el libro

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Instrucci6nPrimartaObligatoria daba tambibn c l a m sigma& balanuevaorganhaci6ngremialdelprQfessrado-laA ~ exigiendola revisi6nde la leyy agitando sw refoma legislaktva. del Oltimo c e w educaclonal efectuado en 1922, registr&rrdose que de 628,243 ninos chilenos en edad escolar, 207.119 no asistlan a15n a la escuelaesar de la ley- cifra que calificaban de "sumamente alzada, vergonzosa..." (4). Una de las causales m8S importantes de esta fracasada obligacidn escolar general idla, a juicio de dicha Asociaci6n de Profesores, en la incapacidad real y legal de las Juntas COIriUnaleS, creadas por la ley y responsables directas del cumplimiento de la obligacidn escolar. En 1923 gran nOmero de dichas Juntas ni siquiera se habfan constituidoy las que lo hablan hecho (salvo excepciones) no cumpllan su funci6n; por el contrario, se las acusaba de ser fuentes generadoras de conflictos, menoscabando las atribuciones de las autoridades escolares, introduciendo la politica y el sectarismo. "Mientras no se reforme la composicidn de 1% Juntas, dandole participacidnen ella a 10s profesoresy no se especifiquesus facultades, estos organismos, responsables del &xito o fracas0 de la ley, existiran en el nombre, burlando de este modo las expectativas y esperanzas cifradas en la aplicacidn de la ley." (5). Los anos que siguieron, ruidosos de movimientosde sables, estuvieronatravesados por la inquietud de abrir 10s ojos a un tiempo nuevo, para despertar a otras ideas y acciones que superaran el empantanado antiguo regimen. "Dentro de 10s muros de la escuela se encierra el secreto del porvenir", declaraba una maestra en encendido discurso el 18 de septiembre de 1924, recien derribado el Estado politico por parte de la junta militar presidida por el Gral. Altamirano. Llamaba la maestra a forjar la verdaderagrandeza de la patria nueva empezando "por el principio": la instruccidn nacional y principalmentela instruccidn primaria, la cual, a pesar de 10s esfuerzos realizados, sufrla "ma gangrena moral que horroriza a todos los que quieran ver sus Ilagas" (6). En este mismo sentido se levantaba tambien la voz de la intelectualidadreformista liberal; para "concluir con la miseria en nuestra sociedad el primer medio de que debemos echar mano es el de la educacldn pQbllca".El segundo instrumento para el combate de la miseriaera el buen gobierno centraly municipal, expresado en la via mas importante de la modernidad: la llamada "polltica social", es decir, "la intervencidn directa del Estado, tendiente a mejorar las condiciones de vida de las clases pobres" como una funcidn propia, ejercida a traves del concept0 de Beneficencia0 Asistencia

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