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Celso Emilio Vargas Mariño
- Vivencias Acumuladas y Regulares Locuras -
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-Prologo«Hecho en Madrugadas» Vuelvo a verme en el mismo punto: intentando hacer una introducción decente para lo que sigue a continuación. Definir esto no es cosa fácil, pues se trata de una recopilación de escritos heterogéneos que fueron elaborados en un plazo de siete meses. Bueno, eso no es del todo cierto, quizás haya durado años enteros ideándolos. Entonces de repente esto sea una sola historia, una que se cuenta entre fragmentos y sin ningún tipo de orden. Tal vez sea mejor decir que es la exposición de una verdad en particular. O puede que solo sea en realidad el gran invento de una imaginación con demasiado tiempo libre. Pensándolo bien, puede que todas estas letras reunidas en un mismo lugar, terminen siendo todo lo anterior. Estas páginas consagran un segmento memorable en esta experiencia que ha significado mi vida. Bueno, por ahí si va la cosa, porque fueron reunidas con la mayor alegría para llegar a conformar un libro. Siempre termino por delatarme sin querer. Muy a menudo corren libres entre tinta y papel, palabras atadas a esencias provenientes de mi propio interior. Por eso acá todo parece volverse una especie de confesión a cada instante. Claro, también hay cosas sin ningún sentido aparente, otras que parecen historias ajenas y algunas que sí ofrecen algo importante o que por lo menos pretenden hacerlo. Este compendio fue hecho en madrugadas, gracias a la ayuda de un número exorbitante de tazas de café y con el impulso de muchísimos pensamientos en constante movimiento. Gracias a todos aquellos que me acompañaron en el proceso hasta el final. Sobre cualquier cosa en este mundo, doy gracias a cada una de las siglas que componen el nombre de esta obra. La verdad es que todas en conjunto fueron la motivación principal por la cual crear esto. Así es que comienzan tantas vivencias acumuladas y todas estas regulares locuras.
Celso Emilio Vargas Mariño
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-1964-El problema es que durante el transcurso de los acontecimientos, nadie te apoya tanto como cuando resultas victorioso. Porque allí, cuando todo sale bien, es que el mundo entero confiesa haber creído en ti desde siempre. Mientras que no sea así, muchos (casi todos) dudan de tus capacidades- le comenté a Cipriano durante aquel viaje que cursábamos. -¿Por qué lo dices? ¿Porque nadie te apoya o porque necesitas sentirte apoyado para hacer las cosas?- me contestó intentando hacer que yo mismo me cuestionase. -Se trata de la cuestión en sí misma. La gente intenta siempre criticar, quieren ser el pastor que le habla a la oveja perdida intentando que vuelva al rebaño. Eso es un fastidio, después de todo, uno es quien dirige sus propios actos. -Bueno, bueno. Dejemos de divagar, tú y yo sabemos que en estos tiempos no se puede exigir mucho. Esta sociedad que hasta ahora empieza a reconocerse a sí misma, intenta digerir el impacto que impone su propio peso. Lo nuevo se enfrenta a lo viejo. Por eso es que, ante cualquiera nueva tendencia, se levantan murallas enteras que intentan frenar el surgimiento de lo que se considere como anormal. No esperes mucha aceptación de seres que ni siquiera se aceptan a sí mismos, solo continúa siéndote fiel. No dije nada. Era cierto lo que acababa de decir mi compañero. Él era más sabio que yo y su claridad ante las situaciones que se presentaban demostraban una mayor paciencia contra lo que iba deparando la vida. Habíamos arrancado desde América, desde nuestro país, hasta Europa, en donde el soñado recorrido nómada se hizo una realidad. La guerra aún mostraba sus secuelas, no solo en el paisaje, sino en la gente, en su mirada que parecía una mezcla homogénea entre melancolía y esperanza hacia el futuro. Cuando por fin decidimos estancarnos en París (en donde sabíamos estaban muchos amigos artistas de nuestro país), decidimos dejar atrás todos los perjuicios de la sociedad de la que veníamos. Estos me habían logrado perseguir como fantasmas materializados en cartas de mi familia e incluso de alguno que otro conocido. Tomarse la molestia de escribir y enviar a través de miles de kilómetros un pedazo de papel solo para recriminarme mis decisiones y actos, era una verdadera muestra de ocio. Cuando por fin volví a
hablar, terminé articulando una pregunta que delataba el cargamento de dudas que ya empezaba a pesarme: -¿Tú crees que todo saldrá bien? Cipriano no habló inmediatamente. Se quedó pensando un rato como lo hacen los eruditos o los más grandes dementes. Al final, luego de tomarse su tiempo, respondió: -No estuviese aquí si no lo creyese. Es cierto que estamos en desventaja porque luchamos ante el prejuicio ajeno. Por lo general casi nadie nos acepta en nuestras decisiones, pero aun así, continuamos tomándolas siguiendo nuestra propia voluntad. Recuerdo que el día en que salimos en ese barco viejo, con mochilas, guitarras, cámaras fotográficas, papeles y un montón de sueños, no importaba tanto si la gente nos apoyaba. Hay que ser fuertes porque el mundo vive una revolución social impulsada por esta juventud que se hartó de seguir estándares establecidos y quiso innovar la visión de toda la humanidad. Nosotros estamos dentro de esa masa de nuevos pensamientos, ¿Qué tanto importa si muchos se declaran opositores de todos estos cambios? Solo tienen miedo de lo que los rodea, incluso tienen envidia porque ese temor no los deja pertenecer al cambio. Nosotros somos los que debemos reprocharles su vida entera por ser ésta algo que ni ellos mismos quieren. Si bien no puedo expresar con exactitud cómo me ayudaron esas palabras, puedo al menos sintetizar que Cipriano me ayudó a continuar pese a mi propia debilidad por todo lo que se oponía a que yo trabajase por mis sueños. Ese convincente discurso (intensificado por las luces y los colores de París durante aquel atardecer) me hizo entender que solo uno mismo puede impulsar sus propios ideales, que jamás se debe confiar en la aceptación ajena para proceder en búsqueda de nuestro destino. Entonces, aunque me separé de Cipriano cuando volvimos de aquel viaje cargados de enseñanzas, no olvidaría que él me había dado una antesala a una realidad: el cambio en el mundo ya era un hecho. ¿Qué si fue fácil sobrellevar todo lo que este significó? Eso es otro asunto.
-A tres tablasMientras el carro continúa en movimiento, ellos descubren cuan cercana de la infelicidad está su existencia. Han discutido por las razones propias de un amor que en realidad no existe, ese es su caso. La chama le hace saber que se irá de su lado por no soportarlo más, el chamo le comunica que simplemente le da igual. Todo por querer vivir en un mundo de mentiras donde su relación se muestra bajo una perfección supuesta por los demás, mientras a puertas cerradas solo se viven desgracias. Ella grita, él se enfoca en el camino intentando dominar el alcohol que lleva en su organismo. Continúa la vía y las curvas, él cada vez va más rápido y ella sin dejarse llevar por su intimidación al no mostrar miedo. Ambos usan siempre una máscara que hacía tiempo habían deseado crear, una con apariencias vacías, falsas risas, hipócritas comentarios, esteroides para los músculos y operaciones de estéticas que prometían belleza. Sin prestar atención a los otros mundos que los rodean y que poseen algo más que la vanidad y el ego a la que están acostumbrados. No recuerdan ya ni siquiera porque continúan juntos viviendo esa mentira de «qué bonita pareja hacen» como les dicen a diario; sonriendo para agradar, agarrándose de la mano para parecer que están mejor que nunca, tomándose fotografías donde parecen felices para continuar caminando en su círculo vicioso. Pero ahora él acelera más aún y ella se refugia en lo que muestra la ventana para no delatar que si empieza a sentir miedo. Esa es una madrugada típica de fin de semana y ya ni ellos mismos saben porque sus vidas son de esa forma. Solo reconocen que igual a éstas son las de sus amigos, conocidos y familiares, es la única forma de actuar que conocen y que, a pesar de todo, abrazan para sentirse que son parte de este mundo. Así es su realidad, sus vacíos esfuerzos, sus tatuajes simbólicos que en realidad no tienen ningún significado, la siguiente generación de celular que llega y que deben comprar o morir en el intento, la salida semanal al restaurant de moda que algún amigo haya recomendado; la ropa de marca que tanto usan es igual a su propia forma de ser: solo algo para mostrar a los demás. Se dice que en una sociedad no faltan estereotipos como los que representaban ellos, sin embargo, el problema surge cuando estos pasan a ser la mayoría. Es quizás todo este escenario una cadena de sucesos procedente de generaciones anteriores igual de huecas, igual de vanidosas. En ellas vivir de las apariencias es más importante que el hecho de vivir por sí solo.
Entonces el chamo acelera más e incluso él mismo termina sintiendo que se ha excedido. La chama lo nota, retira la vista del teléfono y el corazón pareciera quererse salir de su pecho. Es en ese momento en donde las líneas de ese mundo (que ellos ni siquiera piensan que existe porque no los involucra) se mueven detonando sucesos que van más allá de su ególatra control. Allí, en esa madrugada sin estrellas, sin luna y sin la supuesta maravilla que colmaba sus días, el otro carro que venía en sentido contrario los alumbró de frente sin que hubiese algo que se pudiera hacer para evitarlo. Por última vez se miraron y aunque los ojos de uno pudiesen mostrar mucho al otro, ninguno de los dos descifro amor en estos. Miedo si, pánico revuelto con vestigios de la cólera que ambos experimentaban un instante atrás. Esos segundos parecieron durar más de la cuenta y cuando el tiempo empezó a rodar nuevamente la pareja se había percatado de su nueva realidad. Se acabarían las noches de disco, las marcas caras de ropa, los viajes al extranjero, el whiskey y los cocteles; todo sería fulminado por esa luz cegadora que les arrebataría el placer masoquista de continuar con su obra de teatro. La luz, blanca y radiante, precedida por el sonido del pito de aquel carro que les anunciaba la ruptura del cordón plateado que sujetaba sus almas a sus cuerpos. Luego, finalmente… El impacto. El metal retorciéndose como plástico caliente y adentro de este la chama y el chamo sintiendo el golpe mandado por esa fuerza extraña. Tan rápido como llegó la luz, el pito y el choque, llego la oscuridad y el silencio absoluto. Quizás solo así y por primera vez, acariciarían la idea desconocida para ellos hasta aquel momento de la paz. De esa forma tan trágica, la rumba al fin acabó.
-Abril sin descuentoYa pasaron los años y continúan registrados en mi memoria los primeros libros que pude ojear, aquellos que admiraba en la librería cerca de la plaza y que nunca llegué a comprar. Mi pueblo, aquel recinto heroico que parecía una galaxia entre el universo de mis delirios juveniles. Su gente, sus sitios siempre iguales que aun así no dejaban de crear historias. Sus tradiciones, su cultura, su esencia tan pura; factores ya muertos al igual que los autores que los cultivaban. De eso trata esto, de cómo presencié el final de lo que en algún momento llamé mi hogar. ¿Y cómo ocurriría ese acontecimiento? Simple la respuesta: primero llegó el éxodo de la juventud, luego la fuga de las almas que en él aún quedaban cuando las nuevas generaciones volvieron para llevárselas. Todo porque el futuro había llegado y la bonanza de este estaba lejos, en las grandes ciudades. Fui partícipe entonces de como caímos en picada hasta llegar a la nada. Me hubiese gustado ser más bien protagonista del comienzo y de la creación, no del declive. Los más jóvenes en la casa también se siguieron la historia que ya había empezado, todos menos yo. Me quedé intentando pensar que las cosas serían iguales y engañándome día a día bajo esa ilusión. Finalmente los que habían sido niños felices que jugaban metras en las calles de aquel paraíso disimulado, volvieron también un día cualquiera a nuestro hogar siendo hombres exitosos y le dieron a la vieja y al viejo los mismos argumentos de siempre. Ellos accedieron después de algunas negaciones que de nada valieron ante las propuestas de una vida mejor para ellos en la ciudad. Yo sin embargo, me opuse desde el principio e intente hacerlos cambiar de idea. No prestaron atención y se fueron antes incluso de vender la casa. Ésta quedó desocupada de las caras alegres que durante tantos años la habían poblado. Quedé solo por aquellos pasillos solitarios reviviendo la misma trama que marcaba las calles y cada uno de los hogares en las cercanías. Salía a caminar y solo veía letreros de «Se vende» en los porches y los jardines de los antiguos hogares. Era algo deprimente e incluso patético, sentía en carne propia la maldición que en realidad hacia vibrar a todo el continente sin que yo lo supiera. Quizás era el simple desarrollo de las sociedades: ciudades repletas y pueblos fantasmas. Los días se volvieron meses, los meses años y la soledad se volvió la gobernante de todo aquel vasto imperio en donde el monte soñaba con tocar el cielo porque ya nadie siquiera lo cortaba. Supe desde el principio que no llegarían nuevos
habitantes a moldear historias en las casas que quedaron desocupadas. Primero se vieron espíritus y duendes antes que niños corriendo o ancianos jugando domino. De vez en cuando lloraba en plena plaza sin que me importase tapar mis lágrimas, porque al fin y al cabo no había nadie que las llegase a ver. Confieso ahora que aquellas lágrimas no eran de tristeza ni de nostalgia porque ya esas habían sido derramadas a chorros cuando la fuga había empezado. Las de ahora eran de enojo y de rabia dirigida a los que habían sido alguna vez habitantes de un edén jamás reconocido. No entendía la naturaleza de las personas, huir de la tierra que proclamaban como suyas buscando un placer prometido en lejanos horizontes que nunca siquiera habían pisado. Quizás mi forma de pensar sea obsoleta y anticuada. Cierto es que el mundo es uno solo y tanto da que seamos de un sitio o de otro, la vida igual se desenvolverá bajo los mismos principios. Sin embargo, no lograba centrar mis pensamientos en aquellos ideales tan libres, terminaba siempre con la misma ira hacia los desertores. Muy en el fondo sabía que, fuese cual fuese la cantidad de rabia que generara mi corazón, este no haría que nadie volviese, no llenaría casas y calles de los amigos que antaño había tenido. Entonces llego abril. Un abril como todos los pasados y que fácilmente podía ser otro mes sin que tal hecho importase realmente. Un abril con un único cambio, uno lo tan trascendental como para que la ilusión de mi mundo terminase de menguar. Se instaló en sus comienzos un anuncio en la entrada principal del pueblo que anunciaba que gran cantidad del territorio de este sería destruido con el fin de instalar industrias en él. Éstas pretendían asegurar un futuro brillante y lleno de abundancia. Terminaba entonces esa tierra amada infinitamente por cada uno de mis sentidos, siendo devastado por el desarrollo que parecía más bien un monstro con el estómago vacío y ansias de devorar lo antiguo. Solo así el monte fue cortado y solo así volvieron a verse caras nuevas. Ese abril lleno de nueva vida, estaba atado a aquello en lo que yo solo veía muerte. Morían las ruinas de la vieja iglesia, las aceras agrietadas por el sol y la lluvia, la plaza, la librería y también mi casa. Ésta última estaba dentro del margen del territorio que contenía el anuncio. Era definitivo, no quedaba lugar para mí tampoco en aquel nuevo e imponente reino de humo que se armaría. Este tendría cimientos a base de recuerdos olvidados incluso por los que los habían vivido. Fue en ese mismo abril en el que también abandoné el pueblo sin esperar siquiera a que llegaran las máquinas de construcción, los materiales en grandes cantidades
o las ansias de los obreros trabajadores por empezar su labor. No quise presenciar el instante en el que se montaran los campamentos provisionales o cuando envenenaran con sus costumbres citadinas esa esencia ya mencionada de mi hogar. Me fui antes de que terminase aquel mes sin descuento en las desgracias, sin rebajas al pequeño apocalipsis que había experimentado aquella parte mínima del mundo. Me fui lejos, la mayor distancia que pude caminar. Pero mi norte jamás fue alguna de aquellas ciudades que aborrecía y de las que tanto había escuchado hablar por bocas sonrientes llenas de júbilo. Mi meta fue algún campo o finca en donde pudiese invertir el amor que había quedado luego de que mi pueblo cayera en la devastación, uno en el que pudiese descansar y finalmente observar los últimos atardeceres de mi vida. Hoy continúo buscando ese lugar sin que mis esperanzas acerca de encontrarlo sean abandonadas como ocurrió con el sitio ya descrito en esta. Hay en toda esta trágica anécdota que rememoro hoy sin la mayor emoción, dos puntos de gran curiosidad para mí: el primero es que siendo yo el que probablemente más amara al lugar en donde nací y crecí, haya terminado como un nómada errante sin la seguridad de un destino a la vista. La segunda (más contradictoria aún) es que todavía no he mencionado mi constitución: yo soy un viejo gato. Y sin embargo, fueron los humanos los que poco a poco abandonaron (sin sentir remordimiento alguno) lo que ellos mismos habían edificado. Qué triste es el hecho de que un animal termine teniendo más humanidad. El supuesto desarrollo termina comprando almas. 11 de mayo de 1954.
-Andando uno encuentraEntiendes luego de visitar tantos lugares y conocer infinidad de cosas, que este mundo transmite a través de sí mismo la reinvención al individuo. Miré tantos cerros y playas, tantas calles y edificios, que a veces recordar con exactitud cada detalle se torna difícil. Viví tormentas en un mar sin nombre que me pareció tener voluntad propia y el sol llegó a calentarme tanto la sangre que por poco hirvió dentro de la piel. Recuerdo haber pasado en muchas ocasiones por grandes agravios y llegué a sentir en carne propia el pesar del extranjero; aun así, puedo decir que me mantuve terco ante toda situación difícil. Creo que en el fondo me sostuvo en el camino el hecho simple de que estaba alegre de poder vivir cada situación, sin importar que fuese buena o mala. Todo lo que pude ver quedará guardado para siempre entre los rincones de mi corazón. Las personas que pude conocer se mantendrán vigentes en mi conciencia; siempre sonriéndome, hablándome del sitio en donde me encontrase, dándome lecciones de vida dignas de cualquier iluminado. Aquellos seres fueron el más bonito paisaje, me demostraron que éste es un mundo sin verdaderas fronteras y que no somos distintos unos de los otros aunque nos separen grandes distancias. Por fin pude sentir intriga hacia lo que me depararía el mañana y tal factor, lejos de causarme miedo, me dejó saber que mi humanidad continuaba presente, que yo no había muerto sin que me diese cuenta. Ese tipo de cosas tan inusuales me permitieron salir de todo lo que se había acumulado en mi mente a través de los años. Mis prejuicios, mis temores, mis dudas, esos maleficios que me cegaban de un universo que existía afuera de las paredes de mi conciencia. Vivía una supuesta vida perfecta que yo quería creer era cierta; esa mentira, sin embargo, no duró para siempre y las barreras que me apartaban del exterior cayeron una noche de estrés, de tristeza e infelicidad. Una noche en la que presentí que de continuar así, la mía sería una vida desperdiciada sobre esta tierra. Tanto fue el impacto de la revolución que se desarrolló en mi mente, que un mes después salí de mi ciudad y no miré atrás para espantar la tentación de algún arrepentimiento. Luego de mucho tiempo y cuando ya me encontraba lleno con todo lo que había andado, regresé por fin a mi punto de partida. Fue curioso para mí que mis conocidos no lograran reconocerme al principio, no por la barba y el cabello largo que ahora tenía, sino por factores más sutiles: la expresión de mi cara y el brillo de
mis ojos. Realmente había cambiado, no para ser otra persona, más bien para dejar salir lo que en realidad siempre se mantenía oculto. Ahora no pensaba en deudas, preocupaciones pasajeras, desdichas económicas, solo estaba yo y la existencia que quisiera crearme. Increíblemente, en mi interior logré hacer una nueva revelación: comencé aquel viaje con muchas preguntas y cada sitio me dio de alguna forma una respuesta, algún descubrimiento que logró hacerme libre de mí mismo.
-Aún hay chance¡Ejele! ¿Todo bien? La maravilla ha continuado cerca del peligro. Que cosa más fastidiosa que sea en este día de nubes comunes, en el que ese peligro se acerque más de lo normal y trate de quitarnos los ideales. *** Pero hay que concentrarse en lo importante, en el hecho de que aún estamos vivos, de que nuestros sueños aún están en duelo, en que aún hay chance. *** Chance de tener valor en contra de nuestros monstruos internos; de nuestros fantasmas externos que nos jalan los pies en las noches; de los enemigos invisibles que susurran palabras de debilidad; de los zigzagueos que presente la ruta. *** Hay un lugar todavía parecido al «país del nunca jamás». Uno donde no cuenta el misterio de la aventura. Tampoco lo oscuro del cuarto cuando los miedos apagan la luz. Solo importa sonreír como niño.
***
Así como sobra la sal en Araya. Así como sobran las noches por vivir. De esa forma exacta y transparente repito: Aún sobra chance, para la vida y para nuestro mundo. *** Creámoslo aunque nos duela la cabeza y terminemos tomando pastillas para poder dormir. Aunque el mundo nos grite que somos tercos. Nada de eso importa si confiamos en nuestros corazones. *** Lo supe cuando quedaba tan solo una chispa de fortaleza interna. Cuando apenas y podía respirar porque el mareo atacaba a los sentidos. A pesar de que a veces hay que dejar la curiosidad hacia la desesperanza, admito que ésta nos visita a veces con demasiada frecuencia. *** Pero tampoco importa, el final de la tristeza también llega. Así como llegará el comienzo de la imaginación. El puente se dibujará y los sonidos de la fiesta se oirán a lo lejos porque vivir con esperanza es una gran celebración. ***
El efecto secundario a continuar viene cargado de esa energía. Esa que ya describí bajo el lema recurrente e ilógico de este título. Oh chamito que caminas por estas calles llenas de curvas, ten presente que las pinceladas de las acciones con amor son las correctas. *** Busca lo que busques. Encuentra lo que encuentres. Aunque se seque el rio, sigue agarrado a la confianza con la que empezaste. *** La esperanza debió haber sido inventada por algún soñador hace millones de años. Yo pienso que cada ser le fue dando su propia definición a lo largo de su existencia. Hay que ser simple, sencillo e incluso sin muchas expresiones técnicas, en tal caso y como ya dije, solo se debe repetir: «Aun hay chance».
-Bastante de drama para variarLa madrugada está en pleno transcurso y yo solo intento despejar tantos pensamientos. Los dolores de cabeza van y vienen, últimamente éstos han sido un mecanismo de la mente para intentar parar el hecho de que yo me vuelva loco. De repente ese hecho ya ha ocurrido y la locura que intento evitar termine siendo la cordura que mi lógica no logra ver; simplemente nada está claro. No he podido dormir bien porque el mundo de los buenos sueños me esquiva constantemente y por lo general termino en el de las pesadillas. Siempre he odiado a estas últimas, me parecen miedos almacenados que nuestra conciencia logra mostrarnos de esa forma. Quizás todo este mundo sea una pesadilla para quien lo desea ver así, pero ése es el problema, que yo no quiero. Deseo ver las maravillas que existen a mi alrededor, pero que difícil es cuando estas parecen ocultarse. Quizás se trate de saber buscar, de saber encontrar. Los pocillos de café que tomo a estas horas son la gasolina de este insomnio que tanto fastidia. Entonces, como las horas de la madrugada parecieran pasar más lentamente, termino explorando universos paralelos al mío. De esa forma es que por fin me digné a leer un libro. Tal cuestión es para mí una muestra clara de que el tiempo libre es arquitecto de cosas inesperadas. También volví a ver las estrellas, antes llegué a pensar que éstas habían explotado; que ya no existían porque nadie se paraba a verlas. En lo absoluto había ocurrido algo así, al contrario, continuaban en el cielo brillando con más luz que nunca. Se trata de que los que estamos abajo logremos apreciarlas de vez en cuando. Pienso en este silencio que me rodea, es tan grande como la soledad que lo genera. Tal vez yo mismo busqué todo esto, lo único que es seguro es que ya no quisiera continuar siendo parte de algo que no me produce alegría. Es en momentos así cuando logramos entender la importancia de los amigos, de los seres queridos, de los romances que nos mantienen anhelantes al mañana aun sin dejar de querer que el hoy se acabe. Porque no dudo que en este momento yo ya sea un zombie, no dudo que pueda estar anhelando devorar vida porque yo ya no la poseo. Por eso es que pienso demostrar mis propias actitudes cuando despierte de este letargo y pueda reunirme con la humanidad otra vez. Planeo en ese momento sonreír sinceramente y abrazar sin ningún tipo de arrepentimiento. Si algo me ha enseñado toda esta situación, es saber aprovechar cada minúscula muestra de cariño que pueda sentirse o expresarse.
He recorrido un largo camino que en realidad me ha llevado a perderme. Ahora que siento que todo el borroso trayecto por fin se ha aclarado, creo que no extrañaré nada de él. Lo que debemos entender ante todo, es que los malos momentos existen, que estos siempre serán parte de nuestra vida, que aunque los evitemos, ellos siempre encontraran la forma de revivir, pero que a pesar de todo eso, éstos estarán atados a las características de lo transitorio, nunca de lo eterno. Por eso creo que ahora puedo sentirme bien, porque por fin las cosas cambiarán para mejor. Últimamente hubo mucho drama, más del acostumbrado, más del necesario; por fin este ha menguado. Ha llegado otro comienzo, solo espero que me traiga la producción de buenos recuerdos que pueda evocar cuando ya este viejo. Así será.
-Bobadas enlistadasA través de todo este tiempo he podido entender algunas cosas que confieso he tomado como mis propios principios. Sin embargo, estos se tornan tan personales que compartirlos sería dar un poco de mí mismo. Aquello que si puedo comentar sin ningún remordimiento, son esas enseñanzas que me traspasaron tantos momentos vividos. Por supuesto vale la pena aclarar que no son muchas en realidad, esto debido a que mantengo la idea de no dar nada por hecho. Solo espero que sean tomadas en cuenta, no como grandes descubrimientos, sino como lo que realmente son: invenciones de una mente obstinada. Siendo así, aquí van: *La vida solo se vive viviéndola. Aunque parezca una afirmación simple y un poco extraña, es la única que encuentro al hecho de que solo tenemos a nuestra disposición la magia que se desenvuelve en estos momentos. Es importante mantener encendida la idea solemne de que en este instante aun respiramos, de que sin importar los maleficios que se presenten, somos portadores de la esencia existencial al poseer un destino que desarrollar. *Las dificultades son la cosa más fastidiosa que pueda existir y peor aún (como ocurre casi siempre) cuando no entendemos su razón de ser. Somos humanos y tenemos derecho a quejarnos de tantas malas pasadas, sin embargo, mantenernos en dicho estado es contraproducente, es mejor continuar siempre hacia el objetivo sin demasiadas lamentaciones. *Sonreír ayuda mucho, bastante, demasiado. De cualquier cosa y en cualquier contexto. Es un acto que posee su propia belleza. *Nadie nos respaldará tanto como nosotros mismos. Es un poco cliché, pero es la realidad. Por eso mismo es difícil mantenerse ante el caos de ciertos acontecimientos, porque no tenemos a nadie que nos dé palmaditas en la espalda y que nos diga “todo estará bien”. *El amor tiene un papel trascendental en todo proceso de creación que ocurra en nuestras vidas. A esto puedo añadir que el ser humano está ligado a dicha fuerza desde el momento de su llegada a este mundo. Lastimosamente el amor también corrompe debido a su propia naturaleza, cada quien hace de él lo que quiere.
*Las metas, los objetivos, los propósitos, etc, deben ser organizados de acuerdo a nuestro deseo por lograrlos, no deben irse desarrollando de forma espontánea sino en un orden de importancia otorgada por cada quien. De igual manera hay que aclararnos a nosotros mismos cual es el sueño mayor que entrelace todos los esfuerzos de menor trascendencia. A ese gran anhelo conjugado en nuestro corazón es al que conozco como sueño; es quizás el motivo máximo de nuestras hazañas. Gracias a él nada parece tan malo. *Las acciones que tomemos en el transcurso de los acontecimientos determinaran las reacciones a obtener, eso ya se explicó muy claramente hace millones de años atrás. El problema es que el ser humano posee la gran naturaleza de un Ser creador. Esto hace que su poder abarque no solo actos tangibles sino también pensamientos y sentimientos. En todo instante (incluso dormidos) estamos creando nuevas cosas que desembocaran en otros subproductos. A esto le quisiera adjuntar el hecho de que siempre he pensado que uno de los instrumentos más efectivos que poseemos como especie para poder crear, es el habla. Las palabras permiten nuevos génesis. *Hay que tener buena memoria para los momentos que fueron buenos y mala para aquellos difíciles. *Centrar nuestra conciencia en pro de aquellos intereses que nos dicte nuestro corazón con el fin de encontrar la felicidad. A pesar de todo, no podemos llegar a ser flexibles ante lo que nos puede deparar el sendero, solo debemos continuar mirando hacia delante. Creo que éstas son algunas pocas cosas que podría mencionar por el simple capricho de exponer diversas tonterías. Antes de terminar quiero confesar que considero beneficioso que cada persona desarrolle sus propios principios conforme a su percepción de los elementos comunes como los que yo narré anteriormente. Es algo que podría llegar a ayudar a cada quien, no asevero que así será, pero es mejor defender una ideología propia que vivir únicamente proclamando una ajena. Sin más que decir, la lista está a su disposición y espero que sea quemada luego de leerse.
-Brindo por esoLa olvidé cuando me encontraba solo; la vi pasar lejos cuando aún estaba preso; la abracé como nunca cuando acepté ser feliz; era ella: la Libertad. Ahora vuelve a mi vida como un espanto del pasado, igual de bella, seduciéndome con su discurso inspirador. Y yo la veo y me siento alegre, porque sé que no es una mentira, que casi la puedo tocar, que ha regresado a mis devenires para dejar atrás la esclavitud. ¿Cuánto habré caminado sin que estuviese a mi lado? Ya no lo recuerdo. ¿Cuántas noches se alejó de mis pensamientos? Ni si quiera una, ahora entiendo que yo fui el que la alejó. No fue el sistema, tampoco el destino, fui yo y mi incontrolable ansia por decaer. Eso ya no existe, fue un sentir fugaz. Ella en cambio continua siendo inmortal, continua apática a cualquier elemento externo que quiera alterar su naturaleza simple. Porque sí, es simple como todas las cosas que se otorgan en la mente por el propio individuo. Tantos bohemios la conocemos, tantos nómadas la conocemos. Es un milagro cuando se siente hasta en el rincón más profundo del alma, es inmensa como el mundo mismo, es sincera cuando se sostiene con una sonrisa. Entonces Libertad de mis atardeceres más bonitos, de mis amores llenos de gloria, de mis sueños más anhelantes por llegar a la realización, a ti me dirijo queriéndome disculpar por el abandono que te di. No deseo ser fatalista, tampoco pensar que no hay solución, solo quisiera verte una vez más a los ojos y creer en la esperanza que generas. Has estado en tantas conciencias ajenas y aun así te encuentras hoy ante mí. Esta noche turbada por dudas y miedos, esta noche en la que el bolígrafo parecía quedarse sin tinta, llegaste tú nuevamente para que tomáramos algo caliente, para conversar acostados en el techo de la casa. Te digo Libertad, ha sido duro todo esto que he vivido sin ti a mi lado. Ya las rejas están lejos, ya las torturas están lejos, el hambre, la sed, los personajes imaginarios de mi encierro que intentaban volverme loco, todo eso se fue desde que tu volviste a mi Ser. Desde ese momento ya las mañanas me parecen en alta definición, ya mis ojos aprecian detalles antes imperceptibles, ya mis palabras también parecen mejor pronunciadas. Todo porque estás aquí Libertad, gracias te doy porque es así. Cuando me falten solo horas para morir, te miraré a mi lado tomándome la mano, susurrándome al oído que ésta fue una existencia que valió la pena por haberte tenido. En ese momento, cuando ya no conserve vestigios de ésta reencarnación porque mis ojos se hayan cerrado, te llevaré en mi corazón a donde sea que vayan los muertos. Tú que eres tan leal como nadie, no me abandonará en la soledad del exilio. Libertad, vuelvo y me disculpo por los días en los que me volteé y preferí
evitarte. Ahora que puedo pensar con claridad, tengo la certeza de que estuviste siempre a pesar de que me faltase el dinero en el bolsillo, a pesar de que mi estado de ánimo estuviese por el suelo. Mi problema verdadero era menospreciar la importancia de los momentos y lo que ellos me ofrecían. Ahora no es así Libertad, ahora solo quiero experimentarte como jamás creí hacerlo, solo deseo que me permitas acompañarte a ti en todas las odiseas. Antes de que el sol se encienda dentro de unas pocas horas, antes de que pase el frío nocturno de esta plataforma elevada, te lo digo: soy un hombre libre y brindo por eso.
-Cien años ojeandoDesde mi balcón se creó un universo y mi atención estuvo inmersa en todo el proceso. Más temprano que tarde, terminé por entender que el génesis de un acontecimiento es solo la reacción a causas anteriores efectuadas. En este caso, todo aquel espectáculo no sería más que el resultado de infinidad de otras situaciones que actuaban como un mecanismo perfecto y terminaban concluyendo en la nueva cosa. Aparecieron debajo de mí vista habitantes que se multiplicaban, todos llenos anhelos que realizar antes de morir. Yo solo continúe como un espectador omnisciente, sin demostrar sorpresa por cada acción que aquel mundo llevase a cabo. Curiosamente, no tardaron en aparecer romances entre esa población que comenzaba. Al principio fue tanto el derroche de sentimiento expresado por cada víctima de aquella ilusión, que yo pude sentir que el amor continuaba realmente vivo. Sin embargo, la pena cayó sobre aquellas ilusiones y los enamorados cortaron sus lazos antes de que su historia llegara si quiera a ver las estrellas cuando se tomaban de la mano. El amor continuaba entonces oculto, seguramente sintiendo que aún no era el momento de salir a la calle para unir individuos para la eternidad. Entonces se construyeron más obras de cemento y dejaron por fin de levantar casitas de barro. Se entiende al presenciar la construcción de una sociedad, que durante el proceso de crecimiento de ésta, surgen planteamientos de la nada para intentar dirigir los pasos de dicha población. Como siempre, el más inteligente tomó el poder y luego de algún tiempo se volvió loco con éste. No tardó mucho para que algún fulano comenzase a llamar “dictador” a ese ser que abusaba de su mandato. Sin embargo, todo el proceso común fue llevado a cabo: se formó una oposición impulsada por un líder, hubo una guerra civil, se respiró terror en el ambiente, la rebelión triunfó y lograron derrocar al tirano. Por supuesto, también terminaron por darse los acontecimientos seguidos a esa victoria: aquellos que llevaron a cabo esa revolución salvadora, enloquecieron por su posición y terminaron siendo peores que el loco anterior. Luego de que finalmente surgieron ideologías predecesoras a las antiguas y se pasó por el trauma necesario, el pequeño país continuo adelante con mejores sistemas de gobierno. Yo solo continúe mirando.
