Apuesta # 4 (2009) Revista Alternativa de Política y Cultura

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Editor Ramón Rosario Luna Coordinadores Vanesa Contreras Capó Raúl Guadalupe Correctores de estilo Vanesa Contreras Capó Marién Delgado Martí Melissa Figueroa Fernández José A. Laguarta Ramírez Tania A. Ramos González Administración y finanzas Miguel Gómez Acosta Taniaa A. Ramos González Junta editora Rafael Bernabe Riefkohl Antonio Carmona Báez Jorge L. Colón Rivera Vanesa Contreras Capó Miguel Gómez Acosta Raúl Guadalupe de Jesús José A. Laguarta Ramírez Tania A. Ramos González Yolanda Rivera Castillo Ramón Rosario Luna

Junta asesora Idsa Alegría Ortega Edith Faría Cancel Susan George Wilfredo Matos Cintrón Héctor Meléndez Lugo Francisco Moscoso Josué Walter Salazar Luis Rivera Pagán Carlos Rojas Osorio Sheila Slaugther Artista gráfico, diagramador y gráficas Raúl Ramos González Ilustraciones de esta edición Nora Rodríguez Javier Maldonado O Farrill Edgardo Tomás Larregui Rodríguez Raúl Ramos González

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Artista isual: Edgardo Tom s Larregui Rodr gue

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editorial

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Nota Introductoria

Desde su origen en el 2005, el colectivo de Apuesta se propuso desarrollar una revista que combinara alta intelectualidad, óptima estética y crítica radical. Luego de cinco años y cuatro números publicados, la Junta Editora ha decidido pausar por tiempo indefinido. Nos sentimos satisfechos con nuestra producción y entusiasmados por haberla creado a pesar de unas condiciones de existencia tan precarias que hicieron de este esfuerzo en uno extraordinariamente oneroso. Las revistas académicas de este país usualmente han sido producidas desde la comodidad económica y seguridad laboral que significa tener plaza docente; confortables condiciones desde las cuales no parece apremiante asumir posturas críticas con respecto al orden. Contrario a esto, Apuesta ha sido producida por estudiantes graduados y profesores con y sin plaza que, además de sobrecargarse por encima de sus ya significativas cargas académicas, han tenido la valentía de publicar una revista que critica abiertamente la dominación, incluso aquella que les impone la administración (anti)universitaria. En el caso de los profesores sin plaza, el arrojo ha sido mayor, por el riesgo que conlleva sus condiciones de empleo.

Pero la profundidad teórica y el brío de la Junta Editora son pequeños factores comparados con la generosísima aportación de otras personas clave para la existencia de este proyecto. Raúl Ramos, diseñador gráfico de Apuesta, que desde un desprendimiento desmedido es el responsable de que nuestra intelectualidad radical se vista de belleza. Arnaldo González depositó gran confianza en nuestro trabajo al ser el principal responsable de la financiación de este proyecto. La aguda mirada de las correctoras facilitó que la calidad alcanzara el detalle. Los apostadores nos brindaron su alta intelectualidad con sus artículos, reseñas, fotomontajes, grabados, dibujos, poemas y composiciones. Nuestros lectores nos retaron con sus interpretaciones, apoyos y críticas. Los miembros de nuestra Junta Asesora no dudaron en apostar su nombre y prestigio a nosotros; similarmente lo hicieron quienes presentaron nuestros números y quienes se anunciaron en nuestras ediciones. Por haber posibilitado a Apuesta, les damos nuestro más profundo agradecimiento por su solidaridad y les decimos ¡hasta pronto!

A Walter Quinteros, por enseñarnos que el capital, desgraciadamente, es la pauta que conecta...

La “cultura popular urbana” ciertamente es un tema extremadamente complejo y polisémico (¿qué es “la cultura”? ¿“lo popular”? ¿“lo urbano”?), del cual surgen diversas posturas posibles que dificultan el consenso, incluso desde las tradiciones teóricas radicales. La junta editora de Apuesta no es la excepción, y ello se ha manifestado en el proceso de redacción de este editorial. En lo que sí estamos de acuerdo es en que el problema de fondo, la pauta que conecta, como dijo Gregory Bateson, es cómo las formas sociales de la conciencia, están condicionadas por la organización social. La sociedad capitalista es una sociedad

de clases, que constituye el marco de relaciones sociales desde el cual se construyen las expresiones culturales contemporáneas.

