132
Pero no habría que descartar que el célebre pintor francés aprovechara el fuera de foco que provenía de la fotografía pictorialista, al modo de Demachy o de Le Bégue, y muchísimos más que se veían en los catálogos de la exposition d’art photographique organizada por el PhotoClub parisino. El círculo entrecruzado pintura-fotografía-pintura. Aun así, sospecho que hemos buscado en la vasija equivocada. La alianza entre qué pintura y cuál fotografía parece materia para anchos volúmenes doctorales, y no para un mapa incompleto como éste. La huella de la fotografía en la pintura es, al decir de Crow, el «gran expediente vernáculo». Su influencia depredadora cambió el paisaje del arte. La fotografía estuvo en la base misma de muchos procesos de cambio estético. Su capacidad mimética fue aprovechada como una estructura visual disponible por pintores o grabadores, quienes la incorporaron en sus procesos. Pero ese gesto tan prometedor para los artistas, así como para la fotografía misma y su papel dentro de las artes, no siem‑ pre contó con tal optimismo. Al revisar la producción del grabado latinoamericano, Octavio Paz remarcó la desconfianza que le producía la presencia de la fotografía al interior de lo que se estaba grabando. «La fotografía degrada al grabado, lo trivializa», anotó. 25 Tampoco las relaciones entre pintura y fotografía corrieron siempre con buena fortuna. Desde el principio, el pintor retratista miraba de reojo al daguerrotipista, con una mezcla de envidia e ironía: «Es sabido que la fotografía ha hecho muchísimo daño a la pintura y, sobre todo, que ha dado la puntilla a la retratística, que solía ser el pan cotidiano de los artistas». Tan desconsoladas palabras eran nada menos que del escritor Arsène Houssaye, director de la revista L’ Artiste en 1860. 26 Pero lo que realmente quería decirnos el visionario era que el retrato pictórico, ritual de vanidades de ricos y poderosos, estaba llegando a su fin. La pintura de caballete se irá despojando de las funciones miméticas (resueltas con mayor eficiencia por la fotografía) para independizar el género como una creación. Los puntos de vista, el encuadre, las proporciones y la perspectiva central, esto es, la representación formal clásica, pronto desaparecerían. Esta «batalla por el pan» fue una conmoción en todas las esquinas del arte, durante la primera mitad del siglo. Un conflicto que luego los pictorialistas asumieron. En cambio para David Alfaro Siqueiros, un pintor que escribió bastante sobre foto, la función de la fotografía era la de «modernizar sucesivamente a la pintura». 27 Lo que nos da pistas de un ejercicio común, más allá de la evidente bidimensionalidad y las estrategias de superficie visible. Pero la fotografía ha invertido los términos de la ecuación y