La naturaleza humana incluida por defecto no es el único factor que interviene en el destino del individuo, su propia y particular esencia posee al final el mismo peso. Tal cuestión fue sin duda, una de las cosas más bonitas de las que fui testigo durante aquella evolución. Pude saber al fin que aunque haya millones de habitantes y todos parezcan iguales, siempre daremos con los que desean moldear su mundo interno. Ese mundo es al final el resultado de aquellos sueños y querencias que nos impulsan a continuar. Ese mundo que habita entre cada rincón del corazón, se torna perfecto cuando ya han pasado los años y damos con él «porqué» de cada suceso vivido. Ese mundo me permitió dar con un último descubrimiento: lo que realmente tendrá trascendencia no será el espejismo de civilización que se cree o se destruya afuera, sino aquel que se moldee adentro de uno mismo. En el momento en el que ya sonreía desde ese balcón en donde había presenciado todos los aconteceres de aquella tierra, fue que algo nuevo ocurrió: baje la mirada y di con los ojos de un niño que me observaba fijamente. Estaba sin camisa y descalzo, parado en mitad de la calle. Me gritó al cabo de un rato algo que no esperaba: « ¿Y tú que tanto miras? ¿Por qué no bajas? ». Era cierto, había llegado el momento de dejar de ver la vida pasar, era la hora de que yo también me abriera paso a través de ella.
-Colofón de un canoso -No sé si te preguntarás porque te dije para vernos acá- dijo el viejo Fonseca a su nieto cuyo nombre ya no recuerdo. -No se me ocurre nada en especial- respondió el joven- Pero me agrada que hayamos venido a este café, como cuando yo era niño y me comprabas refrescos en lugares así, ¿te acuerdas? -Por supuesto que recuerdo. Siéndote sincero, extraño ese tipo de cosas, aquellas pocas que llegamos a añorar después de muchos años y que se añejan en nuestra memoria para hacernos sonreír de vez en cuando al recordarlas. -Yo también las extrañaba mucho, pareciera que fue hace tanto. Les trajeron sus cafés, cada uno endulzó la bebida y Fonseca continuó hablando: -Bueno, quería conversarte de una cosa que me ha rondado la cabeza desde hace un tiempo: creo que he descubierto un mecanismo infalible ante mis miedos recurrentes. -¿De qué miedos hablas?- quiso saber el muchacho. -Ah hijo, los miedos comunes que atacan a todo viejo. Miedo a los días que pasan en los que me vuelvo más débil, más dependiente de otros para poder vivir, más vulnerable al destino; miedo al pasado que me martillea las pupilas cada mañana, cada noche y durante cada sueño, todo porque en él están mis errores y los motivos de mis arrepentimientos; miedo al mundo porque no se detiene en mi deterioro, porque siempre está avanzando y en él ya no hay lugar para los que no se adaptan a su movimiento; miedo a que me olviden en algún momento porque no fui un ser resaltante en la historia y mi nombre no se inmortalizó en algún libro, solo lo hizo en mis documentos de identidad que también terminarán por perderse. Y por supuesto, tengo miedo a la muerte. -No digas esas cosas y también deja de pensar en ellas- respondió el otro pareciendo preocupado- Así como puedes morir mañana, puedes hacerlo dentro de varios años, ¿Quién lo sabe? Eso no depende de ti, ocurrirá cuando deba ocurrir porque así se manejan las cosas.
-Sabes que yo por mucho tiempo también quise creer eso. Pero hoy en día se hace presente el recuerdo de mi papá, ya viejo igual que yo, confesándome que había soñado con un rio, que él estaba en una orilla y en la otra, llamándolo, mi abuelo. En el medio un puente y solo faltaba que él se dispusiera a cruzarlo para que ambos se volvieran a reunir. Ahora que lo pienso, parece toda una visión apocalíptica hacia el propio Ser. Mi papá logró presentir que ya le estaba llegando la hora. -¿Y él murió poco tiempo después de tener ese sueño? -Sí, así fue, no duró mucho más de ahí. Es como si el individuo supiese recibir la señal de que ya va a llegar la culminación de su historia. -¿Y ahora me vas a decir que ya has llegado a ese punto? Creo que entre más te mentalices en eso solo te estarás llenando de supersticiones la mente- respondió el nieto. -No te digo que haya llegado a ese punto, tampoco que ando viendo gente muerta en sueños, solo quiero expresarte que ya es hora de que piense en que, tarde o temprano, yo también me iré de este mundo. ¡Hombre, si casi cumplo los ochenta! No es fácil llegar hasta acá después de todo lo que he vivido. -Ok abue, solo no me gusta pensar en esas cosas. Yo te quiero mucho y quisiera que te quedaras conmigo para acompañarme siempre, para que vayas a mi boda, para que conozcas a tus bisnietos, para que te sientas orgulloso de mí. -¿Dudas acaso que ya no lo esté? Debes entender ante todo que esta vida es un hecho pasajero. Las cosas deben ser así, naces y mueres, e incluso (¿Quién sabe?) se vuelve a nacer y se vuelve a morir… Y la clásica lagrima de tristeza fulminante, se revelo a través del ojo izquierdo del nieto. Al final, él sabía que era cierto: la vida en realidad pende de un hilo tan fino que se torna muy débil como para dar argumentos veraces sobre su duración. Su abuelo quizás sí debía pensar en todo aquello de la muerte después de todo. -Aja, está bien- dijo secándose con la manga de la camisa aquella sustancia acuosa que materializaba su dolor por aquel tema- Entonces cuéntame, ¿Cuál es ese mecanismo que has descubierto para alejar tus miedos?
-Es muy simple en realidad: solo necesito aceptarlos. Ellos se convertirían en verdugos que matasen mi alegría, mi tranquilidad, mi naturaleza, en estos días en los que mi cuerpo caduca por el peso de los años; todo para martirizarme a mí mismo al agitarlos constantemente en mi conciencia. Aceptarlos e incluso, en un sentido que va más allá de lo figurado, abrazarlos. Solo así podría llegar a enfrentar todo este proceso de la vejes con verdadera paz. Nací en una dictadura, me crie entre gobiernos corruptos, fui padre durante una guerra y abuelo durante la gran recesión, ahora pienso que quizás, merezca un respiro después de tantas desgracias. -¿Y ha funcionado? ¿Te has sentido mejor reconociendo todos esos factores que me cuentas? -Sí, un gran peso se ha ido, ya no me atormenta verme siempre sin tu abuela a mi lado. Eso, por ejemplo, es algo que me hace entender que el amor es también un acto de liberación. No podría llegar a resumir en pocos términos lo grande y extensa que ha sido esta vida. Concluyo entonces que es por ello que la fuerza se desgasta a pesar de nuestra terquedad porque así no ocurra; y está bien, me alegro de que ese sea el procedimiento de los sucesos. -Y yo me alegro de haber nacido siendo tu nieto. Gracias por todo abuelo, por cada cosa que me enseñaste y todo tu amor. Me siento orgulloso de ti, de tu espíritu inquebrantable que, incluso tocando este tipo de temas, continua superponiéndose a toda calamidad. -Gracias Chechito- así era como siempre había llamado Fonseca a su nieto- Te amo como amo a tu padre, son sangre de mi sangre, son lo mejor de mi vida. Hablándote de otras cosas, te cité hoy en este lugar no solo para aburrirte con las palabras anteriores; quería decirte personalmente que a partir de hoy (porque no me quiero esperar a ningún testamente inútil) es tuya la casa de la playa en Margarita. Para que compartas con el mar tus sueños e ilusiones, tal y como lo hice yo desde que era niño.
-Comiqueando andoA pesar de que la carga del cansancio ya está atacando, aún me encuentro acá queriendo soñar. La vida nos muestra tantas maravillas en su desarrollo que terminamos concluyendo con total seguridad una variedad de cosas muy limitadas. Todo evento empezaría por una acción, toda acción por una decisión, toda decisión por la conjugación de un deseo y un pensamiento; esto en conjunto para dar como resultado un determinado escenario. Han pasado muchas noches desde que yo entendiese (después de muchos malos ratos y diversas lecciones aprendidas) que de esta forma se mueve el mecanismo de la historia. Pero somos jóvenes todavía, en espíritu y convicción poseemos la misma chispa vital con la que hemos empezado. Esa fusión exitosa de elementos poco entendidos es la que nos llevará a alcanzar lo bonito de nuestra odisea propia, ese clímax deseado en el que nos reconozcamos a nosotros mismos como seres felices. Habiendo tantos factores en el transcurso de los acontecimientos, es lógico que lleguemos a entender el porqué de la locura humana. Pero también está el hecho de que seamos víctimas de nuestra fascinación por truncar nuestro camino a base de dudas. Reconociendo desde un principio las variantes negativas que podamos llegar a encontrar, es propio de un individuo que posee valor no prestar atención a nada y arrebatarse ante el peligro de soñar con fe. Porque esa es la verdadera fe, la verdadera esperanza: creer en lograr todo lo que pueda pasar por nuestro corazón sin importar el hecho recurrente de que terminemos por fracasar. ¿Qué importa el fracaso? Esta es una sola vida, hay que aprovecharla sin miedos a lo desconocido. En el devenir de la historia ya han debido de haber demasiados seres encapsulados en realidades infelices a causa de sus propias inseguridades, no hace falta que hayan más. ¡Qué bueno sería pasar todo un día viendo las nubes pasar! Las maravillas de este mundo quizás nunca acaben si continuamos prestando atención a lo más simple y sencillo. En esta madrugada de estrellas fugases que hacen encandilar mis esperanzas, puedo volver a ver mis manos y captar que en realidad éstas pueden lograr cualquier cosa. Persiguiendo esa verdad es que se llena mi corazón de nuevas fuerzas y comienza a bailar. Las personas que viven en mi cabeza llegan al fin a una decisión unánime: alcanzaré todos lo que me proponga. La verdad única de las cosas se moldeará a nuestra propia concepción de ésta. La mía propia ha surgido por si sola y ha logrado hacerse un sitio en mi conciencia. Por eso y por
todo lo demás, no importaran los males existentes, solo el hecho de que yo viviré felizmente mis días siempre y cuando pueda desarrollar en éstos mi propio destino. No habrá nada más que decir pero si mucho que hacer. Los fuegos artificiales al fin están iluminando el cielo del porvenir.
-Conviviendo conmigo mismo¿La incomprensión hacia uno mismo termina por convertirse en locura? Desde el principio nos enseñan a vivir en el presente, que el futuro esto y que el pasado lo otro, pero que el presente siempre es lo que realmente importa. Yo con mi presente me siento algo incómodo y temo incluso a que esa incomodidad termine por convertirse en molestia absoluta. Quién sabe si esto llegue a pasar, el devenir constante me ha enseñado a no dar nada por hecho y a ser precavido con las supuestas verdades absolutas. En lo que más pienso es en mi propio interior. Éste últimamente ha sido visitado por dudas que van y vienen como zamuros que acechan a mis ilusiones agónicas. El hecho está en eso, en mi propio Ser y en que no puedo evitar ser un poco pesimista ante el paradero de mis sueños ya agotados por tantas bajas. Ahora que reparo en todo esto, soy incluso un poco patético al confesar sin pena ni gloria las tormentas que arrecian en mi contra y lo inútil que me muestro intentando evitarlas. Supongo que todos pasamos por momentos así, pero a mí me causa pavor pensar que llegará un momento en el que no sepa sobrellevar las desdichas. Incluso mis propios defectos se hacen oír constantemente, son otra causa del martirio. A esto le sumo la historia que en algún momento me contase mi papa sobre Pegaso y un héroe cuyo nombre no recuerdo. En ella, dicho hombre encontraba la forma de domar al caballo alado mediante el estudio diario de su comportamiento. La lección de aquello era que lo mismo pasaba con nuestros defectos y vicios: hay que estudiarlos y comprenderlos para poder domarlos, o en su debido caso, exterminarlos de nuestras vidas. Pensar en ello me da más rabia porque entonces es mía la culpa de ser tan dependiente de esta personalidad llena de mañas. De esa forma se me están yendo los días, las fuerzas y, sobretodo, las ganas de continuar en esta lucha porfiada contra la derrota. A veces me miro al espejo y no me gusta lo que veo, otras veces no logro dormir o concentrarme durante el día. Constantemente busco esas supuestas «respuestas» que se supone le darían claridad a todo lo que me rodea. Solo así las dudas se irían y la alegría volvería para generarme sonrisas. Sin embargo, esas repuestas continúan haciéndome pensar que esta existencia es más simple de lo que muchos llegamos a pensar, que en realidad si somos animales con un raciocinio elevado solamente, eso y nada más.
La indiferencia llega a mis pupilas ante todo elemento con un mínimo de grandeza. Cuestiones con esa naturaleza ya carecen de importancia para mí. Solo busco mantener la pelea que llevo conmigo mismo. Pero entonces si mi loca teoría de las personas que viven en nuestra cabeza y que en conjunto nos conforman como individuo resulta en esta cuestión, la lucha se multiplicaría en mi caso particular. A veces me aburro de esto para ser sincero, vivir siendo tan cuestionado por mi propia persona es bastante fastidioso. Aunque claro está, creo que continúo siéndole fiel a esta situación en busca de un crecimiento personal que me haga decir “valió la pena”. Entonces una vez más estoy en este extraño sueño que cada vez pareciera hacerse más real. Quizás la diferencia entre eso (lo real) y lo ficticio, sea más intensa conforme avanzamos en el trayecto de esta carretera. Siendo así, ya no distingo la verdad de la mentira, lo imaginario de lo tangible, lo imposible de lo posible. ¿Será real el amor? ¿Y la felicidad? ¿La tristeza o el temor? ¿Y lo que los cinco sentidos perciben? Supongo que de eso se trata el factor de que podamos pensar, de intentar darle respuesta propia a todas nuestras interrogantes. Por eso es que constantemente mantengo aquel debate arduo con mis propias inquietudes, algunas de las cuales han sido reveladas con anterioridad mediante las pequeñas preguntas formuladas. Así me la paso siempre: hablando solo e incluso enojándome por no poseer la suficiente sabiduría como para saber contestarme. Confieso que no es nada llevadera la convivencia con este “otro yo” que se ha desarrollado. A veces me creo verlo frente a mí, de brazos cruzados mientras me observa, con mi misma apariencia y sin articular palabra alguna, pareciera querer ponerme a prueba. Yo intento satisfacer su deseo, sin embargo, termino siempre en un callejón sin salida marcado por un “Bueno… No se” o un “No tengo idea” que solo logran enfurecerlo. Qué triste se torna así mi vida porque ha dejado de rozar con lo establecido con la palabra «común». Con respecto a la pregunta realizada al comienzo, creo que la incomprensión hacia uno mismo define su importancia dependiendo del individuo. En mi caso creo que la anormalidad realmente ha llegado y yo en vez de obviarla dejando atrás todo este asunto, prácticamente la acepto al continuar debatiéndome con mi propio razonamiento. Lo sé, ya me volví loco. Entonces me doy cuenta de que he podido responder la interrogante después de todo.
-Crónica de una madrugada azulSábado otra vez. Escoger que se usará para la noche siempre es algo simple, a menos de que sea una ocasión especial, en ese caso todos son indiferentes a que su vanidad aflore. En este día ocurrirá una de esas oportunidades y ha sido esperada pacientemente. Entonces pestañeo y ya voy en camino hacia el sitio, mi concentración divaga por la expectativa hacia lo que ocurrirá. Mientras esa noche es aparentemente común para muchos, algunos otros sentimos que somos estrellas girando en el universo. De nosotros dependerá el brillo que emanemos. Ya he llegado al sitio y solo percibo un eclipse en mis ojos producido entre adrenalina y la emoción. Más temprano que tarde lo demás dejará de importar y las explicaciones no tendrán algún sentido. Solo está esta música que parece algún tipo de alucinógeno llegando hasta nuestros oídos y que nos lleva a la gloria. Bailar sin parar ya no es solo una opción, es el todo con el que podemos sentirnos libres. Ese factor (la libertad) en este momento se vuelve un concepto extraño, ¿acaso no siempre somos dueños de nuestro destino? Si… Pero este es otro tipo de experiencia, una que solo es producida por estas circunstancias especiales. Es la libertad a la que nos induce el clímax de la situación y cada pulsación de euforia recorriendo nuestra conciencia. Sé que tengo que aprovechar esta locura, que debo tener claro que ésta no será eterna porque el reloj va asesinando los segundos restantes. Llegará el momento en el que toda esta ilusión llegue a su fin. Mientras tanto, la hermosa mujer que me acompaña continúa bailando en frente de mí sin preocuparse por el tiempo que queda. Mantiene sus movimientos frenéticos que no paran de hipnotizarme y que me hacen sonreír haciendo que el delirio roce con la felicidad. Siento su tacto cuando en pleno éxtasis tomo su mano; huelo el perfume de su cuello cada vez que se acerca; saboreo sus labios cuando por fin, en un momento de alineación galáctica, ambos sedemos ante la maravilla de un beso. Todo siendo aún acompañado por el sonido de esa música que estremece nuestros corazones. En fin, mis sentidos están a punto de colapsar por el conjunto de tantas maravillas. De repente ya se ha extinguido la magia y hasta ahora es que vengo a notarlo. La sucesión de buenas canciones se ha terminado y mi pareja de baile ya se ha ido. No importa, la volveré a ver e incluso me atrevo a decir que viviremos circunstancias así de increíbles nuevamente. Ahora estoy caminando junto a algunos amigos por
una calle que está en una subida. Deben ser la tres de la mañana o quizás ya falta poco para que amanezca. Reímos como si la alegría nos alimentase; tal vez en ese escenario realmente sea así. Ahora, cuando hay mareo etílico y algunas frases incoherentes, muchísimas cosas dejan de tener verdadera importancia. Tanto dan los aparentes dilemas que el mundo o cada uno de nosotros este enfrentando. Aquel instante en el que la fiesta aún se oye a nuestras espaldas, es totalmente apático a la realidad, solo encapsula a un grupo de humanos que comparten su mejor faceta: la amistad sincera. Ya por fin estoy en mi casa y efectivamente el sol está por salir. Hago un recuento mental de lo que ha ocurrido, aunque la memoria resalta algunos momentos sobresalientes. Entonces entiendo que aquella madrugada vivirá entre mis recuerdos durante los días, meses e incluso años venideros. Todo porque en ella pude sentir un pedazo de luz escondida en plena noche. Únicamente queda sonreír un momento abrazando esa soledad fugaz e ir a dormir tantas horas se pueda. Después de todo ya la fiesta se acabó y solo quedan fotografías que aseveran retazos de lo ocurrido. Es domingo otra vez.
-Dale pa’ lante locoNo pude dormir esa noche porque a la mitad de esta me despertó un fantasma. Ya no recuerdo que estaría soñando, o si el sueño seria de esos en los que uno no quiere despertar, solo sé que el individuo que tenía al frente ya no estaba vivo aunque yo lo pudiese ver. Estaba sentado en el piso del cuarto en posición de flor de loto, descalzo y con la mirada fija en mí. Aparentaba mi edad aunque se viese cansado como si estuviese trasnochado. A pesar de mis miedos internos a tal curioso espectro, guardé silencio y ni siquiera me moví. El en cambio continúo ahí por unos minutos, detallándome como si me evaluara a partir de mi apariencia. Mi mundo se entumeció y se volvió más chiquito cuando, sin previo aviso, el ser espectral empezó a hablarme: -Estas aquí para conocerme y ni se te ocurra pensar que es al revés- dijo con una voz ronca que no hacia juego con su apariencia juvenil- No me importan tus dudas, tus miedos o tus cargas del pasado. Me importan sus aptitudes, tus sueños, tus ganas por salir adelante. Tampoco es relevante el hecho de que tus defectos se mantengan vivos, sino lo que hagas constantemente para acoplarlos a tu realidad. Es una mala idea esa de ir por la vida intentado salvarnos del mundo. Es mejor hacernos parte de él. Fundirnos entre su imperfección y aprender de ella. Dejar a un lado por un momento todos los libros, los tecnicismos y los nombres difíciles de recordar. Simplemente dejarte llevar por la simpleza que propone el medio, sabiendo presenciar en esa simpleza lo que realmente esconde dicho ambiente. Es un proceso bastante difícil de lograr y casi nunca se mantiene por mucho tiempo la esencia de esta filosofía. Con la negatividad que se entromete siempre entre tus propias indagaciones, es que terminas sentado en el sillón de la sala preguntándote el porqué de una vida como la tuya y de las cosas que te pasan. Yo había agachado la cabeza y hundía los ojos en el suelo para evitar mirar al fantasma. A nadie le gusta escuchar una verdad que es dicha crudamente. Él continuo hablando, pero también hizo caso a lo triste que se había tornado mi expresión. -Te entiendo amigo, entiendo tus delirios y tus heridas profundas, tus noches de depresiones solitarias. No pienses que por no ser humano yo deje de sentir, al contrario, en esta condición uno desarrolla más corazón que nunca y la crisis se vuelve tu mejor amiga cuando el corazón se hace débil. También entiendo la
pobreza, aquella que no te deja comer cuando el dinero se cuela por los poros de la necesidad. Las deudas las entiendo al igual que los sacrificios. He hecho varias tesis sobre cada uno de esos temas y he escrito libros sobre lo mal que se vive cuando el destino se abraza al capricho de ponernos a prueba. No creas que eres el único porque también soy como tú en más de un sentido, no solo en los malos que ya he nombrado. -¿Porque me dices todo esto?- lo interrumpí gritándole, cansado por sus palabras¿Por qué me vienes a martirizar como si yo fuese Ebenezer Scrooge? ¡Déjame! ¡Vete y déjame! Él sin embargo continuo hablando con la misma tranquilidad, como si supiese que yo reaccionaria en algún momento de esa forma. -¿No lo entiendes aún? Queda mucho trabajo todavía, quedan más días de dormir tarde y luego despertar temprano, más problemas y más luchas que parecerán carecer de sentido. Sin embargo eso no importará, yo vine más bien a recordarte el porqué de tus martirios y tus malos tramos, vine a intentar renovar tus fuerzas, esa es mi misión. La esperanza también está siendo acaparada en este mundo y cada vez se nota más su escasez. Compañero, nada de eso tampoco importa. -¿Entonces qué es lo que sí importa? ¿Que continúe tras un ideal que quizás ni siquiera es el correcto? ¿Que continúe con la ilusión de que los sueños se cumplen? -Solo te pido que creas en ti, que tengas fe, que dejes de ser la víctima, que busques felicidad. Que esa revolución que se cree en tus pensamientos esté ligada al milagro de sentirte capaz de cumplir lo que desees. Que vuelvas algún día a Canaima y que no te quedes sin mirar ese paraíso por pensar en cosas menos importantes que disfrutar del presente. Yo te ayudaré desde la lejanía, desde un faro distante que guíe las curiaras de tus ilusiones, aunque más no puedo hacer. Te puedo mostrar la luz, tú deberás ir hacia ella. Al final de cuentas, yo sí creo en ti, sé que lo lograras. Lloré esa noche hasta que sentí que las lágrimas se habían acabado y en algún momento caí dormido en la cama de la que nunca me despegue mientras hablaba con el muchacho que tuve enfrente. Al día siguiente desperté y no supe si creer que aquella conversación extraña y fugaz había sido real o quizás solo un sueño en el que mi subconsciente me recordaba verdades. Verdades que muy en el fondo
sabía eran ciertas, aunque las olvidase por las situaciones complejas con las que debía lidiar constantemente. Siempre sentí que la primera opción fue la que sucedió y que aquel individuo sí existía realmente. Ahora que lo pienso, quizás no era un fantasma sino un ángel muy desgastado por tantos milenios de ayuda a los mortales.
-De la tragedia del que palpitaYa lo he pensado bastante y me doy cuenta de que es muy triste tener que cargar historias adversas en la memoria. Pareciera que esos segmentos son necesarios y comprenden una gran parte de nuestra existencia. Yo quizás nunca deje de creer en que las tragedias más sufridas no son aquellas desdichas que experimentaban los personajes griegos de la antigüedad; para mí la sepultura de un romance, el exterminio de un idilio entre dos enamorados, es la peor de todas las desgracias. Peor aún si ambos individuos se amaron con locura, ese sentimiento se vuelve veneno cuando ya ha pasado el tiempo y se rememora el recuerdo de aquellos momentos de pasión. El amor es así y acepto que de él he llegado a hablar bastante. Quizás mi corazón se ha cansado de anhelarlo tanto que he llegado el punto en el que solo lo siente a través de reminiscencias. La vida me enseñó a disfrutar de cada segmento, de cada respiración realizada sin importar la circunstancia que se experimentase. No creo haber ido en contra de tal idea más que con el escenario planteado anteriormente, aquel de la ruptura de algún romance que hubiese llegado a su fecha de expiración. Todos los seres humanos tenemos ese lado melancólico ante aquellos eventos que marcan nuestros días por desventuras amorosas. En mi caso, no niego haber vivido romances intensos que lograron marcar mis días hasta el sol de hoy. De todo lo que podría encontrar entre el almacén abandonado de mi memoria, con mis miedos, mis errores, mi forma de ser, estará en un cuarto distante la imagen de aquel amor que pareciera nunca haber existido. Quizás éste fue mi media naranja perdida, el alma gemela que no logré retener, la doncella en peligro que no salvé; simplemente, esa mirada que aún evoco en las madrugadas bajo el sentimiento nostálgico que comprende el alejamiento. Las fuerzas que desencadenan un «te extraño» son la prueba de que a pesar de que ambos seres estén separados, continuarán siendo víctimas de aquel sentimiento que un día los unió. Puede pasar tanto tiempo como el que se llegue imaginar, pero el amor verdadero nunca muere, nunca se desvanece. Solo se llega a esconder en los confines de alguna fotografía, de alguna canción, de una carta guardada. Un instante cualquiera vuelve a florecer y es cuando aquella tragedia ya expresada se desboca por nuestro corazón hasta hacer brotar alguna lágrima generada por la más pura tristeza.
Resulta mejor ser fuerte luego de ese doloroso adiós, aceptando que probablemente fue lo mejor, demostrándole al mundo que el amor es un laberinto enrevesado que no siempre termina con un final feliz. Disfrutemos de cada beso y cada abrazo, de cada cursilería como si fuese la última, así el recuerdo y la lágrima, la amargura y la nostalgia trágica del palpitante, será precedido por una sonrisa que reconozca que fuimos felices junto a esa persona aunque ya no esté a nuestro lado.
-Décimo pisoMientras tanto seguía lloviendo y el cielo estaba tan nublado que hasta daba tristeza. Mi oficina en aquel entonces tenía una ventana grande que permitía una vista amplia del centro de la ciudad. Aún me desempeñaba como periodista y eso me servía para sobrevivir, aunque el trabajo en si no me hiciera para nada feliz. Mejor dicho, realmente odiaba tener que hacer algo que no me gustaba y tal era el caso de ejercer esa profesión que yo no había elegido, sino que mis padres me obligaron a estudiar. Había soportado tanto tiempo allí porque la vida resultaba cada día más costosa y las opciones de empleo eran tan limitadas como las de que dejara de llover en aquel momento. Qué situación tan problemática. Miré impaciente el reloj, ella estaba retrasada como de costumbre. Mi psicóloga siempre se había caracterizado por muchas cosas pero nunca por ser puntual. Estaba tan acostumbrado que jamás me inmutaba cuando llegaba una hora tarde a las consultas que ella misma hacía. Aquella vez, sin embargo, era diferente y yo la necesitaba con urgencia. Hacía tres años que había ido por primera vez a la primera de sus terapias y desde entonces la veía un par de veces al mes. Milagrosamente no había encontrado a una hermética especialista de la mente, sino más bien, a una amiga incondicional. Las sesiones eran en realidad largas conversaciones acerca de tantos temas llegasen, hablábamos de como veíamos el mundo, de cuestiones tan profundos que me llegaba a sentir un verdadero filósofo, o simplemente, de lo que nos estuviese ocurriendo en ese momento a cada uno. Tan grande fue el vínculo que se creó de manera natural que, luego del primer año, me dijo que no me cobraría más la consulta argumentando (ante mi negativa a aceptar) que no era nada justo que continuase ganando un dinero cuando en realidad no estaba haciendo otra cosa que conversar con un amigo. Así era ella, una mezcla extraña entre libertad, irreverencia, belleza y amabilidad. Nunca sabía realmente que estaba pensando, pero así me agradaba. Yo agradecía a la vida continuamente por haberla traído hasta donde yo estaba. Entonces aquella tarde yo estaba sumido en un nuevo acontecimiento, uno que no esperaría por mí y que por tanto, debía ser resuelto a la brevedad posible. Se trataba de que yo debía tomar una decisión. Querer amaestrar las inquietudes internas es a veces más difícil que la inquietud en sí misma, eso quizás era lo que me estaba ocurriendo. Sin embargo, yo no hacía nada más que continuar viendo la lluvia que caía, el clima gris que cubría toda la ciudad, los carros deambulando
entre aquel tsunami disimulado, esperando a que ella por fin llegase. Lo hizo luego de media hora de esperarla (una que se fue más rápido de lo que pensé), le serví café caliente por el frio y nos sentamos a hablar. Le comenté todo lo que ocurría, de esa decisión que yo debía tomar y de lo que esta conllevaría. Ella me miró como siempre, y por fin me dijo: -Tu sabes muy bien qué hacer, si me cuentas toda la historia es porque deseas convencerte a ti mismo de lo que quieres realmente. En realidad yo nada puedo hacer. -Quiero que me des tu opinión, quiero saber que si lo que pienso hacer es lo correcto. -Creo que solo tú mismo puedes determinar lo que harás, no solo porque mi percepción de “lo correcto” puede llegar a ser distinta a la tuya, sino porque así no podrás culpar a ninguna otra persona más que a ti mismo por el resultado final. La verdad no creo que debas hacer otra cosa sino lo que crees conveniente. -Solamente no quisiera equivocarme… -Te equivocas al sentir esa duda, no hablamos de algo etéreo y desconocido, sino de la decisión misma de tu corazón. Síguelo y corre detrás de él todo lo que puedas… Un mes después supe la veracidad de la conversación que habría mantenido con esa mujer que tanto me había ayudado: renuncie a mi trabajo infeliz como periodista y me fui de la ciudad tras la ilusión del cine, aquella aventura que si causaba ilusión en mi mente. Ahora que ha pasado tanto tiempo desde que tomase aquella decisión, he podido entender que en realidad no podría saber si fue la mejor. Solo sé que fue mía y que, por tal la cuestión, ésta ya se torna distinta. Mi vida por fin comenzaría a tomar rasgos adquiridos por mis deseos y convicción, no por otras personas cercanas a mí. Ella entendió tal cosa y por eso no me dijo que hacer, solo dejó claro que era mi destino lo que estaba en juego y que únicamente yo podría moldearlo. Es increíble que durante nuestra vida lleguemos a dar con personas tan sabias y que aun así, no siempre lo entendamos al momento. Por ella es que ahora mi película resulta ganadora en este festival tan famoso, por ella es que puedo decir que en este momento soy feliz.
-Diálogo en la barraAunque la música estaba alta, en el bar aún se podía conversar. Zara fue la que le habló primero a su amigo Lalo: -Lo que quiero que me expliques es ¿Qué es lo que tú quieres? -Eso es simple: lo único que quiero es empezar de nuevo, que llegue el final de toda esta situación que he llevado hasta ahora- respondió Lalo. -¿Y crees que esa es la verdadera solución? -Sí. Necesito empezar desde cero. No lo niego: fue bueno mientras duró. La cuestión es esa, que ya no durará más, que ha llegado el momento preciso de continuar más allá de ésta realidad que envuelve mis días. No creo en los arrepentimientos, tampoco en dudas sobre actos pasados, solo creo en la oportunidad de rearmar un nuevo escenario. Solo así puedo llegar a ser lo que no he sido, puedo actuar de forma distinta a toda la que haya mantenido anteriormente. -¿Y cuál es la razón de querer buscar ese cambio tan radical?- quiso saber Zara interesándose en la respuesta que le daría el otro. -Creo que la causa de ésta decisión es porque el marco que llevaba mi vida ya se venció, simplemente había llegó a su fin. En este momento la monotonía ha engullido mi presente, he llegado al punto en el que la infelicidad propia comienza a pasar factura. Pero como todo lo demás, éste también es un proceso del qué aprender algo. Para mí esto ha significado darme cuenta de que somos dueños del rumbo que tomemos, que nunca será muy tarde para cambiarlo todo. La conversación comenzaba a ponerse dramática. Aquellos dos seres habían permanecido juntos en buenas y malas pasadas, en difíciles y adversas circunstancias. Pero algo le pasaba a Lalo que hacía que la otra lo viese como a un desconocido. Entonces Zara continúo con sus interrogantes: -Hablas de grandes cosas pero, ¿Estás seguro de querer entrar en terrenos tan complejos como aquellos que querer cambiar tu vida? -Pues no niego tener miedo, ¿Cómo negarlo a él que me ha ayudado a entender también toda la valentía que puedo generar? No podría. Pero lo que si debo hacer
es disimularlo y lograr que no se me note en la cara. Más aún, no permitir que se inmiscuya en mis actos, en la realización de tantas querencias profundas que deseo alcanzar. Siempre he confiado en el poder que tienen las renovaciones internas en cada persona para que éstas logren entender ciertas cosas de su propia existencia. Creo que al fin me ha llegado ese momento a mi propio ser. Sí, lo sé, hablo como si realmente supiera lo que estoy haciendo, cuando la verdad es que la inseguridad está presente. Ésta en realidad ya no me importa, cuando se llega a este punto, muchas cosas dejan de poseer la misma importancia. Zara miró por primera vez con asombro a su amigo. Algo realmente había cambiado en él. Su expresión, sus gestos, las palabras que utilizaba. De fondo sonaba una canción de música electrónica, de esas que parecen llenarte de alegría sin importar que tan mal te sientas. Entonces le habló a su compañero con el apoyo que requería tal instante: -Te entiendo, no sé cómo, pero te entiendo. En este momento solo importa lo que la vida te ofrece, es decir, un universo de oportunidades, de maravillas que resultan increíbles y que lo incitan a uno a alcanzarlas. Quiero que sepas que cuentas con mi apoyo sin importar lo que pase. -Gracias de verdad. Estos días han sido complicados, ni te imaginas lo que se siente tener ganas realizar cosas increíbles y que las dudas te acaparen el panorama. Eso ya no será más así, buscaré encontrar todo lo que me proponga. Y la música continúo escuchándose en aquel sitio tan lleno de gente. Los dos amigos ni siquiera se imaginaron que esa sería la última vez que se verían en mucho tiempo. Lalo siguió con su indumentaria de deseos e ideales que buscaron ser distintos a los desenvueltos hasta entonces en su vida. Zara, entendió que las enseñanzas también llegan a través de otras personas. Ninguno volvió a ser el mismo.
