéjov.

Manuel Navarro

9

RESEÑA: La esperanza del Tibet Los libros que son capaces de conjugar la historia real con la ficticia, son esos que merecen la pena. Porque en toda novela hay ensoñación y aprendizaje, y la capacidad del escritor se mide así. En mi experiencia personal, las historias que enganchan y me enseñan algo son de agradecer, tendencia que supongo se dará en más gente. Porque la literatura de poco vale si no nos enseña algo, a vivir mejor y a aprender de los errores pasados. Toda esta filosofía sirve como presentación de La esperanza del Tíbet (2013) de José Vicente Alfaro, una de las obras autopublicadas en Amazon, que tanto éxito está teniendo en estos tiempos (estuvo entre los más vendidos de Amazon durante varias temporadas).

La esperanza del Tíbet es un libro para soñar y en el que se aprende mucho. En él se narran dos historias en un comienzo independientes que se van a encontrar al final: el camino que siguen los hermanos Chögyam y Thupten tras la muerte de sus padres en el Kham (una región tibetana), y las rabias entre monjes budistas en ese territorio para intentar salvar una religión frente al Imperio mongol (el tema central). Alrededor del año 1270 y con mucho vocabulario específico del budismo: la elección del Karmapa será el tema que una las historias y la que será el triunfo de la religión budista en el Tíbet frente al cristianismo y al mongol. La intriga está muy bien fraccionada y la estructura ayuda mucho en ello.

La novela tiene unas descripciones sobre esas montañas del Tíbet que son hermosas, y se puede calificar de temática histórica similar a Los Pilares de la tierra o Un mundo sin fin, las obras sobre la Edad Media de Ken Follet en lo que a las rencillas entre los monjes se refiere.

Parece que en temas religiosos, las envidias dan lugar para miles de historias, independientemente del tiempo histórico y del lugar. Simplemente, es el poder que corrompe, y las ansias por ser alguien en la vida.

También encuentro en la novela del onubense influencias del Lazarillo, en concreto cuando Thupten es acogido por un proscrito que lo obliga a pedir limosna en la calle, incluso disfrazándolo de monje. Un detalle que tiene reminiscencias con el primer dueño que tuvo nuestro pequeño Lázaro.

Todo esto para decir que es una novela que se disfruta mucho, y que me ha enseñado que a los autores noveles hay que darles una oportunidad, porque todo buen escritor tiene un principio, y en el caso de Alfaro entra pisando fuerte. Y para hacer soñar, porque la buena literatura es sueño.

Fuente: https://tensy10.wordpress.com/ Blog Lecturafilia

10

UNA NOVELA IMPRESCINDIBLE A LA VENTA EN AMAZON 11

LOS NÓRDICOS Estaría muy bien y quedaría como una reina recurriendo a San Google y lanzándoos un extenso y documentado artículo lleno de nombres impronunciables. Más tarde solo me quedaría recurrir a un blog poco visitado y «copipegar» el resto. No me parece honesto, prefiero que algún erudito piense que no tengo ni idea. Pero para eso estoy aprendiendo cada día. Ya estaré a su altura.

Como no es eso lo que voy a hacer, os cuento lo que yo sé de los nórdicos.

Hace tiempo leí a los autores Maj Söwall y Per Wahlöö; eran los años 70 y los primeros suecos que leía. Me gusto su estilo y la minuciosidad de sus descripciones sobre los procedimientos policiales. Su corte narrativo, más parecido a Agatha Christie, inspirada en Poe, Dickens y en general en la novela inglesa. No me recordaba a los escritores americanos como Ross Macdonald o Dashiell Hammett, e incluso Ed McBain, como dice Hennin Mankell en el prólogo de una edición de Roseanna, la primera novela de la pareja Söwall-Wahlöö escrita en 1965.

Así pasaron los años sin un nórdico que llevarme a las gafas hasta que en los noventa Henning Mankell irrumpió con su inigualable Inspector Wallander, que tampoco recordaba a la novela americana, en la que los protagonistas no tienen, por lo general, padre ni madre ni perrito que les ladre. Son sucios, desaliñados, borrachos y solitarios. Lo primero sí cumple fielmente el estereotipo yanqui, pero su hija Linda y una esposa a la que quiere pero no soporta, lo mismo que un padre chiflado al que visita de vez en cuando y por el que siente un singular afecto, se vuelven a situar en su estilo, que ya no recordará al inglés ni al americano, sino al sueco.

Y llega otra sueca: Åsa Larsson (Osa, me dijo la traductora que se pronunciaba), con su primera novela Aurora Boreal, (2003). Esta es muy suya, sanguinaria y violenta, que deja a su protagonista, Rebecka Martinsson, hecha puré en casi todas sus novelas; narra con buen estilo y es amena, si bien no diría que es una escritora de calidad.

Ese mismo año, 2003, Camilla Lagberg apareció en escena con su obra La princesa de hielo, con un poco de morbo (como todos los suecos), pero con más vida en los personajes a los que trata con mimo y les construye una vida que te hace desear el siguiente volumen de la serie.

Y en 2008 llega el rey, no de la narrativa, sino de las ventas: Stieg Larsson Para mí el mejor sigue siendo Mankell, pero es cuestión de gustos. Con su trilogía, de la que me ahorro el título porque es sobradamente conocido, seduce a las masas, irrita a los eruditos y sorprende al género, pero mantiene el denominador común de la sang y fetge, como dicen en Cataluña, porque las muertes no son el veneno inglés o la bala americana. Lisbeth Sallander, no se venga a la antigua usanza, no, sino con armas cibernéticas e incluso con un soldador. En fin, de todos es conocido, porque los que no la han leído, la han visto en cine, en serie o

12

se lo han contado.

Si os interesa el tema, otro día hablaré de otros autores suecos y pasaremos la hoja para recorrer Finlandia, de la mano de Arnaldul Idridason, que no hay manera de que me aprenda el nombre de sus protagonistas. O nos vamos a Noruega, que además de buen salmón tenemos autores como Jo Nesbo o Anne Holt, sin olvidar a Karen Fossum y El ojo de Eva (que no me gustó nada). O recuperamos más suecos que también he leído, como Johan Theorin… Ya veremos.

Lo que sí os puedo decir es que de todos los citados, disfrutar leyendo, sólo lo he hecho con Henning Mankell y Camilla Lagberg, pero mi lectura favorita sigue siendo el policiaco inglés. La novela nórdica tiene unos muertos muy sórdidos y unos investigadores poco deductivos, recurre demasiado a la casualidad y deja de lado la minuciosidad en la investigación de mi querida P.D. James o de mi siempre admirada Anne Perry.

