Por Oscar Giménez gimenezchico@hotmail.com
Cine y Arte Global Magazine
Un poco en broma, otro poco no tanto, lo cierto es que hay algunos rumores que corren por ahí con respecto a este tipo de espectadores que pareciera no entender cómo comportarse. No hace mucho el actor Antonio Gasalla contó que durante su obra "Mas respeto que soy tu madre" un señor contestó un llamado telefónico en medio de una función, si bien es verdad que el tipo de espectáculos de Gasalla permite algunas situaciones imprevistas el actor se vio obligado a modificar su texto para incorporar una situación que no pasó inadvertida para ninguno de los 1200 espectadores que inundaban la sala, por lo que el reconocido artista lejos de mostrarse disgustado combatió el momento con clase y humor, convidando al atrevido concurrente a compartir los detalles y por menores de su conversación con todo el público: ¿Con quién hablaba? ¿Era su mamá? ¿Y qué le pasa, está internada a punto de morir? - de esta manera Gasalla dio un revés a la incómoda situación, no así un enfurecido Alfredo Alcón que en más de una ocasión abandonó la representación dejando un escenario vacío cuando un rington celular protagoniza sus Shakespeare enfureciendo al primer actor, o un Juan Gil Navarro que recientemente durante las representaciones de la magnífica obra de Arthur Miller "Las brujas de Salem" arrebató un paquete de papas fritas crujientes que unas jovencitas ineptas devoraban desde la primera fila durante las retorcidas pasiones de Jhon Proctor (su personaje). Lejos de la regañina considero al "espectador maleducado" parte del folklore porque siempre me encuentro alguno e incluso lo he "sufrido" estando en escena, creo que ningún actor de teatro ha escapado al inoportuno rington del celular, al charlatán o cualquiera de los antes descriptos, pero no está mal recordar que la velada será doblemente feliz si nuestros descuidos o desatenciones no interfieren en otras personas. No hace mucho y trabajando para esta publicación asistí a una función donde una espectadora había abusado del vino de cortesía y se descompuso a la media hora de comenzar la función, la mujer estaba sentada en un extremo de la fila y la urgencia no le permitió llegar al final por lo que vomitó en la nuca de una muchacha que disfrutaba cómodamente de una velada teatral y salpicó a varios más en medio de un escándalo que no pasó inadvertido para los actores ni el público, así que mantengamos las formas y respetemos unas reglas fundamentales 11 para gozar de una buena experiencia.