El sistema de clases sociales, a su vez, coexiste y se interrelaciona con relaciones de dominación – como la raza/etnia y el género/sexualidad – que son condicionadas por, y a su vez condicionan a, las relaciones de clase (sin ser las unas reducibles a las otras). En su artículo “El perreo en la era de la reproducción digital: Poder, género y tecnología en la modernidad tardía”, Nahomi Galindo Malavé y José Laguarta Ramírez exploran como se dan estas inter-relaciones en el contexto del capitalismo neoliberal globalizado y las tecnologías contemporáneas de reproducción de información, mediante el fenómeno del reguetón como sistema cultural “total” (más allá de la música). Basándose en

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editorial

las teorías de Judith Butler, Donna Haraway y Chela Sandoval, la autora y autor se insertan en los debates recientes sobre feminismo y cultura popular, en Puerto Rico y más allá, retando muchas de las presuposiciones centrales de estos debates. De forma similar, Ricardo Alfonso García, en su artículo “El estado masculino y heterosexual: Perspectivas feministas y orientación sexual”, haciendo un amplio recorrido a través de las teorías feministas y queer contemporáneas, deconstruye el estado patriarcal, figura que sin duda ha sido clave en la construcción de los contradictorios discursos y espacios “urbanos” contemporáneos.

La división de la sociedad en clases, premisa central del capitalismo, con su inmanente división social del conocimiento entre trabajo intelectual y manual, entre pensar y sentir, ha tendido tradicionalmente a escindir el saber estético en dos reduccionismos: elitismo y populismo, también a exaltar el primero y a condenar el segundo. En su artículo “Hip-hop y reguetón: acomodo y resistencia”, Miguel Gómez Acosta invierte la mirada del discurso elitista y somete algunas de las tradiciones estéticas occidentales a una deconstrucción crítica desde una perspectiva subalterna enmarcada en conceptos provenientes del hip-hop y el reguetón. A pesar de sus profundas y contradictorias limitaciones, concluye el autor, el reguetón como “expresión cultural de la clase trabajadora puertorriqueña,” es también “una herramienta de resistencia cultural y política cuyas formas contestatarias apenas se han elaborado.” En este número de Apuesta, incluímos entrevistas con artistas urbanos contemporáneos que claramente usan la herramienta para estos fines. Los entrevistasdos, los puertorriqueños Omar Obdulio, Luis Díaz, MC Natra y Lady M, así como el conjunto cubano Las Krudas Cubensi analizan, en sus propias palabras, el contexto económico-político-cultural en el cual trabajan y producen.

Partiendo de una concepción materialista emergentista del conocimiento y de una epistemología de complejidad, el artículo “Música, cultura, reproducción y crítica” de Ramón Rosario, plantea que en las sociedades de clases existe una división social del trabajo y del conocimiento. También que a partir de esta epistémica se construye una división social de la estética musical en la que los sectores dominantes desarrollan los aspectos armónico-formales y subdesarrollan las dimensiones afectivas y rítmicas; inversamente sucede con los sectores subalternos.

Luego de criticar simultáneamente a las estéticas populistas y elitistas, Rosario propone a una superación post-dualista de la estética musical como metáfora preconizadora de un orden social basado en el control colectivo-democrático de los medios de producción. El artículo incluye un análisis de los procesos neoliberales de desposesión de las últimas tres décadas, y sus efectos destructivos sobre las condiciones de producción de la cultura popular urbana.

Si el capitalismo es, como afirmara Joseph Schumpeter, un proceso de “destrucción creativa” (1992, 81-86), ¿qué cosa “crea” el capitalismo salvaje neoliberal en los vacíos que va dejando atrás? En su artículo “Próxima parada: Ciudad pospública”, Martín Cobián y Antonio Carmona Báez exploran el trasfondo socio-económico y cultural de la construcción del Tren Urbano, como parte de una serie de proyectos de “re-desarrollo” de la ciudad (Isla-Ciudad, Ciudad Mayor) que conceptualizan, siguiendo a renombrados geógrafos y sociólogos urbanos como Saskia Sassen, David Harvey y Neil Smith, como “ciudad pospública”. Dicho fenómeno urbanístico transnacional, que va de la