Y como no quiero ser ingrata, para mí la mejor será siempre una española: Alicia Giménez Barttlet, merecedora de varios premios internacionales y pocos españoles, pero creo que este año recibirá el Pepe Carvalho, que es honorífico, es decir, sin dinero, pero con prestigio porque lo otorga la Semana Negra de Barcelona. Y menos mal que es sin dinero, porque el criterio, para darlo, es más bien «pucherero», pero en fin, es lo que hay, y los premios, premios son.

Mercedes Gallego

13

AUTOEDICIÓN. ¿TODO VALE? No hay duda, el mundo de la autoedición ha revolucionado el panorama literario. Son muchos los autores que, cansados de las puertas cerradas en las editoriales, de comprender que sus manuscritos caen en la papelera antes de que nadie abra la primera página; cansados de que les digan que su historia “no vende”, se lanzan a las plataformas de autopublicación.

Allí, su obra no necesita el juicio de un editor. Siempre y cuando siga unas pequeñas exigencias formales, estará publicada en formato digital en unas pocas horas, y disponible para ser descargada en todo el mundo. Fácil, rápido y efectivo.

Por si esto fuera poco, estas plataformas cuentan con los antecedentes de escritores quienes, siendo rechazados por todas las editoriales, llegaron a convertirse en Best Sellers de la autopublicación. Gracias, todo ello, a la confianza de los lectores. ¿Puede haber mejor recompensa para alguien dedicado a juntar palabras?

La confianza de los lectores. Esa es la clave para comprender si todo puede ser aceptado en el mundo de los escritores independientes.

La cruda realidad es que sí, todo vale para las plataformas de autoedición. Amazon, la más famosa de estas plataformas, acepta cualquier trabajo (dentro de los parámetros del sentido común, claro). No pone trabas a nadie. Algunos, incluso, ya aseguran que ha democratizado la literatura, puesto que la plataforma jamás pondrá pegas. ¿Tienes un texto? ¿Una portada? Bienvenido seas. Sí, lo queremos, y vamos a publicártelo ahora mismo. ¿Qué te parece?

Pero a quienes no les vale todo es a los lectores. Ellos son los que terminan aceptando o rechazando las historias. No siempre son justos, por supuesto. En muchas ocasiones, sus gustos se dejan influir por una portada atractiva, una buena campaña de promoción, una galaxia de estrellas o por la moda literaria. Tampoco tienen la culpa de esto, claro, pero son el único filtro que existe para una obra autoeditada. Ellos son los jueces. Siempre lo han sido; antes y ahora.

Y por esta razón, porque el filtro del lector siempre ha sido el más importante, se equivocan quienes creen que las plataformas de autoedición sí tienen filtros. No, Amazon no tiene filtro ninguno, señoras y señores. Los lectores siempre estuvieron ahí, y su criterio es ajeno al medio empleado para adquirir libros.

La conclusión es que en la autoedición todo vale, pero no todo es válido para los lectores. Y aunque éstos puedan caer en la trampa de la publicidad, de tontos no tienen ni un pelo. Así que mucho ojo.

14

Pero nosotros, los escritores, debemos ser responsables con lo que escribimos, con lo que publicamos. Debemos acarrear las posibles consecuencias de nuestra mediocridad, y ser conscientes de que, en este tiempo de revoluciﾃｳn literaria, tal vez nos toque ser nuestros propios censores.

Miguel ﾃ］gel Moreno

15

CHARLANDO CON MAYTE UCEDA Hace tiempo que coincido en las redes sociales con Mayte Uceda y llevado por el deseo de conocerla mejor como persona y escritora, que aún se pregunta si lo es, le propuse hacerle una entrevista para la revista A golpe de tecla. Aceptó enseguida y pensé que era una buena ocasión para visitar Cudillero, una parroquia que forma parte del concejo del mismo nombre. Un lugar fascinante, situado en el Principado de Asturias, en la costa del mar Cantábrico.

Llegué a Cudillero a medio día. Habíamos quedado en un restaurante del puerto con vistas a un mar tranquilo y azul y cuando llegué, con un cuarto de hora de retraso, ella me esperaba, sentada a una mesa. Después de los saludos llamamos al camarero y pedimos ensalada y un entrecot de ternera asturiana con salsa de cabrales y vino tinto. Hablamos animadamente de la familia, de las redes sociales y de los compañeros de escritura. Después de la comida pedimos un café, dimos una vuelta por el pueblo para despejar la cabeza y hablamos de ella misma y de su obra.

Mayte ha publicado recientemente su segundo libro Un amor para Rebeca, una novela romántica que se ha situado pronto en los primeros puestos del TOP 100 de Amazon y está recibiendo muy buenas críticas de los lectores.

—Mayte, en primer lugar, dinos cómo es una jornada normal de Mayte Fernández Uceda o Mayte Uceda, como firmas ahora.

No tengo una rutina diaria planificada, vivo en una casa en el campo y a veces las actividades cotidianas dependen de factores tan imprevisibles como la climatología. Y eso, en un lugar como Asturias, es un factor importante. Siempre hay muchas cosas que hacer aunque procuro extraer tiempo para escribir por las mañanas, ponerme al día en las redes sociales y estudiar las asignaturas que haya escogido del Grado en Educación Social que estoy realizando. Por las tardes, la dinámica familiar gira en torno a las actividades extraescolares de mi hijo y sus estudios, y dejo la lectura para la noche, cuando la casa vuelve a estar en calma.

—¿Cuáles son tus aficiones además de escribir y leer?

La música y la pintura son mis otras grandes pasiones, aunque tengo que admitir que desde que comencé a escribir les dedico poco tiempo.

Sin embargo, siempre que puedo paso un rato tocando la guitarra; me relaja y consigo que mis dedos se mantengan ágiles. También soy una amante de la naturaleza, disfruto haciendo senderismo o simplemente admirando un paisaje bello. En ese aspecto siento que soy afortunada; vivo en un entorno privilegiado, cerca del mar y de la montaña.

—¿Qué tipo de literatura lees? ¿Cuáles son tus autores favoritos?

