Miradores, desfiladeros, gargantas y cañones se entremezclan en el interior de Cádiz con la arquitectura rural, la buena mesa: la vida recuperada. También con los molinos y las calzadas romanas. Y qué mejor manera de descubrirlos que abriendo caminos por esta tierra situada al sur de Europa, con un clima suave, una historia apasionante y un paisaje diferente en cada uno de los senderos.