1er. Volumen de la Colección Miradas Plurales y Diversas Edición “Arquitectura Moderna del Ecuador”

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MIRADAS PLURALES Y DIVERSAS: LA ARQUITECTURA MODERNA EN EL ECUADOR

1. LOS VESTIGIOS OLVIDADOS DE LA MODERNIDAD Las obras levantadas a lo largo del siglo XX pierden rápidamente el impacto de su novedad, sin que hayan adquirido todavía el valor de lo vetusto o de lo histórico. Esto hace que la arquitectura moderna se encuentre en una delicada situación respecto a su conservación y pervivencia, porque ha dejado de valorarse. No es ya actual pero aún no es antigua (Cervera, 2009, pág. 30). La luz de la mañana se refleja en las superficies de los vehículos estacionados en los arcenes de la Whymper. Al otro lado de esta calle se levanta el afamado restaurante Chez Jérôme, con sus jardines delanteros antecedidos por muros de piedra. La casa donde funciona este establecimiento, que data de 1953, fue en su tiempo hogar de los Neustaetter, una familia judía de origen alemán que migró a Ecuador en 1930, huyendo de la persecución nazi. Lo mismo ocurrió con Karl Kohn, el arquitecto que diseñó la casa y que es considerado un pionero dentro del Movimiento Moderno en Ecuador. Durante más de medio siglo esta obra perteneció al matrimonio conformado por Hans y Gisella Neustaetter hasta la muerte de esta última en el año 2004. Hoy en día, 67 años después de su creación, es el lugar donde funciona uno de los restaurantes de mayor popularidad en Quito.

IMAGEN 1. El restaurante Chez Jérôme, ubicado al centro norte de Quito, ocupa las instalaciones de lo que hace algunos años fuera la residencia de la familia Neustaetter. La casa ha sufrido varias modificaciones. Fuente: Fotografía de R. Manosalvas. (2019)

A diferencia de otras expresiones artísticas, la arquitectura es susceptible de transformarse a través del tiempo, ya que su carácter funcional tiende a ser alterado de acuerdo a las necesidades de la ciudad o de sus propietarios. Así, por ejemplo, esta casa pasó de ser la residencia de una familia de inmigrantes europeos, construida por un referente de la arquitectura moderna, a convertirse en la sede de un restaurante. Evidentemente existen muchos más ejemplos si sabemos buscar, pero uno de los más representativos es el del edificio denominado de forma popular como “La Licuadora”. Diseñado por el arquitecto Diego Ponce y construido a inicios de la década de los 70’s, durante el boom petrolero, esta construcción, bautizada con el nombre de Edificio Filantrópica en sus primeros días, ha ido cambiando su funcionalidad a través de los años, siempre ligada con el devenir económico y social de la nación. Así, durante los tiempos de bonanza financiera a inicios de la década de los 70´s, fue la sede del Filanbanco además de ser uno de los primeros edificios de Quito que incorporaban la famosa cortina de vidrio tan característica del estilo internacional. Esta no era la única novedad que este proyecto ofrecía. “La Licuadora” también presentaba en su nivel más alto, un restaurante giratorio que concedía a sus usuarios una visión panorámica del Quito de aquella época. Durante aquellos primeros años el restaurante completaba un giro de 360 grados en aproximadamente media hora. Aún hoy todavía nos regala ecos del Monumento a la Tercera Internacional de Vladimir Tatlin, diseñado en el año 1919 para conmemorar la Revolución de Octubre, a pesar de que nunca llegó a construirse. Al igual que el monumento de Tatlin, “La Licuadora” fue una obra revolucionaria que pretendía ejercer como punto de quiebre entre el Centro Histórico y el norte de la ciudad; entre la vieja arquitectura y la que vendría en los años siguientes.

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