16

Mis gustos en cuanto a literatura siempre han sido muy variados. Algunas veces devoro biografías de personajes relevantes, otras me centro en conflictos bélicos, también me gusta la fantasía y la ciencia ficción, la novela policíaca, histórica… y, aunque parezca una paradoja, lo que menos he leído ha sido novela romántica. Intento acumular un buen bagaje literario de los clásicos españoles y de los filósofos griegos. Los libros sobre pedagogía y desarrollo psicológico forman parte de mi mesilla de noche desde hace varios años. En cuanto a mis autores favoritos… Me resulta difícil decidirme por unos pocos pero podría nombrar a Gabriel García Márquez, Palacio Valdés, Harper Lee, Jane Austen, Cervantes, J.R.R. Tolkien, George Orwell, Emilia Pardo Bazán, Richard Bach, la poesía de Benedetti… La lista podría ser muy larga, y seguro que me dejo a muchos.

—¿Cuándo decidiste que querías ser escritora y por qué?

Nunca tomé esa decisión. Fue algo que surgió. Siempre he sentido la necesidad de expresarme. Yo había compuesto la letra de muchas canciones, que no dejan de ser poemas a los que luego añadimos una melodía. El entorno que me rodea me inspiró una historia, y la fui construyendo hasta completar las casi quinientas páginas que tiene Los Ángeles de La Torre. Luego el veneno de crear nuevas historias me caló en las

17

venas hasta convertirse en una parte importante en mi vida. No me considero escritora, siempre digo que soy autora de dos novelas, con esa definición me siento más a gusto.

—Tu novela Un amor para Rebeca está siendo un gran éxito. Desde el principio se ha situado en los primeros puestos de las listas de venta en Amazon y sigue subiendo. ¿Pensabas que podría tener tan buena acogida como está teniendo?

No imaginé que tendría un éxito tan inmediato. Tenía esperanzas en que la historia gustara, pero a veces es difícil que el lector acceda a tu obra. Para eso necesitas visibilidad, y conseguirla no siempre es fácil.

Antes de publicarla tuve un momento importante de inseguridad. El sector de la novela romántica es un mercado saturado de obras y era consciente de la dificultad que supondría hacerse un hueco entre tantas novelas. Sin embargo, la historia de Rebeca gustó y, aunque no sé lo que le deparará el futuro, me siento satisfecha de sus logros.

—¿Cuáles crees tú que son los puntos fuertes de la novela?

Indudablemente, Escocia es la palabra clave, al menos es lo que atrae a los lectores en un primer momento, y así me lo hacen saber con sus mensajes. En el cine y en la literatura, Escocia es sinónimo de romanticismo; su paisaje, su cultura, su folclore… todo ello invita a soñar con historias maravillosas. Un amor para Rebeca conjuga todos estos elementos y ofrece una bonita historia de amor con todos los ingredientes de la novela clásica romántica: un intenso amor que surge de forma inesperada y que encuentra numerosos obstáculos que los protagonistas tendrán que salvar, o al menos lo intentarán, para estar juntos.

—Nos has contado por qué elegiste Escocia pero ¿por qué Barcelona?

Necesitaba una gran ciudad que sirviera de punto de partida, y Barcelona me ofrecía todos los elementos que necesitaba. A la vez también era importante el contraste entre los dos contextos donde se desarrolla la historia. Barcelona y el pequeño pueblo escocés de Beauly no pueden ser más opuestos. Elegir Escocia no fue algo premeditado, simplemente sucedió a raíz de descubrir a un grupo de música tribal escocesa. Me gusta mucho la música con raíces celtas y el estilo de esta banda me llamó la atención. Fue en ese momento cuando se me ocurrió construir una historia en la que una banda parecida tuviera especial protagonismo.

—Hiciste un viaje a las Highlands después de escribirla, ¿habías estado antes allí? ¿Cómo te documentaste?

No había estado antes. La idea de viajar a Escocia era una ilusión desde hacía tiempo. La novela fue la excusa perfecta, aunque lo cierto es que lo hice justo al revés. Primero escribí la novela y una vez finalizada viajé

18

a Escocia. Para la descripción de los paisajes usé la conocida aplicación Google Earth; es muy útil para definir los lugares con bastante precisión.

De hecho, cuando finalmente puse los pies en Escocia me di cuenta de que mis descripciones eran exactas, aunque tuve tiempo de retocar algunas cosas. Las aplicaciones digitales pueden ser muy útiles pero, hasta el momento, no son capaces de transmitir sensaciones. Esos detalles son los que consiguen hacer que una descripción sea tridimensional y no plana; el olor a tierra húmeda, la sensación de la brisa fresca en la cara… Hay que hacer lo posible para introducir al lector dentro de la historia y que experimente las mismas sensaciones que perciben los personajes, que sientan que ha merecido la pena el viaje.

—Los personajes están todos bien caracterizados. Algunos de ellos como la señora Munro y Baudelia son entrañables, otros como Mario se hacen odiosos. ¿Cómo te inspiraste para definirlos?

La mayoría de mis personajes se van construyendo a sí mismos. Pienso en unas características físicas y, a medida que surgen las escenas, ellos solos van forjando su personalidad. Esto implica que cuando pongo el punto final tenga que reescribir hacia atrás; siempre lo hago, es una forma de atar cabos y reafirmar personalidades desde el principio. El caso de Baudelia fue diferente; su personaje lo introduje cuando la novela estaba bastante avanzada, y creo que ha sido un gran acierto. Lo he pasado muy bien creando sus diálogos, ya que al ser mexicana tuve que estudiar su forma particular de expresarse para que resultara creíble.

Me gusta ponerme en la piel de las distintas personalidades que aparecen en mis novelas, me parece un reto fascinante. No solo disfruto con los buenos; crear una personalidad retorcida como la de Mario fue muy interesante.

—Estás preparando la edición en papel, ¿cuándo estará disponible?

Estoy trabajando para que la versión impresa salga antes de las navidades. Ese es mi objetivo inmediato. Ya he recibido la primera prueba.

Iván Hernández adaptó el diseño de la portada con gran profesionalidad y estoy muy satisfecha con el resultado.

—Háblanos de tu primera novela Los Ángeles de la torre. Qué diferencias hay entre las dos.

La diferencia más evidente es la temática. Los Ángeles de La Torre es una novela de romance paranormal que surgió cuando estaban tan de moda este tipo de historias. Sin embargo yo echaba de menos algo en todas las obras que leía; una base sólida en la que fundamentar el argumento. Por curiosidad, había estado indagando en la figura mitológica de Lilith. Lo que encontré me pareció tan interesante que decidí escribir una historia en torno a ese personaje. Los Ángeles de La Torre está narrada en primera persona desde la perspectiva de su joven protagonista. Lo hice así porque me resultó sencillo. Era mi primera novela y yo

19

estaba acostumbrada a escribir diarios personales, así que me sentí muy cómoda escribiéndola, fue como escribir un diario en el que pasaban muchas cosas.

