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Las plantas de las zonas áridas muchas veces pasan desapercibidas, no siempre les prestamos la atención que se merecen o simplemente son despreciadas por su escaso interés para el ganado, el cultivo o los turistas convencionales. Pero la verdad es otra: estas plantas son auténticas heroínas, son la joya de la corona de un ambiente muchas veces incomprendido. Uno de los mejores ejemplos es el cardón de Jandía, una planta adaptada a las duras condiciones del macizo que le da nombre.

Se trata de una especie endémica, pues la distribución de las poblaciones conocidas hasta el momento se restringe a la zona de Jandía y no se ha encontrado en estado silvestre de forma natural en ningún otro lugar del planeta. Por ello, si quieres observarla o fotografiarla solo puedes hacerlo en este rincón del Archipiélago. Las plantas endémicas, al igual que los animales endémicos, son especies que han evolucionado durante miles de años diferenciándose de sus congéneres, un proceso motivado por el aislamiento que dan los territorios insulares. Normalmente en este proceso se desarrollan características adaptadas al ambiente del nuevo territorio, principalmente al clima, el suelo o la presencia de depredadores.

Es una especie muy fácil de identificar en el campo, pues posee un claro aspecto de cactus, a pesar de no pertenecer a ese grupo de plantas -

Así, muchas plantas llegadas a las Islas Canarias hace miles de años han transformado sus hojas en espinas, disminuido o agrandado el tamaño de sus semillas o frutos, cambiado el color de sus flores o la forma de sus hojas. Su rareza y las claras diferencias llamaron la atención de Óscar Burchard Kessels, quien lo describió para la ciencia en el año 1912. Burchard fue un químico y botánico alemán que llegó a Tenerife en el año 1904 para permanecer aquí hasta su muerte, 45 años después.

El cardón de Jandía es una especie muy fácil de identificar en el campo, pues posee un claro aspecto de cactus, a pesar de no pertenecer a ese grupo de plantas. Parece un pequeño candelabro de color verde glauco de brazos gruesos, con largas espinas en su contorno. En la cúspide de estos brazos, tras la temporada de las lluvias, que puede ir de noviembre a abril, aparecen unas pequeñas y discretas flores de colores rojo y verde amarillento, que tienen la misión de atraer al mayor número de insectos posible.

En la actualidad sus poblaciones se encuentran en buen estado de conservación, pero no carentes de amenazas, pues en la zona siguen existiendo cabras asilvestradas, que en épocas de escasez pueden devorar las partes más blandas. El cardón de Jandía es una planta altamente protegida por diferentes estamentos. Así, en el año 1991 el Gobierno de Canarias la declaró símbolo vegetal de la isla de Fuerteventura y la incluyó en el Decreto de símbolos de la naturaleza de las Islas Canarias. Un reconocimiento que la hace merecedora de todo nuestro respeto y la convierte en un orgullo para todos los canarios.

Esta planta suculenta, de la familia de las Euphorbias, está emparentada con el resto de los abundantes cardones, lechetreznas y tabaibas que habitan principalmente en las zonas costeras de las Islas y el norte de África. A pesar de ello, el cardón de Jandía es mucho más escaso, raro y localizado, pues tan solo vive en el sur de la isla de Fuerteventura, en el Parque Natural de Jandía, concretamente en los barrancos de la vertiente sur del macizo.

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