Revista Médica

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El año 2011 ha sido complicado para la economía española. ¿Cuál es el balance de la industria de tecnología sanitaria? Ha sido terrible, tanto para la industria farmacéutica como para la industria de tecnología sanitaria. Por una parte, los hospitales han adaptado su actividad al momento crítico que estamos pasando, en muchos casos han reducido su actividad, y esto lógicamente tiene consecuencias sobre la compra de nuestros productos. Apruebo y entiendo esta decisión porque en época de crisis todos tenemos que apretarnos el cinturón, pero lo que ha sido terrible es la morosidad, una situación que arrastramos desde hace dos décadas pero que este último año ha sido dramática, y creo que me quedo corto. En tres años hemos doblado el plazo de pago y en este año 2011 hemos pasado de una media de unos 250 días a unos 470. Todo esto se ha incrementado porque autonomías que hasta ahora estaban dentro de unos plazos razonables, que no legales, han incrementado también mucho su deuda, supongo que por las circunstancias que vive el país, pero también porque ven que a las que son históricamente morosas no les pasa nada. Además, se ha unido la situación de los bancos. Durante los últimos años hemos ido superando los problemas de pago porque las entidades bancarias nos financiaban al considerar que la deuda autonómica era muy segura. Sin embargo, ahora acudes a los bancos y no financian nada, y si financian algo prefieren que sea a las autonomías antes que a las empresas, porque consideran que así tienen una relación directa. Muchísimas empresas están al borde de tener que cerrar. Nosotros, en Palex Medical, hemos hecho una proyección con los datos que

“La morosidad ha sido terrible en 2011. Es una situación que arrastramos desde hace dos décadas, pero este año ha sido dramático. En tres años hemos doblado el plazo de pago y hemos pasado de 250 a 470 días de media” tenemos. Si seguimos vendiendo lo que vendemos cada mes, que es menos que el año pasado pero sigue siendo mucho, y lo que cobramos cada mes por nuestros suministros, sabemos cuándo vamos a morir, y esto, para una empresa que nunca ha generado grandes beneficios pero que lleva más de 50 años en el mercado aportando soluciones fantásticas para la sanidad de nuestro país y que tiene 300 trabajadores, es muy triste, sobre todo estando bien dirigida. ¿Qué recursos le quedan a las empresas ante esta situación? Primero llorar, llorar mucho, y suplicar. Pero claro, si no hay dinero, no hay dinero. Los bancos no quieren y nosotros no les podemos obligar. Ha habido sistemas como el confirming que han funcionado pero que han dejado de tener efectividad en algunas autonomías, con lo que o buscas a alguien que quiera participar o comprar tu empresa, o repito, a final de año veremos muchas empresas que no podrán aguantar más. Es dramático, porque son puestos de trabajo. Por lo tanto, gente que está hoy día trabajando y cotizando dejarán de hacerlo, y familias que han dedicado toda su vida a este negocio de pronto lo van a perder todo. En el caso de las multinacionales, hasta hace un tiempo vivían este problema con relativa calma porque siempre tenían a su casa madre detrás que en momentos difíciles les facilitaba la financiación, pero, por las conversaciones que voy teniendo con sus directi-

vos, la preocupación es tremenda y están recibiendo amenazas por parte de sus centrales para dejar de vender en España, cosa que creo que es lógica, porque no pueden estar corriendo este riesgo. En cualquier caso, otra consecuencia de la demora en el pago es que las innovaciones de estas multinacionales llegan con retraso. Su empresa ha hecho una proyección de hasta cuándo puede ser la situación sostenible. ¿El conjunto del sector tiene una previsión en este sentido? En Fenin hay una gran preocupación por la Ley de Competencia. Me parece muy bien que la Ley especifique que no nos podamos reunir para marcar políticas de venta, ponernos de acuerdo en precios, etc, sin embargo, toda la administración pública, que es casi un 80 por ciento de nuestras ventas, está incumpliendo la Ley de Contratación Pública. Pero no le pasa nada, y sin embargo si las empresas incumplimos, cae sobre nosotros la ley. Con el cambio de Gobierno, ¿alberga el sector esperanzas o el precedente de las elecciones autonómicas, (pese a los cambios siguen ampliando su deuda) no permite esperar mejoras? En primavera, con las elecciones municipales y autonómicas, vimos que cuando los nuevos gestores abrieron los cajones se encontraron con cosas que quizá sospechaban pero no podían confirmar. Y fue terrible. Hubo muchos cambios de color en muchas autonomías, pero el Gobierno central seguía siendo el mismo. Con es-

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