rismo es el segundo en importancia, señalando como factores potenciadores “el cambio climático,la pobreza, la desigualdad, los extremismos ideológicos, los desequilibrios demográficos o la generalización del uso nocivo de las nuevas tecnologías”. En referencia a la identificación de riesgos o la amenaza del terrorismo, el Informe Anual de Seguridad Nacional (DSN) de 2015, reconoce lo siguiente: Los graves atentados acontecidos y aumento de la radicalización, confirman que el terrorismo es uno de los mayores desafíos globales, el peor enemigo de la democracia y de las libertades, y una de las principales amenazas para la Seguridad Nacional, por lo que para España constituye una prioridad estratégica. España como objetivo permanente de la amenaza del islamismo radical, emergen factores como la confluencia de sus particularidades históricas, sociales, demográficas y geográficos o el significado de Al Andalus en el imaginario radical. Se ha constatado la presencia en Europa de células para cometer acciones complejas y coordinadas, que cuentan con el apoyo de estructuras logísticas que les facilitan el material necesario.
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Los autores individuales “lobos solitarios” son una amenaza grave para la Seguridad Nacional. Se calcula que 150 ciudadanos españoles o residentes en España se han trasladado a Oriente Medio para integrarse en el Daesh. El peligro se centra en la posibilidad de retorno de esos combatientes, o los de otros países de la UE, sirviéndose de la libertad de circulación Schengen. El islamismo radical global se ha configurado como una de las mayores amenazas para la estabilidad mundial y, la principal para la seguridad de España. Los Cuerpos de Seguridad han realizado un importante esfuerzo para mejorar sus capacidades y han conseguido importantes éxitos, pero no es suficiente, debemos evitar que el extremismo termine nutriéndose de la falta de integración, los problemas de identidad y la desesperación, por lo que los poderes públicos deben ejercitarse totalmente en la gestión del islam. El terrorismo islamista radical y en concreto el de Al Qaeda y el Daesh son un foco continuo de atención, porque constituyen un riesgo permanente para Europa, donde han manifestado de manera reiterada su intención de atentar. La aparición y consolidación del Daesh ha amena-