—Por lo que me has contado en la comida, estás escribiendo una nueva novela. ¿De qué trata? ¿Es también una novela romántica?

Lo es. En este caso el argumento gira en torno a las dificultades que encuentra una mujer en una determinada etapa de la vida para encontrar pareja. La forma en que nos relacionamos con el sexo opuesto ha cambiado mucho en los últimos veinte años, cada vez se tiende más al aislamiento social. La tecnología digital avanza a un ritmo vertiginoso y nuestra evolución como personas no es tan veloz. Las redes sociales pueden ofrecer cierto amparo emocional ante la soledad pero no son capaces de sustituir el abrazo reconfortante de un amigo o el beso apasionado de un amante.

—¿Cómo percibes el mundo editorial en la actualidad y qué ventajas e inconvenientes le ves a la autopublicación?

La crisis económica está afectando a todos los sectores, y el editorial no

20

es una excepción. A esto hay que sumar la poca conciencia social que existe en nuestro país ante la protección del trabajo intelectual. La suma de ambas cosas ha causado el desplome en la venta de libros. Es por tanto comprensible que las editoriales apuesten sobre seguro. Mi experiencia con la autopublicación es buena con ambas novelas, yo soy optimista al respecto y seguiré autopublicando. Es una buena opción si el autor se toma en serio su trabajo, ya que cualquiera puede hacerlo, y si no se adoptan unas mínimas pautas de calidad el perjuicio repercute sobre todos los escritores independientes. Por otro lado, quien decide autopublicarse debe ser consciente de que tendrá que dirigir todo el proceso, y eso tiene sus dificultades, que para algunos pueden ser insalvables. Hay que volverse un experto en edición, maquetación, diseño de portadas y marketing. Afortunadamente cada vez contamos con mayor número de servicios que se ajustan a los presupuestos del autor independiente.

—¿Qué haces para que tu obra sea visible?

Intento promoverlas en las redes sociales como Facebook o Twitter. Son buenas herramientas para difundir las novelas y estar en contacto con los lectores. Es cierto que esto exige un esfuerzo añadido para el autor, pero independientemente de que este sea autopublicado o reciba el apoyo de una editorial, la promoción por estos canales es inevitable y aconsejable.

—Algunas editoriales están contratando autoras de novela romántica, ¿alguna se ha puesto ya en contacto contigo? Si no es así, ¿te gustaría que se interesaran por tu obra?

La ventaja de las editoriales es que te pueden ofrecer una distribución en papel que como autopublicado sería imposible imaginar. He tenido dos ofertas editoriales desde que subí mi primera novela a Amazon, hace dos años, pero la capacidad de distribución que me ofrecían no compensaba la cesión de derechos. A todos los autores nos gustaría encontrar nuestras novelas en las librerías, a mí también, pero no es algo en lo que piense a menudo. He comprobado que con esfuerzo, un poco de calidad y una buena historia, puedes llegar a miles de lectores sin intermediarios. Y eso es genial.

En este punto terminamos la entrevista y el paseo, podríamos haber seguido charlando, pero yo tenía que volver a Madrid y me esperaban unas horas de viaje. Mayte me parece una persona encantadora, amable y sensata, de esas con las que da gusto conversar. Mantiene una actitud positiva ante la vida y es además una excelente compañera de letras. Buena escritora. Creo que ya empieza a creerlo.

Me acompaña hasta mi coche, nos despedimos con un par de besos y nos deseamos suerte.

Por Manuel Navarro

21

LA GESTOFORMA DE LOS PERSONAJES A esa edad en la que comienzas a hacer cosas solo porque te las piden los amigos encontré una palabra que lleva años acompañándome.Tenía 16 años cuando me tragué muchos de los partidos del mundial de fútbol celebrado en Méjico y descubrí que, mientras yo solo reconocía a Maradona entre tanto jugador, mis amigos, en especial los chicos, identificaban a todos los futbolistas sobre el campo, aunque la cámara los enfocara de lejos. No veíamos ni su cara ni el número de la camiseta pero no tenían duda alguna en saber quién era el jugador que recibía o pateaba el balón por el que todos peleaban.

—Es por la “gestoforma” del deportista —me dijo un profesor de INEF cuando le pregunté por aquel hecho para mí tan curioso. Busqué la palabra en el diccionario y no la encontré, pero entendí a la perfección su significado.

Durante mucho tiempo no paré de darle vueltas. Gestoforma, gestoforma… Y llegué a la conclusión de que a todos nos acompaña una, seamos deportistas o no.

Cuando me cruzo con alguien por la calle o en cualquier otro sitio, y tengo la oportunidad de observar sus movimientos, por leves que sean, me creo una imagen inconsciente de esa persona. Me predispongo hacia ella. Sé si me apetece iniciar una conversación o si, por el contrario, no le hablaría salvo necesidad extrema. Y no tiene nada que ver con la belleza, es… otra cosa. Su postura corporal me dice mucho: si lleva la cabeza alta y mantiene la mirada o si, por el contrario, sus ojos son huidizos y esconde su cara entre las sombras de su pelo; si sus hombros le preceden o si llevan verticalidad con el resto de su cuerpo; si se desliza flotando por el suelo o si clava sus pisadas en el asfalto con tanta fuerza que me hace creer que aprieta los dedos de los pies arrugándolos en un puño; si va con prisa o si retarda sus pasos, a veces por disfrutar del camino, otras por no querer llegar a su destino. Son pequeños detalles con significado, detalles que consiguen hacerme amar u odiar a una persona.

Soy yo quien da un significado a esos detalles, y soy consciente de que para todos no representan lo mismo. Una persona que puede atraerme a mí por su gesto y su forma puede repeler a otra precisamente por lo mismo.

En literatura, el lector tiene la misma importancia que el narrador.

Puede tomar las decisiones que quiera ante lo que se le está presentando a través de palabras. Será él quien establezca sus propios juicios de valor ante los personajes con los que va a convivir mientras dure su lectura. Como lectora me molesta que me digan cuál debe ser mi actitud hacia un personaje concreto, quiero ser yo la que se posicione ante él, quiero ver esa gestoforma y decidir si me agrada o no su compañía.

No me importa que un personaje me confiese su opinión sobre otro,

22

Ilustración Javi de Lara eso también me pasa en la vida real, lo que no me gusta es que intenten condicionarme, me da la sensación de que no me tratan como una lectora inteligente.

