Revista Arte & Cultura Vol. III / N° 2 (2016)

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por las mediaciones y relaciones convenidas en el espacio territorial, lo que permeó las experiencias, expectativas, el sentido de lugar y las representaciones sociales que construyeron los actores sociales que intervinieron en esas relaciones entre los sectores populares, así como con las autoridades estatales, con sus vecinos y con el resto de la sociedad tegucigalpense. Es en este contexto que la Reforma Liberal empezó a imponer en Honduras nuevas estrategias y políticas públicas con el fin de ejercer control social sobre la población, pero en especial, sobre los sectores marginados a través de una gama de normas y reglamentaciones. El medio para contrarrestar esas “degeneraciones sociales” en el discurso liberal eran la ley y el trabajo. Con estas políticas, el gobierno también procuraba controlar a la población con el fin de obtener mano de obra gratuita o asalariada destinada a las labores económicas de la minería y la agricultura. En este aspecto, el gobierno de Soto estableció por Acuerdo del 30 de diciembre de 1876 a la “Policía Civil”, (Amaya, 2012) bajo el sistema de Guardia Civil, la cual se constituyó realmente en la primera policía moderna en la historia del país6. Esta Policía Civil aprobó también la primera normativa interna de la institución, denominada “Reglamento de la Sección de Policía de 1881”, la cual contempló algunos considerandos destinados a vigilar y perseguir a los sectores populares, además de fomentar políticas higienistas. En efecto, el Reglamento organizó las secciones de Policía de Seguridad, Salubridad y Ornato, disponiendo por primera vez en la historia el establecimiento de un “Libro de Registro” donde se inscribirían en orden alfabético los nombres de los criminales y personas aprehendidas, así como su ocupación, oficio, sexo, nacionalidad y estado; el nombre del quejoso o acusador si lo hubiere, y el nombre del policía que hizo la captura.

Este tipo de instrumentos ya se habían puesto en práctica desde luego en Europa y en algunos países de América Latina; inclusive, algunas naciones ya habían establecido dentro de sus aparatos policiales el levantamiento de “Registros de delincuentes y prostitutas”, incorporando para ello la novedosa tecnología de la fotografía. Volviendo al “Reglamento de la Sección de Policía de 1881”, aprobado por los reformadores hondureños, hay que recordar que estableció un “Libro de Registro” para llevar un reconocimiento de los “criminales aprehendidos”, pero también consignó en su artículo 38 lo siguiente: “...Artículo 38. Cada Policía dará parte al jefe inmediato de su respectiva cuadra, de todas las personas sospechosas, y vigilará cuidadosamente las casas de mala fama comprendidas en su línea, dando cuenta al sargento de las observaciones que hiciere...”7. En la cita anterior, se puede leer entre líneas que las “casas de mala fama” se refieren implícitamente a los burdeles de la ciudad. Por esa razón, uno de los proyectos emblemáticos de la Reforma Liberal, el “Primer Anuario Estadístico” del país, levantado por el padre Antonio Ramón Vallejo en 1889, no descuidó los “problemas” que derivaban de la prostitución, pues en el “Resumen General de Población”, que arrojó una población total de 331,917 personas, se contabilizaron a 61 sifilíticos, además de 308 mudos, 398 sordos, 454 ciegos, 79 locos, 591 idiotas, 564 tuertos, 982 cojos, 591 mancos, 113 mutilados, 48 hernéticos, 55 epilépticos, 8 jíbados y 391 tullidos8. Además de las prostitutas, el “Reglamento de Policía de 1881” también dirigía su asedio y persecución contra otros sectores populares, como los “vagos”, los “mal entretenidos”, los “locos” y los “borrachos”, tal como quedó establecido en el artículo 45:

Sobre la historia de la Policía en Honduras, consúltese el interesante trabajo de Jesús Evelio Inestroza. Cfr. Inestroza, Jesús Evelio, Historia de la Policía Nacional de Honduras (1526-2002), Tegucigalpa, Multigráficos Flores, 1ª edición, 2002. Ibíd., p. 110. El subrayado es nuestro. Véase: República de Honduras, Primer Anuario Estadístico, correspondiente al año de 1889, Tegucigalpa, Tipografía Nacional, levantado por Antonio R. Vallejo, 1889.

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HIstoria, identidad y Memoria


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