-Diálogo entre invisibles-¡No! ¡No se puede! Uno de los nuestros no debería andar inventando tanto. Nosotros ya estamos bien como estamos. -¿Y si yo quiero algo más? ¿Eso es malo? -Pues así son las cosas. Además no tienes por qué querer algo más, confórmate con lo que tienes ahora, deja el capricho a un lado y procura ser realista. -¡Yo soy realista! Jamás he dudado en que lo que quiero deje de ser real, yo puedo conseguirlo siempre y cuando luche por que así sea. -Tú sabes muy bien que no solo se trata de luchar, se necesitan muchísimos factores aparte del simple deseo. -No puedo creerte. Tengo la certeza contundente de que soy capaz de lograr mis metas, podré cambiar mi mundo algún día y toda esta zozobra cederá ante el peso de mis ilusiones. -Hablas con mucha seguridad pero, ¿Qué pasará con todo ese anhelo cuando las luchas sean más constantes que las recompensas, cuando el tiempo pase y tu continúes intentando llegar hasta aquella felicidad inexistente, cuando la derrota arranque tu esperanza y carcoma tu sonrisa para siempre? Recuerda que esta vida es una sola, desperdiciarla con intentos inútiles de grandes proezas es solo una muestra de gran incesantes. -Entonces seré insensato. Porque mi recompensa misma será poder luchar, levantarme cada mañana con un nuevo brillo en los ojos al saber que ese será un día de nuevos descubrimientos y que mi esperanza será la generadora de mi sonrisa. Siendo así, esta vida será digna de ser vivida. Me emociona la idea solo de pensarla. -De verdad quisiera que entendieses como es la naturaleza de la vida. Veo, sin embargo, que no habrán palabras que puedan aclarar tu juicio. Es esa ingenua idea de que todo saldrá bien, la que terminará por causarte la ruina llevándote a la tristeza del arrepentimiento. Quisiera que me explicases el porqué de ese sueño inútil de ir en contra de tu destino.
-Es muy simple en realidad querido amigo: todo es más divertido así. Cada cosa que esté a mi alrededor, cada partícula de vida que integre mi ser, me llena de motivación para seguir a mi corazón. El solo hecho de prestar atención a mis manos y percatarme constantemente en la realidad de que éstas pueden crear cualquier cosa, me llena de energías que salen de no sé dónde y que me invitan a construir mi propio futuro. Quizás mis ideales rozan con lo ególatra al admitirte que no creo que para mí existan cosas imposibles de lograr. Soy igual a todos pero reconozco mi propia magnificencia. -¿Y el destino? ¿Qué hay de él? ¿Acaso piensas que esa magnificencia posea mayor fuerza que esa historia escrita que ya cada quien posee? -El destino es igual de moldeable que todo lo demás, solo eso te diré. -Creo que mejor lo dejamos hasta ahí. Lo siento, pero no puedo entenderte. Eres un individuo inmerso en el caos de las ilusiones desmedidas y eso no cambiará en ti por lo que veo. Solo te aconsejo que te conduzcas por un camino menos ilógico del que ya has escogido. Al fin y al cabo, solo dependerá de ti el hecho de lograr llevar una vida real y no una llena de mentiras. -No hace falta que me comprendas. Yo a ti tampoco te entiendo, pero sé que podemos llegar a ser amigos. Nos volveremos a ver algún día y veremos quien tuvo la razón. -Está bien, puedo aceptar eso. ¿Y mientras tanto que haremos? -No se… ¿Vamos por una cerveza? -Sí, vamos por una.
-Dibujo rápidoCuando esta noche empezó, surgió la necesidad inminente de algo distinto. No entendí al principio a que se refería este nuevo impulso pero la respuesta terminó por llegar de la misma forma que lo ha hecho antes, es decir, por mera coincidencia. No pretendo ser grande ni alcanzar gloria aparente, pero si quisiera tener alegría, quisiera creer que los cuentos no se equivocaban con él “y vivieron felices para siempre…” Quizás por eso es que continuo sonriendo entre toda esta niebla que a veces se hace espesa y no me deja ver. Esto no sería cuestión de rebeldes caprichos que intenten derrotar al más aún caprichoso destino, esto sería algo más profundo que incluso podría compararse con la naturaleza misma del Ser. Entonces la quietud se vuelve enemiga porque la necesidad de salir y luchar contra todas las adversidades se vuelve inevitable en nuestros pensamientos. Allí es donde entra la cuestión del valor y las otras cosas sin sentido que propone la aventura; como escuchar una canción que nos inspire cada mañana o mirar el atardecer apreciándolo como a una obra de arte. Cosas simples en conclusión, serían las que nos motiven y llenen de inspiración en esta vida, todo porque somos iguales que los que ya pasaron y porque entendemos que vale la pena todo sacrificio, siempre y cuando éste vaya en pro de un sueño. En esta ocasión no hay mucho de qué hablar con el espejo que tengo al frente, sino el breve dibujo de letras hecho con anterioridad. De la necesidad de poder actuar para así lograr un futuro deseado, es que sentí las ansias de recomenzar. Y mientras se pasa la vida entre suspiros de triste color, ¿qué desventaja podríamos tener para no lograr cualquier cosas? Ninguna, eso es lo bonito del asunto. Quiero decirte que lo he pensado mucho (quizás demasiado) y he podido descubrir que las cosas son más fáciles y sencillas de lo que a veces pensamos, por eso no invertiré más tiempo en lo problemático. Proseguiré en esta nueva etapa junto a ti y junto al que se quiera unir a la causa de soñar y creer en sí mismo. Por un mundo mejor y por una existencia más alegre, que así sea.
-DirectoA pesar de retroalimentarme de la esperanza que yo mismo formulo, llego a pensar que todo esfuerzo será siempre en vano, que el final decaerá nuevamente en la misma tragedia. Lo más rápido que puedo, intento alejar tales pensamientos, apenas acabo de montarme en el bus y no quiero que mi trayecto termine en depresión. Afortunadamente conseguí un asiento libre en el viejo armatoste que me transporta, por lo menos no tendré que ir parado como comúnmente ocurre. Me recuesto a la ventana y me sumo en un nuevo mar de pensamientos. Siempre he creído que en momentos tan comunes como estos, es en donde en realidad podemos inducir nuestra mente a la verdadera meditación. Tantas cosas afligen a este corazón inseguro y tantas otras lo incitan a continuar. Tantas fuerzas opuestas chocando sin parar, hasta que finalmente la que enviste con mayor contundencia termina ganando el control. De esa forma nacieron mis impulsos y sueños, mis anhelos y decisiones. Ahora la situación es un poco más compleja: pareciera que nada me motivase en lo absoluto. Se demuestra claramente la poca confianza en el liderazgo que he llevado hasta el momento. Entonces salgo de aquel trance de patética aceptación, cuando el vehículo en el que voy frena en seco y se le oyen decir al chofer algunos insultos a otro conductor de las cercanías. Ningún pasajero presta gran atención, solo el “colector” da la razón a su compañero mientras cuenta billetes. Vuelvo a prestar atención a la polis que se va mostrando ante mis ojos. Ésta guarda una historia que yo quisiera conocer en su totalidad, sin embargo ese tipo de secretos son reservados únicamente para la tierra en la que se llevaron a cabo. Crónicas de guerras libradas por razones valerosas o actos nobles que esconden una belleza característica de nuestras latitudes, cosas así deben de sobrar por aquella selva de cemento, todos olvidados por el paso de los años. Ahora lo creo: nadie recuerda tantos detalles. Yo quisiera conocerlos, a ver si así logro introducir inspiración a este baúl de querencias que siempre se hace presente aunque intente olvidarlo. Quisiera darle más de mí mismo a ese barrio que veo pasar; más a esta que es mi ciudad, a este que es mi país. No puedo hacerlo sino desde la minúscula posición de ciudadano común, sabiendo muy en mi interior, que en realidad así poseo mayor poder e importancia que cualquier líder o ente que esté al frente del
mandato. De todas formas, en la epidermis de mi conciencia, aparece decretada la inferioridad ante toda situación de trascendental importancia. Vuelvo a percatarme del pesimismo colado entre palabras que expreso a mí mismo. Intento cambiar nuevamente de ideas, a nadie le gusta andar transpirando penas con este calor sofocante. Miro mi reflejo en el cristal de la ventanilla. Al principio no logro reconocer algunos de los rasgos mostrados, ¿Cuándo es que se fue la niñez tan presente en mis recuerdos? Pareciera que perdí el valor de cada acción, no supe apreciar que era vida lo que transcurría detrás de cada día y cada noche. Entonces curiosamente ocurre algo en mi interior: un mecanismo de salvación se activa y yo, como tantas otras veces, vuelvo a sonreír ante mi propia tragedia. Al fin y al cabo, todavía estoy respirando y albergo energías de reserva, no todo está perdido. Simplemente ahora doy con esa parte que me empuja a superar todo lo malo. Acabo de abrir ese “en caso de emergencia rompa el vidrio” que se esconde en un rincón del corazón y es una de mis opciones ante el desespero. No se trata de otra cosa sino recordar que todo va a salir bien. Este camino que ahora recorro dentro de un bus desconocido, será un pedacito más en todo el viaje. De todas formas queda mucho por recorrer todavía. Pido que me dejen en la parada próxima cuando ya el transporte recorre el centro de la ciudad. Pago el pasaje, me bajo y empiezo a caminar. Se hace vigente el principio que ya he comentado: esa clase de momentos comunes son ideales para meditar. Entonces recuerdo que entré al vehículo con frustración e incluso ganas de huir a otro sitio que estuviese muy lejos. Ahora, tan solo a 20 minutos de recorrido después, logro caminar sin pensar en tanto pesimismo. Quizás muchas cosas se solucionan con una ida en bus.
-Dos puntos y una D mayúsculaEs curioso cómo podemos llegar a vivir infinidad de cosas y que aun así dejemos pasar en ocasiones lo más básico y simple que se podría encontrar. Esto surgió en mi mente de forma espontánea pero no permaneció en ella como un simple pensamiento más. Al contrario, se implantó como un misterio enigmático de esos que nos convierten en verdaderos filósofos. Yo no sería entonces un pensador (desde el principio ni siquiera me gusta cómo suena tal título) común y corriente, como todos los que han pasado por esta humanidad; yo sería distinto en cuanto a este asunto de las cosas simples que el universo proporciona. Entonces a pesar de haber pensado en muchísimos elementos que rodean el entorno de cualquier individuo, he centrado mi atención en una de las más bellas formas de expresión humana: la alegría. No sé realmente como he llegado a pasar por alto tal magnificencia durante tantos momentos complejos que la vida ha presentado, solo reconozco que en aquellos de igual naturaleza en los que si la he tenido presente, el recorrido se ha tornado más bonito. Esa última palabra también refleja belleza pura, por eso la utilizo en esta ocasión. Bonita es la alegría cuando se siente libremente, sin ataduras, sin pensamientos que la ahuyenten ni la certeza de que será pasajera. En cuanto a este último punto también debería ser poco frecuentado por nuestras conciencias, ¿De qué sirve ser pesimista argumentando que un momento de alegría terminará por pasar, trayendo quizás sustitutos negativos? Es mejor sentir simplemente el momento y disfrutar de la pureza que propone. A veces es difícil hacerlo, cumplir con la determinación de mantener una sonrisa a pesar de la tormenta, eso lo sé y es que a mi también me pasa constantemente. Pero ¿De qué vale esta vida sino la experimentamos plenamente? y ¿Qué fuerza más plena habría aparte de la alegría? Pongo en el mismo peldaño únicamente al amor y a la imaginación. Qué curioso es el hecho de que dichos factores estén tan conectados entre sí que nos permitan llegar a experimentar la gloria interna. Pensando en todo esto y mientras disfrutaba de una limonada en una temperatura de alrededor de 40 °C, fue que di con otra conclusión propia acerca de este asunto: a largo plazo la alegría termina convirtiéndose en felicidad. Es como si la última fuese la versión constante y permanente de la primera, quizás incluso, su evolución. Todo depende de la percepción que tenga cada quien con respecto a la felicidad, ya que si ésta es errada, se terminaría viendo como un punto
prácticamente imposible de llegar y al que solo acceden unos pocos elegidos. Creo que la felicidad, en gran parte, depende de la alegría con la que vivamos y experimentemos esta existencia. Tarde o temprano terminamos por descubrir que es más fácil mantener siempre una sonrisa. Debido a esto es que pienso también que la alegría es algo trascendental en todo el sentido de la palabra, esto debido a que hace que tu espíritu trascienda a un punto más elevado, uno en el que es posible un estado de bienestar contigo mismo y con el mundo entero. Creo incluso y sin temor a equivocarme, que sería el suceso milagroso de sentir esta energía, la que nos traería paz. No quedaría mucho que decir. He escrito sobre muchas cosas pero ésta es la primera vez que planteo esta cuestión. De nada valdría que lo hayas leído y lo olvides, necesitamos más gente contenta en este mundo y solo quizás así se empiece a hablar de dicho tema como lo que realmente es: una necesidad natural para todos los individuos. Yo mientras tanto continuaré saboreando un helado, echando broma con los panas, queriendo a la chama que me enamora, escuchando mis canciones preferidas y escribiendo más líneas como éstas; cosas que me producen alegría inmediata. Ojala los portadores de los “dos puntos y una D mayúscula” terminen por dominar el mundo algún día.
-EjeleLa forma de ver el mundo ha cambiado. Como lo que antes era ya dejo de serlo, hay que mantenerse listo para cualquier cosa. Mejor dicho, hoy decido darle la bienvenida a lo que venga. *** Aquello que ha ocurrido no parece ya tan malo. El calor de cada pasión o el frio de todas las tristezas, en este momento parecen tan míos como la sangre de las venas, como los recuerdos que también circulan en mi memoria. *** Ahora las paredes me hablan entre susurros. Me gritan sueños martilleando en mi cabeza, me golpean con errores que pudieron evitarse, me torturan al rememorar cada sonrisa que dejé ir. *** Todos los secretos acumulados en este corazón silencioso, ya han podido volar lejos de la angustia. El deseo a la aceptación también siguió de largo, ahora solo quedan ganas de que me quieran como soy. *** Entonces ha llegado el momento de cierta revolución mental, de hacerle frente a todo aquello que me cause miedo, de enamorarme por primera vez en la vida. Ha llegado un punto en el que la imaginación se vuelve alimento.
*** Ahora es necesario creer en el arte de los corazones, en que el tiempo puede salvarnos y no condenarnos. Porque es mejor morir como caudillo de una causa valerosa, que vivir de rodillas ante el martirio de la infelicidad. *** Te pido que mires nubes con la misma sorpresa que cuando eras niño. En ese instante de magnificencia concebida en un evento común, se encuentra la renovación de toda esperanza. Admirar un colibrí volar o un atardecer incandescente. *** Ahora que ya no me quedan fuerzas porque renaceré como un fénix, que todo está listo para que yo pueda al fin sonreír, es que por fin le despierto mi percepción al devenir. Ejele a todo lo que quiera pasar por esta vida mía.
-El peso de PozResultaría ser un miércoles el día en el que yo nacería en esta ciudad, Puerto Ordaz. Llevado siempre de la mano por palabras claves como: hierro, aluminio, calor, Caroní, Orinoco, Cachamay, Llovizna, calipso, empresas básicas, urbanismo, etc. Éstas se han mantenido vigentes durante el desarrollo de mi vida y siento orgullo al declarar constantemente mi amor hacia esta tierra. Desde pequeños nos enseñan a querer y valorar lo nuestro, quizás yo fui muy exagerado en cuanto a ésta idea pues hoy termino por concluir que solo a este sitio podría llamar como mi hogar. Acá no se sigue el modelo corriente que tienen otras partes. Somos una ciudad chiquita con una población análoga a su territorio, pero claro, con un alma gigante que pasa a través de calles planificadas. Ésta última palabra, planificada, nos caracteriza profundamente. Entonces la ciudad fue elaborada desde cero por individuos traídos de quien sabe dónde. En cuanto a este otro punto (las personas extranjeras) también tenemos otra de nuestras características: éste es un sitio de encuentro. Todo el mundo llegó de infinidad de partes para unirse sobre éste suelo. Pero no solo hay gente de toda Venezuela, acá es común que veas infinidad de chinos, turcos, guyaneses, etc, paseando por la calle; al igual que es muy probable que te encuentres con apellidos italianos, españoles, portugueses, brasileños, colombianos. Porque eso es este puerto de agua dulce: un espacio en el que todo se une. Mientras que las grandes ciudades del continente demuestran por lo general una antigüedad de 300 a 500 años de haber sido fundadas, Puerto Ordaz exhibe hoy orgullosa sus 61 años de creación y 52 de conformar a Ciudad Guayana junto con nuestra hermana San Félix. Siempre he tenido presente lo mucho que amo este lugar. Ante todo doy gracias debido a que por él soy lo que soy, por sus ríos y caídas de agua, por sus árboles, su clima que calienta los corazones, su gente, su todo. Creo en el talento de sus habitantes y sobretodo en la voluntad presente en el espíritu de éstos. Puerto Ordaz es una joya a la que día a día se le intenta pulir, todos luchamos porque su brillo sea cada vez mayor. Es como un impulso natural que despide la mente, simplemente para mí no hay dudas: como mi Poz no hay otra. No puedo evitar emocionarme al pensar en el futuro deseado. Sé que podremos corresponderle a esta tierra tan rica, el privilegio que hemos tenido sus habitantes al poder vivir en ella.
Creo que es su cielo el que agranda mi Ser. Sus atardeceres realizados por pinceladas perfectas de colores entremezclados, son los que nos inspiran con cada vistazo a que seamos mejores, a no dejarnos vencer y a continuar adelante. Aunque falte mucho por venir, ese cielo será el que nos ayude a continuar con la frente en alto y con esa sonrisa característica que poseemos. Todos aquí serán bienvenidos por siempre. Yo mismo, al ser un guayanés nato, te saludaré desde tu llegada. Lo expresado con esta tinta es mi visión rápida acerca de mi terruño, es el peso de Poz desde mi conciencia. Como dicen por allí: «aquí nací, no porque así lo haya elegido, sino porque tuve suerte».
-ElucidarioSé que a veces te molesto con tantas palabras, con tantas letras salidas de una boca que se seca porque el calor sofoca. Con calor me refiero a esta lucha sin sentido que llevamos desde hace tiempo, que a ningún lugar nos lleva, que desgarra nuestras ilusiones por el simple hecho de que buscamos otro tipo de vida. Entonces ¿Qué irá a pasar con todos esos esfuerzos si mañana resultase ser el fin del mundo? No creo que, ante tal desenlace, continúen importando las razones de nuestros ejércitos. Con ejércitos me refiero a nuestros ideales, a nuestros caprichosos sueños. Los míos ya están por el suelo, pidiendo misericordia y una que otra moneda de un bolívar. Pero no podía seguir siendo un aventurero que caminase por el centro con los ojos cerrados. Era necesario que los abriese en algún momento y que me diese cuenta de que existían elementos que escapaban a mi realidad; tales como los viajes que aún debo hacer, la gente con la que debo hablar, las sonrisas que sonreír y las miradas que dirigirle al amor que me ha traído el destino. Con amor me refiero a esa sensación recordada que erizó la piel ante alguna acción que por parte de esa persona viniese. En tal caso, dejan de haber significativos reclamos ante el sentido que posea nuestra vida. Solo nos alegramos de estar aquí y ya. Es que quizás estamos locos por naturaleza y es el amor una droga que nos impulse a la expresión desmesurada de juntar nuestros cuerpos sin ropa; sin temor a morirnos en los brazos del otro. Es la pasión un espectro visceral. Con lo de espectro visceral me refiero a toda esta farsa que vivimos como sociedad. Como alimentamos fantasmas del pasado hasta lograr no solo revivirlos, sino llegar incluso a darles supuesta inmortalidad. Porque matamos un impulso hacia adelante cada vez que miramos hacia atrás. No quisiera parecerte un monstruo por pensar distinto. La verdad, el hecho de que concibas verdades absolutas dentro de tu vocabulario no es tu culpa. Es culpa del vendedor, por inducirte a adquirir un producto que ha sido todo, menos de buena calidad. Me entristece un poco oírte cantar hacia el cielo tantas canciones sin mensajes reales. Como ya dije, es culpa del vendedor, que ni siquiera te enseño la verdadera melodía oculta tras cada coro. Con melodía me refiero a que ahora sí me callaré. Sé que es un poco contradictorio, pero ya no pienso en cosas ilógicas como lo hacía hace unos años,
yo ya he visto tantas cosas que la sorpresa no cabe entre tantos trastes. Quiero que sepas que, desde luego, continúo pensando en el velo infalible de nuestra esperanza. Tan llena de partículas propias como el ADN que nos compone. Callaré no por opresión, sino más bien por decisión propia. Como ya se han acabado las noches de fiestas que vivimos hace tanto, hoy solo me queda rememorarlas como a un rompecabezas contenido entre mis reminiscencias. Chao, espero que todo salga bien. Con eso me refiero a que cualquier cosa puede pasar en este planeta.
-En honor al pincelPara aquellos jóvenes que aún no lo sepan, Nicolás Montebello nació en Upata en el año de 1963. La verdad siempre lo conocí como Nico así que de esa forma también lo llamaré en esta nota de prensa que me han pedido hacer en honor a él. Yo lo vine conociendo en Caracas cuando visitaba una exposición de Reverón que se exponía por esos días. Fue una curiosa coincidencia que terminase conociendo a una joven promesa en el mundo artístico que se abría paso con nuevas tendencias muy originales. Era alguien igual que yo, lleno de cosas que demostrarle al mundo, con mirada alegre y siempre con algún libro en el morral. Eso último lo caracterizó siempre: leer era, según él mismo decía, un método perfecto de agrandar la imaginación. Quizás por eso era como era, los libros terminan por hacer despegar de la tierra a aquellos que poseen un alma soñadora. Se mostraba carismático, amable, extrovertido, siempre con algo interesante de que hablar. Creo que Nico no llegó a pensar nunca en como llegarían a repercutir sus actos, sus ideales, sus innovadoras obras visuales. Estas no solo reflejaban la realidad de nuestra sociedad, sino que trascendían los límites del tiempo y el espacio hasta lograr volverse inmortales y universales. Personalmente creo que el valor real de su trabajo nunca radicó en aquella representación social que pudiese observarse, sino en que poseían un significado más puro, aquel de hacer lo que se desea hacer. Él se convirtió en un instrumento de aquella fuerza sublime que transmite el arte en su más íntima expresión, aunque sus obras fuesen tan controversiales para diferentes sectores de la población. Tal vez ese sea el destino de aquellos que van más allá de la simple producción que busca un resultado comercial: tener la misma cantidad de público apoyando que el que está en contra y reprueba. Nico siempre sobrellevó todo aquello de la mejor manera: continuando adelante al seguir su propio instinto. Recuerdo que me hablaba con frecuencia de cosas como la necesidad de cultivar las conciencias de la colectividad, que la cultura era la salvadora de todos los males que poseen los hombres, que la alegría valía lo mismo que un cuadro de Van Gogh y que, al mismo tiempo, no tenía precio. Los que lo rodeábamos podíamos pasarnos horas escuchándolo, porque sus mensajes eran igual que sus pinturas: poseían una expresividad que llevaba su propia esencia. Era algo increíble que con cada nueva presentación, con cada nuevo estilo que emplease, con cada cuadro o escultura, su fama subiese como la espuma por todas partes y que, aun así, él
continuase siendo el mismo, sin inmutar su naturaleza. Aun cuando ya le habían entrado los años, Nico dejaba ver sin ninguna vergüenza, aquel artista callejero que en la juventud había pintado paredes con grafitis al frio de una madrugada. Nunca tapó su excentricidad sino que más bien parecía enorgullecerse de pensar distinto a la mayoría de las personas. Tenía como filosofía propia cosas tan simples como la belleza del cielo y las estrellas, las miradas y las palabras, el amor y sus incoherencias o la magia propuesta por el milagro de que podamos buscar nuestros sueños. Ya para terminar esta pequeña cosa sobre el «maestro Montemayor» como lo llaman hoy, quiero citar unas palabras que me dijo un día antes de que se presentase su primera exposición en París: “Los colores son los únicos que me permiten mostrar lo que llevo dentro”. Aunque Nico ya no se encuentre con nosotros, su legado vivirá en todo joven apasionado a esos colores que él utilizó para mostrar su universo, para exteriorizar todo lo que se lleva en el corazón. Siendo así, no habrá mayor homenaje que ese a su obra y a su desbordada imaginación.
-Esa cityDesde arriba, desde el balcón, he logrado ver todo con claridad: Los cables de los postes son líneas de una gran partitura en la que ningún músico se atreve a componer. Los carros parecen fantasmas que deambulan por un purgatorio en busca de redención. Los semáforos son faros en medio de la nada, guían a los fantasmas buscando que no se conozcan. Casas grandes: muy grandes para los que viven dentro. Casas pequeñas: muy pequeñas para los que viven dentro. Plazas que son escenarios de teatro, con obras reales de romance, acción, terror o comedia. Asfalto que dice ser material rígido y que aun así, sirve de almohada para muchos desprotegidos. Autopistas, calles, veredas, infectadas todas por el virus aparentemente incurable de la contaminación. Edificios, muchos edificios. A una gran variedad de estos nadie los vio construir, solo aparecieron un día ahí porque la tierra los escupió. Aparentemente su altura los transforma en portales hacia el cielo lejano. Palomas, un ejército de ellas. Son centinelas desde lo alto e inmunes a la electricidad. Bulevares con guardianes llenos de hojas que te miran sin moverse. Embotellamiento que te vuelve zombie si dejas que lo permita. Artistas urbanos fugados de un gran anfiteatro, intercambian su talento por unas monedas. Uno que otro borracho que grita de noche porque solo en ese estado puede expresarse libremente.
Vagabundos (muchas veces sabios disimulados) que te miran con ojos de hambre. Cementerios repletos de lapidas con un historial correspondiente, guardan a los que no queremos dejar ir. Grafitis que componen un museo extenso, lleno de color y rayas, lleno de desahogo. Canchas en las que el deporte es libertad. Taxistas, filósofos de gran envergadura, siempre con algo interesante que decir. Un millar de luces que despiertan sonámbulas y alumbran la salida de los fiesteros. Perros callejeros compuestos de hueso, pellejo y una expresión triste. Algunas veces muerden porque la desnutrición no los deja pensar con claridad. Un sol que sale tarde a su trabajo porque le da flojera madrugar, una luna que a veces se fastidia y no se deja ver. Aceras rotas porque ya nadie quiere cocerlas e islas en medio de la calle que nunca conocieron el mar. En invierno: lluvia que trae un diluvio a los techos de cartón. En verano: calor que seca las almas hasta hacerlas enojar. Vías que dejan de ser caminos para volverse venas que llevan a un corazón llamado Centro. Barrios con nombre y memoria, con esencia propia que los transforma en dimensiones paralelas entre sí. La gente, ¿Cómo no hablar de la gente? Sin gente no hay ciudad. Ellos son lo que son, de no serlo, no sería ese espacio tampoco. Entonces entiendo que es esa gran masa de seres la creadora de su propio universo.
-Espejismos de otra vidaHe vivido tantas noches de sueños desafinados y eventos fugases con maravillas propias, que mis ojeras parecieran no querer reponerse de aquellos desvelos. Aún recuerdo el día en el que comencé con esta cuestión de soñar, de intentar hacerme un lugar en este mundo de locos para consagrarme con un hombre feliz luego de luchar porque así fuese. Ahora pienso en eso y me siento hasta un poco ridículo. Nunca entendí hasta mucho tiempo después, que la felicidad es algo tan propio como nuestra sonrisa, que simplemente no se puede hallar afuera, sino que hay que inventarla adentro de uno. Pero no paran de llegar las reminiscencias palpitantes a mi corazón débil por todas esas noches. Noches de sonrisas que iban y venían como el flash de las cámaras que inmortalizaban el momento. Amigos, fiestas, carros, bebidas, uno que otro cigarrillo, modas, tendencias, zapatos desgastados, ideales juveniles, drama del más puro que se pudiese conseguir en la faz de esta tierra… Son algunas de las cosas que vienen a mí de aquellos años de excesos de la mente en donde yo forjé mi propia esencia. Es como una película propia, con música de fondo y toda la cosa, que en este momento es retroproyectora en mi mente al rememorar todos aquellos segmentos unidos. Fue en aquel instante en el que le vi la cara al miedo por primera vez, cuando entendí que somos lo que deseamos y que por lo general toda situación que llegue a nuestras vidas es producida por nuestro propio Ser. Luego tardé más en dar con aquel capricho del universo llamado destino y con su curiosa forma de desenvolverse. Nunca olvidaré situaciones en las que no logré ver con claridad el «porqué» de los acontecimientos que iban ocurriendo, mientras que hoy si puedo concluir en que todo tenía una razón. Me siento viejo sin realmente serlo. Es una vida inmensa la que ya cargo en mis hombros mientras vislumbro que aún queda mucho por venir. Sin embargo, ya no puedo evitar pensar que he vivido más cosas de las que en realidad hubiese deseado. Puedo contar historias que parecen increíbles sobre aquellas memorias que ya se acuñan en mi mente como trastos viejos, sobre esos espejismos borrosos que a veces alguna persona logra aclarar cuando empezamos a recordar juntos dicha aventura. Pero en este momento estoy cansado y solo quisiera hacer esto que estoy haciendo: solo saborear un poco el pasado y dejar de producir por un momento el presente. Simplemente es algo que me recalca el hecho de si han valido la pena o no las cosas, de si esto era lo que realmente quería para mi vida.
He dejado tras algunos defectos y malas mañas, mientras que otros han ido viniendo. De todos los fantasmas que pudiesen arrasar con mi conciencia al reproducir todas estas remembranzas, seria aquella que me causaría la gloria y me llevaría por ella misma al averno; por supuesto me refiero al amor. Pensando tanto en la historia de mi vida, he descubierto mientras exploro cada detalle de la superficie bidimensional de las fotos en las que aparecíamos, que mi cuento siempre ha girado en torno a aquella mujer que me hizo amar por primera vez. Entiendo que podría intentar correr lejos de su recuerdo y que igual sería inútil, sé que su canción de sirena me perseguiría para siempre para hacerme sentirla cerca. Entonces abrazo mi realidad y sobretodo, la abrazo a ella a través de la distancia. No hay palabras que decir en cuanto al hecho de que nos hayamos separado, solo este amargo sentimiento de vacío que se expande cada vez que evoco su sonrisa, su mirada, sus palabras, su dulce y amargo a la vez beso de despedida, en fin, toda ella. No sé por qué a veces el corazón insiste en reavivar llamas que uno supone extintas. Así me pasa con todos esos elementos que constantemente considero se encuentran en el baúl olvidado del pasado. Pero no es así realmente, en verdad nada se olvida del todo y es en un momento inesperado cuando surgen nuevamente instantes de analepsias, cuando nos vemos obligados a pensar por ratos largos en aquellos eventos que ya volaron. A pesar de que reconozco que es necesario continuar siempre adelante, sin arrepentimientos, sin ataduras, también es inevitable el hecho de que la nostalgia nos engulla lentamente cuando esos espejismos del pasado nos atacan en un día cualquiera. Por cada noche vivida y cada sonrisa esfumada, por cada amor de verano y cada circunstancia que nos haya hecho crecer.