mano con un re-aburguesamiento (“gentrification”) de los centros urbanos, configura espacios urbanos idóneos para la inversión neoliberal, y la habitación y esparcimiento de las clases ejecutiva, profesional y media-asalariada, de los cuales han sido borradas aquellos sectores considerados “peligrosos” o “estorbos” por la estética neoliberal. En el Puerto Rico de hoy, vemos esta lógica desplegarse brutalmente, casi a diario, en contextos tan diversos como la comunidad de Villas del Sol (un centro comercial), la Avenida Universidad y el casco de Río Piedras (“Río 2012”), Ceiba (“Riviera del Caribe”), el Residencial Luis Lloréns Torres (un parque “Six Flags”) y las siete comunidades aledañas al Caño Martín Peña (imagíneselo usted).

Estos espacios locales son también espacios de un capitalismo mundial en crisis (que pese al “optimismo” de los medios de comunicación burgueses, está muy lejos de resolverse – aunque el capitalismo, crisis perenne, provee su propia resolución, al desposeer aún más a los desposeídos), que se cierne con aún más violencia en el desierto de alternativas que es Puerto Rico.

En nuestro Dossier de Economía, Félix Córdova Iturregui y Heriberto Martínez exploran los orígenes de la crisis mundial, y las particularidades de su manifestación en nuestro archipiélago, que no sólo es más profunda que en otros lugares, también antedata la hecatombe de los mercados financieros del 2008, puesto que arrastra consigo la crisis del estado colonial-dependiente.

Se trata de una crisis “total”, que abarca no sólo los aspectos socio-económicos (y ciertamente, la producción cultural), sino también la supervivencia física misma de la especie, a causa de la doble crisis climática-alimenticia. El reconocido artista gráfico urbano Edgardo Larregui Laguerre, en su serie “La dicotomía de la belleza: Un homenaje a las merenbutis”, explora este último tema, imbricándolo con el tema del género, la objetificación y los estándares estéticos predominantes, en un incisivo comentario sobre la cultura contemporánea. En éste número de Apuesta, publicamos dos ejemplares de la serie, acompañados de un texto del artista.

Este conjunto deja ante nosotros un paisaje desvastador, pero a la vez rico (“preñado”, diría Marx) en posibilidades, como ilustra la obra plástica de Javier Maldonado O’Farril, de las cuales también publicamos muestras en este número. Se trata de un potencial que no depende para realizarse, como proyecta la propaganda barata de las corporaciones que dominan nuestra islacolonia, meramente de la “actitud” o de los “valores” de “nuestra gente” (“¡Vamo’ Puerto Rico!” – Proctor & Gamble; “Eres RICO en voluntad” – First Bank), sino de un doloroso proceso de lucha y auto-transformación, de rompimiento radical con todo lo existente.

A su vez, O’Farril hace explícita esta paradoja, juxtaponiendo sobre un paisaje urbano “posindustrial” estadounidense, en los espacios (“billboards”, afiches) normalmente destinados a la propaganda consumista corporativa, íconos revolucionarios que simultáneamente son parte de la continuidad banal de su entorno y rompen con ésta, imponiendo una perturbadora “diferencia mínima” (a lo Malevich) que invita al pensamiento y a la acción radicalmente transformadora. En última instancia, sólo esa transformación, la construcción de una sociedad sin clases, de una organización social no dividida contra sí misma, puede ser terreno fértil para el florecimiento de una cultura humana no enajenada.

Desde su diversidad de opiniones y perspectivas, a ello apuestan los colaboradores y colaboradoras de Apuesta 4.

Apostamos con ellas y ellos.

