
2 minute read
Editorial

Siempre vemos la vida de motociclista de una manera romántica (al menos quienes pretendemos serlo), como un idilio lleno de paisajes y atardeceres, rodadas al horizonte y momentos de camaradería motociclista, donde la motocicleta forma parte de nuestro ADN, donde nosotros no ponemos la personalidad a la motocicleta, sino ella (quien hasta nombre tiene) es quien con su propia personalidad impregna nuestras vidas de color, pero, la verdad es que cada día es más difícil apreciar la vida biker de la manera romántica e idílica que se nos presentó esa primera vez que vimos una motocicleta o que condujimos una prestada y luego una propia. La vida nos ha cambiado de una manera drástica, donde las restricciones propias de nuestra nueva situación mundial, gracias a una pandemia, ha diezmado los momentos de esparcimiento con esa extensión mecánica de nuestra alma, donde la situación económica nos ha afectado tanto que no hemos podido cambiar de motocicleta, comprar accesorios y en algunos casos más drásticos comprar los necesarios repuestos para poder tener operativas nuestras máquinas. Hemos sido testigos en primera fila de cómo buscamos el momento más rebuscado, la excusa más inverosímil o hasta la razón más básica para salir a dar una vuelta en la motocicleta, así sea solo para ir a la farmacia para comprar algo necesario o no. También de como nuevos emprendimientos llenan nuestras ciudades, comunidades, vecindades y cualquier lugar donde se mire para crear lugares “bioseguros” para que podamos rodar y sentir nuevamente el idilio de montar nuestras motocicletas como caballeros que galopan hacia ese horizonte cargado de sueños, esperanzas y finales felices que tanto anhelamos. Hace poco el papá de un gran amigo me hizo esa comparación, me dijo; “has comentado que la motocicleta es la sucesora del caballo? Por lo tanto somos vaqueros de acero!”. Gracias por esa comparación, lamentablemente este señor tan sabio, tan inteligente y tan apasionado nos dejó en este plano, esperamos siga de alguna manera brindándonos su energía desde donde se encuentre. No dejemos de soñar, no dejemos de creer, pero sobretodo no dejemos de luchar, porque de nuestra lucha dependerá el futuro que nos labremos y ser felices o amargados. Gracias por formar parte importante de nuestra comunidad, gracias por ser un motociclista diferente, gracias por permitirnos ver que eres diferente con tus acciones, con tu trato hacia el conductor vecino, con tu tripulante, pero más aún, con el trato y respeto que le das a tu motocicleta. Todo eso lo hacemos gracias a que #SomosMotociclistas
Advertisement

