Jodorowsky alejandro la danza de la realidad

Page 141

Libros el Tintero Decidí proceder con la mayor de las cautelas. Ya había llegado a la cima de la montaña: me había mimetizado con la demente creación universal, ¿qué más quería? ¿Para qué estaba tratando de modificar mis sueños? Si deseaba obtener algo provechoso tenía más bien que modificar al soñador, al ser que era en la vigilia, aquel que se introducía en el mundo onírico tratando de manejarlo. Para lograrlo, necesitaba emprender otras experiencias por un sendero onírico diferente. Observé que mantenerme consciente durante el sueño lúcido requería un esfuerzo considerable. Finalmente la gran enseñanza que obtenía estaba menos en el mundo extraordinario que podía crear que en esta exigencia de lucidez. Sin lucidez, nada era posible. Desde el momento en que me dejaba llevar por los acontecimientos, sintiendo las emociones que ellos me despertaban? el sueño me absorbía y perdía la limpidez. La magia no operaba sino gracias al distanciamiento; lo que permitía el juego era la claridad del testigo mientras que la fusión, por el contrario, empequeñecía el campo de posibilidades. Me dije: <<Los sueños tienen una razón de ser: como productos de la creación universal, son perfectos, no hay nada que quitarles ni nada que agregarles. La araña para sí misma no es horrible, lo es para la mosca. Si he vencido el miedo, el mundo onírico no tiene por qué afectarme. Y si he vencido la vanidad y veo imágenes sublimes, ellas tampoco deben alterarme. En realidad, el que se despierta en el sueño no es un ser superior dotado de poderes fabulosos, es una conciencia cuyo papel es convertirse en un testigo impasible. Si se interviene en los sueños, al principio se hace por experimentar una realidad desconocida, pero después la vanidad puede hacernos caer en una trampa. El microbio que es consciente del mar Caribe, no es el mar Caribe. La divinidad puede ser yo y continuar siendo ella, yo no puedo ser la divinidad y continuar siendo yo. Decidí entonces dejar de lado mi voluntad y entregarme al sueño lúcido en calidad de observador. Aclaro que ser observador no es alejarse de la acción, es vivirla indiferente: si una fiera me ataca, me defiendo sin angustia. Si ella vence, me dejo devorar y observo lo que significa ser triturado. En el comienzo de estas nuevas experiencias, me encontré en situaciones donde pude matar. No lo hice. En la vigilia no soy un criminal, ¿por qué lo sería en el sueño? Como resultado de mi trabajo, que se extendió durante un lapso de tiempo que duró años, muchas cosas de la personalidad primitiva fueron vencidas. Al proponerme no intervenir en el acontecer onírico, cesaron por completo las pesadillas. También las imágenes angustiosas, asquerosas, perversas. Se diría que el inconsciente, sabiendo que yo estaba abierto a todos sus mensajes, sin voluntad de defenderme o adulterarlo, se convirtió en mi socio. Despertarse o no despertarse dentro del sueño pasa a ser una preocupación de segundo plana. Se llega a un nivel de conciencia en que se sabe, en todos los sueños que acontecen, que se está soñando. Las imágenes oníricas son experiencias que nos transforman, tanto como los hechos de la vida real. En verdad, sueño y vigilia marchan tan juntos que al hablar de ellos nos referimos a un solo mundo. Uno deja de buscar el desprendimiento, la lucidez y acepta con humildad la beatitud. Los sueños lúcidos se han http://www.libroseltintero.com

Page 141


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.