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Equipo de técnicos de resonancia magnética

enfermería

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TÉCNICOS DE RESONANCIA MAGNÉTICA. UN GRAN EQUIPO

Foto: Marina Fernández Purón

El Centro Médico de Asturias lleva años apostando por una medicina de calidad al servicio del paciente. En este sentido, dado que las pruebas diagnósticas son vitales para la buena marcha de cualquier servicio, la apuesta ha sido total. Con la incorporación de la nueva máquina de resonancia magnética «hemos dado un paso hacia el futuro, pudiendo convertir este departamento en uno de los más vanguardistas del Hospital», así lo afrma Alejandro González Santaclara, supervisor del Servicio de Imagen para el Diagnóstico, que cuenta con un equipo de una enfermera y cinco técnicos de RM, todas ellas mujeres de gran valía profesional. Paula Fernández desarrolla su trabajo como enfermera desde enero de 2019. Con anterioridad había trabajado en el Servicio de Medicina Nuclear del Centro. Realiza trabajos propios de enfermería tanto cuidados asistenciales como técnicos con los pacientes que acuden al servicio. Además, comenta: «También he estudiado Técnico Superior en Imagen para el Diagnóstico, por lo que es una suerte trabajar en lo que más te gusta». Beatriz Faedo es una de las más veteranas, pues lleva trabajando en esta área desde septiembre de 1991. Su trabajo actual lo defniría «como un apoyo importante para el diagnóstico, ya que nuestra labor ayuda al radiólogo a hacer mejor su tarea». La sigue en veteranía Cristina Pello, que llegó al Centro en 2001: «Empecé trabajando en resonancia magnética y luego roté por radiología convencional. Finalmente en 2003 me instalé defnitivamente en RM». Cada día se esmera en la realización de las pruebas en unas condiciones óptimas que validan un diagnóstico para el paciente. María García llegó al Centro en julio de 2006 y valora sobremanera la empatía como cualidad necesaria para desempañar bien su función, pues comenta que «en resonancia es necesaria si cabe aún más, ya que es una prueba que muchos pacientes desconocen y nuestra labor se hace grande al atender las necesidades de cada paciente poniéndonos en su situación ante los miedos o las claustrofobias que algunos puedan sentir». Andrea Gutiérrez y Alba Lozano han sido las últimas en incorporarse a este equipo que valora, por encima de todo, la formación y la actualización como pilares necesarios para el desarrollo profesional. Además, el trabajo de cada una supone un respaldo importante para los pacientes ante una prueba, pues estas generan miedo e inseguridad. Para Alejandro, en su tarea de supervisor del servicio, «es un placer poder colaborar y dirigir un equipo de estas características, ya que en este trabajo la máxima de Henry Ford es fundamental: “Reunirse en equipo es el principio. Mantenerse en equipo es el progreso. Trabajar en equipo asegura el éxito”».

La muerte le pregunta a la vida: «¿Por qué me odian y a ti te aman?». La vida responde: «Porque soy una bella mentira y tú una triste realidad» Por el P. Fermín Rodríguez, SJ,

«Morir solo es morir. Morir se acaba» (Martín Descalzo) capellanía del Centro Médico de Asturias El hombre contemporáneo no sabe cómo morir. Ya no acierta a vivir la muerte desde la fe religiosa de hace algunos años, pero todavía Personalmente estoy convencido de que no hay una manera más no ha aprendido una actitud nueva y digna ante el propio morir. humana de morir que la de quien se despide dando gracias por la Hay quienes mueren de manera solitaria. Viven para sí solos y mue vida, a pesar de todo lo malo, y pidiendo perdón por tanta medio ren para sí solos. Son personas que, al perder el sentido hondo de cridad y miseria que lleva uno consigo. Más aún, pienso que toda la vida, han perdido también el sentido de la muerte. Mejor morir de persona, cualquiera que haya sido su trayectoria religiosa o moral, manera rápida e inconsciente. puede morir abandonándose confadamente al misterio último de Hay también quienes esperan la muerte como la extinción defnitiva la existencia. de todo. No es fácil. La muerte no deja de ser un misterio. El último El creyente vive esto desde la fe en Dios. No se abandona a la oscu y más decisivo. Por eso se viven los últimos momentos buscando ridad, al vacío o a la nada. Se confía a un Padre. En Él está la última al máximo la distracción. Enfermo y familiares hablan de todo, se verdad. «Él es el único que me ama tal como soy. Vuelvo a Él. Ahora ocupan de mil detalles. Nadie se atreve a afrontar lo inevitable. seré plenamente comprendido, liberado de la culpa, defnitivamente Es famosa la frase de Rabelais ya moribundo: «Me voy a buscar aceptado y perdonado». el gran “quizá”. Se piensa que, tal vez, haya algo después de la Esta fe no elimina sin más el temor o la oscuridad. Pero pone senti muerte, pero no se sabe cómo adentrarse hacia ese gran “quizá”». do, luz y esperanza en la forma de morir del ser humano. «Cuando H. Küng sugería hace unos años que tendría que darse otra vez se quiebran todas las garantías, los soportes y los puentes con los algo así como un ars moriendi (un arte de morir), no al estilo de que tratamos de asegurar nuestra vida, cuando no encontramos aquellos libros difundidos en las épocas de grandes epidemias y suelo ninguno bajo nuestros pies y nos hundimos en la inconscien en el ambiente fúnebre de la Baja Edad Media, pero sí un arte de cia total, cuando ya no podemos tener relaciones con ningún semorir impregnado de sentido humano. ¿Por qué no va a ser posible mejante y ningún semejante con nosotros, entonces la fe se revela morir de una forma distinta, no sin dolores y preocupaciones, pero sí como lo que por su propia naturaleza siempre es o debería ser: un desde una confanza básica? abandono exclusivamente a Dios» (Heinz Zahrnt).

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