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Dedicatoria

Conocerte ha sido descifrar un sinnúmero de hermosas posibilidades, ha sido el espacio donde estar a salvo en la universidad; aquilatar lo que somos, caminando avenidas peligrosas, con el riesgo impetuoso de la soledad. La trinchera intelectual, morada en ocasiones de la inexpugnable vacuidad, suele ser tan terrible... pero ahí estabas tú, soñando con nosotros, proponiéndonos otro mundo. Augurando los nuevos caminos con los sabores, con los saberes de quienes ya habían andado; releyendo, hurgando en la consciencia de las posturas políticas, en el devenir de los Otros, en la exploración del amor. Me llevo la alegría de haberte conocido, de haber tenido la suerte de estar contigo, conectados desde la poesía y la solidaridad. “Hay que esperar lo inesperado”, nos decías, para construir lo no construible, y te cito: “Ése es el único camino fructífero; el no tener seguridad absolutamente de nada de lo que va a suceder; salvo el extraordinario amor para poder explorar aquello que no sabemos qué es, pero que quisiéramos que fuera: la utopía.” En ese espiral que somos, en ese lugar donde atesoramos los imposibles, allí te espero.

-Tania Anaid Ramos

Apuesta dedica este número a uno de nuestros más importantes maestros, Josué Walter Quinteros Salazar.

Recordemos a Walter haciendo lo que siempre proponía hacer con sus profundas preguntas y amplios análisis: reflexionar sobre nuestra existencia, nuestras relaciones, nuestro orden social y nuestro deseo. Walter fue mi mentor intelectual; durante varios años fui su asistente de cátedra, supervisó mis tesis de maestría y de doctorado, ambas sobre epistemología de la creatividad musical. Pero nuestra relación desarrolló raíces mucho más profundas: fue mi amigo y padrino de Ramón Rosario Luna bodas de Tania Ramos González (también miembro de la Junta Editora de Apuesta) y este servidor.

Con Walter aprendimos a profundizar el amor al conocimiento, a aventurarme en el pensamiento amplio, a asumir la complejidad del saber, a reconocer la determinación histórica-cultural-pasional de las ideas, a intentar evitar caer en pragmatismos facilistas y en trivializaciones mediocrizantes y a reconocer lo político de todo acto, incluso, o principalmente, del pensamiento.

Para su espíritu transdisciplinario no existían las fronteras construidas por las disciplinas; para él lo que había eran fenómenos que podíamos asumir como problemas teóricos (como reto a nuestras capacidades intelectuales) y una diversidad de tradiciones intelectuales de las cuales podíamos nutrirnos para fortalecer nuestra comprensión de esos asuntos. Para este maestro casi no había escisión entre el trabajo intelectual y el placer, pues pocos disfrutaban más que él el oficio de educar, pues Walter, abundante en generosidad, no sólo amaba el

7 conocimiento, también amaba compartirlo. Para este intelecto tampoco había separación entre el pensamiento y la existencia: siempre estaba dispuesto a pensar todo proceso y a reconocer cómo la existencia estaba presente en todo pensamiento: como decía nuestro amigo Javier Cardona Delgado, Walter era permanentemente intelectual. ¿Podemos atrevernos a decir que Walter no sólo amaba el conocimiento, que era filósofo, sino que conocía desde el amor, que era sofiófilo? ¿Qué es ser sofiófilo? ¿Qué es conocer desde el amor, sobre todo en un orden social que sistematiza a tánatos, a la pulsión de muerte?

En estos tiempos en que se hacen más evidentes los problemas económicos, medioambientales, sociales y políticos de la civilización burguesa, es fundamental que recordemos que para Walter el autor más importante era Karl Marx. En su oficina de la UPR, Walter tenía un gran afiche de este pensador pegado en la pared de modo que, cuando estaba en su escritorio, la imagen del maestro alemán le quedaba justo de frente, a un metro de distancia. Con Walter aprendimos a leer a Marx de un modo distinto al que lo hacen muchos marxistas: multidimensionalmente; como filósofo, crítico de la economíapolítica, historiador, psicólogo social y, sobre todo, como epistemólogo.

Ante el derrumbe de los socialismos burocráticos, Walter supo evitar botar al bebé con el agua; su profundidad intelectual le permitía asumir a Marx sin implicar ni el más mínimo compromiso con la tergiversación que los burócratas promotores de autoritarismos estatalistas hacen pasar por socialismo; Walter asumía a Marx como maestro del pensar, acto que para ser promotor de bondad se tiene que fundar en la crítica a la opresión. Quizás ésta es la contestación a la pregunta ¿qué es ser sofiófilo?: conocer desde el amor, desde la solidaridad.

Inevitablemente, el marxismo altamente culto de Walter molestaba a los poderosos (burócratas universitarios y aspirantes a serlo); también a los cerebros más ramplones y conservadores.