-Espejo del futuro-El tiempo se vuelve el enemigo cuando uno trata de lograr algo. Todo pasa rápido e incluso sin gran notoriedad mientras sabes que afuera hay un mundo moviéndose sin ti. Eso es algo que procuramos obviar, me refiero al hecho de que lleguemos a entender que ese mundo continuará existiendo así esté uno presente en él o no. Creo que es parte de nuestra naturaleza querer hacernos un lugar entre las memorias, intentar vivir en mentes de tantas generaciones futuras se pueda. Hay que ser precisos en nuestros pensamientos, mejor dicho, hay que ser precisos en todo lo que se pueda. La verdad es que perdernos es muy fácil, abandonar nuestro norte (por llamarle de alguna manera a nuestras metas) es algo muy común. Por eso hay que estar pendientes en todo momento- así comenzó la conversación entre el viejo y el muchacho. El primero de estos era el que había hablado primeramente, luego de un rato, el segundo contestó: -¿Pero y cuáles son las cosas que realmente importan? He leído últimamente sobre temas así y en la historia hay una palabra que pareciera siempre constante: guerra. Entonces los hombres nos hemos matado unos a los otros por diferencias entre ideales. Quisiera saber el porqué de esa necesidad por demostrar que se tiene la razón y de que la verdad propia es la correcta. -Has tocado un tema bastante curioso, pero yo no soy quien para darte una conclusión sobre el asunto. Solo puedo decirte que no te concentres únicamente en los manchones negros que tenemos en nuestra historia, estos son demasiados y solo conseguirán decepcionarte de tu propia condición al ser tú también parte de la raza misma. En cambio sí debes pensar en lo bueno, en lo que hemos logrado al trabajar juntos y en lo que podemos alcanzar en el camino que nos queda. Es que de eso se trataría en realidad, de la elección que tome cada quien y que posteriormente termine aplicando en cada uno de sus días. El muchacho suspiró. Sentía el peso de muchas noches de insomnio en sus ojos y el malestar de una conciencia llena de tragedias acumuladas. Entonces se aparecía este hombre, en el que incluso percibía cierto parecido con él mismo, y comenzaba a hablar de temas profundos en los que realmente casi nunca reparaba. Pero él le hacía frente a este nuevo suceso y no le huía a la idea de luchar contra sus fantasmas internos. Se quedó mirando a la nada y al cabo terminó respondiendo lo primero que le llegó a la cabeza, o quizás más bien, al corazón:
-Solo me gusta salir por ahí a mirar el paisaje, disfrutar de la luna, cantar cuando siento ganas aunque nadie esté para oírme, pintar aunque no sepa hacerlo muy bien, sonreír mientras hablo, disfrutar de los momentos buenos, de los malos, de los simples; pero tal parece que todo eso no es suficiente. De repente es que la vida es muy compleja, es muy enredada para que yo le haga frente, es un evento que le queda grande a mi forma de ser. -Podría ser eso ¿sabes? En realidad, podrían ser muchas cosas. Pero es que debes darte cuenta de que el verdadero misterio de la relación entre tu Ser y el mundo es aquel que tanto te debates contigo mismo. Te daré un consejo amigo mío, nunca pongas en duda si tu forma de actuar es o no la correcta hasta que tu corazón te haga el llamado de que así es. Debes ser, ante todo, un defensor de tu propia esencia. -¿Pero cómo saber si ésta es la correcta? Tengo demasiadas dudas acerca de lo que vendrá, no sé ni siquiera si puedo continuar adelante con las metas que desde hace tanto tiempo me impuse a mí mismo. Esto es demasiado… -¿Difícil? Eso lo dices desde que eras pequeño, desde que ibas a casa de la abuela y no podías encaramarte en los arboles de mandarina- lo interrumpió el viejo y ambos individuos se quedaron mirando. Algo había en los ojos de aquel hombre mayor que el muchacho reconocía como familiar y aquellas últimas palabras fueron las que le terminaron de dar con la verdad que escondía aquel encuentro. -¿Quién es usted?- preguntó el joven. -Soy tu mismo en una edad futura. Has sabido quien soy desde que empezamos a hablar pero te negabas aceptarlo porque no querías ver en lo que te convertirás. Ten presente que aún no ha ocurrido nada, que tienes una vida por delate, que debes luchar por lo que deseas sin que importen los mediodías calurosos en los que caminas grandes distancias para llegar hasta tu felicidad. Esto es solo un sueño del cual despertarás pronto, pero recuerda esta conversación y tómala como una renovación de fuerzas. Que así sea por el bien de ambos, por ahora debo irme y devolverme a mi época. Chao chamin, continua sonriendo al hablar y disfrutando de las cosas buenas que este mundo nos brinda.
-¿Faltará mucho?No puedo continuar almacenando tantos pensamientos. Mi mente, tan eficiente en el pasado, parece quedarse corta en este momento. Mientras que el noticiero en la televisión relata cómo el mundo se está derrumbando, yo me levanto y salgo al porche. Las nubes del atardecer continúan apáticas a todo lo que ocurre debajo de ellas, así han sido siempre. Seguramente saben que son inmortales, que su existencia sobrevivirá luego de todo lo demás. Los hombres en cambio no lo somos, estamos atados a infinidad de cambios y variaciones en esta vida. En fin, hasta ahora lo entiendo: estamos indefensos. Con cada día que pasa me hago más viejo y soy una víctima del pasado, de los recuerdos y peor aún, de vivir de ellos. Comprendo que ese destino es el destino natural de las cosas, aun así no puedo evitar el querer oponerme a él. Tengo un maletín grande y pesado de sueños acumulados durante tantos años. Algunos fueron realizados y que bonito es verlos siendo parte de mis días. Otros por el contrario, quedaron en el olvido o en alguna pausa supuestamente momentánea que duró más de lo esperado. Los que pertenecen al segundo caso me hacen pensar en que quizás mi vida hubiese sido distinta de haberlos llevado a cabo, pero los primeros me reconfortan porque me hicieron crecer de alguna forma. Ahora, en este exacto momento, puedo decir que no soy un hombre feliz, pero hombre al fin. Por tanto no puedo desvincular cosas a mi existencia que a veces no me dejan dormir. El miedo inesperado se cuela en las mañanas y las dudas en tardes como estas que ahora aprecio. Las nubes se están entremezclando, está por empezar el sol de los venados con su orgia de colores y siluetas que te hacen pensar por un minuto que pueden absorber todo lo malo del mundo. No es así en realidad. «Lo malo» sigue ahí, mirándote mientras espera a que seas tú el que dé el primer paso hacia él. Sin embargo, continuamos alejándonos de su yugo gracias al amor, eso continúa siendo un milagro. Me froto las manos porque ya hace frio a esta hora, enciendo un cigarrillo mientras continuo con este delirio existencial. Tarde o temprano entendemos que nada puede causarnos un verdadero impacto si así no lo deseamos. Nuestro subconsciente siempre está dormido, le da sueño todo lo que le pasa afuera a quien lo transporta. No quiere entrometerse en nada de lo que ocurre en el país, en la ciudad, en el barrio. Su voluntad se centra en cosas mucho más sutiles, esas que van más allá de lo que creemos posible. Él guardo por ejemplo el sentimiento
producido por aquel beso mágico, yo simplemente lo olvidé luego de muchos veranos. Está la verdad unánime de que no creemos que seamos capaces de vivir cosas fuera de lo común, hasta que llega alguna situación que transforma tu visión en una obra de arte. Ahí es cuando te das cuenta de que a pesar de todo, esta vida es una cosa bastante peculiar. Llena de locuras clandestinas y contrastes vividos, todo lo que nos rodea es hermoso para el que así quiere sentirlo. Falta poco para la fiesta de esta noche. En ella pasarán las mismas cosas que en las fiestas normales, pero yo continuo debatiéndome entre ir o no. Como podré ir, la dirección en la que será, si terminaré durmiendo afuera, tantas cosas que desconozco. El cigarrillo ya se acabó. Así se apaga la vida, entre humos de deseo y cenizas de tristeza. Creo que ya he llegado al punto en el que todo lo que me rodea termina siendo base de algún debate librado en mi interior. Uno llevado a cabo por mis propios ideales. No puedo negarlo, me agrada ser como soy. Entonces sonrió, justo luego de que un cuarto de hora antes tuviese que salir de la casa porque estaba por volverme loco. Cruzo los brazos y concluyo simplemente que aún me queda mucho por vivir, que el procedimiento de envejecimiento que todo ser experimenta con cada día que pasa, no debe pararme. Si estoy vivo pues falta mucho para que las esperanzas se extingan. Falta mucho para que esto deje de ser divertido.
-InestableQue risa da nuestra constante disfuncionalidad, el inevitable suceso de que estemos ligados a lo incoherente. Quizás así se torna todo más emocionante. Pobrecitos los ángeles por no contar con nuestra naturaleza. *** Creemos en sueños anhelantes de realización. Obviando los tiroteos del pasado de nuestra raza, sintiendo la imaginación que nos domina, negando fervientemente que la esperanza se ha ido a otros planetas. *** Poseemos la forma ideal de humanoides inusuales; somos seres que buscan más cosas de las que quieren encontrar. Del amor hacemos nuestro eterno imperio, en él nos refugiamos para que el frio de la soledad no nos haga temblar. *** Qué curioso se comporta el complejo sistema con relación a nosotros. Existimos en un círculo que termina y vuelve a empezar. Es la esencia de todo recordándonos en susurros: que el final de la muerte significa un “algo más” esperándonos. *** Para colmo libramos una guerra secreta, una en un sutil escenario: nuestro interior. Increíble es que dentro de la carne y los huesos, sea donde se evidencie la lucha con nosotros mismos.
*** ¿Que quedará más allá del tiempo? Más allá de la mañana que corre para volverse noche. Podremos debatirnos entre pesares y aun así nada se detendrá. Todo parecerá una sombra fulminante ante las ilusiones. *** Entonces será que acaso en nuestra imperfección seamos perfectos, que en nuestro delirio se encuentre la verdadera paz, que en la lucha propia se halle algo más puro que el sacrificio. Indudable es nuestro destino definido por la palabra «inestable».
Algo sí es seguro: los humanos somos curiosos, muy curiosos.
-La imaginación de las ideas-¿Sabes que ya eres lo que fuiste y que dentro de un rato lo volverás a ser? Lo sé, lo sé, obviando la incoherencia inmediata que propone esta interrogante, no puedes negar que suena como un eslogan bastante curioso que queda rondando en la mente. Ese tipo de argumentos habían ido y venido en la conversación. Era claro que aquellos dos hombres de mirada perdida no pertenecían al grupo de los que vagan entre lo común. Estos prestaban atención a temas que iban de la mano con lo increíble, con la demencia propuesta por la imaginación de las ideas. El apellido del que acababa de decir las primeras palabras era Roche, el de aquel que lo había escuchado pacientemente era Addario. Éste último respondió: -¿Y eso que tiene que ver en todo esto? -No lo sé. Solo quise mencionarlo para amenizar la conversación- respondió Roche sonriendo. -Bueno, tú sabes más que nadie que somos algo estable durante nuestra existencia, eso es lo único que tengo que decir. Pero ¿Y el presente que vivimos? Necesitamos mejorar ante todo como individuos, para lograr mejorar como mundo. -Muy cierto. En mi caso, me emociona pensar que soy parte de todo este proceso de creación llamado presente. En él se elimina la opción de culpar a alguien más que no sea uno mismo por los actos que vaya desarrollando. Puedo complementar tu comentario con “mejorar en todo aspecto”, por supuesto necesitamos hombres dispuestos a embarcarse en semejante cofradía. -Quizás nuestra naturaleza nos divida entre aquellos que no hacen nada, aquellos que si hacen y a aquellos que quieren y no saben cómo hacerlo. Esto se vuelve problemático conforme se piensa detenidamente, en lo particular, creo fervientemente en el potencial de las personas, en su gran fuerza de acción ante un determinado escenario. Sin embargo, las masas se contraen ante delirios básicos que, en realidad, están bien justificados. ¿Cómo pedirle a un vagabundo que escriba una partitura musical? Si se debate entre el hambre mientras duerme en las calles. Es solo un ejemplo aunque en realidad un poco extremista. Lo que quiero
decir es que, es cierto, necesitamos cambios, pero ¿Cómo logarlos?- preguntó Addario a su compañero. -La cuestión es que necesitamos, ante todo, tener clara que las posibilidades de las personas que buscan ese cambio, tienen dos vertientes: aquella de buscar la solución sin tomar decisiones valederas y la que corre con el destino de la victoria mediante acciones contundentes que no den cabida al fracaso. Bueno, para explicarme mejor, no podemos negar el hecho de que se han cometido errores, algunos graves, otros leves y por supuesto muchos fatales, pero siempre se ha realizado el empeño por ascender. Sin embargo, de ambas vertientes hemos gozado más de la primera que de la segunda. Como sociedad, somos un ente vivo que deambula la tierra buscando siempre reencontrarse con la gloria perdida o nunca encontrada- respondió Roche. -Pero no se puede pasar toda la vida así. Sin lugar a dudas, ya no estamos para más “pruebas” o más intentos fallidos. Necesitamos cambios porque en realidad, necesitamos resultados favorables de una buena vez. La cuestión está en que todo nace, no con una acción solamente, sino también de otro elemento: una idea. Mientras no crucemos las fronteras contenidas dentro de nuestra propia mente hacia nuestro potencial intelectual, no podremos optar a una ideología que nos conlleve al bien mutuo que parta de cada persona. -Para eso están los líderes, para materializar ese potencial individual en actos palpables. Lástima que ya hoy los lideres estén peligro de extinción, por estos días no se inventan cosas. Ni siquiera se reinventan las ya creadas, simplemente se mantiene un letargo continuo en cuanto a esos asuntos. -La verdad Roche, he llegado a dudar de las iniciativas de cualquier individuo por más noble que éste parezca. La desconfianza se ha vuelto parte de nuestros corazones en cuanto a estos temas de ideologías salvadoras, de pensamientos muertos y de conciencias valerosas ante el inevitable abismo- dijo Addario. -La valides de las verdades es solo sustentada por el sentimiento que experimente el ser al proclamarla. En tal caso, nadie puede saber realmente hasta qué punto otra persona es realmente luchadora por su causa. -Entonces allí está la respuesta a todo esto- dijo Addario cambiando su expresión al fin; dejando esa mirada perdida y adquiriendo un nuevo brillo en los ojos-
Debemos dar el ejemplo nosotros mismos. Demostrar que somos capaces de innovar, de crear alternativas que nos conduzcan a una mejor vida, una más digna. Aunque sé que es muy difícil lograr este tipo de acciones debido a que los prejuicios ajenos imperan, no habrá otra forma de sentir verdadera nuestra búsqueda sino es generándola nosotros mismos. Deseo realmente amigo mío, caminar hacia adelante y no mantearme parado o, aún peor, retroceder a las etapas ya superadas. Por lo tanto tomo tu iniciativa, crear nuevos procedimientos, nuevos desarrollos. -Exactamente, esa es la única alternativa. En ella somos protagonistas, somos arquitectos de nuestros propios pasos, somos todo y al mismo tiempo, corremos el riesgo de no llegar a ser nada. Podemos lograrlo, yo sé que sí se darán las circunstancias precisas para que así sea. - Es cuestión de crear. Podremos hacerlo…-respondió Addario. -Sé que así será- dijo Roche- por ahora continuemos ideando y utilizando esa misma fuerza con la que hemos empezado todo esto. Que ni la desgracia ni la posible caída sean presupuestos negativos, nada de eso nos interesa. -Entonces comencemos a crear ese nuevo mundo. -Juntos lo diseñaremos, es aquí en donde empieza otro pedazo de vida- sentencio Roche adquiriendo el mismo brillo en los ojos que su compañero. Y se quedaron sin decir nada, sentados uno al lado del otro, a punto de crear el mejoramiento de todo un territorio y sintiendo que esta vez sí podrían lograrlo. Ahora las ideas ya habían empezado a fluir.
-Lo chévere de esta mañana“Ya pasó lo malo”, debo creer que esa idea ha llegado al fin a materializarse. No quiero hablar de tristezas tan grandes que me lleven a depresiones eternas. Ya me cansé de cosas como esas, ha sido demasiado el drama promovido en el transcurrir de esta obra de teatro, así jamás llegará un desenlace con el que me sienta a gusto al ser el protagonista. Prefiero volver a mirar hacia el cielo y sorprenderme por las formas que se moldean en las nubes, prefiero disfrutar cada segundo que pueda durar una sonrisa sincera. Luego de todos los actos por los que hoy me arrepiento, quiero hacer a partir de ahora aquello que nunca hice y creer en lo que antes concebía como ilógico e imposible. Deseo fervientemente conocer muchas personas, mirar más paisajes y oír infinidad de canciones. La verdad es que ya no logro recordar si acaso había muerto hacía tiempo y hasta ahora es que vengo a revivir. De esa forma prefiero tomar esto como un nuevo comienzo, uno en el que ya las equivocaciones del pasado no serán repetidas y en donde el único norte será la realización para el costal de sueños que aun cargo en la espalda. Esa clase de ideas y convicciones me llenan de alegría y fuerza, porque ya esta vida no será más una tragedia sin final, sino una aventura digna de llevarse a cabo. No me gusta pensar que todo lo bueno que hay en este mundo está reservado para unos pocos. Ahora por fin puedo confiar en que, sin importar el medio en el que se desenvuelva nuestra obra, tenemos todo lo necesario para hacer lo que nos venga en gana. Es simple en realidad y nadie puede ir en contra de tal verdad. Ya no quiero volver a esos momentos en los que la jaqueca me tumbaba, esa que me visitaba por tensión y estrés producidos por la frustración de cada vivencia que experimentaba. Creo que ahora las cosas cambiaron al fin, ya no quedan dudas que traben cada decisión, actuaré con el corazón y las rebeldías que éste despliegue. El lente de la cámara que filmará mis recuerdos ya está en buen estado así que puedo tener la certeza de que todo esto será rememorado (con una sonrisa espero) algún día del lejano futuro. Éste será un buen día, todo porque un escuálido ser humano como yo ha decidido darle la cara a lo que en algún momento dejo pasar, a lo que le susurraba al oído alguna idea que no se tomaba en cuenta, que dejo ir oportunidades por miedo. Hoy quiero llegar más lejos de lo que nunca he llegado viendo el mundo con otra mentalidad, una que sea única
porque yo mismo la invente y que caracterice cada segmento de mi propio Ser. Una mentalidad libre de toda culpa y que desarrolle su propio brillo cuando la gente la conozca, todo porque es plena y sin complicaciones. Ahora, justo cuando me decido a ir por un devenir distinto de acontecimientos, es que puedo entender que tal opción siempre estuvo presente. Lo seres humanos nos tapamos los ojos y aun así tenemos el cinismo de preguntar “¿quién apagó la luz?”. Descubrir que ese era mi caso fue realmente una suerte para así cambiar las cosas. Le digo adiós a esa existencia que quedará atrás, una de la que solo conservaré a partir de ahora mi nombre. Mientras que el sol brilla y yo salgo en plena mañana, lo chévere está llegando porque al fin me siento contento de estar vivo en este presente tan luminoso.
-Lo que por Ella sientoReconozco que este tema en particular me es bastante difícil de expresar, por eso solo me atrevo a relatarlo a través de esta carta que pareciera la salvación ante mi propia timidez. Así soy, complicado para expresar sentimientos, aunque adentro se viva un huracán. Sin embargo, todo en esta vida debe cambiar, para mal o para bien, así deben ser las cosas. Por eso hoy he decidido romper las barreras de miedo que aprisionan este corazón, esas que ya no pueden contener el sentimiento que ansía desbordarse. Yo no sé si de verdad habré enloquecido de tanto soñarte, de tanto pensar en tus ojos que me hacen sonreír cuando estoy solo, pero ya pude reunir el valor suficiente para exteriorizar ésta confesión que me libera. Quiero simplemente que entiendas que para ser feliz necesito de ti. Mejor dicho, que para vivir necesito de ti. Mi vida entera te he querido aunque no te conociese, mi vida entera te había buscado aunque tardase en encontrarte. Entonces ¿También recuerdas el día en que nos conocimos o solo soy yo el que ha prestado atención a cada detalle de la novela que se escribe desde que te vi por primera vez? Tú, tan bonita, tan perfecta para mi conciencia, con cada uno de tus atributos me llevas a la alegría en cualquier momento. Por ti soy una persona distinta, no mejor ni peor, solo una que por fin puede experimentar la pasión propuesta por un enamoramiento verdadero. Por esa razón y tantas otras más, te doy gracias. Dentro de los ideales futuros existen tantas visiones de un devenir brillante que deseo vivir acompañado de tu presencia, que a veces me encuentro a mí mismo soñando despierto. Viajar por el mundo sería la cosa más bella si pudiese ser tomando tu mano. Encontrar en cada noche una maravilla distinta gracias a tu voz, esa que me lleva a ver en esta existencia milagros compuestos por palabras. Sencillamente, encontrar un paraíso en cada una de las vivencias que contigo tenga el placer de experimentar. Te lo confieso, nunca he visto tantas cosas pasar por mi mente hasta ahora, aunque claro, todo lo que pienso está ligado a tu Ser. Tal cosa, lejos de preocuparme, solo me entristece un poco porque realmente entiendo que dependo de tu presencia para ver al mundo con asombro. Tantos recuerdos acumulados en este cajón. Fotografías viejas, esas en las que fuimos creciendo juntos hasta llegar al día de hoy en el que ya no puedo aguantar esto que siento. Esta declaración llega a parecerme increíble, a mí que antes no
creía en idilios o ilusiones relacionadas con el deseo de buscar un “felices para siempre”. No pensé nunca llegar a verme suspirando al pensarte o deseándole al universo que el instante en el que alguno de tus besos roza mi mejilla no termine jamás, sino que se haga eterno para que mi dicha no acabe nunca. La gloria dejó que yo la descubriese con esa clase de detalles, esos en los que yo creo tocar el cielo y sentir que nada puede salir mal. Lo sé, lo sé, todo esto que te digo es difícil de creer. He podido entender algo en todo este tiempo a tu lado: el amor es una locura más. Él que es tan caprichoso y volátil, no da explicaciones a nadie, no piensa en dudas de su propia veracidad, solo existe y se expande desde el órgano palpitante que lo genera hasta el cuerpo entero. Ese amor que hoy puedo decretar que siento por ti, es el mismo que cada mañana me motiva a despertar y a pensar en las posibles formas de verte, en los posibles chistes que te hagan reír, finalmente, en producir todo este mar de cursilerías que se almacenan en mí. Solo resta poder exteriorizar esta maravilla, esta fuerza, esta emoción que se aprisiona en mi pecho y a veces no me deja respirar. Cosas como esas (que antes me parecían incoherencias de enamorados) me hacen concluir que ahora no puedo dejar de quererte, que no quiero dejar de quererte. Tú ni siquiera te debes de imaginar esto que siento. Claro, es lógico, si yo al verte me encogía de miedo ante tanta magnificencia. Sin embargo, alguna trampa del destino me hizo entender que este segundo es el que cuenta, que no podría dejar pasar más días sin que tú supieras esto que siento. La verdad, ni yo mismo podría imaginarme que ocurrirá ahora. Solo sé que mi vida será más plena a partir de este momento. Todo porqué, sea cual sea tu respuesta, yo podré ser libre de tanto cariño encerrado. Solo te pido que entiendas lo que eres para mí, es decir, mi todo. Que tengas presente que sin ti no soy nada. Hoy creo que no habría mejor presente que aquel que sea siempre a tu lado. No te lo niego, tengo terror de que todo este sentimiento no sea correspondido, pero prefiero morir sin un secreto como este, que vivir manteniéndolo oculto de quien lo origina. Yo que soy tan tímido, tan simple y corriente como cualquier otro mortal, puedo llegar a poseer el coraje de un héroe en pro del simple acto de amarte. Porque sí, aunque éstas sean solo letras, yo debo decírtelo: te amo infinitamente…
-Los aviones y el «no me olvides»Así comenzaba otro pedazo en el viaje. Yo estaba en un aeropuerto más, pasando la rabia de que mi vuelo se retrasara por tercera vez y ya sin siquiera la voluntad de continuar discutiendo con la empleada de la aerolínea. Siempre era lo mismo al momento de volar: muchas horas de trafico estresante con la preocupación de no llegar a tiempo y de que el avión partiera sin mí y para nada, igual terminaba esperando por el condenado pájaro metálico. Pero así era todo aquel proceso y ya me estaba empezando a acostumbrar a él con tantos viajes que se cruzaban en mis días por aquel entonces. Hacía tiempo que había abandonado mi ciudad, la recordaba tanto que a veces la sentía como un sueño bonito que nunca había sido realidad. Pero otra ciudad ya me había adoptado y también se había ganado un lugar en mi corazón. Lastimosamente, no estaba en ninguno de los dos sitios a los que llamaba hogar; estaba en mitad de la nada, en una ciudad que ni siquiera recorrí y en la que solo me quedé una noche para tomar al día siguiente el otro avión. En ese rincón del planeta hacia un frio de los que ponen morados los labios y hacen que a uno le tiemblen las manos, nada parecido al lugar en donde crecí con su calor casi infernal. Así de cambiante es la vida y mientras que la nieve caía afuera, yo miraba el reloj y estaba pendiente de los anuncios de los vuelos que iban y venían aunque no terminase de aparecer el mío. Entonces como esos pensamientos inevitables que se entrometen en nuestras guerras mentales cuando menos imaginamos que ocurrirá, fue que sentado en ese aeropuerto la recordé. Casi al instante me arrepentí de haberlo hecho pero ya era demasiado tarde y el arrepentimiento valía tanto como el deseo de tenerla a mi lado, absolutamente nada. Qué triste era el desenlace de nuestra historia: ella lejos en ese universo en el que nací y yo en ese sitio extraño. El ultimo día que la vi pudimos cenar a la luz de la luna en un restaurante que quedaba en una azotea. Qué bonito había sido ese momento, de esos que se te graban en la memoria como un video en alta definición. Frente a techos con tejas de las casas vecinas y debajo de un cielo lleno de estrellas que parecía haberse puesto de gala solo para el disfrute de nuestra vista. Hablamos, comimos, bebimos, reímos, nos tomamos de la mano y ambos sentimos la ilusión de aquella felicidad fugas que nos visita el corazón tan solo por el tiempo limitado de unas pocas horas. Antes de aquella noche no me había conocido a mí mismo completamente. Ella me hacía entender el poder del amor y solo así se puede saber quiénes somos. Debí haber disfrutado
al máximo de aquellos instantes para que luego se consagrasen en mi memoria como la certeza de que había existido un pasado mejor que cualquier presente. Sin embargo allí estaba ya, lejos de todo el cariño desmedido de ella, porque no creía en la mentira de que el amor pudiese ser a distancia, este solo podía desenvolverse realmente cuando ambos individuos estaban juntos. Cuando la cena acabó y debíamos irnos con el mal presagio de que yo partiría a la mañana siguiente, me pidió (una vez mas) que no la olvidara. Como si eso fuese realmente posible. El tiempo pasó y viví tantos romances que mi memoria se convirtió en un cesto lleno de momentos desechados. A pesar de eso, ella se mantuvo intacta en el peldaño más alto de todas mis telenovelas personales. Ahora aquí sentado, entiendo que el amor es un evento rápido y fugas, uno que parece fermentarse en nuestra mente hasta darnos a entender que en ese factor (su rapidez) está también su belleza. Estás normal, tranquilo, sentado en medio de la nada y perdido entre tu laberinto interior, cuando haces un descubrimiento como el que yo hacía en aquel momento. Ocurre entonces el comienzo de algo nuevo que marcará tus días. Qué bonito es el devenir de las cosas. El amor que ella me habría propiciado, sería entonces inolvidable. Una voz femenina retumbó por todo el sitio en el que me encontraba y me sacó de aquel trance sonriente mientras decía: «pasajeros del vuelo… con destino a la ciudad de… favor abordar por la puerta de embarque número…» Y entraba de nuevo al mundo de los vivos. Me levanté y comencé a caminar. A veces el recuerdo salva y no solo nos condena, a veces nos devuelve a la senda de la alegría. Vivir con plenitud cada segundo, disfrutar de cada romance, sería la salvación de un presente menos feliz en el que los viajes por aeropuertos fantasmas caracterizan nuestros días. Se llamaba Bella. Que gran coincidencia.
-Manual rebuscadoSumido entre tantas cosas, entre la rapidez de los días que a veces no se detiene ni los domingos más domingos, fue llegó la idea de hacer un manual de vida misma. Al principio no supe si debía llamar así al conjunto de hábitos que componen dicha idea, luego recordé que en realidad podemos hacer lo que se nos venga en gana. Mediante este último pensamiento me di cuenta de que también debía nombrar como quisiera lo que quisiera. Eso, decirle a las cosas como queremos, es un acto tan simple que concentra incluso libertad. Pero volviendo al tema, el manual llegó inesperadamente. Tal vez fue en forma de película, de chiste, de canción, de viaje, de lagrima o de cualquier otra cosa, lo importante es que gracias a él pude sobrellevar mejor las situaciones que se presentasen. El manual en sí mismo abarca tantos criterios que a veces no puedo entenderlo completamente. Es un universo de ideas, pensamientos y, sobretodo, de las más variadas incoherencias. Por tanto no puede definirse porque intentar hacerlo sería un acto inconcluso que con cada final mostraría un comienzo. Existen algunas cosas bastante representativas dentro de todo el conjunto de elementos que componen a este manual. Está el principio de una sonrisa duradera, esa que te acompaña lo suficiente como para que tu alegría se contagie. Está también la ley de silencio interior, ligada a la meditación y al encuentro de uno mismo mediante la tranquilidad. Algunos aspectos del manual son bastante prácticos, así se desarrolla el artículo sobre la automotivación que no habla sino de tener la certeza de que todo saldrá bien, de creer y confiar en las aptitudes propias. Todo el contenido que abarca ésta enciclopedia tan singular, es mental y por lo tanto no posee ningún orden. Es una invención que surgió de tanto pensar, está archivado entre rincones de la memoria que se despliegan únicamente ante cierta situación y que me son de gran ayuda para enfrentarla. Creo que el mensaje real de todo esto recae en que debemos tener clara nuestra percepción sobre las cosas. Cada persona debería desarrollar su propio manual, uno con el que se sienta a gusto y con el que realmente se identifique. A veces olvidamos ser dueños de nuestros propios principios y empezamos a vivir siguiendo estándares ajenos. Sin importar que tan bien parezcan acoplarse estos a nuestras vidas, si no son generados por nuestra voluntad, solo estamos siguiendo una corriente sin tomar el control de la situación.
Recuerdo que comencé con esta cuestión luego de que mi divorcio fuese un hecho. A partir de allí vinieron tantas sombras en mi vida que llegué a pensar que lo primordial en mis aconteceres era la tristeza. Pero entonces, durante el primer viaje post-trauma en el que intentaba superar la soledad, fue que llegaron los dos primeros enunciados a mi mente. Estos decían algo así como: “la percepción de cada situación será trascendental para saber cómo manejarla” y “la vida siempre se desarrollará con sorpresas inesperadas”. De esa forma, el amor tuvo también claridad cuando pude entender qué hacer en caso de que éste se transformase en dolor y miedo. A ese tema tan controvertido le atribuí una conclusión unánime que no permite dudas: «Sin importar que, el amor cura, salva, resucita». Ahora lo sé, solo se trata de ver con claridad. Pensándolo bien, el manual no solo me ayudó sino que llego a salvarme de más amarguras. Solo me restaría decirte que empieces ahora mismo a pensar en la redacción de tu propio código personal de enseñanzas. Nunca sabrás en que momento éstas terminen salvándote.
-Más allá del acá¡Lo decidió y ya no hubo vuelta atrás! Supongo que surgió como una idea liberadora que germino en miles de proyecciones mentales hacia el futuro y lo que sucedería a partir de ella. Como se darían los acontecimientos, en realidad, solo se podría saber con el pasar del tiempo. Me imagino que él estaba cansado de su mundo, de su destino llevado de la mano por la infelicidad inducida, de cada mañana y cada tarde iguales a las del día anterior. Entonces no sé qué habrá visto, que pudo haber pensado o vivido, que cambiase su mentalidad tan radicalmente. Solo sé que su universo transmuto de forma repentina y que su percepción de las cosas no volvió a ser la misma. Yo era su vecino y quizás su más fiel confidente, aunque en realidad tampoco poseía muchos conocidos a los que llamar amigos. Nunca me habló de su interpretación propia acerca de la vida, jamás demostró grandes aspiraciones ni impulsos generados por un corazón soñador. Ahora que lo pienso detenidamente, creo que siempre prefirió pasar desapercibido ante los demás, escondiendo una agonía creciente que sulfataba incluso su alegría. Pobre, era como si fuese un cadáver, uno que caminaba y respiraba, pero que se pudría internamente a causa de un camino que no reconocía como suyo. De mirada perdida y sonrisas tan esporádicas como un eclipse, continuaba con su existencia sin pena ni gloria, habitando más en un limbo imaginario que en el presente. Él era un ser bastante curioso, uno que no parecía ser capaz de expresar grandes ideales ni mucho menos exteriorizar algún tipo de sentimiento. Estaba sumergido en la nada, en una parálisis de tiempo y espacio indefinido por obra de su propia conciencia. Entonces un día cualquiera, sin que yo mismo esperase que sucedería alguna vez, llegó hasta mi puerta sonriendo. En él no solo había cambiado algo, simplemente había cambiado todo. Al principio no logré reconocerlo, pensé sin duda que se trataba de otra persona. Solo cuando escuche su voz al hablarme mis dudas acabaron. Ni siquiera sus ojos eran opacos como antes. No entendí que había ocurrido y él nunca me explico en realidad, solo conversamos (aunque yo casi ni hablé) sobre temas increíbles al venir estas de su persona. “Hay que sentir las cosas en su forma más sensible, respirar la mañana y sentir su olor en el corazón mismo”, “Creer fervientemente en cada partícula de amor existente sobre la faz de la tierra”, “Dibujar sueños con colores relucientes”, amor que sobrevive a milenios,
esperanza entre oscuridad y aventuras llenas de eventos fantásticos; todo eso era argumentado por este nuevo hombre que se mostraba ante mí. Como ya he dicho antes, jamás explicó claramente lo que le ocurrió. Yo mismo fui testigo de un génesis existencial y de cómo éste logró salvarle la vida a aquel hombre. Volviendo a la oración con la que empecé esto, él había decidido por fin lo que ocurriría a continuación en sus aconteceres. A pesar de que parecía bastante seguro en cuando a lo que haría, no comprendí si realmente conservaba aún su cordura, esto debido a las últimas palabras que me dijese: -Me iré de estas tierras querido amigo, primero hasta donde mis ahorros me lleven y luego hasta donde mis piernas aguanten. Tengo una misión: debo buscar algo, encontrarme con alguien o ver algún paisaje desconocido; aun no lo sé. A partir de ahora comienza algo distinto y sé que todo cambiara. Por eso me vine a despedir, solo de ti lo haré. Espero que te vaya muy bien y deséame suerte porque la necesitaré. Quizás cuando nos volvamos a ver, uno de los dos ya haya encontrado la felicidad.
