Nuestra vida como gaia joanna macy

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sentimos ese trauma. Cuando flaquea y enferma sentimos su dolor, ya sea que le pongamos atención o no. El dolor es el precio de la conciencia en un mundo amenazado y en sufrimiento. No es solo natural, es un componente absolutamente necesario en nuestra curación colectiva. Como en todos los organismos, el dolor tiene un propósito: es una señal preventiva que provoca una acción de recuperación. El problema por lo tanto no se encuentra en nuestro dolor por el mundo, sino en su represión. Nuestros esfuerzos para evadirlo o calmarlo hacen que nos rindamos ante la futilidad. En términos sistémicos, hay una reducción del bucle de retroalimentación y un bloqueo de la respuesta efectiva.

FUENTES PSICOLÓGICAS DE REPRESIÓN Ninguna autoridad externa nos ha callado por completo. No hay fuerza física que nos impida dedicar nuestro coraje y creatividad a la protección de la vida en la Tierra. Entonces, ¿Qué es lo que ahoga nuestras respuestas como individuos y sociedades? Primero veamos algunas razones psicológicas de por qué reprimimos nuestro dolor por el mundo y después aquellas que derivan de fuerzas sociales y económicas.

Temor al Dolor Nuestra cultura nos condiciona a ver el dolor como algo disfuncional. Existen pastillas para el dolor de cabeza y de espalda, la neuralgia y los cólicos premenstruales, pero no hay pastillas, cápsulas o tabletas contra el dolor por el mundo. Ni siquiera una bebida fuerte realmente ayuda. Permitirnos contemplar la angustia por el mundo no es sólo doloroso sino aterrador, ya que parece amenazar nuestra capacidad de lidiar con la vida diaria. Nos asusta saber que si nos dejamos experimentar completamente esos

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