Pero esa síntesis de saber erudito y crítica radical cautivaba a los amantes del conocimiento, a los que sospechan que hay algo fundamentalmente perverso en la sociedad contemporánea y a quienes apuestan a la posibilidad de otro mundo.

Recordar algunas de sus obras principales reafirma el perfil aquí presentado. Su tesis doctoral desarrollaba la idea del comunismo como sistema epistemológico crucial para la superación del empirismo inherente a la ciencia contemporánea.

Su tesis de maestría fue sobre migración y aculturación en la población obrera en el área de Molina (Perú). Una de sus últimas ponencias se tituló “La investigación en las Ciencias Sociales en la era de la subsunción real del trabajo en el capital”. Uno de sus últimos artículos analizaba la matanza perpetrada por Seung-Hui Cho en la universidad de Virginia Tech el 16 de abril de 2007. En este texto Walter analizaba cómo, con la mercantilización de la existencia inherente al capital, las relaciones humanas aparecen convertidas en cosas. La hipótesis de Walter era que el asesino vio a sus víctimas como cosas: la mirada del victimario era una síntesis del modo de producción capitalista.

Aunque los estudios graduados de Walter fueron en antropología, su espíritu transdisciplinario le llevó a realizar estudios post-doctorales en varias disciplinas. En sus clases y en sus investigaciones desplegaba un nivel de amplitud intelectual exclusiva de los mejores eruditos: historia, filosofía, economía, política, sociología, antropología, psicología, biología, física, química, matemáticas, literatura, música, artes gráficas, teatro, poesía, cibernética, teoría general de sistemas, teoría del caos, semiología, lingüística… todo podía estar en su cabeza, compleja, armoniosa, lúdica y fluidamente combinado para ser generosamente compartido con quienes le escuchaban o leían.

Esta amplitud intelectual le permitió diseñar y ofrecer, con la brillante y minuciosa ayuda de Javier Cardona Delgado, los cursos de metodología de la investigación psicológica y de fundamentos filosóficos de la psicología en el Departamento de Psicología de la UPR. También allí enseñó los cursos de psicología social del trabajo en la sociedad capitalista contemporánea y de psicología social del cine y fue factor clave en el diseño del programa doctoral de psicología de ese departamento. En estos momentos tenemos que preguntarnos ¿dónde quedará ese legado académico que dejó Walter al Departamento de Psicología de la UPR-Río Piedras? ¿Será presa ese departamento del contemporáneo anti-intelectualismo, o cuidará ese diseño epistemológicometodológico? ¿Será tan chata la institución que no percibirá el valor de la extraordinariamente fina aportación de Walter, o el liderato institucional se crecerá y cultivará el vasto y fértil territorio engendrado por nuestro maestro?

En continuidad con su espíritu, Walter también fue crucial miembro de la junta asesora de la revista Apuesta; pues esta es en gran parte un proyecto inspirado en la transdisciplinaria y crítica perspectiva con la cual nos seducía. Recuerdo su entusiasta apoyo cuando le expliqué el proyecto de Apuesta y le invité a ser parte de la junta asesora de la revista. Fue Walter quien hizo la primera presentación del primer número de esta revista, en febrero de 2006. Con su partida, Apuesta pierde un valiosísimo aliado, pues siempre celebró el espacio de pensamiento, de estética y de crítica que significaba Apuesta, a la vez que criticaba a profesores que, otrora puntales de la disidencia, habían reculado a un amargado cinismo o a alzarle la cola al amo, sea desde puestos burocráticos de la anti-intelectual y neoliberal universidad o mediante el ataque a los que hoy hacen lo que ellos antes hacían: criticar al capital.

Ante su desaparición física queda su legado intelectual crítico, el que debemos preservar, difundir y, esperemos, desarrollar y refinar, pues es una continuación de una línea de grandes maestros como Karl Marx, Mijaíl Bakunin, Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Gregory Bateson, Gaston Bachelard, Gustavo Bueno y Edgar Morin. Mantengamos viva su erudición radical amando el conocimiento y conociendo desde el amor.

Apostemos con él a la posibilidad de un mundo cualitativamente más justo, lo que empieza por desarrollar ampliamente el conocimiento necesario para esta tarea. No podemos menos que intentarlo, lo que es ser como él sofiófilo.