-Medio gafoTodo porque me percaté de mi realidad, porque no supe entender antes que ésta siempre había estado bajo mi piel. Una triste verdad descubierta un día igual de triste: yo era simplemente insignificante en este mundo, una hormiga más en esta polis tan llena de tragedias nunca escritas. Entonces ahora entiendo que existimos personas que intentamos luchar por un destino sobresaliente, sin llegar a lograr dicho anhelo en ninguna de nuestras respiraciones. Abrazando el deseo de la Dolce Vita, continua nuestra existencia tornándose simple y pasajera; cada mañana igual que cada noche, cada atardecer sin una sonrisa que demuestre vivir aquel momento a plenitud. De esas historias monótonas y con sueños sin empezar ya tengo un álbum y un calendario, son una parte característica de mis devenires. Es una cosa muy problemática que acepte hoy una de mis verdades ocultas, esta que delata que no soy feliz. Ese factor, esa utopía, ese sueño dorado llamado felicidad, falta en mis aspiraciones por continuar adelante. Estoy en este hotel solo, en París, donde se supone la gente no muere de tristeza. Acepto aquella sombra que me ha seguido desde que tomé las riendas de mi vida. No hay nada peor para esta volátil naturaleza humana que dirigir nuestros esfuerzos hacia objetivos que no deseamos. Pero esa es justamente mi historia, tan triste y vacía como ridícula. Mientras continúe con esta mala suerte, con esta desdicha elaborada por mis propias decisiones, aprovecharé hacer un llamado para aquel que lea este pedazo de papel: vive la vida no como una reunión de sucesos que transcurren, sino como una oportunidad para sentir que eres especial. En eso yo fallé, solo dejé que pasara el tiempo y en este momento (cuando podría acabarse el mundo en cualquier parpadeo) siento que no tengo la forma de cambiar las cosas. Pero tú sí, tú tienes el poder de lograrlo. Incluso confío plenamente en que lo lograrás. Sé que podrás lograr tus sueños y volar más allá del alba y de lo que la imaginación permite. Te recomiendo que también vengas a París, te recomiendo veas un atardecer en Puerto Ordaz o que te tomes un café en Armenia. Te pido le seas fiel a tu camino, que seas fuerte en la adversidad y humilde cuando acaricies el éxito, recordando cada partícula de tu conciencia y de tu personalidad. Entre la nada que proponen los sucesos que enfrento, no hay segundos que perder por voltear atrás. Quisiera ser joven otra vez y poder mirar las cosas sin los ojos de aquel que se arrepiente. La única salida posible a este martirio en el que se indujeron mis ilusiones, seria creer fervientemente en la reencarnación, teniendo
la esperanza de empezar de nuevo en una siguiente vida. Hasta que ese anhelado instante llegue, te dirĂŠ: no seas tan gafo como lo he sido yo.
-Micros muy ingenuos- Volumen I
«Lo que me dijo». Sí te cuento todas mis verdades no es para que las entiendas. Tampoco para que te contagies de su enfermedad. Lo hago por mero capricho y como si fuese un descubrimiento recién. Están las noches de blues que componen algo que va más allá de lo explicable. El susurro de una palabra. La tentación propuesta por esos labios. El sentimiento evidenciado en una acción que aparenta ser simple. Tanto de que hablar. Pero prefiero escucharte, intentar entenderte. Porque así desvinculo por un instante mi atención de todo el universo que se mueve dentro de mi mente.
*** «Aún recuerdo». El viejo me habló de muchos temas antes de irse. Me enseñó del tiempo y el espacio, de la creación y de la destrucción de las cosas, de los misterios y de cómo descubrirlos, de las oportunidades que nos llegan. No sé qué estará pasando en este momento en la vida de aquel personaje, solo espero que continúe siendo gracioso. La risa es, ante todo, un signo de plenitud. Sin tener que pensarlo demasiado, sé que una de las mayores lecciones que me pudo dar, fue encerrada en una frase: “El que quiere besar, busca la boca”.
*** «La pena». Quizás todo lo que se ha hecho hasta ahora no ha valido la pena. Aunque claro está que entender la constitución de esas cosas que han “valido la pena” es algo muy complejo. En realidad, nadie puede asegurar nada ajeno. Uno es el jurado propio.
*** «El calendario solo tiene domingos». Mientras tanto, los días se mantienen girando en torno a lo simple, terminan incluso por rozar con lo aburrido. Claro que no me quejo, solo me siento triste al aceptar que dicha condición depende de mí. Las mañanas se pasan volando, ya las tardes no se aprecian entre atardeceres, y las noches (antes monumentales) ahora son solo esquirlas que concluyen algo demasiado efímero. Entonces llega la monotonía que ahorca, que termina por eliminar todo anhelo de aventura. Nunca pensé llegar hasta este punto tan deprimente. En algún momento soñé con experimentar cada instante con particular emoción; tratándose éste de un evento irrepetible, deseaba hacerle honor a tal oportunidad. No he podido mantener ese compromiso, hoy soy solo una sombra que nada afecta en el mundo físico. Algo deberá cambiar para que yo pueda continuar.
*** «Belleza a la medianoche». Se llamaba Tania y lucia por lo general vestidos y sandalias. Siempre con algo de qué hablar, siempre sabiendo qué decir. Entonces un día cualquiera, soltó algo impresionante desde sus labios pintados de rojo escarlata, algo que nunca podría olvidar: “Mira la luna, mira que grande está. Ese satélite continuará siendo el mismo a pesar de que tú llegues a cambiar la forma en que le mires. Exactamente lo mismo pasa con todo lo demás…” Esta noche la recuerdo más que nunca, queriendo encontrar la respuesta de si mi perspectiva con respecto a la luna continua siendo la misma.
*** «Sin devolución». Me prestaron muchísimas cosas que no devolví. Lo siento, por supuesto, pero por razones importantes tuve que conservarlas. Aún guardo la esperanza que me dieron un par de zapatos porque con ellos podría llegar hasta las fronteras más
lejanas. También tengo los buenos recuerdos con los que logro sobrevivir cuando la tristeza se desborda en los canales de mi memoria. Jamás he pensado en regresar la alegría que he encontrado hasta ahora, uno nunca sabe cuándo podría necesitarla. Eso, junto con algunos libros que admito no haber devuelto a sus dueños originales (¿Y quién no ha hecho esto alguna vez?), serian elementos que mantengo bajo un cuidado importante ya que conozco su verdadera importancia para mí.
*** «Oxido». Entonces eso es esta tierra: solo metal oxidándose por todas partes. Esa ha sido desde siempre nuestra mayor característica.
-Micros muy ingenuos- Volumen II
«Ese que va por ahí». Él no intenta ser nada, ni sabio ni ignorante. Por otra parte, también se siente bien con lo que hace, se siente satisfecho. Por tanto no hay arrepentimiento ni mucho menos miedo en cada procedimiento, tampoco en cada resultado. Si acaso estos últimos son buenos o malos, eso no es gran cosa; dicha cuestión no hace que dejen de pertenecerle. Lo último suena un poco egoísta, pero por tal cosa él tampoco se siente intranquilo. Volviendo al tramo inicial de la descripción, él es lo que quiere ser: un mamífero más que solo está de paso por este paisaje.
*** «Calabozo interno». Continuamos presos en la celda más disimuladas. Todo un recorrido de pasiones, de defectos, de amarras y fantasmas que deambulan dentro de estos barrotes. Ya no quiero continuar así… Debo salir. Serle fiel a tantos males sería darle la espalda a la libertad de mi espíritu. Hasta el final, la plenitud de ser libre continua siendo otorgada o negada por su portador únicamente.
*** «Antes de irme, pienso». No recuerdo que ocurrió durante los días de “relleno” que se desarrollaron en mi vida, estos se fueron entre suspiros que no supe disimular. Anduve lo suficiente y logré ver muchísimos paisajes, eso es cierto. Tantos que mi memoria quedó pequeña, tantos que al vislumbrar retazos de esas vivencias, éstas me parecen ajenas. Ahora mismo solo siento temor de que el karma se enamore una vez más de mis errores. Solo pido un poco más de tiempo lúcido, no quiero morir postrado en una cama como si mi vida hubiese sido igual de ordinaria a tal acto. A mi edad ya no quedan tantas ilusiones disponibles, solo hay unas pocas muy limitadas. Una
de ellas por supuesto es que no me olviden, que mi nombre sea recordado por algunas generaciones más. No me juzguen, solo es el deseo de un anciano convaleciente.
*** «Simple mensaje». La esencia de un sueño recae en lo que generaría su realización. Ante tal circunstancia se vuelve tal cuestión un asunto de primera necesidad. Es trascendental dar cada gramo de nuestra voluntad en pro de ese anhelo que martillea en nuestra cabeza. Puede ser cualquier cosa, puede ser un plan de vida entero. Todo lo que realmente importa es dar todo nuestro potencial para lograr la meta. Es sencillo y repetitivo este mensaje. La verdad, así terminan siendo las cosas realmente importantes.
*** «Será». ¿Será que se nos perdieron cosas importantes? ¿Será que quizás no las merecíamos? ¿Será que nunca las tuvimos? Podría ser…
*** «De cosas únicas y este romance». En ti me encontré a mí mismo. En cada segmento de tu personalidad, en todo lo que significa tu Ser, incluso en cada uno de tus defectos, pude hallar lo que buscaba. Entonces cuando algún humano recae en esta situación, llega a amar realmente. Porque experimenta un amor libre de encierros. Un amor celoso es cierto, lleno de inseguridades, pero libre al fin. Porque esa libertad recae en que se continúa amando a la persona a pesar de la distancia, a pesar de que no se vean los ojos directamente o no se tenga si quiera el roce de un beso para alegrar al
corazón. Es como algún tipo de estado superior a todos los intentos fallidos del pasado. En ti encontré algo inédito: un amor real. Porque no necesito si quiera contacto físico para continuar sintiéndote, porque no necesito que se cambie nada para continuar amando. Es una explicación un tacto esquiva y, sin embargo, tan sincera como tu persona. Este es simplemente, un amor que realmente ama.
*** « ¿Buen final?». -Entonces ¿te vas? -Sí, es lo mejor. -¿Y qué pasará luego? -Pues vendrán nuevos acontecimientos. -¿Cómo cuáles? -Seremos libres del pasado, seremos creadores del presente, seremos parte del futuro. Me voy para que este final sea un nuevo comienzo. -Eso me agrada mucho.
-Mucho más que tres inventosLuego de que logras entender que este momento es único e inigualable, pasas a pensar en la realidad de que también es trascendental. Me refiero a que todo lo que se efectué en este momento conllevará a una reacción que sustituirá lo anterior. Abro esta nueva cuestión bajo ese principio porque hablaré sobre Arte, aquel elemento escondido entre tantos parpados de soñadores inagotables. Admito no saber cómo desarrollar algo como esto, la esencia artística ha sido un elemento indispensable en el desarrollo de la humanidad, por tanto, no comprende unas pocas líneas, sino todas las que se puedan crear. Creo sin embargo que puedo hablar de algunos de los elementos que considero, han causado en mí gran influencia durante el transcurso de mi vida: *La música libera: Puede hacernos ascender a las alturas mediante un compás o descender por alguna tonada triste. Sin lugar a dudas, la música puede situarse entre ese conjunto de cosas que no se desvanece a pesar del tiempo y las modificaciones que éste otorga en otras situaciones. Aunque parezca que esto si es así, la realidad es que en esencia continúa siendo el mismo tipo de expresión aquella realizada hace muchos años a la que apenas hoy se termina de componer. No solo permite que aquel que la reproduzca moldee una verdadera escultura sonora, sino que induce al público a experimentar dicha fuerza de igual manera. Una canción te emociona, te inspira e impulsa; se convierte incluso, en un confidente durante vivencias menos alegres. Existimos personas tan apasionadas al milagro producido por la música, que no podemos vivir sin ella, pues simplemente, la vida llegaría a perder valor. No solo nos transforma, sino que nos hace crecer y cambiar nuestra concepción del mundo. Gracias a los que cada día dirigen su don hacia la creación de nuevas melodías. *La fotografía inmortaliza: Cuando tenía ocho años me regalaron mi primera cámara y apenas a esa edad pude entender que el acto de capturar una imagen mediante su uso era increíble. En sí mismo puede ser algo insignificante, excepto para aquel que quiera ver aquello que esté más allá de lo superficial, allí reside la verdadera belleza de una fotografía. Curiosamente mi destino siempre ha estado ligado a estas imágenes, ellas han ejercido infinidad de efectos particulares en mí, por la vivencia misma que
evoco al mirarlas. En realidad han sido demasiados los días en los que el pasado vuelve a mí mientras admiro alguna foto; ellas pasan a ser guardianes de recuerdos, permitiéndoles no morir jamás. Hay un álbum que continúe todas y cada una de las imágenes que hemos tomado en nuestra vida y es nuestra conciencia. Pienso que las fotografías son en realidad objetos de carácter mundial, por eso traspasan fronteras sin que importen razas, culturas o ideologías. Son una prueba verídica de que hay un lenguaje global que va más allá de lo tangible y que recae en el sentimiento hacia el retrato mismo. *La literatura es un universo: Yo mismo intento constantemente crear un nuevo cosmos mediante varios papeles y un bolígrafo. Entonces puedo definir a este fenómeno humano como creación pura, ya que logra desarrollar con exactitud cualquier cosa mediante el uso de la imaginación del Ser. Más sorprendentemente, permite que otros conozcan y sientan el sentido de aquello que está escrito. Traspasa sentimientos, ideas, percepciones del mundo, en fin, todo aquello que nos hace individuos sensibles es capaz de plasmarse con palabras. Una vez un gran hombre me dijo: «todo acto escrito es ya un prodigio de invención», ahora que repito esa oración puedo reiterar su aseveración, definitivamente todo lo que salga del lenguaje merece ser leído por el simple hecho de existir. Así el mensaje carezca de iluminación, puede despertar en aquel que lo lea una fuerza increíble. En mi caso, escribir me salvó, me llevó a pensar que podía hacer algo que fuese más allá de lo común. Aunque aún no se si lo he logrado, puedo proclamarme hoy como un hombre feliz. Lograr moldear una existencia entera a través de garabatos codificados, es para mí la cosa más bonita que haya podido ejercer. Por eso hasta el final de mis días, escribir será un placer. Luego de haberle dedicado este recuento a estos tres elementos que hacen parte de mi día a día, puedo dar una última conclusión de forma general: sin importar la naturaleza de sí misma, cada forma de expresión comparte vida a aquel que la percibe. Ya sea escuchando, viendo, experimentando una lectura, nuestra imaginación siempre se expandirá a límites insospechados debido a la estética de cada ente. Solo me resta sonreír complacido porque aún en estos tiempos en los que lo digital es lo principal, nadie olvida experimentar la majestuosidad del arte por más mínima que sea la forma en la que ésta se desenvuelva.
-No fue por obra y graciaQueríamos ser Dios, queríamos llegar a sentir la gloria de poder crear algo de donde no había realmente nada. Quizás el ego nos había consumido, pero estábamos ciegos para lograr si quiera darnos cuenta. Podíamos verlo, podíamos casi tocarlo, y dentro de un tiempo también lo oiríamos. Los estudios habían avanzado de manera sigilosa, lejos de la humanidad que estaba afuera y que ni siquiera se imaginaba que dentro de aquel lugar ocurrían el tipo de cosas que nosotros llevábamos a cabo. Sin embargo, para nosotros era una realidad todo aquello. Ya no nos preocupábamos por las guerras que debían de estarse realizando a lo largo del mundo, tampoco por la escasez de comida que debía de haber en los países más pobres, todo aquello ya nos daba igual. Era simple, lo que hacíamos en aquel momento era trascendental en comparación. Entonces ¿Qué demonios era lo que pretendíamos en realidad? ¿Jugar a la grandeza de lograr sentirnos poderosos? O ¿Desvincularnos de los hombres comunes? Ya ni siquiera puedo pensar con claridad. Todos luchábamos por una misma causa, por un mismo objetivo. Este quizás no era de correcta naturaleza, solo era lo que era. Allí estábamos, debatiéndonos constantemente entre el bien y el mal que proponía todo aquel proyecto. Algunos llevaban semanas y otros meses, uno que otro (como yo) llevaba toda la vida trabajando en aquel experimento que ponía todos nuestros esfuerzos en juego, pero sobretodo, nuestra seguridad. ¿Qué llegaría a pensar el mundo cuando, tiempo después, se descubriese la verdad? Esto sería inevitable, el creer que nada saldría a la luz era como intentar tapar el sol con un dedo. ¿Qué pasaría con los que estuvieron involucrados en dichas acciones? Aquellos que estuvieron en contra de cielo y tierra con tal de lograr el objetivo final, no podíamos si quiera imaginar lo que nos ocurriría. Lo que si era seguro, es que la excitación subía conforme avanzábamos con el trabajo. La emoción se hacía vigente y se entremezclaba con el miedo, pero siempre se mantenía en mayor proporción el hecho de que lo que hacíamos era grande. Toda una raza de hombres sobre nuestras espaldas, infinidad de individuos inmersos en aquella tarea en donde habían participado indirectamente con sus valiosos aportes, todo para que nosotros pudiésemos llevar a cabo la misión final. Allí estábamos, un grupo no mayor de 50 hombres y mujeres dedicando nuestro espíritu para lograr realizar aquel sueño. Poco faltaba, tan poco que sentíamos que era una mentira, que no podía ser posible que estuviésemos tan cerca. Al final era
cierto, estábamos jugando a ser Dios, estábamos jugando con la creación y con la naturaleza misma de las cosas. Yo dirigí todo esto desde el comienzo, fui testigo de cada paso, participé en la inmensa tarea de lograr clonar a un ser humano… Dentro de poco nacerá un nuevo individuo de donde antes no había nada. Este momento será inmortal para la raza.
-Nuestro tiempoMe percaté cierta vez mientras veía un reloj, de la relación de este con respecto a mí. El artefacto avanzaba siguiendo un mecanismo que otro había configurado, mientras él ni siquiera se percataba de ello. Siempre continua hacia lo que nosotros reconocemos es «adelante» en su naturaleza; nunca lo hace hacia atrás, como si tal acto careciera de coherencia. Eso lo fuimos aprendiendo conforme continuábamos en el devenir de los acontecimientos, el hecho de que este momento vivido será único. Muchos creen que el tiempo lo inventamos los hombres, yo particularmente no sabría dar respuesta a esto, sin embargo, nunca dudo de su existencia. Entonces ya se deja de lado la teoría de que sea un elemento etéreo y carente de realidad, es más bien una red que nos abarca desde que comenzamos con la obra que conforma la existencia. Creo que la idea que tengamos sobre éste es muy versátil y que cada quien posee una forma de ponerlo en relación con sus propios intereses. Tomando en cuenta este principio, mi generación tuvo un norte primordial entre sus idas y venidas: vivir del presente únicamente. Es como si en determinado momento, hubiésemos dado con que existe un pasado que no vale la pena recordar y que a la vez, hay un futuro totalmente incierto. ¿Qué se puede hacer tomando en cuenta ambos contrastes sobre lo que ocurrió ayer y lo que ocurrirá mañana? Nada, queda únicamente moldear el hoy. Somos el resultado de una serie de acontecimientos que ocurrieron debido a ciertas causas, igual eso no da garantía a lo que ocurrirá en los eventos ulteriores. Bajo esa realidad se maneja cada uno de nuestros esfuerzos, simplemente se vive con el uso total de todas nuestras energías puestas en el instante respirado. Entonces, ¿qué pasó con la certeza del mañana? Parece haberse extinguido bajo el calor de los medio días durante nuestro crecimiento. Aun así, estimamos al presente como al evento en el que podemos invertir nuestros actos, sin que importe algún otro segmento en la línea del tiempo. Luchamos sin descanso ni pausa, sin permitir que la duda se interponga entre la idea y la acción. Por eso ya no hay forma de que podamos pensar de otra manera. Hemos inducido a nuestra mente a que el ahora sea el único factor con verdadera importancia. Entonces en este instante vuelvo a ver el reloj y no puedo evitar preguntarme si todo lo que está ocurriendo será lo mejor. Quien sabe, solo doy gracias de que los segundos sigan corriendo.
-Nueva inconsistenciaYa mis misterios se hartan otra vez. Me exigen que los descubra sin entender que soy muy distraído. Me dicen que no olvide que están ahí, que hay cosas que no se ven fácilmente y que aun así nos afectan. Finalmente se cansan y vuelven a dormir. Pero esos misterios deben recordarlo: ahora no tengo cabeza para grandes enfrentamientos. Todos mis esfuerzos están concentrados a lo que ya he descubierto. Como hasta ahora solo he encontrado paciones y defectos en mi interior, tengo mucho trabajo que resolver antes de continuar adelante. Está la lluvia que siempre trae calma, excepto cuando se vuelve tormenta y en tal caso nadie quiere estar presente. Está la tierra que nos conecta a nuestros antepasados, a esas raíces que llevamos en nuestra espalda aún sin darnos cuenta; a menos de que haya un terremoto y allí tampoco nadie quiere estar presente. Lo que quiero decir (de forma muy desordenada como tantas otras cosas) es que un mismo elemento siempre tendrá dos caras. “Polaridades”, esa es la palabra indicada. Entonces el libro viejo en el que me topé con ese tema, parecía explicar concretamente lo maleable que es todo nuestro Ser. Es preciso volver a hablar de esto para lograr dar con que todo dependerá de nosotros mismos, que podemos llegar tan alto como queramos, que podemos llegar hasta profundidades increíbles al mismo tiempo. Ésta es mi nueva inconsistencia: tratar de ser mejor persona. Siempre miramos esos aspectos con cierto recelo, como si tales cosas estuviesen reservadas para sabios y ermitaños. La verdad es que incluso nosotros, los que estamos inmersos en estas enredadas metrópolis, podemos ser parte de eventos trascendentales en nuestro interior. Tal vez solo hace falta conectarnos con él nuevamente. No quiero parecer nada. Quiero simplemente continuar siendo parte de cada momento, de todo esto que me rodea y que me hace ser quien soy. Al parecer aún queda mucho que experimentar, es preciso entonces que yo me mantenga firme en todo el proceso. Ya llegará el momento en el que los nuevos misterios se revelen, pero mientras tanto, tengo con qué entretenerme. Esta aventura está a medio camino, la vida en sí misma, es un redescubrimiento constante.
-Odisea flash-¿Me escuchaste?- me preguntó Ceci, la muchacha que apenas esa tarde acababa de conocer. Aún estaba sudorosa y agitada, con una botella de agua en una mano y su celular en la otra. -Si… claro que si- le respondo entrecortadamente, todavía no he recuperado el aire y tengo la boca seca, aún así encuentro la manera de responder- Decías que ojala el video se vea bien. -¡Exacto! No había mucho sol y estábamos corriendo, pero creo que si se logra ver lo esencial. El señor Carlo es el dueño de la pizzería a la que hemos llegado. Es un viejito que mantiene el acento italiano retenido desde su niñez antes de llegar a temprana edad a nuestro país. Luego de contarle rápidamente lo sucedido y de suplicarle ayuda, nos ha dado refugio en la cocina del local, lejos de la vista pública. Hemos llegado hasta aquel lugar luego de correr muchas cuadras, luego de separarnos de los que marchaban con nosotros, luego de sentir el miedo vivo en nuestros corazones tras la persecución de los hostiles que nos atacaron. Toda la gente que nos acompañaba en el lugar salió huyendo, ¿Qué podíamos hacer contra enemigos armados? Nada, excepto intentar salvar la integridad propia. Sin embargo, Ceci ha logrado grabar todo aquello, tenemos la prueba recién tomada de lo que ha ocurrido. Todo el país, el mundo entero podrá enterarse de lo que ha ocurrido. -¿Le has podido mandar el video a tu amiga?- le pregunto. -No, aun no. La red esta lenta, pero ya se está enviando, es cuestión de esperar. Ceci me ha contado que una amiga suya es corresponsal de un medio de comunicación en la capital, que ella logrará que el video sea transmitido. Entonces pienso que ha valido la pena la protesta, la angustia, soportar el abuso, todo porque la acción de dos personas ha logrado generar aquella prueba. Veo a la muchacha y apenas hasta ese momento me doy cuenta de lo bonita que es, prácticamente toda la tarde observándola mientras hablábamos y ahora es que vengo a reparar en ese factor. -¿Qué pasa?- me pregunta al darse cuenta de cómo la miro.
-Nada, no pasa nada- le respondo y bebo agua para disimular. De nada sirve, las mujeres con su intuición captan todo lo que pasa a su al rededor. Ella sonríe y se sonroja. Que irónico que justo en aquel momento en el que el país está en caos e incluso luego de haber sido víctimas de una persecución, aún haya espacio para una escena entre dos posibles enamorados. Me mira, le sostengo la mirada, sonreímos. Quizás ese es el momento el más bonito del día, el más bonito que he tenido en mucho tiempo. La muchacha mira su celular, se emociona y dice: -¡Al fin! Se envió el video, ya podremos… Se escuchan sonidos provenientes de afuera, como si se hubiese caído alguna cosa. Hago un esfuerzo para escuchar mejor y un nuevo ruido surge del espacio en donde se encuentran las sillas y mesas de la pizzería. Ceci también lo ha escuchado y voltea nerviosa. Comienzan a llegar gritos enojados de voces desconocidas, ¿Qué estará pasando? Comienzo a pensar lo peor y aquel miedo que he experimentado en la huida de hace rato vuelve a hacer presencia en mi interior. El grito del señor Carlo delata lo que está ocurriendo afuera al pronunciar: “¡Acá no hay nadie, váyanse de mi negocio!” con su acento italiano lleno de cólera. Se oyen más ruidos y la voz del que nos ha ayudado no vuelve a detectarse. -Nos descubrieron, seguro que nos siguieron- me dice Ceci. Esa misma intuición que posee como mujer, me da la seguridad de que está en lo correcto: de alguna forma nos han encontrado sin que nos diésemos cuenta de ello. Los estruendos de cosas cayendo y los murmullos de los individuos se hacen cada vez más cercanos, pronto estarán en la cocina. Ni Ceci ni yo volvemos a mencionar palabra alguna, sin darnos cuenta y dejándonos llevar por algún impulso sentimental, nos tomamos de la mano fuertemente. Entonces ocurre lo que temíamos: los individuos entran a la cocina, enojados, llenos de agresividad, mirándonos fijamente como si fuésemos presas que intentarán escapar. Reconozco algunos rostros con los que nos hemos topado en el primer encuentro, ahora en cambio no podremos contar con la misma suerte, ya no hay para donde correr. En el interior de mi conciencia sé lo que ocurrirá, sé que se podrá definir bajo dos palabras muy simples: “algo malo”. Aquí estoy y el tiempo parece correr más lentamente, tomado de la mano de aquella bonita muchacha, sintiendo que el temor paraliza cualquier movimiento. Pero la esperanza se
revuelve en mi mente, el video ya se ha enviado y llegará hasta la amiga de Ceci y más tarde hasta un millar de personas más. Debo confiar plenamente en que ocurrirá así. Con él se mostrará la evidencia que sentenciará a los atacantes que ahora tenemos en frente. Cualquier cosa podría pasarnos a nosotros dos, pero nada importará más que el hecho de saber que hemos sido mensajeros de la verdad. El primero de los hombres da un paso al frente y yo cierro por algunas milésimas de segundo los ojos. Entonces siento que valdrá la pena toda la lucha, todo aquel sacrificio. Sin duda los motivos harán valedera toda aquella situación. Además, a pesar de todo, desde hace mucho que no tomo la mano de una mujer tan bella.
-Otro cambio y fueraEn lo que llevo de vida han ocurrido a mi alrededor varios génesis con sus respectivos apocalipsis; el mundo es entonces, otro elemento sujeto a mi comparación con un fénix. Entre todo esto que he podido presenciar, jamás han habido momentos del todo malos ni del todo buenos, todo ha estado sujeto a mi propia sugestión y es por ese hecho por el que en verdad estoy agradecido. Aunque el testamento ya fue realizado y con él me he sentido complacido, no está demás hablar otro poco de este granito de arena que ha significado mi vida. No he podido sentir varias emociones, aunque estas faltantes ya las he vislumbrado a través de algún cuento que me hayan echado los que sí lo hayan hecho. Pero si he disfrutado bastante aunque la situación pinte mal, aunque no goce de grandes lujos ni grandes patrimonios nunca han faltado las risas. Entonces este mundo (además de ser aquel pajarito que renace y que ya nombré al principio) es un paisaje de colores vivos, una conjugación completa de elementos que generan alegría para el que la quiere ver. Conocí el amor de la mano de una mujer mientras transcurría un día común y sin que yo lo hubiese pedido, como si el destino conspirase para que yo vislumbrara un poco de luz entre mi propia oscuridad. No es fácil de explicar porque en realidad es muy profundo al sentir. Lo cierto es que jamás percibí algo tan bonito como el amor puro que me generó un gesto, una caricia, un beso o una mirada profunda que me transmitiese su persona. Fui por caminos zigzagueantes hasta la fuente pura de nuestra naturaleza y exploré el bien y el mal que componen a la mente. Sin embargo, ya en este instante no soy capaz de concluir nada con absoluta certeza. No recuerdo en que momento comencé a disfrutar de las cosas pequeñas, de los placeres sencillos que ofrece la vida y de los pequeños detalles que nos generan felicidad. Pero me he dado cuenta que esto tiene un doble efecto y es apreciando cosas simples que la tristeza sale a relucir; con una fotografía vieja, con una canción que marcase una época, con un recuerdo nostálgico. Tantos eventos que hacen parte de mi historia, y por ende, parte de mí mismo. He entendido tantas cosas en este corto transcurso de acontecimientos, que me parece indudable el hecho de que para cuando por fin vaya a morir, mi memoria estará sobresaturada. Eso realmente me emociona, haber nacido en esta tierra
garantizaría desde el principio que así fuese mi destino. He visto personas sucumbir ante el dolor de una perdida, ante la peor de todas al abandonar la esperanza; he visto personas que usan mascaras ajenas intentando engañar al mundo que los mira; he visto personas sin temor al devenir de los acontecimientos, sin vestigio de duda en sus ojos, con valor que emana de su corazón palpitante. Tanto he logrado y aun así nada tengo. Por eso es que hoy me siento libre, sin ninguna amarra a cualquier cosa. Aunque los eventos continúan siendo cambiantes, este circo no me deja de parecer lleno de júbilo. Al final no cuenta lo que hayas hecho, sino también si lo disfrutaste. Hasta que cambie de forma de pensar y necesite reafirmar mi Ser, hasta ese nuevo capítulo: cambio y fuera.
-Papelón con limón para la esperaLo que sí deseo fervientemente, es que alguien logre definirme con exactitud lo que representa un “peón”. Porque sí, para los que no lo sepan, en esta época en donde pareciera que ese tipo de términos ya fueron dejados atrás, estos aún son utilizados con el mismo enfoque despectivo de siempre. Quizás no sea así en las grandes ciudades, en donde la modernidad ha superado infinidad de tontos prejuicios, pero sí en los pueblos más fieles a los convencionalismos de antaño. Tal es el caso de éste en donde yo nací, en donde yo tuve la mala fortuna de nacer. No digo esto último por razones triviales como las diminutas dimensiones del lugar, en las que se conocen desde el perro callejero de la plaza hasta el alcalde. Tampoco por el hecho de que todos los días transcurran exactamente iguales y la monotonía grite en las calles con su silencio desesperante. Lo digo por la vida misma que reside en el espacio. Por la concepción que tienen los habitantes sobre cosas subjetivas como lo correcto o lo incorrecto, la impresión que unánimemente se posee sobre lo que significa una vida ideal, o el tema que a mi parecer llega a rozar con lo ridículo: la interpretación obsoleta de los estratos sociales. Pues la cosa es que, por motivos del destino, yo toqué en este rango bajo el calificativo grosero de “peón”. Todo por no poseer mayores riquezas visibles que las que gano con mi sueldo de obrero. Se trata de que uno vale por lo que es, no por lo que tiene. Más allá de que ese lema pueda parecer una simple frase de consolación que pronunciemos para poder vivir con orgullo, esta es totalmente cierta. Por lo menos eso es lo que creo, en eso deseo confiar para poder sobrellevar mi situación particular. Ésta no es otra que la típica de novela de televisión sin gran imaginación. Una qué, para colmo de la ironía, parece existir a pesar de su tonta naturaleza: simplemente caí ante el aparente pecado mortal de enamorarme de la hija del dueño de la hacienda, de esos de los más ricos de todo el poblado. Ese hombre aún no lo sabe, pero yo que disfruto este romance imposible, presiento una tormenta inminente que se aproxima con cada caricia que tengo el placer de otorgar a mi amada, con cada beso dado con la pasión de una aventura secreta, con cada mirada flash que, aunque dure milésimas de segundo, encapsula cada partícula de amor que almacena el corazón. Pero esa cuestión tampoco viene al caso, se trata de los vicios que guarda esta sociedad, de cómo nos vemos atados a la infelicidad que otros nos imponen por el hecho efímero de no poseer fortunas.
Siempre he creído en todo lo que inspire por lo menos un mínimo de valentía en nuestro ser y es en ese caso, que mis sueños significan el norte esencial en cada uno de mis impulsos. Porqué incluso nosotros los peones que trabajamos la tierra, tenemos ese derecho divino de poseer un anhelo por el cual luchar. ¿Acaso la condición económica impide esto también? ¿Acaso se nos prohíbe el derecho de querer cambiar la realidad que mantenemos? No creo que sea así, pero de serlo, igual no me importaría mucho. Yo igual planeo llegar a conseguir cada uno de mis deseos, con trabajo, con talento y sobretodo, con una carga inmensa de perseverancia que no permita que mis esperanzas se agoten. Sé que ante todo, dependerá de mí mismo moldear esta vida que resulta ser hasta el final, mi única pertenencia verdadera. Al haber pertenecido a esta colectividad gigantesca denominada proletariado, conozco perfectamente el verdadero valor de las cosas. Por eso no pretendo hacer un drama monumental que intente demostrar lo trágica que es mi vida. Al contrario, iré disfrutando de cada instante que aún le queda a esta realidad, porque sé que llegará el momento en el que no queden vestigios de ella. Lograré con toda certeza hacer valer mi voluntad de ser dueño de mis actos. La diferencia existente entre los hombres que poseen libertad y aquellos que se mantienen esclavos, es que estos últimos no repararan ni siquiera en su sumisión. Ese tampoco será mi caso. Solo espero que cuando todo esto haya cambiado, cuando ya no haya tribulaciones generadas por mi condición social, cuando sea feliz junto a la mujer que amo, siga sin faltarme esta esencia que me conforma. Mientras tanto, que siga el papelón con limón refrescándome ante la adversidad.