Los personajes son el centro de toda historia, los que influyen en los demás elementos de la acción interactuando con ellos. Una historia deja de tener importancia si los personajes te dan igual y no te interesa lo que les pueda ocurrir.

Creo que un buen escritor debe ser capaz de conseguir que los lectores tengan la sensación de que sus personajes son reales, que sienten y piensan, que son de carne y hueso, que están creados en tres dimensiones. Si consigue esto tan complejo logrará que su historia atrape a los lectores y los meta de lleno en el mundo ficticio que ha creado para ellos. ¿Para quién si no?

Mónica Rouanet

23

ESPEJISMOS VIRTUALES

Confieso que mi primera intención al escribir este artículo era darle un tono ligero, humorístico. Se me había ocurrido juguetear con el futuro de los libros en edición digital. Introduciendo algo de ciencia ficción. Cosas como implantar un microchip a cada lector registrado, de manera que no tuviera que esforzarse en elegir ebooks. De acuerdo con su historial de compras y con sus deseos implícitos al pinchar información sobre tal o cual obra, se sometería a una inserción indolora en el lóbulo occipito-temporal izquierdo del cerebro, zona relacionada con la lectura.

A partir de esta operación, los libros transitarían directamente hasta su mente desde un servidor situado en algún lejano paraíso fiscal.

Un equipo asesor de expertos en best sellers cuidaría de que nunca las dosis fueran letales para su inteligencia. Por ejemplo, si le habían administrado un excesivo número de gigabytes conteniendo narrativa erótico-romántica, se compensaría de inmediato con un tratamiento de novela negra.

Pensaba como punto de partida en la última iniciativa de Amazon en España, Kindle Unlimited —Kindle sin límites en traducción libre—.

No tan ilimitada, pues toda una vida sería insuficiente para leer los actuales 700.000 títulos —25.000 en español— que se ofrecen a los clientes de la plataforma y que se irán ampliando si el invento funciona. Incluso si el ansia devoradora se redujera a 70.000 ebooks.

Todo ello por un precio de crisis, 9,99 euros mensuales, según la creencia comercial de que la gente se siente más atraída por los decimales que por las cifras redondas. La tarifa coincide exactamente con la que Spotify cobra a los amantes de la música sin fronteras.

24

Estas promociones se parecen a los buffets libres donde puedes comer todo lo que tu sistema digestivo aguante, por un precio en torno a 15 euros. Hay una modalidad, el rodizio brasileño, famoso porque las carnes más apetitosas se reservan para el final. El restaurante consigue así un buen ahorro, pues a esas alturas el comensal está estragado por la ingestión de embutidos fritos y se encuentra al borde de la náusea.

La tarifa plana en los libros no es novedad. En mi adolescencia algunas librerías de viejo permitían acceso ilimitado a sus clientes por cantidades mucho más módicas, dadas las estrecheces económicas que sufrían las clases sociales de media para abajo. No recuerdo la tarifa, pero quizás por 5 pesetas a la semana —3 céntimos de los modernos euros—podías darte panzadas de novelas policiacas y del oeste, si estos eran tus géneros favoritos. Mi abuela siempre receló de aquellos volúmenes algo pringosos, temiendo que fueran vehículo de enfermedades infecciosas.

Aquí se acaban mis humoradas. El último fin de semana vinieron a vernos unas amigas desde fuera de Madrid. Una de ellas, que me hizo el honor de comprar mi última novela en una librería, terminó revelándome que había hecho una excepción. Aficionada a los ebooks, utilizaba una página desde la cual podía descargar cualquier obra y en cualquier formato digital. Gratis, por supuesto. Me lo confesó con cierta aprensión. Y me dijo que ni en Estados Unidos ni en Arabia Saudí —dos países que acaba de visitar— es posible abrir esa página.

Hace un rato he entrado en ella y me he inscrito. Nunca me había registrado en webs piratas, quizás por mi prurito de escritor celoso de sus derechos. Hay que reconocerlo. Ni ebooks por menos de un euro, ni tarifas con descarga ilimitada sirven frente a la piratería. La página a la cual me refiero incluye foroscon opiniones de usuarios. Se expresan con la misma dulzura que en un hilo de Facebook. «Muchas gracias, amigos». «Cuántas ganas tenía de bajarme este libro». «Ya os diré mi opinión». «Me ha encantado, es absorbente».

Se refieren a escritor@s que ocupan el Top 100 de Amazon. Entre ellos varios que aprecio. A superventas de todas las nacionalidades. A ilustres autores del pasado. Todos están ahí.

No he podido soslayar una prueba para conocer el fenómeno con detalle y referirme a él con conocimiento. Me he bajado un libro publicado hace unas semanas. Daré pistas. Forma parte de una trilogía.

Cuesta unos 24 euros en tapa dura, y pesa kilo y medio. En ebook supera los 11 euros.Me justificaré: no pensaba ni comprarlo ni leerlo. Si sirve como descargo, conmigo esta estrella literaria no ha perdido ni un comprador ni un seguidor.

Pero la experiencia me ha deprimido. Esta tarde se me han quitado las ganas de seguir escribiendo.

Julio G. Castillo

25

TERCER GRADO A JORGE MAGANO Jorge Magano fue el ganador del concurso para escritores independientes que este verano lanzó Amazon en colaboración con El Mundo. Un concurso que congregó a cientos de escritores, no exento de polémica y que provocó el abandono de muchos y la ira de otros tantos. Pero en honor a la verdad, hay que decir que nada apunta a que Jorge no haya sido un justo ganador. Por ello y para disipar dudas, el galardonado será sometido a un tercer grado por parte del equipo de A golpe de tecla.

Cada uno de los colaboradores, todos ellos escritores, y alguno, participante en dicho concurso, le hará una pregunta y Jorge responderá sin pelos en la lengua. Estamos deseando ver el resultado, ¿verdad?

Jorge, lo primero, felicitarte por el triunfo en el concurso que te ha traído hasta nuestras páginas y muchas gracias por prestarte a esta peculiar entrevista. Acomódate, la silla no es eléctrica y ánimo, será breve.

J.M: Muchas gracias a ti y a tus colaboradores por el interés. Me he puesto un cojín mullido debajo para evitar molestias innecesarias.

Allá vamos.

Mercedes Pinto: Bien, después de tanto ruido, has ganado. No sé si habrá pasado el tiempo suficiente para que puedas contestarme, pero ¿crees que valió la pena ganar?

