SUeños de papel

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-¿Al cuarto piso? ¿A qué? -La han acomodado en la habitación de los trastos viejos -¿Cómo? Si no tiene ventanas, no hay ventilación ni luz -Lo sé, pero su madre ha ordenado eso Dejo que Thayssa siga hablando, subo las escaleras lo más rápido posible. Tropiezo con un escalón y me caigo, me doy un fuerte golpe en la rodilla, pero sigo caminando. Al llegar al tercer piso me encuentro con mi madre y Claudio: -¿Qué habéis hecho? -¿Yo? Nada- dice la mujer con una estúpida sonrisa en su rostro -Como le hayas hecho algo… -No estás en condiciones para amenazarme- veo como Claudio sonríe a escuchar las palabras de mi madre -Tienes razón, no te voy a amenazar, pero a ti sí Claudio La sonrisa de Claudio se detiene. Continuo subiendo las escaleras dejando en el aire esa amenaza. Al final del pasillo esta la puerta, la intento abrir pero está cerrada: -¿Abi? Estás ahí? -Hermano- escucho una voz llorosa -Abi, ¿te han hecho algo? -Me han encerrado aquí -Tranquila te sacaré -No déjalo, deja que este aquí -¿Por qué dices eso? -Deja que se salga con la suya, dentro de unos días me sacara de aquí -No, te voy a sacar ahora -¡No!, no ves que si me sacas volverá a vengarse, y cada vez de una forma más dura, deja que se salga con la suya por esta vez. Quiero dejar de sufrir. -Vale no haré nada, pero hoy dormiré aquí en el pasillo -¿Eres tonto? Vete a dormir a la habitación -No, no quiero que te sientas sola, voy a coger unas sabanas y me acomodo en el pasillo. -Eres testarudo… te quiero mucho hermano -Yo también a ti hermana. Bajo las escaleras, entro en la habitación, cojo un par de mantas y una almohada, escucho un ruido del jardín. Salgo por la ventana y veo al estúpido de Claudio apoyado en el árbol fumándose un cigarrillo. No puedo dejar que esto se quede así. Dejo las sabanas en la cama, bajo a toda prisa las escaleras, salgo por la puerta principal. Doy la vuelta a la mansión para llegar al jardín. Lo localizo, se encuentra en el mismo sitio, fumándose el cigarrillo. Me acerco a él: -Hace un buen día verdad- le digo -Si, un precioso día- me responde -Claudio… tengo una pregunta… ¿te sientes mas hombre lambiéndole el culo a mi madre? O ¿te sientes mas hombre abusando de una chica en silla de ruedas? La sonrisa de Claudio desaparece de su rostro -Me siento más hombre tocándole el culo a tu hermana cada vez que la cojo en los brazos -¿Cómo dices? - Lo que escuchas, eres un niño de mamá, un malcriado, tanto tu como tu hermana. Necesitáis ser educados a mano dura, vuestra madre hace lo mejor para vosotros y no se lo sabéis agradecer. En mi pueblo no durarías ni un solo día- termina el cigarro y lo tira a mis pies Inclino la mirada al suelo, apago el cigarrillo con la suela del zapato. Levanto la mirada y lo veo, le esbozo una sonrisa, acto seguido me abalanzo sobre él. No le doy tiempo a que se mueva. Lo tiro al suelo, veo su cara de sorpresa, empiezo a pegarle patadas en las piernas, en la barriga. Me detengo, lo cojo de los pelos y lo golpeo contra el suelo, empieza a sangrar por la nariz, pero eso no impide que lo deje. Los demás criados me están mirando horrorizados, no saben si meterse o no. Dejo de golpearlo, cojo el cigarrillo que me tiro a los pies y se lo hago tragar: -Como vuelvas a tocar a mi hermana, te tragaras tu propio culo Le doy un último golpe en la cara y me alejo. Los demás criados se acercan a él para preguntarle si se encuentra bien. Mi madre hace presencia, ve a Claudio sangrando en el suelo y ve mis manos llenas de sangre: -¿Qué has hecho?- me pregunta horrorizada -Lo que no te pude hacer a ti


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