-Plurima mortis imagoEstuvimos en ese sitio de “encuentro estratégico” durante menos de media hora. Aquel lugar de «estratégico» no tenía nada, solo era un bar de mala muerte poco frecuentado pero perfecto para nuestra reunión. ¿Podía importar el lugar en el que nos encontrábamos? Para nada, solo importaba la determinación de todos los presentes. Hacía ya una semana y tres días que se habían llevado a siete compañeros durante una de nuestras manifestaciones. Entre humo por los cauchos quemándose, golpes de guardias, piedras lanzadas, bombas caseras explotando, descontrol y gritos, los militares habían logrado llevarse a nuestros amigos. Por poco me atraparon a mí y a Manuel, pero nosotros fuimos más rápidos y logramos abrirnos paso entre el disturbio. Ahora había llegado el momento de aquella reunión, en ella se intentaría discutir el plan de acción que se realizaría a continuación. Aunque ya prácticamente todos presentíamos cual sería la conclusión esta vez, fue Casimiro el primero en hablar: -Bien, sabemos lo que ha ocurrido, sabemos que ya no tienen contemplación alguna para con nosotros, la cuestión es ¿Qué hacer a partir de este momento?-¡¿Qué?!- interrumpió Juan- ¿Hablas en serio? ¡Está claro que debemos rescatar a los que se han llevado! ¿O acaso piensan no hacerlo?-Sabemos muy bien lo que debes sentir, a todos nos duele lo que ha pasado y que Sebastián y los otros hayan sido capturados- respondió Casimiro secamente- Pero tu hermano sabía muy bien el peligro de estar en este bando, así como tú lo sabes, así como yo lo sé. Debemos ser pacientes, a los que se llevaron los mantendrán presos, pero no les harán daño. Juan pareció calmarse o por lo menos se comportó a la altura de la situación al guardar silencio. Entonces José intervino: -Esto es grave, esto es muy grave. Si esperamos estamos jodidos, si actuamos estamos jodidos. -No podemos bajar la guardia, aunque esto ya no sea una buena vida, debemos cuidarnos de que tampoco se vuelva muerte- dijo Víctor Alfonso. -No es a la muerte a lo que le temo, sino a las celdas y a los barrotes que me roben el único consuelo de dignidad que nos queda siempre como hombres: nuestra
libertad. Prefiero morir antes de pasar el resto de mis días en la cárcel- dije yo rompiendo mi silencio llevado hasta ese momento. Todos callaron de nuevo. Así se viven los tiempos de dictaduras, difícil es tener que aceptar aquella realidad en la que los tiranos abusan del poder. -Con pena y tristeza debemos aceptar la realidad de los acontecimientos compañeros, ha llegado el momento de desertar. La idea se plasmó en cada mente por separado como un hecho contundente que por fin se hacía realidad. Era cierto, mucho habíamos resistido ante las fuerzas del gobierno, si continuábamos actuando mediante los mismos mecanismo, seria cuestión de tiempo para que fuésemos capturados. Por una parte éramos buscados y obligados a escondernos debido a ser vistos por los gobernantes como enemigos de la nación, por otra éramos vistos como héroes que intentaban derrocar a los corruptos que se mantenían hasta entonces. Pero ya había llegado la hora de huir por nuestro propio bien. Lo que siguió de aquella apocalíptica propuesta de desertar fue la aprobación por parte de todos los presente, algunos apoyaron la idea de quedarse y se les acepto su derecho de hacerlo. La gran mayoría, sin embargo, decidió partir admitiendo que era justo y necesario hacerlo. Entonces todo acabo con un “acordaremos mañana los detalles, viajaremos en barco”, y así fue. Hoy estamos en este viejo catamarán y a lo lejos el puerto comienza a volverse una borrosa línea que se divide con el mar. Esta es mi última vista a mi país, a mi patria, a la tierra que me hizo quien soy, mientras huyo por la situación presente. Sé que volveré, que todo saldrá bien, debo confiar en que así será. Mientras tanto los pueblos deberán aguantar las secas caricias del tiempo y del abandono; las ciudades deberán hacerle frente al abuso de aquellos que llegaron a ellas con promesas e ilusiones vacías; los hombres y las mujeres tendrán que bajar la cabeza ante un futuro precario; los niños no sabrán de otra vida sino aquella en la que reine la opresión. Todo será así por ahora, pero quiero que quede marcado este hecho, solo será por ahora… Hasta que la justicia salga a la luz y deje de ser ciega, hasta que la tiranía termine y sea suplantada por la democracia, hasta que por fin nuestra causa sea correspondida por este destino, hasta entonces, continuaremos luchando. Porque somos más grandes que todo lo que ocurre, esto por el simple
hecho de luchar por una causa justa, porque somos más los buenos que los malos, por eso simplemente. Que entienda aquel que lea esto, que solo me desahogo ante el amparo de la desdicha y que, mientras se escapa una lagrima de impotencia durante mi fuga, continuamos en esta misión. No se derrumbaran nuestros ideales como lo está haciendo mi país, el cual poco a poco se aleja, se aleja, se aleja y ya casi ni se ve.
-Poco de mucha modernidadPrimero que todo: ¡Que viva la noche! Ese es el principio fundamental por el que se rigen nuestros instantes de gloria. Ahora mismo en todo el mundo se vive una fiesta; una que no pretende terminar sino hasta que el cuerpo aguante. Suena el bajo que coloca en sincronía a los corazones de aquellos a los que llega su efecto, aparecen las luces de colores que guían a los ojos centellantes que las reflejan, se respira humo de algún cigarrillo fugaz, se escuchan risas y gritos estridentes, se siente que el momento es lo único importante en nuestra vida aunque muy en el fondo de nuestra conciencia sospechemos que acabará pronto. Todas esas cosas son el resultado de nuestra época, de la idiosincrasia que mantenemos viva como a un fuego que no queremos apague. También están los carros y qué tan vistosos son, las marcas, la ropa que se parece a colecciones de años pasados pero que aun así se deben tener en este momento como instrumento primordial que permita llamar la atención. Incluso están los elementos más sencillos como el corte de cabello, los tatuajes o las palabras utilizadas conjuntas con la entonación al hablar. Todo es captado por la mente aun cuando ni siquiera lo sospechemos, aun cuando pensemos que no nos importan asuntos tan efímeros. Está en nuestra conciencia porque ésta es la época en la que lo externo reina. Todo este compendio resulta ser tan milenario por pertenecer a la vanidad del Ser, por tanto no debe ser tomado como un hecho impuro, sino más bien como uno totalmente natural. Así somos, tan materialistas como se nos permite y al mismo tiempo (increíblemente) tan profundos como nadie puede llegar a imaginarlo. ¿Por qué esto último? Porque dicha condición está atada a la naturaleza humana. No hay que volverse muy fatalistas en cuanto al tema de la vanidad que algunas actitudes muestran. Me refiero a lo necesario que es el hecho de vivir cada cara de la moneda. Solo así te logras mantener a flote en esta actualidad vertiginosa. Entonces ocurre que el mundo no deja de ser lo mismo que es desde que se creó. Por estos días se aprecian cosas tan increíbles como los individuos que las llevan a cabo. Hemos alcanzado maravillas concebidas por generaciones pasadas como sueños irrealizables provenientes de una imaginación desbordada. Hoy todas esas cosas son posibles, ¿Entonces cuál es el limite a todo esto? El cielo únicamente. La ciudad se muestra como el escenario de ésta obra de teatro. Muchos actores llevan a cabo su propia trama demostrando un talento que encierra su esencia en
particular. Otros por el contrario, prefieren actuar utilizando mascaras ajenas que, tristemente, terminan siendo personalidades igual de ajenas. De esa forma existen grandes ejércitos de clones genéricos que repiten lo que oyen o ven lo que les señalan. Las tablas de este gran teatro pasan a ser el asfalto, ese en donde despiertan algunos borrachos inconscientes de su paradero, ese por donde pasan los vehículos a toda velocidad. Ese asfalto en el que se acuestan muchos a ver las estrellas cuando el reloj delata la madrugada, ese que resguarda infinidad de historias de bohemios y fiesteros que ellos mismos han olvidado. Sobre esa calle o esa acera, se crea un recuerdo que no se borrará jamás entre cada partícula de arena y piedra. Da igual si saliste ayer, saldrás hoy o tal vez mañana. Ni siquiera se piensa en eso, el individuo busca por instinto la grandeza que encierran sus anhelos llenos de adrenalina. Entonces entre ésta realidad tan rápida, tan extraña a épocas pasadas como si éstas nunca hubiesen ocurrido, como si el mundo hasta ahora hubiese nacido, se encuentran infinidad de casos de quienes aún desean buscar algo más de lo que los sentidos les ofrecen. Me refiero a los que desean soñar con cosas que el corazón genera. No quiero que nada de lo anterior sea tomado como una crítica a esta sociedad en la que vivimos. Al contrario, solo es un compendio de verdades que solo hacen parte de nosotros mismos. ¿Por qué hago ésta aclaratoria? Porque no quisiera parecer un resabiado que reprueba el entorno en el que vive queriendo posicionarse por encima de éste. Yo mismo tengo varias memorias que coinciden con fiestas y alegrías, e incluso mejor aún, tengo ansias de seguir construyendo madrugadas con actos de ese género. Como dije al empezar, si algo caracteriza estos tiempos, es la noche. Porque ahora éstas pasaron a ser también parte del día.
-Preparando el quehacerLlegamos a este mundo sin siquiera pedirlo y a pesar de que cobremos conciencia de que pertenecemos a él, seguimos desconociendo los mecanismos con los que se maneja. Tantos que nombrar y sigue siendo un fastidio reconocer el hecho de que, después de todo lo vivido, aún faltan muchos que descubrir. Está el amor que nos hace libres y felices mientras estamos en sus brazos; los sueños que no son más que anhelos vivos del alma; aquel miedo o esa tristeza que nos desgastan la esperanza; el sacrificio, la recompensa; los defectos, las virtudes; las decisiones que tomamos. Hoy quisiera ser puntual con este último tema en particular. Son las decisiones el puente entre lo que deseamos y a donde llegaremos finalmente. Pero no se puede enfocar a la persona a la idea de que, de tomar decisiones erróneas, su vida terminará dañada irreparablemente. Debemos ser más optimistas en cuanto al asunto, debemos tener claro el concepto de que una decisión puede también fortalecernos a pesar de que termine por no ser la ideal. Esto es muy difícil de evidenciar al momento, pero sin duda con el tiempo logramos entender el funcionamiento ideal de los acontecimientos. Bajo esa frase tan usada de que “de los malos momentos se aprende”, un día comprendí una lección dada indirectamente que la contradecía: “no se puede pasar toda la vida queriendo aprender de ellos”. Entonces es algo dramático darse cuenta de que a veces dejar de aceptar nuestros errores sin querer erradicar estos de nuestra vida. Las decisiones son entonces esa causa que generará tantos universos paralélelos como los que pueda imaginar la persona. Frustrándome por no saber qué era lo que debía hacer a continuación, fue que pude llegar a mi propia conclusión, mi propio descubrimiento: el secreto seria actuar con el corazón. Esa parte del Ser que nos conecta con todas las demás cosas y que nos permitiría llegar hasta donde realmente queremos. Actuar plenamente es algo siempre temido por muchos y la verdad es que esto es algo lógico si se toma en consideración las vidas de aquellos que abiertamente se declaran infelices por sus malas decisiones. Éste no debe ser tu caso como tampoco quisiera que fuese el mío. Solamente queda sentir toda la confianza y la determinación que podamos albergar y hacerle frente a la realidad presente en esta vida. Hablando de decisiones, ni yo mismo sé que haré ahora para lograr mis sueños. Que irónico que después de dar este discurso me atreva a confesar esto, en fin, así son las cosas.
-Prohibido olvidarToto era el apodo del amigo de un amigo mío. Lo pude conocer por pura coincidencia un día como cualquier otro. Puedo decir que en él no solo encontré a un gran compañero, sino a un maestro que compartía mi misma edad. Fueron tantos los consejos fugases que me dio y con los que pude entender nuevas verdades, que ahora puedo darle las gracias por el simple hecho de haberme ayudado a crecer. Recuerdo que una noche mientras caminábamos por el barrio tomando aire, le comenté cierta situación que me tenía deprimido. En realidad ya no recuerdo que sería, lo cierto es que era uno de esos instantes en los que provoca cederle todo al abandono, de esos en los que ya no tenemos fuerzas ni ganas de continuar adelante. Mi amigo me escuchó dejando que yo hablase de lo que sentía y de cómo pensaba que todo era una completa pérdida de tiempo, de que el destino se empeñaba en golpearme con su ironía y su fastidiosa forma de desenvolverse. Al final me dijo unas palabras que debían ser más o menos como: -Te diré una cosa que no puedes dejar pasar nunca en tu vida: la buena memoria del corazón termina salvándonos en momentos amargos. Una forma efectiva de recargar esperanzas, de renovar nuestra determinación, es recordando el porqué de nuestra lucha. Te confieso que en mi caso he soportado todo lo que me ha pasado en pro de la realización de mis sueños. Algunas personas dirigen sus esfuerzos pensando en sus seres queridos o buscando la anhelada felicidad; yo creo tener una dirección muy propia: la satisfacción de realizar cada querencia. La razón de esto es una cuestión muy simple, solo quiero probarme a mí mismo que puedo lograr cualquier cosa. Volviendo al tema de la buena memoria, hay que admitir que dicha tarea es más difícil de lo que parece, las personas permitimos que nuestra mente se nuble con demasiada facilidad. Esto es entendible porque surgen las desgracias, porque éstas no tienen contemplación y porque a veces atacan continuamente sin dejarnos descansar si quiera. Entonces recordar cual es la esencia de nuestra búsqueda es primordial para que podamos mantenernos firmes. Al final con esto entendemos y aceptamos que ningún sacrificio es en vano. Ahí estaba Toto, queriendo guiarme en un camino del cual yo ya estaba cansado, pero que luego de sus palabras, comenzaba a ver nuevamente con esperanza. -Gracias chamo, por eso y por todo- fue lo único que pude decir.
-Está prohibido olvidar, porque el olvido termina por consumirnos completamente si se lo permitimos. Y no hablamos más sobre ese tema. Descubrí además aquella vez que no solo teniendo claro nuestro norte es que logramos continuar, sino también, que algunas pocas palabras logran alejarnos del martirio de las dificultades.
-Pusheando un estímuloLuego de toda esa corriente de locuras y noches de embriagues, luego de playa, montaña, frío, calor, infinidad de almohadas, después de que mis parpados ya no se expanden sorprendidos por eventos sobresalientes, admito que ya estoy cansado de tanto movimiento. Se me ha hecho eterno cada día, como si se tratase de una vida entera que debo recorrer desde que comienza la mañana hasta que cubren las estrellas. Ya no veo nada igual que cuando tomé conciencia de mí mismo, quizás transmuté en un espectro que no solo experimenta la realidad sino que va más allá de ella. Hoy ya he cantado a la desesperación, he comido del plato de la hambruna, reído mientras ocurren momentos difíciles, he creído en alguna mentira luchando porque ésta cambie a ser su antónimo. En este momento mi tranquilidad no se basa en factores externos, tampoco internos, simplemente me doy cuenta de que he llegado a un punto muy curioso. Entonces en estas horas en las que cualquier cosa podría pasar, logro descubrir que no hay mayor fuerza que la que generé una causa noble. Afuera hay un ejército de gente que se debate entre su devenir ante el futuro, que sueña con alcanzar infinidad de cosas que le brinden tranquilidad. Mientras tanto yo sigo aquí adentro, intentando revivir en mi propio Ser esos sueños que afuera se gritan al cielo, anhelantes de realización. Somos realizadores de esta historia. He comprendido que este pedazo de tierra está destinado a la grandeza de su propio destino. Espero que el reencuentro con todo aquello perdido le sea útil. Ahora mismo siento la confianza de que este papel llegará a servir también de inspiración. No porque los esfuerzos sean heroicos, solo porque son los que los corazones emanan. Todos estos momentos complejos son para llegar al punto de encuentro ideal, por eso hay que tener paciencia porque la acuarela de los acontecimientos a veces aclara de tono por tantas lágrimas. Creo que escogí el arte por su propia naturaleza de poder soñar universos escondidos, de poder crear en donde no hay nada, de ser tan puro como lo que se siente. De esa forma en este momento hago un llamado a la valentía y a que toda esta sociedad que se levanta cada mañana y con un café matutino, a que se enfoque en soñar, en crear, en sentir. Creo pertenecer al grupo de hombres que prefieren ver al mundo bajo la concepción simple de las películas con grandes
odiseas y finales felices. Así el agravio inmenso que nos oprime el pecho se torna ligero y pasajero, existe antes que nada el ideal firme de que todo saldrá bien. Ahora me despido una vez más bajo este contraste esquivo de palabras revueltas. Antes de la partida y de que esta conversación termine, te diré que la muerte no acecha únicamente en el ocaso de nuestras vidas. Está más que muerto aquel individuo que ha perdido la ilusión de seguir viviendo. Estoy cansado y quiero sentarme un rato a mirar el atardecer mientras recargo fuerzas para unirme a los de afuera. Tú continua adelante, siempre adelante, nunca hacia atrás.
-Razón primeraNo hay problema, continuaré. ¿Por qué? Por la misma razón de siempre… Esa que aún no conozco, pero que me impulsa a no ser uno más. La fiesta de hace un año; la canción de hace un mes; el beso dado tres años atrás; la mentira, el descubrimiento de la verdad; en el medio la naturaleza que tenemos como ínvidos y alrededor todas las nuevas cosas que van llegando, esas que parecen acechar a una pobre victima que está indefensa. Tantos factores indefinidos que se atan entre sí por un mismo ideal, por un mismo objetivo. Uno tan moldeable como la voluntad que lo lleva encima, tan fugas como el tiempo que duramos sobre esta tierra y la misericordia de la ley perfecta que la rige. Lo anterior no trata de nada. Solo es un esfuerzo agónico que se grita en la noche para no morir en vano. Uno que intenta demostrar que esta vida no ha sido como la de los demás, que si ha tenido un sentido. Pero ese siempre ha sido el motivo característico por el cual movilizar nuestros intereses: el intentar encontrar respuestas. Sin embargo, a medida que nos aproximamos a lo que anteriormente habíamos anhelado, vamos olvidando que tal deseo marcó nuestros días. Tarde o temprano dejamos a un lado la paz en nuestra mente y se da paso a la más cercana vía al desastre inminente: la guerra. Ya me volví a desviar, el hecho está en que continuaré. En que no mataré aquello que merece seguir viviendo por más daño que me hubiese causado; no le clavaré un puñal a mi corazón. Dejaré de creer en sueños inalcanzables de dar exterminio a mi imperfección, para pasar más bien a darle la bienvenida que siempre se le negó. Entonces quizás vuelva a mi antiguo barrio, aquel que me dio las primeras lecciones de cómo llegar hasta donde te lo permita el cuerpo. Que problemático seria entonces intentar cambiar la historia si ese cuerpo que ya he mencionado se mantiene aferrado a ella, todo porque se cree seguro en las páginas de esta. Por eso hago de una vez el llamado a mi generación: ¡el momento es ahora! Ni mañana ni después del después, sino en este momento en el que respiras sin siquiera darte cuenta de que lo haces. ¿Y porque? Me puedo pegar contra las paredes sin una moneda en mi bolsillo que cambie el balance del mundo y aun así, no encontraría aun el porqué. A menos de que este siempre haya estado. Entonces el porqué de continuar, no sería otro que yo mismo y todo lo que conformo. Ese sí que termina siendo el camino más elegante al bosque de mis pesadillas y de mis dudas. Volaré con Ícaro y le avisaré antes de acercarnos mucho al sol. Así esta generación también será una heroína y
no una víctima más. Continuaré por mí y por los que vienen a mis espaldas. Ya la primera razón ha tomado forma en mi cabeza. Lo que viene es más difícil, el poder mantenerla. La aventura comienza justo este día en el que siento que el cielo está más bonito. Tomo tal hecho como una señal dada por fuerzas extrañas a mí que me susurran: «Es cierto, debes continuar». Así lo haré para que la razón primera se transforme en una bandera que ondea. Me despido compañeros de nadie, cambio y fuera gente mía.
-Ready pa’ lo que vengaAunque el día ha comenzado siendo tan común como el de ayer y la monotonía continúa desatando bostezos constantes, siento que algo hay de distinto. Es más que la necesidad interna de no continuar siendo parte de esta secuencia repetida de acontecimientos, es realmente el presentimiento de que algo nuevo comenzará a desarrollarse dentro de cualquier momento. Entonces a partir de ahora comienza el desarrollo de esos nuevos sucesos que por ahora ni siquiera existen. Yo creo fervientemente en la idea salvadora de que uno mismo inventa y moldea cada elemento en su propia existencia. No puedo llegar a creer en otro tipo de principio en cuanto a este tema ya que de otra forma debo aceptar que esa rutina que aplasta la esperanza no terminará nunca. Queriendo conversar de muchas cosas al mismo tiempo, dispongo un momento para mencionar esa frase que siempre me recuerda a Peter Pan: “Nunca digas nunca jamás”. No sé en realidad porqué menciono aquello, quizás de alguna forma es importante tener presentes ese tipo de artilugios del lenguaje con los cuales desafiar al universo entero con nuestro espíritu rebelde. De repente, todo se pueda conectar en realidad y podamos tener como bandera esas cosas tan sencillas como “lo del nunca jamás”, como una sonrisa que exprese vida, como la irreverencia de intentar soñar algún anhelo por el simple hecho de buscar otra cosa. Sin querer parecer un experto, me atrevo a decir que de eso se trata todo esto, de intentar ser distintos de una manera tan particular como el individuo mismo. Creo que de allí podrían partir todos los esfuerzos en esta vida. Por eso llego a pensar que tanta cosa difícil tiene su razón de ser, tiene un sentido propio. Prefiero sin duda sostener este tipo de verdades antes de caer en otras que en realidad no me sirven de nada; continuar con esta rutina, por ejemplo, encabezaría esa lista. Me levanté esta mañana y miré el nuevo día con valor porque sé que sin importar que amaneciera lloviendo, más arriba hay un sol que aún brilla. Si, afirmo que es un mensaje tonto e inocente como lo de que “la no violencia es el antídoto de la violencia”, pero sin duda con una contundencia única. Aceptando que todo esto que ocurre es necesario y perfecto en su funcionamiento, solo me queda estar preparado para el comienzo de ese nuevo segmento que, como ya dije, presiento tan cerca. Simplemente hay que adecuar la mente a los deseos conforme a la mejor forma de realizarlos. He llegado a pensar que no hacerle caso al anhelo puro que
desarrolla un sueño, se termina por asesinar fríamente al corazón. Es allí cuando termina por llegar esa monotonía antes mencionada. Ahorita ya veo la luz aclarar en el amanecer de una larga noche. Solo me queda abrirle los brazos al momento, a la oportunidad, a la situación que se presente. Estar listo para lo que esté por ocurrir y sentir la libertad de actuar sin arrepentimientos. Después de todo, uno es el único que puede salvaguardar su propia realidad conforme con lo que realmente desea. De esa forma, estaré listo para el mundo que se revelara tarde o temprano. Solo queda esperar, serle fiel a mi propia naturaleza, tener más fe que agua en el organismo y amar como si en cualquier momento la muerte pudiese venir a saludar; en fin, sé hay que estar ready pa´ lo que venga.
-Rebeldía y pasión setenteraEl viejito estaba sentado esperando a que llegase su turno mientras al lado suyo la viejita buscaba los lentes en su cartera. Cuando por fin los atendieron después de estar sentados un rato largo, lo único que les dijeron fue que no les darían el crédito que estaban solicitando, que no cumplían con los requisitos y que las políticas del banco eran muy concretas en ese aspecto. Pertenecer a esa categoría denominada como “tercera edad” les acababa de restringir otra cosa más en la vida. Parecía que ya no eran suficientes la mala memoria y los movimientos lentos de los que disponían por su condición de ancianos. La viejita no dijo nada cuando salieron de la oficina, solo camino a su lado como siempre lo hacía cuando salían juntos, con una mano tomando a la del hombre y la otra apoyándose del bastón. El tiempo los había llevado a ese punto en el que ya no se poseen sino canas en el cabello, parecía que era mentira que llevasen tantos años juntos. Luego de caminar algunas cuadras, llegaron hasta una plaza como aquella en la que años atrás se habían enamorado, de las que tienen una fuente en el centro y bancos alrededor. Llevaban 41 años en ese país y aún no se les quitaba el acento adquirido en su patria natal. Aunque su corazón se había dividido entre ambas tierras, algunos factores continuaban haciéndolos parecer como extranjeros eternos en una nación en la que no habían nacido, pero en la que habían vivido más tiempo que en la suya propia. No hablaron, mantuvieron su atención divagando en pensamientos propios, tantos años juntos les habían dejado como enseñanza no decir cosas innecesarias. En realidad, cada uno conocía perfectamente lo que el otro estaba meditando en ese momento. Él sabía que ella estaba preocupada porque la vida se hacía más cara y el dinero alcanzaba cada vez menos para subsistir, que el porvenir era oscuro a pesar de que su esperanza de vida tampoco era muy prolongada, que los medicamentos que necesitaban para su bienestar no se comprarían solos. Ella por su parte, sabía que él estaba pensando en distintas formas de hacerla sentir mejor, que su mente solo pensaba en eso en aquel momento, porque aunque fuesen ancianos y sus reflejos no fuesen los de antes, su marido no dejaría de pensar jamás en encontrar la forma de que ella siempre estuviera feliz. Sumidos en ese estado de depresión impuesta por la decisión de un banco sin alma que no les daba un crédito para permitirles subsistir, algo nuevo y extraño ocurrió. Resultó interesante que pasara un evento de esa naturaleza luego de tanto tiempo
pasando angustias y desgracias, luego incluso de que una guerra los hiciera huir en un barco hacia tierras desconocidas sin nada más que una maleta con ropa. Estando allí, en ese sitio tan común y simple que en realidad no era digno de un momento inusual, aquel viejito tuvo una renovada y esclarecedora visión. No pensó dos veces lo que diría, solo miró los ojos verdes de su esposa y comenzó a hablar, dejando que cada palabra fuese dictada por un corazón que parecía bombear igual que en la juventud: -La verdad estoy cansado. Ya no soporto más esta vida porque quizás ya es una muestra de que se avecina la muerte. No me importa tampoco nada de eso. Me importas tú, porque estamos juntos, porque aún me tomas de la mano. Creo que en realidad existe un milagro que va más allá del de conocerte, es el de que me hayas permitido mantenerme a tu lado. De todas formas ya tampoco puedo hablar de amor, porque quizás todo te lo haya dicho y solo esté repitiendo palabras pasadas. Quiero en este momento que seamos libres, quiero creer que para nosotros también existe esa palabra denominada «libertad». Ya no me quedan fuerzas para hacerlo solo, por eso te pido que me ayudes, porque estando juntos no habrán fronteras y se acabaran los miedos. Viajemos, veamos nuevas cosas, vayamos en contra de lo que “deberíamos hacer”; en fin, como ya dije, seamos libres. Creo que nunca antes había estado tan seguro de algo en mi vida. Si mañana llegase a morir, no quisiera que fuese teniendo un destino de anhelos negados y miedos a lo desconocido, quisiera que mi final fuese lleno plenitud a tu lado. Deseo fervientemente que la nuestra sea una historia digna de contar, no un cuento de genérico desenlace. Vendamos la casa y viajemos, vayamos hacia lo que no conocemos y que ya tampoco entendemos. Te lo pido: huye conmigo mi amor. Ella mantuvo la mirada unos segundos, no porque estuviese analizando la respuesta que daría ya que su decisión no había sido si quiera pensada, sino para poder admirar a aquel hombre con el que había compartido prácticamente toda su vida. Le parecía que en ese momento de rebosante sentimiento, lograba ver el verdadero espíritu del otro, podía vislumbrar en él la naturaleza rebelde que todos llevamos en nuestro interior. Aquella que impulsa al individuo a lo imposible, a lo desconocido, a negarle toda grieta de nuestro corazón a la duda y al miedo, a buscar razones por las que disfrutar de esta existencia. Luego de admirar los ojos negros del otro, tomó nuevamente su mano y solo dijo mientras sonreía: -Huyamos juntos mi amor.
-Recluso enciclopédicoEl sol sale y se oculta como si el acto del día no significase gran cosa. Al menos así le parece al preso al que denominan los guardias como «Número 33». Ya ese sol distante parece de un mundo al que él no pertenece, su condición lo ha llevado a pensar que ahora habita en una dimensión paralela a la que se mantiene en movimiento afuera de los límites del penal. Intenta en lo posible no reparar en ese tipo de conclusiones a las que la depresión, el encierro y el desespero, lo hacen llegar. Lo único en lo que realmente piensa constantemente es en lo que haría de salir en cualquier momento de esas 4 paredes que lo rodean y vigilan como centinelas. Intenta no reparar en cuanto tiempo hace desde que se adentró en aquella situación, desde que fue privado de su libertad y pasó a ser un fantasma de aquel purgatorio con forma de calabozo. Los eventos del pasado se hacen nítidos para cualquier preso; en tal estado, la memoria se afina y comienza a reproducir cada instante vivido. Así también es para Número 33, este llega a recordar efímeros episodios de la niñez, de la adolescencia. Desde tristezas hirientes hasta alegrías profundas y muchísimos sueños a media construcción. Todo hace parte de un mismo ciclón de acontecimientos que ya no salen de su presente, que lo visitan en todo momento ciñéndolos de melancolía por lo que ya no regresará. Las horas pasan en un aburrimiento que se transforma en somnífero, uno que no llega a dormirlo sino a causarle una gran frustración. Acostado en su camastro, observa el techo tan fijamente que cualquiera pensaría que está prestando atención a éste. Todo lo contrario, su mente se encuentra a muchos kilómetros de distancia, recorriendo capitales extranjeras o algún pueblito de su propio país. Para él no hay visitas, no hay salidas al pabellón junto con los otros presos, no hay ni siquiera salida al comedor porque el guardia de turno le trae los alimentos. Para él solo hay un frío confinamiento que transforma en cementerio todo lo que lo rodea en una necrópolis en donde los muertos aúllan en las noches palabras indescifrables. Quizás ha enloquecido ya. Posiblemente la soledad lo ha convencido de que su cordura no encajaba con el aislamiento al que debía someterse. Cualquiera también creería ciegamente que, tomando en cuenta las medidas disciplinarias a las que es sometido, se trata seguramente de un asesino despiadado o tal vez de algún estafador que robó muchísimo dinero. La verdad no
puede estar tan alejada de dichas especulaciones: Número 33 no es sino un preso político. Maestro e intelectual en algún tiempo, ahora solo es una enciclopedia que respira. Una que no puede traspasar sus conocimientos a ninguna otra persona. Esa es sin duda la maldición inmediata a poseer sabiduría: no poder compartirla y tener que retenerla. Las semanas pasan como un vendaval de pensamientos, cuando se trata en realidad de tiempo lo que se está perdiendo. Invierno o verano, lluvia o sequía; él no se percata en realidad de ningún detalle de ese tipo. Afuera, en el lejano exterior, deben de estar ocurriendo grandes acontecimientos que revolucionan al mundo. Él se mantiene ignorante a todos ellos, solo puede vislumbrar su propio pesar como si se tratase del de un extraño. A ese estado ha llegado por inducción a tanto silencio, a todo lo que esa celda significa. Ni siquiera un libro le permiten tener, ni tampoco cartas le entregan. Entonces empieza a pensar que quizás ese mundo que se mueve afuera ya se ha olvidado de él, que aún si logra salir en algún momento de su confinamiento, no podrá demostrarle a sus conocidos que su existencia se mantiene vigente. Ellos, familiares y amigos, seguramente dan por hecho que la muerte ha logrado palidecer su rostro y que su alma se haya libre, pero en el inframundo. La única razón por la que Número 33 sabe que aún está con vida, es porque se mantiene intacta su voluntad. Los que están afuera sin probar el salitre corrosivo de la cárcel no podrían entender completamente este tipo de razonamiento. Pero en cambio los que están cautivos, conocen bien que su propia fortaleza es la única que puede alejar las sombras que amenazan con atacar sus mentes. Alguna visita de un espectro imaginario en la madrugada o la alucinación producida por el delirio y que casi se puede tocar, son solo algunos de los factores que terminan por hacer pensar al que los sufre que su existencia ya no es correspondiente al plano de los que respiran. El 33 se sienta en el suelo de la celda en posición de flor de loto. Suspira, últimamente dicho acto parece caracterizar sus constantes desventuras de preso. Intenta meditar, no se le da muy bien. ¿Cómo lograr tener calma en aquella situación? ¿Cómo plasmar en su conciencia la idea de que todo saldrá bien si ya lleva un montón de meses sin poder si quiera mantener una conversación con alguien? Ese es sin duda el peor de los castigos, no el hambre ni la sed a la que a veces es sometido como si sus opresores se olvidaran de su existencia, sino la añoranza por la compañía de otras personas. Entonces su esperanza se remite a
esperar que todo aquel letargo producido por los barrotes pueda superarse. En eso solamente piensan los presos que conocen que la causa de su cautiverio es injusta. En eso solamente piensa él porque siente que toda su vida se resume a ese momento en el que su albedrio se mantiene cautivo lejos de sí mismo. Todo lo que hay a su alrededor se enfoca en que decaiga su fuerte terquedad de pensar que el destino está de su lado, que éste tarde o temprano le traerá buena fortuna. Esto se complica más con cada hora que permanece en ese sitio que lo asfixia con manos invisibles. Ahora solo queda intentar mantener aquella guerra que libra sin palabras, sin armas, sin lado bueno ni lado malo. Solo le queda vencer en aquel enfrentamiento consigo mismo, una batalla a la que debe enfrentarse en contra de voces provenientes de su propio interior. Aunque la rabia lo ataca cuando recuerda el hecho por el que se encuentra en esa condición, se enorgullece al pensar que éste también sea por defender la justicia y la verdad, por no estar del lado de los que venden su dignidad. El noble profesor Número 33 tiene claro el hecho de que, si bien aquello por lo que está pasando es un verdadero martirio, no se arrepiente ni por un segundo de sus actos pasados. Llegará el momento en el que saldrá de esa prisión y demostrará que todos esos sacrificios no fueron en vano. Se levanta del suelo y mira hacia la abertura enrejada con forma rectangular que hay arriba de una de las paredes. A lo lejos vuelve a verse ese sol lejano, amarillo y calcinante. Entonces entiende que su voluntad ha logrado renovarse, todo porque ahora no se siente ajeno a esa estrella que ilumina al planeta. Al contrario, logra apreciarlo como si su libertad ya fuese un hecho. Quizás ésta sea también un estado que solo él puede otorgarse o darlo por perdido.