J.M: Veamos… Una novela que pensaba guardar eternamente en el cajón está ahora en las librerías, su versión digital sigue en Amazon, el año que viene será publicada en Estados Unidos y Alemania y los medios de información me prestan la atención que no me han prestado en los siete años que llevo dedicándome a esto profesionalmente. Creo que puedo decir que sí, ha valido la pena.

Julio G. Castillo: ¿En qué porcentaje crees que las felicitaciones que has recibido tras el premio han sido sinceras y cuántas de boquilla? ¿Crees que en Facebook todo el mundo es tan bueno como parece?

J.M: Una de mis cualidades, no sé si virtud o defecto, es la credulidad. Si alguien me dice algo, lo acepto sin pararme mucho a pensar si me dice toda la verdad o no. He detectado alguna felicitación por compromiso, pero creo que la mayoría han sido sinceros en mayor o menor medida.

En cuanto a lo otro, no tengo ninguna duda: en Facebook todo el mundo es tan malo como parece.

Mercedes Gallego: ¿Has leído las novelas de otros finalistas? ¿Crees

26

Fotografía de Gonzalo Jerez, «El Selenita».

que la tuya es mejor? ¿Por qué?

J.M: Por el momento sólo he leído Capitán Riley, de Fernando Gamboa, y me parece espléndida. No creo que una sea mejor que otra. Fernando me dice que escribo mejor que él, pero en mi opinión él es más audaz, más ambicioso y tiene mucho más bagaje vital que yo para escribir novelas de aventuras. Quizás yo supla esto con más humor y desparpajo, no lo sé. En cualquier caso compartimos algunos lectores y me alegro de que el mercado tenga un hueco para ambos.

Miguel Ángel Moreno: ¿Hay alguna novela que hubieras incluido dentro de las finalistas?

J.M: No me corresponde a mí tomar esa decisión, sobre todo teniendo en cuenta que no he leído la mayoría de las candidatas. Me gustó mucho La aventura del abrigo amarillo, de Adela Torres, pero al ser un relato corto tenía pocas posibilidades comerciales. A propósito, le debo unas gambas a la autora. Por bocazas.

Cita Franco: ¿Cuál ha sido tu estrategia de marketing? ¿Has actuado solo?

J.M: Durante el concurso me limité a promocionar la novela por las re-

27

des sociales como todo hijo de vecino, aunque en ese tiempo tuve la suerte de participar en un programa de Radio Nacional de España que, imagino, me dio cierta visibilidad (¿o sería audibilidad?). También me invitaron un par de veces a la COPE para hablar de la novela y el concurso. Pero no me he matado pidiendo votos ni nada parecido, si es a lo que te refieres. De hecho mi novela no fue la más vendida ni tampoco la que más comentarios recibió.

José Vicente Alfaro: ¿Cuentas con un agente literario que te represente? En caso positivo, ¿cuál es tu experiencia con esa figura?

J.M: Durante varios años estuve representado por una importante agencia literaria, pero los escritores pequeños no encajamos bien en las agencias grandes, que no pueden hacerse cargo del volumen de autores a los que representan (algunos auténticos pesos pesados). El trato humano fue excelente, pero hubo pocos progresos en lo profesional. Ahora voy por libre, aunque no descarto volver a contar con la ayuda de un agente, aunque sea para evitar que me timen con los contratos.

Mónica Rouanet: ¿Qué crees que es lo que hace a tu novela ganadora?

J.M: No tengo ni idea. Supongo que está bien escrita, es entretenida, tiene sentido del humor y los que la han elegido consideran que puede enganchar a muchos lectores. Reconozco que llegué a pensar que me habían premiado por mantenerme al margen de polémicas y haber jugado limpio y con discreción, pero no creo que eso haya tenido nada que ver. Tanto Amazon como La Esfera buscan lo mismo que yo: vender libros. Ser buena persona y el negocio editorial no tienen por qué ser conceptos hermanados. A veces incluso son antagónicos.

Rafael R. Costa: ¿Te gustan las lentejas?

J.M: Mucho. No te lo vas a creer, pero es lo que he comido hoy.

Carmen Villamarín: ¿Qué te inspiró para crear al personaje protagonista?

J.M: Mi entorno personal y profesional. Soy licenciado en Historia del Arte con vocación periodística y aficionado los viajes, a las películas y a los libros de aventuras. Uniendo todo eso nació Jaime Azcárate, una especie de Indiana Jones castizo con quien comparto más de una peculiaridad; entre ellas, una tremenda alergia a los gatos que yo he superado y él no. De hecho él los odia y yo convivo con dos.

Manuel Navarro: En general, ¿qué opinas de los concursos literarios?

28

J.M: Nunca me he parado a pensar en ello. Ni siquiera tenía pensado presentarme a este.

No ha sido para tanto, ¿verdad? ¿Qué te ha parecido? Te dejamos para que te dirijas a los colaboradores y lectores. Ha sido un verdadero placer, Jorge. Te deseamos muchos éxitos que regreses a contarlo.

J.M: Muchísimas gracias a todos por vuestras preguntas. Me he sentido como el acusado de una obra teatral cuyo título podría ser «Diez hombres (y mujeres) sin piedad» (sólo espero que el veredicto haya sido favorable, glup.) Mucha suerte y larga vida a A golpe de tecla. Y a los que decidáis acercaros a La mirada de piedra, os deseo que paséis unas horas de lectura divertidas y emocionantes. Y que la recomendéis a vuestras vecinas. Y que la regaléis en Navidad. Y que si os gusta busquéis los otros títulos protagonizados por el personaje. ¡No hay más respuestas, señorías!

NOVELA GANADORA DEL 1er CONCURSO INDIE PARA AUTORES INDEPENDIENTES.

Por el equipo de A golpe de tecla

29

PERDONA, ¿NOS CONOCEMOS? No, yo no pienso que haya que tener amigos hasta en el infierno.

De hecho, después de este artículo, es posible que algún camarada sienta esa punzadita de alusión que tan poca gracia hace cuando alguien generaliza, pero existen realidades tan evidentes que no hablar de ellas solo me conducen a pensar que, o bien todos nos «hacemos los suecos», o un pequeño porcentaje de los escritores que se mueven por las redes sociales piensa que el resto somos tontos. Y ahora, me explico: Somos indies, escritores Juan Palomo a los que no nos queda más remedio que buscarnos la vida para sacar nuestras obras adelante. Muchos de nosotros nos unimos en la batalla, pues aunque suene redundante, la unión hace la fuerza, pero no lo hacemos de forma egoísta, lo puedo garantizar, es una unión pro literatura, pura y dura. Al menos, la que yo conozco. Hasta aquí, ayudaré y apoyaré a mis compañeros hasta el final. Ahora bien, sin entrar a valorar la calidad literaria de cada trabajo ni los recursos con los que el autor cuenta para que su obra sea más o menos comercial, voy directa a analizar la campaña de marketing personal que escoge cada individuo.

