Atanga 9

Page 66

atanga

9

Ella es la única con quien me muestro un poco más abierta. –Qué bicho te ha picado hoy – le di un golpecito en la espalda –. Dame los benditos apuntes. –Los copias por otro lado. Tres días sin venir, animal – quiso esconder su cuaderno pero yo se lo quité. –Desgraciada, bruta, fea ¿hoy no hay profesor? – aún no había llegado el profe. –Ha llegado un nuevo estudiante – más mierda para la sala –. Están haciendo no sé qué para que se quede aquí. –Y tendrá que sentarse detrás de nosotras – miramos detrás. El único sitio libre de la sala, junto a una chica un poco callada. Me tumbé y me quedé durmiendo. Oía un eco de voz mi cabeza que cada vez se hacía más grande y más grande hasta que lo escuché bien. –¡Hana! –¡Qué! ¿Sí? – todos se rieron. El profesor estaba parado

delante de mi pupitre. Ajustó sus gafas. –Ya que vienes a clase, cosa excepcional, podrías prestar un poco de atención – se fue. – ¡Calvo! –¿No podías despertarme, bastarda? – le golpeé a Tría. Se puso a reír. –Estabas estupendamente dormida, no metías ruido. –Perdón, no veo bien la pizarra – escuché una voz detrás de mí. –¿Eh? – giré de mala gana. Qué me importaba si veía o no. Entonces sucedió. Me quedé mirándole. ¿Qué era eso? Me dolía el pecho y mis latidos aceleraron. Estaba nerviosa y acalorada, mi mente se quedó en blanco… ese chico… era… guapísimo… –Hana, Hana. –¿Eh? – me giré rápidamente, colorada.

¿Quieres seguir leyendo? entra en www.ccemalabo.es y lee completa la versión online de Los Mares de Guinea 2014, o saca en préstamo de la biblioteca del CCEM un ejemplar en papel.

66


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.