tu agua muda,
sin tregua con el reló,
en viñedos y olivares.
con esa monotonía que mide un tiempo vacío.
Te bendecirán conmigo los sembradores del trigo;
Pero ¿tu hora es la mía?
los que viven de coger
¿Tu tiempo, reloj, el mío?
la aceituna; los que esperan la fortuna
(Tic-tic, tic-tic...) Era un día
de comer;
(Tic-tic, tic-tic) que pasó,
los que hogaño,
y lo que yo más quería
como antaño,
la muerte se lo llevó.
tienen toda su moneda en la rueda,
Lejos suena un clamoreo
traidora rueda del año.
de campanas...
¡Llueve, llueve; tu neblina
Arrecia el repiqueteo
que se torne en aguanieve,
de la lluvia en las ventanas.
y otra vez en agua fina!
Fantástico labrador, vuelvo a mis campos. ¡Señor,
¡Llueve, Señor, llueve, llueve!
cuánto te bendecirán los sembradores del pan!
En mi estancia, iluminada por esta luz invernal
Señor, ¿no es tu lluvia ley,
la tarde gris tamizada
en los campos que ara el buey,
por la lluvia y el cristal,
y en los palacios del rey?
sueño y medito. ¡Oh, agua buena, deja vida Clarea
en tu huida!
el reloj arrinconado, y su tic-tic, olvidado
¡Oh, tú, que vas gota a gota,
por repetido, golpea.
fuente a fuente y río a río,
Tic-tic, tic-tic... Ya te he oído.
como este tiempo de hastío
Tic-tic, tic-tic... Siempre igual,
corriendo a la mar remota,
monótono y aburrido.
en cuanto quiere nacer, cuanto espera
Tic-tic, tic-tic, el latido
florecer
de un corazón de metal.
al sol de la primavera, sé piadosa,
En estos pueblos, ¿se escucha
que mañana
el latir del tiempo? No.
serás espiga temprana,
En estos pueblos se lucha
prado verde, carne rosa,
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