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Vivir Machu Picchu para desconectarse de lo cotidiano Liliana Arleo Aguinaga www.arleophoto.blogspot.com.es
Salir de vacaciones es desconectarse de lo cotidiano, del trabajo, del ajetreo de las ciudades, de la gente y del ruido. Es conectarse con uno mismo, “desconectarse para conectarse” podríamos decir, y Machu Picchu, en Perú, es un destino ideal para ello.
Llegar a Cuzco (la ciudad con aeropuerto más cercana a Machu Picchu), te transportará a la época incaica, en los hoteles te recibirán amablemente con un “mate” o “té de coca” que te ayudará a aclimatarte a la altura del lugar (3.399 metros). Recorrer sus estrechas calles, sus templos y sus ruinas, así como comprar algunos recuerdos únicos de este lugar te llevará al menos dos días. Para llegar a la ciudadela, hay que viajar hasta Machu Picchu o hasta Aguas Calientes, dos pueblitos pequeños en la base
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de la montaña sagrada. Te recomiendo que lo hagas en el “Vista Dome”, un tren turístico con techo de vidrio y amplias ventanillas. El viaje dura aproximadamente dos horas y tendrás que reservar el ticket con antelación. Lo ideal es alojarse una o dos noches en Aguas Calientes, para así poder subir al menos dos días a la montaña sagrada. Las entradas a la ciudadela se venden por internet, por lo que, una vez más, deberás hacerte con ellas anticipadamente, al menos dos o tres meses antes de tu visita (según la época del año).