A las puertas del mes de abril con un libro y una rosa, la primavera y sus alergias, el final de trimestre y las vacaciones de Pascua y también, cómo obviarlo, las notas. Hablábamos el mes pasado sobre el movimiento de la educación. Vemos con entusiasmo que nos movilizamos y luchamos por nuestras escuelas. Personalizamos los aprendizajes, hacemos escuela inclusiva y discutimos sobre las lenguas... y, además, ¿qué pasa con la evaluación? ¿Cuáles son los objetivos formales de todo proceso de evaluación? ¿Tener un feedback del aprendizaje? ¿Recoger información de forma individualizada? ¿Regular y comprobar la implicación y la motivación de los alumnos? Está claro que no es sólo una tarea “medidora”.