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cultura popular urbana contemporanea

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Ínfimos son aquestos que sin ningún orden, regla ni cuento facen estos romances y cantares de que las gentes de baxa a servil condición se alegran. (Iñigo López de Mendoza, el Marqués de Santilla, siglo XV, citado en Canino Salgado, 2009).

La cultura popular...es una tarima de consentimiento y resistencia. Es donde surge, parcialmente, la hegemonía y donde se consolida. No es una esfera donde el socialismo, una cultura socialista ya plenamente configurada, se “expresa” simplemente. Pero es uno de los lugares donde el socialismo puede ser constituido.

Por eso la “cultura popular” es importante (Hall, 2000, 453).

: n o t e u g re Introducción El debate público sobre el reguetón frecuentemente oscila entre dos extremos evaluativos. Por un lado, existen defensas enérgicas desde diferentes perspectivas. Algunos activistas, artistas y teóricos lo ven como una resistencia cultural “auténtica” de la clase trabajadora urbana puertorriqueña. Los reguetoneros y reguetoneras son vistos como potencialmente formando parte de la vanguardia de los nuevos movimientos sociales, como los nuevos sujetos privilegiados de la historia.

Otros defensores, tal vez más dogmáticos, maravillados por los artistas de los residenciales públicos hechos millonarios, ven en el reguetón otra confirmación que el Miguel A. Gómez Acosta espíritu empresarial y la racionalidad económica son características ontológicas de los seres humanos.

Aquí, por implicación, el capitalismo es natural y la ética protestante del trabajo sigue vigente. Por otro lado, el reguetón ha sido demonizado por la Iglesia oficialista, el feminismo burgués liberal y el nacionalismo y marxismo ortodoxos, como una práctica cultural hiperpatriarcal, pornográfica, violenta, “cafre” y foránea.1 Aquí el reguetón es interpretado como un indicio de una mentalidad colonizada que carece de creatividad intelectual propia y por lo tanto adapta cualquier práctica cultural impuesta por Estados Unidos. El reguetón también es visto como evidencia de una conciencia de clase enajenada, “lumpen” y como una sumisión de la juventud femenina a la ideología patriarcal y a la industria de la “pornografía suave.”

En este breve ensayo intento plantear que la complejidad del reguetón resiste la imposición de una lógica binaria maniquea,

como se expresa arriba, que nos obligaría a encasillarlo plenamente dentro de lo “reaccionario” versus lo “emancipador” o lo “auténtico Boricua” versus lo “foráneo colonizador.”2 Teóricos como Antonio Gramsci y Stuart Hall conceptualizan la conciencia de las clases subalternas como contradictoria por ser siempre interpolada por las ideologías hegemónicas a la vez que produce ideologías subalternas de resistencia.

El hombre-activo-de-las-masas tiene una actividad práctica, pero no tiene una conciencia teórica clara de su actividad práctica....

Su conciencia teórica, de hecho, puede estar históricamente en oposición a su actividad. Uno casi podría decir que tiene dos conciencias teóricas [o una conciencia contradictoria]: una que está implícita en su actividad y que en realidad lo une a todos sus trabajadores hermanos... y otra, superficialmente explícito o verbal, que ha heredado del pasado y ha absorbido sin ser crítico (Gramsci citado en Adamson, 1983, 152).

Esta conciencia contradictoria se refleja también en las prácticas sociales de las clases subalternas que se acomodan y resisten, con su “actividad práctica”, a su condición de subordinación. A mi juicio, esta forma de pensar la conciencia y las prácticas sociales de las clases subalternas define mejor el fenómeno cultural y político conocido como Hip-Hop y reguetón en Puerto Rico. Segundo, arguyo que los significados y prácticas de la cultura expresiva de las clases medias y dominantes pueden ser igual de reaccionarios que las del reguetón, pero solemos ser menos sensibles a las dimensiones reaccionarias de la cultura de estas clases. Tendemos a aceptar su cultura expresiva como normativa. Planteo, además, que uno de los aspectos más importantes de la resistencia política simbólica del reguetón no sólo es su reafirmación de una identidad obrera,

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cultura popular urbana...

sino una identidad racial negra, mulata y mestiza. Concluyo, que es menester una mejor apreciación de las dimensiones contestatarias del reguetón que agudizar nuestras críticas de él, evitando tanto los análisis esencialistas como los que pretenden asumir una posición neutral. Planteo que esto se puede lograr colocando al reguetón dentro de un contexto histórico, político, económico y sociocultural más amplio.