Me pondré como ejemplo para no levantar ampollas. Aunque mi intención sea dar un toque de atención a más de uno, seré prudente; Cita Franco autopublica una novela en alguna plataforma digital y se pregunta, «¿qué debo hacer para acercar mi texto a los lectores?». Lo primero que se le ocurre es crear una cuenta en varias redes sociales y comenzar la promoción. Hasta ahí bien, (aunque está demostrado que es un método que, hoy día está tan quemado que apenas funciona).

Trasteando por las redes sociales, Cita descubre que existen grupos en los que puede entrar e interactuar con personas que podrían llegar a ser futuros lectores. Pero le puede el ansia; piensa que es un coñazo tener que estar hablando con gente que no conoce de nada, cuyas vidas no le interesan un pepino, y decide entrar a ese grupo, soltar su cuña y largarse. Está feo, pero si se lo permiten en ese grupo, vale. Entonces, Cita detecta que Facebook y Twitter está plagado de escritores que tienen un montón de seguidores y piensa: «¿Por qué buscar a mis propios lectores mostrando mi arte si otros autores ya los tienen?», y decide invadir sus muros con publicaciones o mencionarlos en sus tuits para aparecer en muros ajenos. Pues no, no y no. Perdona, Cita, ¿nos conocemos de algo? ¿Me meto yo en tu casa y me siento a cenar con tu familia cuando me da la gana? Pues eso, más o menos, es lo que siento cada vez que te veo rondar mi puerta.

Que todos seamos indies y tengamos un objetivo común no nos lleva de la mano a ningún sitio. Yo sé quiénes son mis compañeros y a

30

quién considerar amigo y tú, Cita, podrías haber sido uno de ellos, por qué no, pero para acariciar a mi perro me debes pedir permiso. Además, no solo somos escritores, también somos lectores y tenemos un criterio, y yo tengo una máxima que llevo a rajatabla: si tu literatura no me gusta o si escribes de un modo que no me convence, podré ser tu amiga y compartir contigo en Facebook videos de gatitos monísimos, sí, pero no te promocionaré, pues ante todo, estoy aquí por y para lo que yo considero Literatura.

Cita Franco

31

LA FIESTA DE EDU Hola, me llamo Edu y tengo 11 años, al menos, por ahora.

Cuando me conozcas descubrirás que las cosas han cambiado, pero lo que quiero decirte no tiene nada que ver con mi nombre o apariencia; lo que vengo a contarte va mucho más allá. Mi mensaje es claro. Desde muy temprana edad no he dudado nunca de mi identidad. Fueron el mundo y la sociedad los que quisieron hacerme de manera distinta a como yo me veía, no siempre el espejo puede mostrar la realidad. Mi lucha y mi fuerza me hicieron libre.

Y tú, ¿sabes quién eres?

@lafiestadeedu

www.facebook.com/pages/La-fiesta-de-Edu/1494151234197349?fref=ts

32

Para leer el cuento y conocer a Edu, pincha en la imagen o sigue este enlace. http://issuu.com/pacoroscocitafranco/docs/ la_fiesta_de_edu/1

33

YO AUTOR, YO LECTOR; La fidelidad del lector Los motivos que llevan a los lectores a elegir un libro pueden ser muy variados, como la recomendación de un amigo o el tema que trata.

Pero sin duda, uno de los principales motivos es por razón del autor.

Así es, el lector ha leído otras obras de un determinado autor y le gusta su estilo y las cosas que cuenta. Por norma general, los lectores son muy fieles a sus escritores favoritos y le acompañan a lo largo de toda su trayectoria profesional. ¿Pero qué ocurre cuando un autor cambia completamente de registro y escribe algo muy distinto al género con el que se ha ganado la confianza de sus lectores? Pongamos, por ejemplo, que un autor de novela romántica publique una obra de ciencia ficción. En este caso, el autor —y más cuando es independiente y no cuenta con el respaldo de una editorial— se enfrenta a una importante disyuntiva, por cuanto teme defraudar a sus lectores más fieles con una obra que no se corresponde con su sello habitual, y que tanto trabajo le ha costado hacerse. Y es en estos casos cuando se abre una alternativa, cuyos pros y contras han de considerarse con sumo cuidado: publicar bajo seudónimo.

Desde luego, esta podría ser una buena solución. Pero también tiene sus desventajas. La primera y más importante es que pierdes el colchón de lectores que tan solo por tu nombre ya te iban a comprar. Y a favor, que evitas defraudar a tu lector habitual, que por culpa de la decepción podría dejar de seguirte con la misma convicción que antes.

A veces también se echa mano del seudónimo cuando un autor no desea que se le relacione con un determinado género literario, y no es nada extraño que esto ocurra a menudo con la ficción erótica. Pero hay más motivos. Por ejemplo, es muy conocido el caso de Stephen King, que publicó una serie de novelas bajo el seudónimo de Richard Bachman, hasta que fue descubierto. En su caso, él lo hizo porque era un autor tan prolífico, que no quería saturar el mercado publicando un número tan elevado de obras en un periodo tan corto de tiempo.

Si el autor en cuestión piensa escribir más obras adscritas al nuevo género que está comenzando a cultivar, podría resultar más conveniente utilizar la fórmula del seudónimo, porque de esa manera podría crearse otro núcleo de seguidores diferente de aquel que ya posee bajo su nombre real. Sea cual sea la decisión, hay que meditarla con tranquilidad.

34

JosĂŠ Vicente Alfaro

35

¿DEPENDIENTE, INDEPENDIENTE O HÍBRIDO? Pues bien, estimado escritor eternamente nobel, como te venga en gana. Puedes ceder por el tiempo que quieras la versión de la novela que te apetezca o controlarla tú para siempre y toda ella. Sí, las obras son enteramente tuyas y tú tienes absoluta autoridad, hasta que firmas uno de esos contratos basura que te dejan más desangelado que un sapo en el desierto. Esto que hace veinte años era una quimera, en nuestros días es factible, el problema es que nos cuesta dar el paso, ser consecuentes y responsables, abandonar lo establecido, aunque sea una tiranía ―ojo, de ninguna manera pienso que sea en todos los casos―. ¿Por qué esa querencia al dictador? Pues un misterio. A veces veo «la dos» y de cuando en vez echan uno de esos documentales de dictadores… Sí, sí, eran unos tiranos y tal, pero cuando salían de sus palacetes las calles se llenaban de gente ansiosa por laurearlos. Como digo, una incógnita inescrutable.

