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Los instrumentos de redistribución de los beneficios del desarrollo urbano.

La suma de una gran superficie de espacios públicos y equipamientos y la actuación sobre la costa y las vías principales de ingreso ha modificado en forma sustancial la fisonomía y estructura urbana. Los procesos de renovación encarados por el municipio son en la mayoría de los casos acompañados y multiplicados por la inversión privada. Estas intervenciones comienzan a comportarse como motoras de un cambio que seguramente se mantendrá en el tiempo.

Después de muchos años de cierto letargo hoy se evidencia una presencia y entusiasmo en la participación privada. Se incorpora además en forma inédita al mercado local la asistencia de operadores nacionales e internacionales de gran escala.

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Se construyeron en los últimos años dos grandes centros comerciales, se inauguraron obras de gran impacto como el Complejo del Casino y hoteles de jerarquía y se están iniciando proyectos significativos de construcción de vivienda, orientados a diferentes sectores sociales.

En el orden público se inauguró el último Centro Municipal de Distrito, obra del renombrado arquitecto internacional César Pelli, completando un proceso de descentralización, que ha tenido enorme repercusión en la transformación física y social de la ciudad, con la incorporación de piezas arquitectónicas que constituyen íconos en la geografía urbana.

Lo que más sorprende entre otras cosas es el despliegue alcanzado por el rubro gastronómico. Más allá de la cantidad de bares, restaurantes y comercios que en general se construyen y rehabilitan, lo que se evidencia es la inclusión sucesiva de un patrimonio edificado de calidad y cuidado diseño, con un servicio gastronómico de alta profesionalidad que atrae tanto al rosarino como al turista que ve en esto un motivo más para visitar la ciudad. Se podría decir que se está dando una sana competencia por inaugurar el bar o restaurante más atractivo. Estos servicios que se ubican en distintas situaciones urbanas -varios de ellos sobre la costa conformando un cordón de intervenciones impulsadas por la administración municipal mediante un régimen de concesión- representan en su conjunto una acción significativa porque le inyectan al centro tradicional y al eje costero un dinamismo particular que favorece su puesta en valor.

Se suman también una sucesión de actuaciones vinculadas a la restauración de edificios de valor patrimonial que han tenido enorme significación en la memoria local. Estas intervenciones junto a la obra de remodelación de la peatonal Córdoba, les han otorgado un aire de renovación y dinamismo al Área Central. Casos como la rehabilitación del bar El Cairo, el Savoy, el Club Español, la Asociación Española y el Teatro El Círculo – con su particular plaza que lo rodea – son solo algunas de las más emblemáticas acciones, impulsadas a través de la firma de convenios de «esfuerzo compartido» que sirven para promover este tipo de obras. Otras, como la rehabilitación de la casa de De Lorenzi, para dar cabida al Museo de la Memoria, constituyen una fuerte apuesta a la revalorización del centro de la ciudad.

Son múltiples los factores que se han intervenido para que se verifique una situación de las características antes mencionadas, pero sin duda, este fenómeno no puede entenderse como un proceso espontáneo. La importante trayectoria que tiene Rosario en planificar, la continuidad en la aplicación de determinadas políticas urbanas y la introducción de innovadores instrumentos de planificación y gestión está dando hoy sus frutos con evidentes resultados.

Sin embargo – y a pesar de este escenario positivo – Rosario como otras grandes ciudades del país está sometida a una problemática de compleja solución: recibe un caudal inmigratorio que es expulsado de distintas regiones productivas del país. Esta población se incorpora a situaciones de pobreza en lugares donde las carencias son aún significativas. El control de esta situación y la búsqueda de soluciones, si bien exceden el alcance municipal, obligan al municipio a afrontar cada vez más –y como un gran desafío – el problema de la pobreza, la exclusión y el crecimiento de las áreas de borde de la planta urbana.

Si bien la tarea a realizar es ardua y compleja desde hace varios años se trabaja en distintos programas: con el desarrollo del Programa Rosario Hábitat1 y la creación de una sólida estructura de salud y promoción social descentralizada, que complementa y refuerza la política de descentralización administrativa y cultural.

Este proceso se ha afianzado con la implementación por parte del municipio de los Centros Municipales de Distrito, de los treinta y tres Centros de Atención Primaria de la Salud y los veintinueve centros CRECER2 . La consolidación y coordinación

1 Programa financiado por el BID para la actuación en Asentamientos irregulares. 2 Centros de atención integral a la familia.

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