-Recorriéndome sin mapaLa melancolía llega sin que por lo menos me dé cuenta; el martirio concebido por el estrés que me hace ceder ante un panorama poco alentador; la única pintura que se hace posible, solo se puede realizar con oleos blancos y negros porque ya no hay ánimos para otros pigmentos. Es allí, en ese limbo vacío entre el todo y la nada, en donde encuentro el reflejo de cada buen momento desechado y las ganas de huir de esto. No me gusta mucho la depresión, pero hay que aceptar que a veces ésta llega para abrazarnos durante instantes de tristeza corrosiva. El recorrido comienza con la aclaratoria anterior, intentando tal vez exponer una excusa más a mis propios defectos. Lo cierto es que ya no puedo seguir acá, es necesario salir. Decido hacerlo sin muchos ánimos y cuando me doy cuenta ya estoy en movimiento. Voy por una calle que termina tiñéndose de mi propia desesperanza. En realidad ésta parece la sucursal de un desierto. Debe haber por lo menos 40 grados porque es medio día en este rincón del mundo. Camino, camino y sigo caminando entre el polvo y la arena que se evidencian en el aire y en el piso. Entre lagartijas que me acompañan y supervisan mis pasos, entre maleza resabiada que continua con la terquedad de crecer a través del concreto. Llego a la avenida y los carros pasan sin que ninguno de los pilotos se preocupe en mirarme. Espero a que el semáforo cambie de luz para poder cruzar, pero éste tarda más de lo normal. La vida se me ha pasado esperando a que los semáforos cambien, por lo general de rojo a verde cuando voy detrás de un volante, o de verde a rojo como ahora que soy transeúnte. Continúo allí, viendo a mi existencia pasar, sin sonreír porque no es un chiste, sin llorar a pesar de que se esté yendo lejos de mí. Finalmente, luego de que el universo entero tiene que mover sus influencias y el tiempo y el espacio pueden fundirse para accionar los mecanismos del destino, el semáforo cambia y yo cruzo por el rayado. Llego hasta la otra acera y no puedo evitar voltear atrás para ver al pasado desde el otro lado de la calle. Los actos abandonados no deben tratar de revivirse para tratar de ser sentidos nuevamente. Aunque mi vida se pasa entre semáforos, algo me dice que tengo que continuar andando. Recorro barrios enteros a pie, algunos ricos, otros pobres. Algunos con gente, otros con fantasmas, muchos otros con la soledad haciendo fiesta. Yo, con el caminar juvenil que supone despreocupación, los siento a todos míos. Casas de colores,
casas blancas, casas decoradas con el matiz simple del cemento. Cruzo parques que se tornan pequeños bosques porque ya nadie se preocupa en darles mantenimiento. En éstos quedan las ilusiones destruidas de un columpio desolado que se mece por el viento que viene a consolarlo. Continúo cruzando escenarios citadinos a los que ya cualquiera debería estar acostumbrado y a los que yo aún no puedo adaptarme. Allí es donde vuelvo al delirio del comienzo: mis sueños abandonados. El presente se ha hecho un tanto complejo y desnivelado. Recuerdo que antes pensaba que todo se resolvía fácilmente. Luego se agotaron las sonrisas y se fueron de tour todas las metas inmediatas. Cuando me di cuenta, estaba solo y lejos de tantas querencias que me generaban alegría. Ésta última sí que fue difícil de resucitar entre mi propia nostalgia. Pareciera que recorriendo estas urbas pudiese ver a lo lejos esos sueños que dejé ir. A medida de que me voy acercando, ellos se siguen alejando. Son espejismos que mi imaginación de náufrago sin agua genera. Los siento tan reales que me hacen caminar más rápido, aunque muy en el fondo sepa que no los voy a alcanzar. Entonteces, como un evento curioso, pienso que quizás todos esos deseos ambiciosos de realización, no se encuentran en los engañosos espejismos, sino quizás en alguno de mis bolsillos. De repente no se han ido, solo se han ocultado momentáneamente. Parece que la ruta ya se acaba cuando la noche apenas llega. No sé ni siquiera cuanto he andado, pero ha servido cada paso. Quizás nuestros devenires sean como un paseo; quizás sean como las travesías que tanto nos exigen; de repente no tengan nada que ver con nada de eso. Lo que sí es cierto es que ahora que abro la reja de mi porche, algo se siente distinto. Creo que mañana no me quedaré tampoco en casa, saldré a recorrer nuevos caminos. Intentaré no esperar por semáforos sino atravesar la calle antes, así no haya cambiado la luz. Lucharé por no buscar en casas y conjuntos residenciales, lo que me falta a mí en el interior de mis dilemas. No fingiré que es un columpio de parque el que se encuentra abandonado, sino que aceptaré mi propia soledad para lograr cambiarla. Finalmente, dejaré atrás a los espejismos inciertos. Creo que ahora los viajes serán más divertidos, naturalmente no perfectos, pero si dignos de llevarse a cabo con una sonrisa. Si el mito de la catarsis es cierto, quisiera sentirlo siendo peregrino de nuevos caminos.
-Respuestas en Do mayor-Una canción puede cambiar tu mundo, puede hacerte crecer. Entre las ilusiones que nos da la letra y sobretodo el sentimiento que transmite la melodía, se evidencia la prueba palpable de que el arte nos alimenta- era lógico que él me dijera algo así, después de todo, de esa forma ven la realidad los músicos. -¿Y qué piensas sobre la ciudad que tenemos hoy en día?- pregunté. -Pienso muchas cosas, en ella se viven tiempos de cambios. Según me dice la experiencia, hay años de cambios y años de vivir del resultado de estos. Justo ahora estamos viviendo los primeramente mencionados. - ¿Y eso es bueno o malo? -Es lo que será. Lo que pasa es que esas cosas de naturaleza moldeable (en este caso los cambios que están constituidos por las acciones de cada persona), no son fáciles de entender. Estas épocas hacen necesarias que dichos actos sean inteligentes y con una amplia proyección hacia los resultados del futuro. Deben de tener valentía e innovación. No podemos descansar o proceder con apatía hacia el bien colectivo. Los hechos pues, predisponen la exigencia de dar todo nuestro esfuerzo y potencial. -Pero entre todo este marco que planteas como plan de acción, ¿Dónde colocas la problemática social? Las cosas están muy delicadas últimamente. -Esa problemática y sobretodo la sociedad, son factores igual de moldeables que esta época. Se debe tener claro el mejorar, dejar atrás las sombras del pasado (que no son pocas en realidad) y lograr un brillante porvenir. -¿Y la música? ¿Qué lugar ocupa en este desarrollo y en ese porvenir? - Pues la música está siendo llevada por personas de un extraordinario talento. Simplemente es increíble que en nuestro país estén encontrándose artistas de tan alta gama. Es algo nunca antes visto. Por eso es que tengo la iniciativa de continuar marcando cada uno de mis días, porque el arte se muestra en su expresión más pura cuando está por darse por perdida y es allí cuando ocurre sin duda la liberación cultural. -Háblame del viaje por Latinoamérica, ¿Podrías describirlo brevemente?
-Bueno el viaje estuvo dirigido a la búsqueda de la inspiración, de una nueva musa que nos guiara como compositores. La cuestión es que estando en dicha indagación fue que nos dimos cuenta de la grandeza de nuestro continente y de su gente. No fuimos mochileros en realidad, pero nos llegamos a sentir como unos. Pasamos por varios países y logramos vivir la ola de cultura que poseemos los latinos. En síntesis el viaje fue un éxito y lo aprendido es algo que ahora intentamos canalizar no solo en nuestra música sino también en nuestras vidas. -Para finalizar con ese tema, dime algo que te marcase en ese viaje. -Un señor en la ciudad de Medellín, en Colombia, cuando estábamos empezando apenas la travesía, me dijo: «Latinoamérica es una gran ave fénix, constantemente está muriendo para luego renacer siendo mejor». Lo entendí perfectamente, quería decir que, a pesar de las tragedias que se vivan, cada pueblo cambia para mejor. Pude comprobar esto en cada una de las paradas hechas en el viaje, fue increíble y creo que jamás lo olvidaré. - Para terminar ¿Qué vendrá ahora? ¿Qué cosas buscarás primero? - Lo que se logra ver desde ahorita es todo un universo de maravillas. Mientras tengamos las ganas, más allá del cielo habrá más espacio, así que éste tampoco será el límite. Así se despedía aquel genio de la guitarra (cuyo nombre no menciono por preferir darle un tono de misterio a la entrevista) de este humilde periodista. Mi visión sobre aquellas preguntas había sido satisfecha a tal extremo que siento aún la adrenalina por un trabajo bien hecho. Sin embargo esto no es todo, puedo darme cuenta que un mensaje llevado por una voz llena de energía, causa una persuasión aún mayor en el que lo escucha. No hay duda de ello, la música se pone hoy en día en un punto alto (quizás el más elevado en realidad) de la cultura de nuestro país. Bandas de todos los rincones del territorio nacional, solistas que se crean un sitio entre las conciencias, infinidad de personas con una sola bandera inventando armonías originales para el deleite del público. Y justamente este público no termina en el que se encuentra en el país, sino que ya internacionalmente se está creando un reconocido puesto. Pero no es solo la música y sus intérpretes, las artes en general están surgiendo, algunas lentamente, algunas casi sin notarse, pero ahí están que es lo importante. Es nuestro deber que estas nos llenen y nos ayuden a moldear una realidad mejor.
*** Terminé de leer el artículo de esa revista. Levanté la vista y vi mi guitarra también acostada sobre mi cama. Justo se le había roto una cuerda esa mañana, aquello era algo muy irónico. El televisor hablaba de más problemas en la capital, de que la nación estaba a la deriva, de factores que amenazaban su estabilidad. Miré el techo del cuarto. Yo también era músico como el anónimo de la entrevista. Yo también debía creer en un futuro mejor y que la música era un instrumento para llevarnos hasta él. Me levanté de la cama, esa cuerda no se compraría sola ni las heridas de la patria serian sanadas por pensamientos pesimistas. Esa mañana elegí pensar que era cierto que el cielo no era el límite.
-Romances que aún existenComo individuos sensibles que somos, nos ocurren cosas que van más allá de lo descriptible, estas son las que realmente llegamos a sentir con el corazón. Lo siguiente no es más que la reunión de distintos pensamientos generados por el sentir de un órgano apasionado: En mi caso, tanto vivir me ha llevado a concebir pocos elementos dentro de la categoría de trascendentales, el más bonito sería sin duda, el acto de enamorase. La realidad se torna tan simple y al mismo tiempo tan complicada, que es hermoso todo el sistema de vida y muerte por el que pasamos. Vida, porque cada momento a su lado representa para mí un nuevo amanecer lleno de renovación; muerte, porque cuando me alejo de ella mi existencia va caducando hasta que mis ojos vuelven a dar con los suyos. Sus ojos… ¿Alguna vez he logrado hablar de sus ojos? Ellos son un puente hacia un lugar mejor, uno en el que yo me siento en paz con todo lo demás. Sus ojos me salvaron de la duda de si la soledad lograría acabar conmigo, me permitieron creer en el hecho verídico de que no solo las palabras trasladan mensajes extraordinarios. Las historias de amor siempre son complejas y abarcan tantos elementos que terminan por convertirse en laberintos inmensos. Cada una es distinta, única, sin ningún tipo de parecido absoluto con otra. Vuelvo a concluir entonces, que el amor es tan moldeable que no permite garantizar un proceso exacto en el que constantemente pueda desenvolverse, cada quien hace con él su voluntad. A mí por ejemplo, siempre me gustaron los cuentos bonitos, aquellos que conmueven e inspiran con tan solo oírlos. Más tarde que temprano, terminó por llegar mi propia vivencia de amor y pude entender el porqué de tanta espera, el porqué de tantas noches de mirar estrellas anhelando a que en alguna parte estuviese la mujer que también esperase por mí. Tanto tiempo en la nada fue necesario y hoy ya sé que valió la pena sobrellevarlo. Cuando por fin comenzó el romance, cada beso se transformó en un creador de felicidad espontanea. El acto de unir ambos labios es juntar las dos almas mientras éstas piden a gritos que ese instante no se acabe, que al contrario se vuelva eterno. Incluso creo que el tiempo si llega a detenerse por unos pocos segundos. Por lo menos esa es la sensación que siento, o quizás sea una ilusión más a la que me induce el delirio que despierta en mí su Ser.
Mientras que ahora demuestro toda la cursilería que puedo contener, sueño con un futuro junto a ella, sueño con que todo continuará así como es hoy, porque aunque haya problemas típicos de toda relación pasional, el amor verdadero se abre paso. A su lado soy una mejor persona, las sonrisas y la alegría nunca faltan y eso es una suerte. En algunos momentos de desbordado sentimiento, logro abrazarla sin abrazarla, puedo escucharla cuando hay silencio absoluto, verla al cerrar los ojos, finalmente, consigo decirle “te amo” sin pronunciar ninguna palabra. Ya los fantasmas del pasado se fueron, ya los vicios y errores están olvidados, todo porque ella está aquí para acompañarme. Gracias por cada recuerdo generado y cada fragmento nuevo que se adhiere a este cuento, uno que se vuelve inmortal conforme avanza, uno que me estimula a creer que la magia que despide es un milagro en movimiento. El romance multiplica cada partícula sublime que conforma ese universo que se muestra ante la persona que ame con frenesí. Es trascendental el hecho de que podamos acostarnos cada noche pensando en esa persona y que al despertar sea igualmente el primer pensamiento que llegue. Eso sí que es un idilio.
-Tepui de mis deseosAnocheció y por primera vez yo pude ver un cielo lleno de estrellas. Incluso en un evento tan común como éste, todo en aquel lugar era completamente diferente a la ciudad. Es lógico que así fuese, me encontraba en la Gran Sabana. Por fin se había hecho realidad aquel viaje en donde pagaría la promesa de no morir sin antes pisar aquella tierra. Todo a mí alrededor me parecía una ilusión, un sueño que había imaginado mucho tiempo sin esperar que pudiese hacerse realidad. En aquel momento en el que por fin me encontraba allí, daba con que aquel paraíso virgen si existía después de todo. Ahora bien, debo aceptar que la mayor sorpresa de todo no fue todo lo verde visto por los ojos, las caídas de agua o los atardeceres que achicaban el corazón; ésta término siendo conocer a Valeria. Pude entender desde el principio que ella (como muchas personas a las que había podido conocer) no veía el mundo como los demás. Entonces ya nos encontrábamos en la posada después del último día de recorrido y a la mañana siguiente todo el grupo volvería a sus respectivas ciudades para continuar con sus vidas. Esa sería la ocasión en la que podría hablar con Valeria por última vez. Aquella noche ella me iluminó de cosas en las que nunca había pensado y sabía por suerte que contenían una sabiduría milenaria descubierta por simple intuición. -Los deseos de las personas son su verdadero yo- dijo en un momento de la charlaPor eso se busca lo que se quiere realmente, lo que el individuo recuerda más veces al día. Se lucha por todo lo que en la imaginación se esconde y lo que nuestros silencios albergan. Entonces logras entender que la locura humana existe por los sueños que los corazones generan. Finalmente, la ilusión nos despega de este suelo y nos lleva a pensar que podemos lograr todo lo que en cierto momento empezamos a anhelar. Ahora, es momento de que tú me digas a mí cuáles son los tuyos. Con tal discurso confieso pensar que ella me mató y que luego quería hurgar en la herida al formular la interrogante. Era inusual el hecho en sí, no todos los días te plantean una mirada como aquella sobre la vida. Sin embargo, no dejaría pasar aquella oportunidad y la charla continuaría. Tomando en cuenta esta determinación, respondí:
-Con decirte mis anhelos los desgastaría. Pienso contarte cuales son una vez ya se hayan realizado, antes solo lograría exponerlos al mundo sin necesidad y prefiero que mientras tanto continúen siendo parte de mí. -Buena respuesta- respondió sonriendo- Algún día ambos lograremos ser felices y que esta Sabana sea testigo de esa determinación. Pero antes deberemos pasar por lo difícil de la historia, por los sacrificios y todo eso que nos hará pasar malos ratos. El entender antes de comenzar todo lo difícil que en realidad será, es algo bastante fastidioso. Pero igual continuaremos para intentar que nuestro nombre se inmortalice en las memorias del mundo. - ¿Y entonces crees que todo esto tiene sentido? -Más que tener sentido práctico, quisiera creer que por lo menos vale la pena. La cuestión es que cada día que pasa, esta existencia se vuelve más difícil. Tú bien lo sabes, los que confiamos en los sueños somos cada vez menos, solo quisiera creer en que todo el tiempo que hemos pasado luchando sobre esta tierra que nos vio nacer, ha sido en pro de la libertad de nuestras almas. -Solo el tiempo lo dirá- le dije queriendo darle esperanzas a su corazón. -En eso tienes razón- me respondió- Las querencias son como este paraíso que ahora pisamos: no morirán a pesar de que pasen los años ni se dejaran apaciguar por estos. Solo hay que tener paciencia y escuchar de vez en cuando una canción que nos inspire. Nos quedamos un rato en silencio, observando las estrellas de arriba, la selva que nos rodeaba y, de vez en cuando, los ojos del otro. Finalmente fui yo el que volví a hablar: -Todo acá es único, como si este ambiente estuviese vivo y nos estuviese mirando en este momento. -Me siento así desde que llegué y concluí que la magia inmemorial aún permanece en este sitio. Por eso es que es perfecto para esto que acabamos de hablar. Cumpliremos nuestros sueños y seremos felices porque así lo desea Canaima. Y volvimos a sonreírnos mutuamente como quien conoce su victoria. En mi vida he conocido muchas personas, algunas se han ido de mi memoria más rápido de lo
que quisiera y otras han perdurado en ella hasta hacerse un lugar en mi corazón. Aquel fugas encuentro en ese viaje donde solo quería pagar una promesa, hizo que Valeria perteneciera al segundo grupo de gente. Han pasado años desde aquella última noche y nunca la he vuelto a ver, sin embargo, su recuerdo se añeja en mi memoria como si fuese el mejor vino. Así me gusta tenerla, no como una fuente de inspiración a la que recurrir en caso de bajones imprevistos de esperanza, sino como la viva imagen de un espíritu de la Sabana que aquella tierra mandó para que me iluminase el camino. Aún me arrepiento de no haberle dicho lo mucho que me había gustado y lo bonito que hubiese sido volverla a ver.
-Tres puntos suspensivos y aparteYa no distingo entre lo real y lo etéreo, entre el café que ahora estoy tomando y la forma de una nube que vi cuando era niño. Ahora todo se torna tan confuso, tan inestable, tan lleno de mareos que van y vienen por querer encontrar respuestas esquivas. ¿Por qué tuve que nacer con esta forma de ser? Esa interrogante se vuelve en ocasiones el pan de cada día, en otras oportunidades simplemente me da igual. De eso, de mi propia inestabilidad, intento cuidarme siempre que puedo. Ahora no queda de otra sino verme al espejo e intentar descifrar algo que si sea estable. Algo que me impulse a reinventar este nombre que otros escogieron sin preguntarme. Esta herencia que llevo en la conciencia por haber nacido en este pedazo de tierra. Esta época que me tocó vivir y con la que no me siento mal, pero que tampoco me complace completamente. Ahora que lo pienso, probablemente esa podría ser la cuestión: mi inconformismo está llegando a niveles preocupantes hasta para mí mismo. *** El tiempo se va y no vuelve. Ese sería un buen comienzo para el apocalipsis de toda esperanza. Ahora que no puedo ni siquiera distinguir entre ramificaciones tan concretas como el pasado y el presente, creo que entiendo cómo llegamos a marginar al futuro. Ese es otro espectro, el futuro. No cabe duda de que ya no confiamos en su ilusión. Todo porque no tenemos razones suficientes para aseverar que no moriremos en el siguiente minuto. Así de delicado es esto que llamamos vida. Mientras, solo pienso en la mejor forma de poder entender las verdades que se escapan a mis pensamientos. No creo que solo de esto se trate existir, creo en algo más digno. Es ahí, entre ese pensamiento que desea fervientemente incrementar mi valor, que logro vislumbrar la silueta del espectro del futuro. Solo queda creer en eso, en que sí existe y en que podemos llegar hasta él. Me refiero claro, al futuro ideal que se merece todo aquel que lo busca. *** Ya creo que todo el miedo va quedando atrás. Tal y como una grave enfermedad, solo quedan sus más fuertes síntomas. En mi caso, el color pálido producido por el pavor a los sueños va desapareciendo. Lo real en cuanto a esto es que hasta hace muy poco este cuerpo, esta mente, esta alma, realmente me pertenecía. Yo era
parte de una masa de gentes que va y viene sin reír, sin anhelar, sin creer en algo que va más allá de lo que ocurrirá en la siguiente hora. El fantasma de la tristeza ha sido exorcizado y creo que el comienzo es parte trascendental ante todo el proceso. No soy nada, lo soy todo, solo es cuestión de que así lo crea, de que así lo sienta, de dar mi vida si es necesario por defender tal idea. Así es esto de verse a uno mismo como un protagonista y no un actor de reparto. *** Ahora que esta adrenalina desbordada, generada por el entusiasmo, por fin empieza a aminorar su efecto, logro distinguir que es este café lo que me pertenece, por ser parte del ahora que me rodea por todas partes. Sin embargo, esa nube que vi durante mi niñez también constituye de igual forma una parte de mí. En el futuro quizás combine ambas cosas; una nube con forma de taza de café quizás. Me refiero a que ahora soy un hombre nuevo moldeado a base de uno viejo. La imaginación ya acecha y de no satisfacerla morirá. Hay que dar más de lo que se dio, percibir cada momento sabiendo que éste es único. Cada detalle importa. La alegría es esencial. El amor es esencial. La canción que inspire es esencial. Todo para lograr vivir con plenitud, así caigamos de igual forma en la desgracia algún día…
-Un beso telepáticoHoy te escribo desde la lejanía tan grande que nos separa. Estoy en la capital, en nuestra bella capital. Aquella que recorrimos desde la mañana, soltando en la calle sonrisas mientras íbamos de la mano. Podría pasarme toda la noche intentado escribirte algo que de algún modo traspase mi sentimiento hacia ti, sin embargo, no creo posible lograrlo debido a que el papel y la tinta no son tan precisos. Aun así, busco palabras que me permitan hacerte saber que pienso en ti día tras día y que sé que estaremos justos más temprano que tarde (o por lo menos así lo espero). Te extraño, pero el recuerdo de cada abrazo, de cada caricia y cada tacto que pude sentir de tu piel, se hace vigente conforme lo rememoro. Por otra parte y obviando la cursilería que ya he expresado, te contaré un poco de lo que he vivido últimamente por acá. Es increíble lo rápido que ha pasado el tiempo desde que llegué y más aún el esfuerzo realizado para no salir corriendo otra vez hacia ti. La dictadura se ha alzado con fuerza contra todos los que no estamos a favor de ella. Pero ¿Cómo estarlo? Si apenas ayer un niño de los barrios pobres que andaba descalzo y vistiendo casi harapos, me confesó no reconocer el sabor de algunos alimentos que le iba nombrando. Claro, ha crecido en esta realidad en donde se come lo que se puede y no lo que se quiere, en donde la escasez es realmente el pan de cada día. Eso es en sí un comentario fatalista, lo sé. Puedo verte reprochándome la indignación y diciéndome que debo concentrarme en continuar luchando, eso también lo sé. Es demasiado duro continuar existiendo de la mano de la desigualdad, de la tiranía, del abuso de poder por parte de “los lideres”. El Ministro de Defensa acaba de comprar una finca en no recuerdo que estado, se sabe de qué en ella ha construido una mansión que prácticamente no es mansión porque posee más las características de bunker. Entonces ¿A quién protege el señor Ministro de Defensa? A sí mismo únicamente, mientras que hay afuera un pueblo que lucha por sobrevivir mientras que unos pocos bandidos armados (que en realidad se van acrecentando en número) amenazan la vida de las buenas personas. Esto es solo un ejemplo que viene a mi mente en este momento. A mí personalmente, me sirven este tipo de cosas como inspiración y como impulso para continuar con esta lucha, con esta necesidad de derrotar la injusticia de los que están en el poder. Eso es lo que ha ocurrido la última semana ya que tampoco hemos salido mucho por temor a que nos atrapen. De querer hablarte de todos los acontecimientos
anteriores, me faltaría enfocar mejor mi memoria y eso es algo que siempre se me ha hecho difícil como tu bien sabes. Entre otras cosas que si te podría comentar, aún continuo tomando muchas fotografías e incluso pintando de vez en cuando. Lástima que uno termine retratando en el arte la realidad que viva, en tal caso, siempre se ve inmiscuida la queja propia de lo que se esté pasando en las obras. Esto no me desanima, ya vendrán buenos momentos en los cuales dibujar un mejor panorama. Lo que sí es cierto, es que continúo disfrutando mucho de hacer ese tipo de cosas que me alejan por un momento de lo que se vive constantemente. Para mí eso es una verdadera suerte… Por ahora me tengo que ir. Te escribiré cuando pueda y espero que no pase de las próximas dos semanas. Debo confesarte que si tú lograses contestarme, me harías muy feliz. De no hacerlo, sabría igual que fue porque no pudiste. Desde estas tierras me despido, rogándole a este destino que me permita volver a tu lado. Te pido una vez más perdón por el camino que elegí, sin duda no ha sido el más fácil de recorrer. Amándote siempre, te mando un beso telepático. Ella terminó de leer la carta mientras que una lágrima resbalaba por su mejilla. No estaba firmada bajo ningún nombre pero ella sabía perfectamente quien la había escrito. Lo extrañaba como nunca, pero se sentía orgullosa de él. Llegaría el momento en el que volverían a estar juntos, solo debía ser paciente. Mientras tanto, ella recibía ese beso que él le mandaba desde la distancia. Buscando el bolígrafo para escribir su respuesta, pensaba en lo fuerte podía llegar a hacerse el amor en el alejamiento. Daba gracias porque ahora entendía que todo aquello solo acrecentaba el sentimiento que unía los unía como enamorados.
-Un nuevo mundoGalo se miró al espejo y le costó dar con que aquel era su reflejo, entendía pues que las musas estaban por consumirlo. Al fin reparaba en nuevos descubrimientos y es que el largo exilio en el que se había inducido ya había echado raíces en su cabeza. Todo por intentar ser diferente, por buscar ilusiones que ya le parecían espejismos, por esperar respuestas a preguntas nunca hechas. Sus ojeras delataban innumerables insomnios en noches fugases y sus ojos el cansancio por estos. No era ya el individuo que antes pretendía ser o por lo menos así no se sentía; definitivamente algo había cambiado. Allí, parado mientras observaba como el mismo parecía un cascaron vacío, pudo ordenar sus pensamientos y (después de tantos días de encierro dentro de la Republica que significaba su propia casa) fue sincero consigo mismo. Recordó la valentía, la verdadera y máxima expresión de ésta, que no era otra cosa que enfrentar los momentos más oscuros con una sonrisa y la certeza interna de que todo mejoraría. En ese factor, la valentía, el mismo erró durante un largo tiempo, al obviarla apenas surgía algún imprevisto en el viaje hacia sus sueños. En cuanto a ese otro conjunto de elementos que constituían sus sueños, logró concluir que eran anhelos del alma, tal y como antes hubiese escrito en un papel que luego tiraría a la basura. Darse el lujo de no luchar por ellos era aceptar su poca fe en sí mismo; él aún tenía un guacal de ilusiones y querencias por los que nadar contra la corriente. En la mañana cuando despuntaba el alba, él entendía que esa era la vida misma mostrándose, mientras que el hecho de existir, moría cada noche para renacer cuando amanecía. Incluso todo aquello ya comenzaba a parecerle extraño. No sintió que aquel cuerpo fuese suyo hasta que pudo reparar en su realidad. Realidad y vida, vida y Galo, todo unido por una misma conciencia y todo separado por el mismo factor. Era increíble el hecho de haber llegado a ese punto en donde no podía identificar con claridad la esencia de sí mismo. Sin embargo, en ese momento volvía a nacer como la mañana luego de tanta noche. En aquel encierro milenario pudo comprender el funcionamiento del tiempo y su constante impulso hacia delante, él debía continuar junto con este; pudo saber con certeza que el mundo y sus hombres son parte de un algo más grande ya planificado y que los eventos derivados del devenir no consentían en el azar; por fin y después de tantas situaciones sin solución y de tantos lamentos por desgracias concebidas, dio con la
verdad de que él podía lograr cualquier cosa. Miró sus manos y se sintió lleno de energías renovadas. Era cierto, podría hacerlo. Entonces Galo levantó una última vez la mirada y por fin se reconoció en el espejo. Vio su propio interior en el cristal y no pudo evitar sentirse dueño de su alma nuevamente. Entonces lo decidió: el exilio había terminado, era hora de salir a encontrarse con su destino. A pesar de todo, se sentía bien al pensar que había entendido cosas que lo hacían más alegre. El nuevo mundo comenzaba.
-Unos, otros y muchos másTengo clara la diversidad inmensa que existe, esa que divide a cada individuo y que lo transforma en un en un universo entero. He visto seres alegres que aprecian cada detalle que por sus ojos pasen, esos que intentan evitar la tristeza con cualquier excusa porque no quieren desperdiciar su tiempo con ese tipo de tonterías. También he visto a sus antónimos, a los que la pena les embarga hasta la última sonrisa; tienen excusa valedera para ser así, o simplemente es su propia naturaleza la que los invita a darle apatía a todo goce. Hay seres que construyen escaleras hacia el cielo durante una cantidad exorbitante de tiempo. Al final, después de tanto esfuerzo, desayunan en la luna o almuerzan en el sol, todo porque su trabajo valió la pena. Otros se mantienen sin grandes motivaciones, esos que a veces solo dan muestras de vida al pestañear. Ellos parecen ser felices de esa forma y no les importa el hecho de no albergar ningún anhelo sobresaliente. Están los que gritan porque el silencio pareciera pesarles. Están los que callan porque las palabras les son muy importantes como para malgastarlas. Otros se debaten entre sus propias paciones, entre algún vicio o veneno de la mente. Los locos y los artistas, que casi siempre se parecen mucho entre sí. He conocido a los que quieren cambiar al mundo y a los que les da igual si éste se está derrumbando. He tenido la oportunidad de compartir con los que habitan en grandes palacios, así como de disfrutar de la amistad de los que viven en ranchitos de colores. Aquellos que se esconden detrás de sus propias mentiras y aquellos que dan a conocer sus verdades. Esos que luchan por entender secretos y los que nunca se han percatado de que estos existen. Los que miran estrellas; los que esperan por algún rayo que les caiga; los que solo con la sal del mar en sus pulmones pueden sentirse libres. Tantos he conocido, tantos he podido entender, que ya no sé quién es real y quién no. La sutileza de esta etérea constitución, nos permite simplemente ser como se nos dé la gana. No sé si eso es una suerte o la maldición que termine por enterrarnos. Algunos viejos, otros jóvenes, uno que otro niño. Todas las etapas atadas al fastidioso tiempo. Me acuerdo entonces de Hécate, del trascurso de las etapas. Aquel repudio universal por lo inerte, buscando siempre el movimiento hacia
delante de las cosas. He visto hombres llevados por el pavor ante realidades como esa, todo porque dentro de ellos se experimentan también finales que los hacen convalecer. Anduve con los que se debaten entre la vida y la muerte aun cuando están vivos sin saberlo o están muertos sin aceptarlo. Así de ilógico se torna todo esto en el momento justo en donde ya no se habla sino de la esencia de cada hombre sobre esta tierra. Algo muy problemático en realidad. Unos buscan la gloria en sus travesías personales, otros solo quieren calma y normalidad. Unos sueñan con alcanzar sus sueños y aquellos deseos generados desde sus entrañas. Otros se resguardan en la magnificencia de una vida tranquila, en la belleza de un acto común y un momento simple. Individuos desarrollados en un mismo tipo de ambiente que, sin embargo, buscan senderos distintos que recorrer impulsados por razones particulares generadas por sus corazones. He entendido que la verdadera razón por la que existe toda esta basta diversidad es porque el Ser es lo que quiere ser. Un tanto redundante tal afirmación, pero tan verídica como todo los casos nombrados. Hombres en el encierro, en la libertad, en la imaginación del cosmos que han querido amoldar a su alrededor. Todos son parte de sí mismos, todos se embarcan en su concepción elegida de las cosas. Solo quedaría mencionar a los que van por las calles aceptándose a sí mismos, sin que importe la opinión ajena. Éstos por lo menos prefieren sonreírle a su personalidad a intentar ocultarla. Quizás no he narrado simples casos con los que me he topado, solo he confesado algunas facetas de mí mismo. Así como todos los demás, yo también albergo directrices que configuran mi percepción hacia lo que me rodea. También soy lo que soy. Solo me queda aconsejarte que tú también seas lo que eres.
Para Janmary, por supuesto.