Se puede dar el caso, como es el mío, de tener cuatro novelas con una editorial en versión electrónica, otra cedida también para el formato digital, pero con diferente amo, una contratada en papel y la última autoeditada. Soy lo que se llama una autora híbrida; aunque no por ello el estado actual de mis novelas es para tirar cohetes. Querido autor nobel, para mí el ideal es ser auténticamente híbrido, esto es: en el caso de estar interesado, firmar la edición en papel, esta versión necesita una distribución que se escapa al control del autoeditado (por ahora, estamos en ello), pero por un año y mínimo mil euros de adelanto por cada trescientos sesenta y cinco días contratados, después ya veremos si merece la pena renovar; ahora bien, nunca cedes el control digital, a no ser que la otra parte ofrezca un contrato independiente con las mismas garantías que el del papel; y, por supuesto, traducciones, adaptaciones al cine o similares, son un tema aparte, si llega esa maravillosa oferta, ya se firmará cómo y con quien se quiera sin necesidad de intermediarios.

Esto que pido, suplico, es sencillamente lo justo. Creo que ya es hora de que nos demos cuenta que las editoriales están para ofrecer servicios, servicios editoriales, para servir a la literatura y hacerla llegar lo más pulida posible al lector, no para monopolizarla; creo que ya es hora de que los autores nos responsabilicemos de nuestros hijos y dejemos de venderlos a cualquier precio como si nos estorbaran. Hagámoslo solo cuando estemos seguros de que les espera una vida mejor.

En esos momentos es muy común que un escritor, al firmar con una editorial, ceda todos los derechos de su obra (digital, papel, traducciones, adaptaciones cinematográficas…) por siete años, con un único compromiso por la otra parte: publicar la versión digital.

36

¡Por el caracol de Estrellita Castro! ¡¿Por qué y para qué?! Pero si precisamente esto es lo único que los escritores podemos hacer sin ayuda alguna. ¡Ah…! ya sé, porque nos van a publicitar y darnos a conocer. ¡Error! Aquí va lo mejor: la editorial no publicará la versión en papel, no le interesa, y tú tampoco, ¡porque has cedido todos los derechos de explotación! Digo yo, si dicha editorial solo quería la versión electrónica, ¡¿por qué leches te hace firmar todas las demás?! Para entendernos, el resultado es que una puñetera firma condena tu obra a un único formato y al ostracismo por siete años. ¿Es o no es esto un secuestro consentido en toda regla?

Insisto, vamos adelante sin miedo, responsablemente, y firmemos solo aquello que realmente interese a las dos partes y sobre todo a la literatura. No nos dejemos llevar por cantos de sirenas. Como decía Cortázar hace cincuenta años: «Ellas no estuvieron cuando las necesité, llegaron cuando ya no me hacían falta». En esto no han cambiado mucho las cosas.

Mercedes Pinto

37

SOBRE Y BAJO LOS PALÍNDROMOS. No resulta baladí hurgar en el mecanismo de un palíndromo, sea éste azaroso o no, para maravillarse ante el suceso y lograr, a partir de él, una visión más amplia y metafísica de cuanto nos rodea. Nuestros propios nombres nos pueden otorgar esa sorpresa: LEA FAROL O RAFAEL A MERCEDES ESE DE CREMA A TI CITA ¿OÍ LUJO, JULIO? A LA SÁTIRA GRAMÁTICA LA CITA MARGARITA SALA Oraciones, ideas, poemas, simples combinaciones dotadas de sentido, algunas veces meridianos, otras suculentamente oscuros, mas de cualquier manera esas palabras no son sino la representación gráfica y natural de la serpiente bicéfala que rodea al orbe y a todo el Universo: SÉ VERLA AL REVÉS NO, ÉL AMA COMO CAMALEÓN O NI VIDA SOMOS, ADIVINO Si Albert Einstein hubiese alejado de su mente peculiar las conocidas teorías, si nunca hubiese sido un genial físico, habría sido un buen y tenaz palindromista, pues no hay mayor expresión de la relatividad que en esas no menos extrañas y descubridoras semánticas que habitualmente conforman el texto bicéfalo en su lectura inversa. Tanta relatividad que a veces hay que retorcer la lengua para leerlos y entenderlos: OÍR TU NECEDAD ALADA DE CENUTRIO SERÁ DAR SOL RECONOCER LOS RADARES O DABAS LA LATA FATAL AL SÁBADO

También quedan sujetos a leyes desconocidas tanto el tiempo como el espacio en estos textos: el espacio se duplica cual hace un cromosoma a partir de la charnela central, y el tiempo queda suprimido, o bastante descompuesto, cuando observamos que estas lecturas especiales, al igual que las agujas en la esfera de un reloj, vuelven siempre a la hora de inicio y hasta en lugares cercanos o remotos:

38

SE ROZAN, ENAMORAN, AROMAN EN AZORES Y AUGUR URUGUAY NADA, ALLÍ VES SEVILLA, ADÁN Pero, atención, no son meras tribulaciones alfabéticas, ni esa apocalipsis semántica que tanto seduce... el palíndromo es también el organismo de toxina más potente dentro de la fauna y flora gráfica; una vez inyectado un mínimo revés, Amo la paloma, Luz azul, o Yo soy, podremos paliar sus efectos, pero no extinguirlos, pues de continuo llevaremos una lámina de vidrio, un cristal pulido de obsidiana, invisible para todos excepto para nuestros ojos, donde todo cuanto leamos o escribamos mágicamente se reproduzca al revés aunque sea un viaje espacial: ANULA LA LUNA ANÚLANA, SE VAN, NO SON RUTAS A SATURNO SON NAVES A LA LUNA Este efecto doppelgänger, esa autoscopia de las letras, no es sino la evidencia de que ellas, todavía vivas y aún sin salir de sus abecedarios, tienen sus fantasmas.

Mientras tanto, las palabras giróvagas nunca pierden su sentido ni su mensaje: ASILA, NO MÁS, A MONALISA

LIGAR ES SER ÁGIL

Rafael R. Costa

39

Quizรกs cuando nos encontramos deseando todo, es porque estamos peligrosamente cerca de no desear nada.

Sylvia Plath