HOMENAJE A UN MAESTRO
“No se hizo el peldaño de una escalera para descansar en él, si no para apoyar un pie el tiempo justo para pasar al de más arriba”. Don Juan Diego García García, maestro, entrenador y amigo, persona muy querida por todas nosotras; dedicado plenamente a la enseñanza, tanto dentro como fuera del colegio, a abrir nuevos campo para un pueblo de apenas mil habitantes, desviviéndose siempre, por un futuro mejor y acercando su pueblo al reconocimiento social en el ámbito educativo y deportivo, sin esperar nunca nada a cambio. Era una persona que nos transmitía su energía, siempre positiva, indicándonos el mejor camino para la consecución de nuestras metas y de una vida más motivada y encaminada hacia la felicidad.
Todas y cada una de las experiencias vividas junto a él, han sido únicas, irrepetibles e impregnadas de valores, pues nos enseñó que hay que luchar, que hay que aceptar las derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, a ser útiles a los demás, a asimilar que lo más fácil en la vida es equivocarse, que el obstáculo más grande es el miedo y el error mayor abandonarse, a construir todos los caminos en el hoy porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes, que la raíz de todos los males es el egoísmo, que la sonrisa es el resguardo más eficaz, el optimismo el mejor remedio, la distracción más bella el trabajo y la peor derrota el desaliento.
El reciclaje fue su mejor amigo, ya que día tras día se marcaba metas para superarse así mismo y poder ofrecernos lo mejor, contribuyendo a una formación humana de mayor calidad a través de la comunicación, vía de entrada hacia el interior de una persona y camino hacia el mundo.
Plantar su propio jardín y decorar su propia alma en lugar de esperar a que alguien le trajera flores, fue su trabajo a lo largo de toda su vida, por el cual será recordado y reconocido. Este, es un momento de alegría y reconocimiento a su esfuerzo y trabajo diario por haber ayudado a nuestros padres a forjar los cimientos de cada una de nosotras con el riego de su sabiduría, y así, habernos hecho personas plenas, habiendo marcado nuestras vidas, donde él, siempre tendrá hueco en nuestro corazón allí donde esté.
Fdo: Hermanas Cuevas López. Lupión 2005
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