-1825 días de odisea-Primera parte«Rosario» Esa noche las estrellas se habían vuelto a esconder ante los ojos mortales. Todo parecía común en aquel terminal de pasajeros, nada denotaba algún carácter sobresaliente entre los pasajeros que estaban por abordar el autobús. Sin embargo, allí comenzaba el transcurso de acontecimientos que cambiarían una vida, la de Malena Salcedo. Aunque el transporte había tardado en llegar, por fin las personas estaban abordándolo. Solo fue su madre a despedirla, solo ella quedaba para hacerlo. La muchacha venía con una historia familiar un tanto complejo: su papá había sido asesinado por opositor. Opositor decían, aunque en realidad solo era un defensor más de la justicia, de la libertad, de la verdad. Aquellos eran tiempos de dictadura, de una que arremetía contra los hombres valientes y contra todos aquellos ideales que fundamentaban la democracia. Entre ese gran grupo, ya llevaba la muchacha una cantidad basta de familiares y amigos que habían caído en los brazos de la muerte o en el encierro indefinido de algún macabro calabozo. Allí estaba ella, a punto de salir a la capital, diciéndole adiós a su pueblo natal que se caía a pedazos por el abandono y la apatía. Su madre, vieja no por los años sino por tanto dolor y sufrimiento al perder seres queridos, también despedía la última ilusión de sus días: su hija. Lo hacía sintiendo el dolor más grande pero pensando en un bien mayor, aquel que significaba enviar a su hija a una respetable universidad donde pudiese llegar a ser alguien en la vida, donde pudiese alejarse del mismo destino que ya habían sufrido tantos otros. Todo listo entonces, el chofer del autobús esperando a que los pasajeros dieran el adiós a los que habían ido a despedirlos. Un abrazo que pareció interminable hizo que los grifos de agua en los ojos de ambas mujeres se abrieran. Antes de subir a la unidad, la señora le dio su rosario de madera a su heredera. “Era de mi mamá también, es para que te cuide siempre, trata de nunca salir sin él a la calle”. La muchacha montó al vehículo y la noche pareció volverse más fría, tanto que el corazón se le encogió un poco y más lagrimas se dieron a la fuga. Cuando ya estaba en movimiento y se alejaba de la terminal, la muchacha no pudo evitar voltear una última vez. A lo lejos ya solo divisaba la silueta oscura de su progenitora que la veía
partir, un dolor inmenso arropó su alma y la tristeza el corazón. Con equipaje lleno de fortaleza hacia la adversidad, con la determinación de que aquel sacrificio no sería en vano, miró hacia el camino sombrío que ofrecía la noche y que solo era iluminada por las luces del autobús. Entonces se sintió como el vehículo mismo: tan solo un cuerpo desamparado que se habría paso entre un universo lleno de oscuridad. *** «Amigo» Tanto tiempo había pasado desde la salida de su pueblo natal, que tal noche le parecía a Malena más que un lejano recuerdo, un evento ocurrido en una vida pasada. Aún no había vuelto a ver a su madre aunque mantenía comunicación constante con ella siempre que las circunstancias se lo permitiesen. Esto último debido a que lo inevitable había ocurrido: la naturaleza de su clan tomó el dominio de sus actos y finalmente la muchacha había terminado por convertirse en una opositora a la dictadura. Todo ocurrió de forma inesperada, cuando llevaba algunos meses de haber empezado a estudiar periodismo en la universidad. Un gran amigo suyo llamado Miguel Acevedo fue encontrado en su casa sin signos vitales y con un balazo dado a quema ropa en la frente. Miguel había sido para ella un ser muy especial, apenas había empezado sus primeras clases cuando éste ya se ofrecía a ayudarla en cuanto pudiera. Muchos le aseguraban que él estaba profundamente enamorado de ella, pero a la muchacha nunca le constó nada de aquello. Cuál fue su sorpresa cuando su compañero le confesase una noche mientras conversaban, que él mismo era dirigente de uno de los partidos políticos que se enfrentaban con clandestinos esfuerzos a la dictadura. Al principio no lo creyó, le parecía una broma de mal gusto que le quería jugar el muchacho, pero la verdad se mostraba en los ojos de éste y Malena terminó por entender que todas sus palabras eran reales. Fue cuando a través de él, ella comenzó a tener verdadera conciencia de todo lo que ocurría en su propia patria. Cuando su papá murió ella era apenas un bebé, muy pequeña aún para entender las causas de su asesinato. La madre intentó siempre ocultar la verdad dando excusas o sentenciando las interrogantes con un “no hablemos de eso”; esfuerzos todos para que ella no supiera la razón de como este había sido tiroteado por agentes gubernamentales. Pero Miguel había llegado a su vida para abrirle los ojos con respecto a toda la injusticia presente, para concientizarla en el hecho de que existía un dictador sin alma con un ejército de
lacayos también sin alma que ya llevaban muchísimos años apuñalando al país entero día tras día. Entonces aquel joven logró encender la chispa de la conspiración en su corazón, aquella que había sentido su padre y que lo había condenado al suspiro de la muerte a causa de ir en contra de la maldad de un sistema corrompido. Malena entendió por fin que ya no había vuelta atrás para los ideales que echaban raíces en su conciencia, que no se podía frenar la determinación de luchar en pro de una causa tan justa como que su patria lograse ser libre a toda aquella vil realidad. Pero ahora miguel estaba muerto. Los oficiales que supuestamente se habían encargado de investigar el caso, aseveraron que el crimen había sido un ajuste de cuentas, que seguramente Miguel contaba con enemigos personales. ¡Qué blasfemia aquella afirmación! Todos en el partido entendieron que habían descubierto quien era Miguel, que por fin habían dado con el lugar en el que él se escondía, que de continuar con vida él era una amenaza potencial para la dictadura y que, por tanto, la cárcel no era suficiente. Los papeles en los que resguardaba información sobre el partido fueron saqueados y todos los integrantes de éste tuvieron que ponerse alertas y en marcha ante una amenaza que ya estaba respirándoles la nuca. La propia Malena fue informada de tomar sus pertenencias más importantes y dejar su apartamento cuanto antes. Así lo hizo, se refugió en casa de una de sus amigas de la universidad al otro lado de la ciudad, por suerte entre los papeles que se llevaron los asesinos del joven, no debía figurar ninguna fotografía así que aún les era difícil encontrar alguien del partido en aquella enorme capital. No pudo volver a asistir a la universidad, tampoco le importó mucho. Su vida ya no era la que su madre le había deseado, al contrario, era la de una rebelde que huía de la amenaza de la prisión o de un destino peor. Ya no existía cabida para arrepentimientos, la muchacha había abrazado aquel destino porque creía en lo más profundo de su alma en lo noble de la causa. Solo le quedó llorar a Miguel desde la lejanía. Por obvios motivos de seguridad, ningún integrante del partido pudo asistir al entierro. Qué triste era no poder despedir a su querido compañero aun cuando éste ya se había ido al otro mundo por un malévolo proyectil disparado por un anónimo. Recordó que en alguna conversación, Miguel le dijo: “Cuando ya has entrado en este mundo, sales de él con unas esposas y un grillete si tienes suerte, si no es así, lo haces en una caja de
madera que va directo a la tierra”. Irónicamente, él parecía no haber contado con la buena fortuna de optar por el encierro de una cárcel. *** «Hermana» Ya una bestia se había apoderado de su interior, llegar a tal estado era justo y necesario. Los meses trascurrieron luego de la muerte de Miguel mientras se mantenía distante del movimiento político. La sociedad se debilitaba cada vez más, le llegaban noticias de pueblos enteros del interior que eran devastados por la hambruna, por las enfermedades, por la ignorancia misma que corroía las mentes de los habitantes. Mientras tanto, más dinero perteneciente al pueblo era tomado por los corruptos liderados por el dictador. La injusticia continuaba reinando y la muerte también se mantenía en su trono más alto a la vista de todos. La rebelión actuaba con constante cautela debido a la persecución, ya muchos habían sido atrapados y llevados a las cárceles en donde eran torturados para que delataran a sus líderes. Cualquier cosa podía pasar por aquellos días y mientras más noticias llegaban, la expectativa crecía como un veneno que paralizaba en ocasiones el corazón de la muchacha. No se arrepentía de su destino, solo deseaba que la razón de su lucha llegase a ser consagrada. Dadas las circunstancias, nadie quería juntarse con gente de oposición por el bien propio. Mucho había aguantado su compañera ante el pavor de caer ella misma en una cárcel por ocultar a una integrante de la rebelión. Todo se volvía más problemático y el terror inminente de algún acontecimiento infortunado se volvía constante. Nelly (así se llamaba su amiga) también había tenido que interrumpir sus estudios, las universidades ya no eran sitios seguros y muchos estudiantes eran raptados por agentes del gobierno con frecuencia a plena luz del día y sin que nadie pudiese hacer nada para evitarlo. Si algo le brindó aquella muchacha a Malena, fue una fidelidad incondicional. Nunca dejó que sus miedos internos atentaran en contra del hecho de que era su amiga la que estaba resguardada en las paredes de su pequeña morada. Nelly era más bien tímida, nunca había tenido el coraje de unirse a las filas de la oposición a la dictadura por más injusticia que presenciase, pero con un corazón tan dado a ayudar a quien lo necesitaba que compensaba toda su aparente cobardía. Juntas pasaron mucho tiempo confinadas en aquel sitio, nadando en un millar de libros de una biblioteca que había heredado
Nelly y que contaba con tantos volúmenes que hacían que nunca faltase que leer; o entre películas francesas de amor o canciones de músicos olvidados por el tiempo. Llegaron a convertirse en verdaderas hermanas sin que compartiesen algún vínculo sanguíneo. “No olvides tu valentía, ella es la única que te salvará cuando ya todo esté perdido”, le dijo un día cuando conversaban sobre cómo estaban siendo atrapados muchos integrantes del partido. Todo indicaba que alguien había cedido ante las torturas y revelado la localización exacta de escondites aliados. Tal cuestión solo hacía que el temor aumentara, por eso aquellas palabras de Nelly para su amiga, para intentar frenar la oleada de miedo que Malena no negaba sentir en su corazón. Naturalmente, llegó el punto en el que era preciso irse del sitio. La ciudad no era segura, el país no era seguro. Malena contactó algunos de sus amigos y a distancia pudieron organizar una gran huida hasta la costa en donde tomarían un barco que los llevaría hasta alguna nación insular cercana en donde estuviesen lejos de las garras de la dictadura. Era arriesgado el procedimiento y debía ser llevado a cabo de madrugada, con un nivel supremo de cautela y cuidado ante cualquier percance. La idea no le agradó al principio a la muchacha pero, más temprano que tarde, terminó por aceptar que esa era la única acción inmediata para lograr asegurar su propia integridad. El plan se realizó con total discreción durante la medianoche de un día cualquiera. Así Malena abandonó la capital en una vieja camioneta junto con cinco de sus aliados, llegaron a la costa luego de siete horas de camino por carretera y se embarcaron en las profundidades del mar dejando atrás al país que los había parido y del que era preciso huir en aquel momento. Llegaron a la isla luego de algunos días en altamar y se reunieron con compañeros de la rebelión, muchos de partidos distintos al suyo, pero opositores a la dictadura al fin y al cabo. Cuando apenas llevaba una semana de haber llegado, la ironía tocó una vez más la puerta de su vida: recibió una carta de un compañero en la capital que explicaba que la casa de Nelly había sido allanada por los servidores del gobierno. La pobre Nelly, tan temerosa a entrar en aquella confrontación nacional entre corruptos y demócratas, fue llevada a prisión y tomada como una conspiradora en contra del estado. Ella que no quería entrar en aquella guerra, que solo le había prestado ayuda a una gran amiga, terminó sufriendo el destino que era dirigido a Malena. Ésta lloró mañana y noche durante días enteros por la injusticia que había sufrido su amiga, su hermana. Pero por supuesto esa pena terminó por transformarse en
cólera, en odio puro hacia aquellos seres contra los que luchaba todo su bando. Juró dar la vida si era preciso por lograr cambiar la realidad. El exilio no sería eterno.
-Segunda parte«Inesperado» De la mano de aquellos acontecimientos sin ninguna explicación aparente en un contexto determinado, se dio paso a algo inesperado durante aquel exilio que ya comenzaba a prolongarse: el amor llegó a la vida de Malena. Fue algo que nunca imaginaría, menos aun cuando todo el tiempo llegaban noticias sobre un plan maestro que se llevaba a cabo en el país y que era de la mano de un gran número de militares jóvenes. Sin duda el golpe de estado sería un éxito si unían fuerzas con la nueva generación de la milicia. Cada instante que pasaba, se trazaba una nueva línea en aquel proyecto dorado que prometía devolverle a su nación la grandeza. Todo el mundo estaba involucrado y el plan solo podía ser llevado a cabo si la gran cantidad de exiliados volvían al país y participaban en el desafío de derrocar al régimen. Malena sentía que al fin la gran oportunidad se acercaba, que cuando todo estuviese listo podrían regresar a su nación para liberarla del egoísta y despótico mandato del tirano y sus seguidores. Entonces había aparecido aquel enamoramiento, aquel sentimiento con el que ella no contaba y que no podía evitar se consagrara en su corazón. Se llamaba Alejandro García, era miembro de un partido que en el pasado había sido rival del suyo propio y que solo las circunstancias dictatoriales presentes habían logrado unir momentáneamente. El muchacho tenía su edad y era portador de un intelecto sobresaliente que era solo igualado por su carisma natural. Fue amor a primera vista y juntos llegaron a ver en el otro el complemento que nunca sintieron necesario y sin el que ahora no podían estar. Aquello fue un idilio verdadero, desde presenciar juntos un amanecer al lado del mar, hasta dar en un beso todo el sentimiento acumulado en sus almas. Malena llegó a tener sueños en los que ambos eran felices, lograban derrocar la dictadura, formaban una familia y montaban juntos una librería, un teatro, un cine, o cualquier otro negocio en donde el arte pudiese andar libremente. Anheló tener hijos junto a él y que éstos no tuviesen que vivir nunca en su vida los horrores de una nación gobernada por opresores. Ella nunca olvidaría aquel segmento de su vida, ese cachito de existencia
en donde pudo abrazar la felicidad en medio del caos, ese instante en el que tomarle la mano a esa persona significaba el acto más bello del día. El frenesí debió acabar cuando llegaron las últimas indicaciones sobre la operación. Todo el plan estaba listo, cada persona significaba una pieza invaluable en todo el proceso y debía cumplir con su tarea para lograr tener éxito. Todos conocían los contras de que las cosas no resultaran y aun así, continuaban adelante sin importar qué. En el caso de Malena y Alejandro, ambos ya poseían una razón suficiente por la cual luchar: lograr una vida junto al otro en su tierra cuando ésta fuese libre de los males del presente. Entonces el amor significó un impulso dentro de aquel escenario tan pesimista. Todo estaba preparado, no había nada que pensar sino únicamente tener la claridad suficiente como para no olvidar el motivo de la lucha. La noche anterior a la partida y cuando caminaban por la horilla del mar, Alejandro logró encapsular lo que sentía en una oración: “No sé qué vaya a pasar, no sé si triunfemos, no sé si ocurra lo peor, no sé si ésta sea una de las últimas veces que te pueda ver, solo sé que te amo inmensamente”. Se abrazaron y fueron felices una noche más. Malena sintió por primera vez en su vida que, por lo menos en un fugaz momento, era feliz. «Adiós» Luego del barco, del camino, de volver a la capital, de esperar refugiados toda la noche hasta el día siguiente, luego incluso de llevar a cabo el plan, de que todas las piezas estuviesen en movimiento formando aquel gran mecanismo que significaba el golpe de estado, luego de todo eso, ocurrió lo esperado: llegó la confrontación. Obviamente las fuerzas más fieles al dictador se quedarían a luchar hasta el final, todo el país había sido tomado, solo faltaba la casa de gobierno. La vida siempre termina por sorprender a sus usuarios, tal principio es sin duda sensible a tanto hechos buenos como malos. Fue así que cuando ya parecía que estaba siendo tomado el ultimo edificio y en el que se resguardaba el tirano, cuando ya la nación se sentía libre de una pesadilla que antes pareció eterna, cuando solo faltaba superar la última barricada de soldados para liberar de una vez por todas a un pueblo de aquel mandatario malvado, que la tragedia tocó por última vez la puerta de Malena. Ocurrió en fracciones de segundo; un segundo en el que el tiempo pareció detenerse y en el que solamente parecería escucharse el sonido del arma accionándose y luego Alejandro cayendo mientras que emanaba sangre desde la herida recién hecha. Otra fracción de segundo después ya habían sometido a los
pistoleros enemigos, el grupo continua adelante, faltándoles poco para llegar cara a cara contra el dictador y poder tomarlo prisionero. Solo se queda Malena tomándole la mano a su enamorado. Él la mira con unos ojos que se van apagando y una sonrisa que con esfuerzo dibuja en los labios. Las lágrimas comienzan a correr en el rostro de ella. “¡Aguanta mi amor!” grita desesperada intentando traspasarle un soplo de vida al moribundo. Es inútil, ambos saben que la bala es mortal y que además la cantidad de sangre que se pierde acelera el proceso de fallecimiento. Malena voltea desesperada buscando ayuda, también resulta inútil: ningún compañero se ha quedado, todos han ido en busca del dictador. Ella vuelve a ver a su amado mientras siente que el corazón se quiere escapar de su pecho. Él solo continúa allí, tomando su mano y sonriendo. “¡Aguanta! ¡Aguanta Ale!” grita con mayor desespero. Alejandro solo logra articular una última oración, tan simple y corta que es compuesta por solo tres palabras: “te amo inmensamente”. Malena siente que su universo se viene abajo, llora más que nunca, aprieta la mano de él con todas sus fuerzas, nada funciona. Alejandro se muere y ella no puede creerlo. Entonces él afloja su mano y la sonrisa queda estática en el rostro, ya no pestañea y Malena entiende que su amado ha partido. Entonces su mundo se detiene. Alejandro se ha reunido con Miguel, con su padre, con el número impensable de mártires que han caído ante ese macabro escenario dictatorial. Llora más que nunca en su vida, más que cuando dejó a su madre en el pueblo, más que cuando Nelly pagó injustamente por haberla ayudado. No se percató de cuánto tiempo estuvo allí, con su propia ropa llena de sangre, de la sangre del hombre que la había hecho feliz. Afuera empezaban a escucharse gritos de júbilo y alegría. Algo bueno debía haber ocurrido, seguramente ya el tirano había caído. «Retorno» Su pueblo no le parecía ya tan nostálgico. Su madre la esperaba en el mismo terminal de pasajeros en que la había despedido. Habían transcurrido cinco años desde su partida y ella no sabía cómo sentirse con ello. Llevaba puesto el rosario que su vieja le hubiese dado, éste la había cuidado siempre aunque la tragedia llegase a los que la acompañaban. Finalmente el país comenzaba a levantarse, la libertad ya no era una ilusión irrealizable sino un sueño consagrado. Más y más exiliados volvían, más y más presos políticos salían de los calabozos de todo el territorio nacional. Ella era parte de un nuevo presente, uno por el que había sufrido en carne propia, por el que había luchado con todas sus fuerzas. Ahora
estaba allí, a punto de volver al sitio de inicio. Entonces el autobús se detuvo al fin, se abrió la puerta y logró ver a su madre afuera esperándola. Ésta se sorprendió como nunca al verla, no por los cambios físicos generados por el tiempo en el que habían estado separadas, sino por el pequeño bebe que Malena llevaba entre brazos. Se llamaba Alejandro. A diferencia de su madre, nunca ocultaría a su hijo como había muerto su padre, le explicaría orgullosa que él había sido un héroe. Uno que dio su propia vida por cada partícula de tierra que ahora pisaban. Malena no pudo evitar pensar en el hecho de que a pesar de que, ahora ya gozaban de democracia y justicia, de libertad y paz. Que caras le habían costado a ella todas esas cosas.
-Vamos a calmarnosSe muestra muy fastidioso todo lo problemático, al igual que demasiado patética la depresión que pueda llegarse a poseer. Por eso se debe preferir ser distinto, se debe preferir sonreír y calmar las propias inquietudes. Ésta es otra muestra de que el entorno no hace al Ser sino todo lo contraria. Entonces ya los alrededores cambian, todo se vuelve más bonito. En el caso más común, dicho cambio es generado por eventos sobresalientes que eleven al individuo a la inspiración propia. Deberíamos tener siempre en mente la alegría de vivir y el impulso natural por llegar hasta nuestros sueños. Pero eso es muy improbable, somos humanos y siempre terminaremos por decaer (así sea por poco tiempo) en nuestras aspiraciones. Lo que no debemos olvidar es que, luego de bajar, nosotros mismos debemos subir. Esto trata realmente del hecho de mantenernos con la mente clara. Hay que tener fijo lo verdaderamente importante y estás vendrían siendo las cosas con las que nos sentimos bien en este mundo. Porque ¿De qué vale vivir si no es intentando ser feliz? Ese término tan recurrente no se debería tener como algo imposible de lograr. Al contrario, la felicidad debe ser algo que se sienta en cualquier momento y ante cualquier situación. Ella llegará a salvarnos ante nuestro propio desespero. Hay que levantar la vista y mirar al cielo; hay que escuchar alguna canción con los oídos del alma y poder sentir en su melodía la inspiración que nos permitirá renovar energías; hay que reír hasta cuando nadie nos ve porque esa expresión de alegría sería realmente pura; hay que soñar hasta cuando no se desee hacerlo; hay que aceptarse a uno mismo, disfrutar de cada momento, experimentar la vida como lo que realmente es: una maravilla. Solo quiero que entiendas que no se necesita mucho para lograr sentirse bien. Únicamente hace falta sentirlo y dejar de apreciar cosas que no generen satisfacción. Porque quizás en cualquier momento nos llegue la muerte y quedemos fríos por sus efectos. Porque quizás el mundo se acabe en este instante. Por eso y tantos otros “quizás”, es que este momento es único e inigualable. El ahora debe ser experimentado como el mayor de los placeres, siendo en tal caso, un privilegio.
Sentarse un momento, cerrar los ojos y respirar. De repente esa sucesi贸n de actos sea un remedio milenario ante todo panorama dif铆cil. Que la fiesta de la vida no se acabe para aquel que desea rumbear. Que los segundos dejen de contarse y mejor empiecen a ser disfrutados.
-Va para todos, por todoCuando ya se acaban las páginas de este laberinto y justo cuando aparece la luna en este mediodía, no quiero que continúen corriendo las horas sin hacer honor a quien lo merece. Al llegar a este mundo, ni siquiera reparamos en uno de los componentes que marcarán nuestros días mientras pisemos esta tierra: los seres que nos acompañaran en la travesía. Se trata de saber agradecerles por estar presentes. De todo lo que podría llegar a distinguir, estarán por siempre las noches inigualables que en compañía de mis amigos pude inmortalizar en la historia de las fiestas; el universo de experiencias compartido junto con mi familia; los atardeceres que tuve el placer de disfrutar con el amor de mi vida. Tantos detalles ofrecidos por individuos que han hecho de mi existencia un evento maravilloso. No por acercarse a algún tipo de perfección, sino por ser tan sincero su afecto como el mío hacia ellos. De verdad les debo tanto, que estas líneas se tornan inconclusas al no poder plasmar con ellas toda la luz con la que han podido iluminarme. A quien correspondan estos párrafos quisiera inmortalizar. A Apolo por su gran ayuda en momentos difíciles, por sus consejos simples, sinceros y prácticos ante los devenires que me iban llegando. A Gisela por entenderme mejor que nadie, por estar en las peores de mis desventuras para ayudarme a aprender de ellas, por llegar a ser una hermana con la que no compartí nunca lazos sanguíneos. A Máximo por enseñarme que la nobleza no tiene fecha ni hora para ser empleada con sinceridad en nuestro corazón, por hacerme entender que aún en estas épocas tan turbulentas se debe tener calma. A Violeta por demostrarme que una persona puede sacar todo lo bueno que habite en otra, por llenar cada instante con un nuevo retazo de amor. Cada uno pudo demostrarme que incluso entre sombras y sequías, llega la felicidad verdadera. Ahora mismo me siento como ese tango que escuchaba mi papá cuando yo era niño, ese que habla de una despedida porque la muerte ha llegado para sonreírle a su próximo cliente. Quizás no esté enfermo, quizás no vaya a trasladarme al plano de los difuntos. Sin embargo, siento la necesidad de hacer constar mediante este simple pedazo de árbol, que gracias a las personas que han pasado por mi vida es que puedo abrazar a la parca sin miedo alguno. Simplemente, hoy mi tranquilidad
es plena por haber vivido tanto, por haber disfrutado al lado de aquellos que me aceptaron y me brindaron su compañía. Para terminar de volverme un poco más dramático en este corto agradecimiento, quisiera pensar que he podido corresponder el inigualable regalo que ha significado la presencia de tantos actores en mi obra. Son y serán por siempre recordados. Este día es por ellos, por los que me acompañaron en las hambrunas, los que aprendieron junto a mí en esta exigente escuela, los que rieron a mi lado por cada chiste. Para ellos, por quienes yo daría la vida, porque en realidad han ayudado a construir ésta para mí.
-Verdes por siempre-¡Muchacho! Pero tú si estás grande, has crecido mucho- con esa oración me recibió Madame Bea, la mujer que había sido la “ocultista” para dos generaciones en mi familia. Estaba más vieja que cuando vi por última vez, las canas que cubrían su cabello, antes rubio, así lo delataban. Se alegró al verme aunque al principio ni siquiera me reconoció, hizo que me sentara frente a ella en su pequeño despacho lleno de cosas curiosas y finalmente dijo- Ahora sí, cuéntame ¿En qué puedo ayudarte? Intenté ser preciso en el relato, uno nunca sabe cuándo algún detalle posee o no valor en estas cosas. Así comencé a comentarle desde el principio la cuestión: -Comenzó una noche. Desperté en la madrugada con la sensación de que alguien me estaba mirando, pero estaba solo en el cuarto. Así continúo ocurriendo en las noches siguientes: despertaba, miraba a mí alrededor y la soledad se mantenía presente. Por supuesto me fui asustando, creí que quizás era estrés del trabajo lo que me no me dejaba dormir en paz, o quizás que simplemente empezaba a sufrir de insomnio. Todas esas dudas fueron despejadas una noche más en la que desperté sobresaltado. A diferencia de todas las demás, ya no estaba solo. Fue allí que la vi parada en frente de mí, mirándome fijamente. Era una mujer, vestida de blanco y muy bonita. En realidad, era la mujer más hermosa que haya visto jamás, con ojos verdes que me fulminaban desde la distancia. Para colmo me sonreía, esa expresión hacia que aquel fuese un ser perfecto ante mí. Sin embargo, intentar describirle a usted mi sorpresa no sería posible. No sabía qué hacer, no sabía qué decir, simplemente estaba paralizado. Ella se mantenía ahí, a unos pasos de mí y yo sin poder si quiera moverme. Entonces no sé qué ocurrió luego, pero reconozco que probablemente me desmayé por la emoción de todo aquello. Al día siguiente desperté y ya no había nadie. Hice una pausa creyendo que la Madame diría algo. Ella continúo en silencio, prestando atención a cada palabra de mi relato, entonces continúe: -Casi me vuelvo loco por entender que esto iba más allá de las cosas comunes. Dicho suceso ocurrió hace una semana y no he vuelto a despertar en las noches por esa sensación misteriosa. No sé qué hacer, no sé si fue un sueño o quizás una ocurrencia de mi imaginación. Lo peor de todo no es en realidad el hecho de dudar
de mi propia cordura. Aquello que en realidad me causa inquietud, es que quisiera volver a ver a esa mujer que apareció en mi cuarto en la madrugada. Ahora señora Bea, ¿Qué puede decirme de todo esto? La mujer continúo en silencio. Allí recordé aquella vez cuando yo era niño y la vi por primera vez. La Madame había sido citada por mi abuela, quien sospechaba que a mi casa le habían echado mal de ojo. Me dio mucha rabia cuando en esa ocasión me obligaron a irme a jugar a la sala mientras los adultos hablaban a solas. Según me contaron años más tarde, gracias a aquella anciana que ahora tenía delante, la familia pudo resolver aquel asunto del mal de ojo evitando mayores agravios. Yo por mi parte, nunca llegué a creer realmente en aquellas cosas. La fantasía propuesta por todo aquel universo me llegaba a parecer demasiado empalagosa. Pero me había llegado a mí mismo la hora de enfrentar eventos sin una explicación lógica aparente. No quería ceder ante la idea de aceptar que en realidad sí ocurrió mi encuentro con aquella mujer extraña en mitad de la noche, pero la incertidumbre era tan grande que no me dejaba tranquilo. Luego de un momento (que pareció durar varias horas), la vieja ocultista por fin habló: -Nadie llega a conocer del todo la infinidad de misterios que abarcan este universo. Menos aún podemos hablar de con total seguridad acerca de los hechos que van más allá de todo lo que nos enseñan como “normal”. Yo por ejemplo, llevo casi medio siglo siendo parte de este mundo de maravillas y aun así mi capacidad de sorprenderme ante cosas nunca antes vistas no ha cesado. Como en esta oportunidad, lo que has traído ante mí es un caso tan particular y único como ningún otro que haya visto. Quizás creas que es mentira lo que te diré, quizás me tomes a mi como una vieja demente, pero creo que si has decidido venir hasta acá es porque las respuestas lógicas no te satisfacen. Tú sabes que no estás loco, sabes que no fue un sueño, sabes que aquella mujer fue real. Por mi parte, queda decirte la verdad sobre el asunto. No sé cómo realmente explicar esto, no sé cómo lo tomes, así que lo mejor es que lo diga y ya: esa mujer que viste fue en algún momento tu gran amor, no en esta vida, sino en una reencarnación pasada. Hace mucho tiempo ustedes se amaron con locura, conocieron la pasión de la mano del otro. Luego de la muerte, tú continuaste, pero ella se quedó atada a tu recuerdo. Entonces volvió para verte, puedes tomar tal esfuerzo como la prueba de que el verdadero amor supera cualquier barrera.
¡Que frase tan original para terminar de narrar todo aquello! Yo no supe ni qué hacer, mi corazón latía tan fuertemente que se me hacía difícil respirar. ¿Acaso era cierto todo aquello? No, por supuesto que se trataba de una mentira… ¿O acaso sería real? Ya ni siquiera pensaba con claridad. Ante toda esa reveladora noticia, solo encontré una pregunta que articular. No sé ni siquiera como logré articularla en medio del sobresalto, sin embargo, pude hacerlo: -¿Y usted como lo sabe? -Ay muchacho, creo que explicarte como lo sé sería muy fastidioso. Créeme si quieres, si no quieres hacerlo, igual tendrás que pagarme la consulta. Lo que te dije es la verdad y si la sé es porque tu chica me la ha contado. Ya pude comprobar que era cierto todo lo que me habías dicho. Y por cierto, está parada detrás de ti en este mismo momento. ¿No querías verla nuevamente? Entonces mi corazón parecía volverse frio ante esas palabras y luego, cuando lentamente voltease para mirar por detrás de mi hombro, parecía realmente explotar dentro de mi pecho. Algo si era seguro: para siempre me parecería infinitamente hermosa aquella mujer de ojos verdes.
Para Ella, por las siglas.
-Vivencias Acumuladas y Regulares Locuras-
Estoy acá sentado mientras afuera la noche genera ilusiones. No importan ya los días dramáticos de tramas saturadas. Importa la simpleza de este segundo que acaba de ser eterno. Importa que el verano ya llegó con sus azules tentaciones. *** Mientras lo inerte se mantiene delante de mis ojos, en destinos desconocidos el movimiento no se calma. Así se mantiene la cuestión por estos días de extrovertidas sensaciones. Yo solo quisiera la gloria de olvidar toda monotonía. *** Salgo un rato y las constelaciones me miran desde arriba. ¿Cuántos ojos estarán centrados en ellas? Tantos como se pueda imaginar. Estos pertenecen a mentes anhelantes de experimentar su destino. *** En algún momento, una voz me habló de que los mejores momentos siempre son improvisados. Me habló de las cosas sencillas que terminan por hacernos grandes. Me llevó a conocer el amor y todo el universo que este encierra. Me inspiró a escribir todos estos garabatos tan extraños.
*** No necesito esperar más porque ya quiero generar recuerdos. Entonces aflora la expectación por lo que ocurrirá a partir de ahora. Pienso que he vivido tanto que ya no debería sentir sorpresa por nada. Aun así sé que en cualquier instante sonreiré por la emoción. *** Alrededor la paz se expresa bajo su amenaza de ser transitoria. Esto no importa tampoco, en algún otro momento ésta volverá a visitarme. Si quieres que te de un consejo de corazón, no desesperes ante cualquier situación difícil, ellas tampoco serán eternas. *** Pestañeo y ya estoy lejos de esa noche que me guiñaba un ojo. Ahora es de día, estoy acostado en la arena frente al mar. La vida es tantas cosas que también termina por ser nada. Para mí en este momento, es la cosa más bonita porque es acompañada por el sonar de las olas. *** Tantos episodios de una serie que procura en lo imposible ser diferente. Tantas vivencias reunidas en una memoria poco confiable. Tantas locuras queriendo ser conocidas. Por cada cosa buena que he tenido, reitero mi posición de ser un humano feliz.
-Epilogo«Z de Final» Ahora que por fin se ha consumado esta obra tan disfrutada, me siento contento. Es una alegría incompleta porque tiene ansias de continuar construyéndose. No es una alegría sobresaliente tampoco, cabe destacar, solo una que por lo menos se declara existente. Todo este camino ha sido recorrido entre muchos momentos difíciles, entre varias descomposiciones emocionales, mucho drama aquí y allá, y por supuesto miles de situaciones inolvidables. Ahora estoy aquí en pleno mediodía. El final se muestra también irónico, ya que esta obra nació y creció entre las estrellas. Siento que todo lo que se incluyó en este universo terminará por marcarme. Será por siempre una etapa que no olvidaré jamás. Por supuesto vendrán muchas cosas nuevas: aventuras dignas de ser disfrutadas al máximo, enseñanzas que se abultaran en la enciclopedia de la mente, experiencias recurrentes que me volverán a demostrar que el mito de la felicidad resulta ser cierto. Me siento como aquel que ha vivido muchísimo tiempo, entonces recuerdo que aun soy joven y que en realidad faltan una infinidad de cosas por vivir. Con lo último quiero decir, por supuesto, que aún faltan una infinidad de cosas por escribir. No lo negaré: me emociona imaginar que ésta no será la última vez que despliegue tantas incoherencias en un mismo lugar. Me toca despedirme, nos veremos cuando este barco vuelva a tocar algún muelle. Adiós entonces, porque ya tengo que hacer otras cosas. Debo continuar intentado lo que empecé desde hace tiempo. Te digo chao, porque ya no se me ocurre que más poner en este desenlace.
Gracias por hacer que esto fuese realidad.
(Este libro se termin贸 de escribir en julio de 2013. En Puerto Ordaz, Venezuela.)