Confieso que el reguetón me atrae y me repugna simultáneamente. Un fenómeno que he experimentado también con otros géneros de música popular puertorriqueña, latinoamericana y afroamericana como la salsa, el merengue, la música jíbara, los boleros, las rancheras, las cumbias, el “poprock” en español, el “soul” y los “blues.” Las razones de esta tensa relación de sentimientos encontrados están relacionadas con como la cultura popular3 tiende a entrañar contradicciones que reflejan procesos históricos y estructurales antagónicos más generales. El reguetón entraña, entonces, ideologías4 que simultáneamente se “acomodan” y “resisten” al capital, al patriarcado y al racismo. En todo caso, el reguetón es reaccionario y emancipador a la vez, pero de una forma compleja. Por un lado, tenemos el neofascismo simplista y popular de Daddy Yankee, por otro, tenemos el rechazo concienzudo del “bling-bling” [del “consumo conspicuo”] de Tego Calderón. No obstante, mi planteamiento no es que los artistas y las canciones del reguetón son nítidamente identificables dentro de un continuo que va desde la derecha reaccionaria hacia la izquierda emancipadora.

El carácter intrínsecamente contradictorio del reguetón es profundo y sutil a la vez, se encuentra dentro de un mismo artista, dentro de la letra o imágenes visuales de una misma canción y dentro de una misma oración o palabra singular, como muy bien demuestra, entre otras cosas, el excelente análisis de José A. Laguarta Ramírez y Nahomi Galindo Malavé en este número.

Detenernos a explorar las formas de resistencia del reguetón no debería distraernos de sus formas políticamente problemáticas de acomodo, sino, al contrario, debería aportar a una mejor comprensión de la relación inmiscuida de ambas en el reguetón y en las clases subalternas en general. Debería ayudarnos a responder a una interrogante que no es tan sencilla como aparenta ser: ¿si el reguetón es tan problemático, por qué su inmensa popularidad tanto en Puerto Rico como a nivel internacional?

Respuestas quijotescas a esta pregunta que plantean que se debe a las fuerzas totalizantes de interpolación ideológica del capital y el patriarcado son, a mi juicio, insatisfactorias.

Aspectos contradictorios de la cultura expresiva de la clase trabajadora No debería haber ninguna duda de que la letra, el baile y las imágenes visuales del reguetón son fuertemente interpolados por la ideología patriarcal y, por lo tanto, contribuyen a la reproducción de este sistema de opresión. Pero es importante recalcar que la cosificación sexual de la mujer y la imposición del estereotipo de la mujer “malvada” son técnicas de mercadeo de abolengo y no son exclusivas del reguetón. Observemos la ideología patriarcal de la cultura popular. Tomemos como ejemplos a dos géneros musicales distintos de la cultura expresiva

popular puertorriqueña. Una canción de plena de Cortijo y su Combo que dice, Si te come la soga Amárrala con cadenas; Si también se la come Suéltala que no es buena.

En esta estrofa, que compara a la mujer con un animal salvaje, se racionaliza la violencia y desconfianza hacia ella, cómo no se puede confiar en la conducta de los animales salvajes y se acepta el uso de la violencia en contra de ellos. Pero estos artistas también le cantan a un Jesucristo negro, “El Nazareno”, y a “las caras lindas de mi gente negra.” Según el análisis que planteo, aquí no hay ninguna ironía. Rafael Cortijo e Ismael Rivera compusieron canciones que no sólo elogiaban a la mujer puertorriqueña, más allá de sus atributos físicos de belleza, sino reafirmaban orgullosamente una identidad negra y la belleza negra. De esta manera su música, que contribuye al patriarcado de la sociedad puertorriqueña, simultáneamente denuncia indirectamente- al racismo de la sociedad puertorriqueña.

Lo innegablemente hegemónico está inmiscuido en lo innegablemente contestatario.

Observemos un segundo ejemplo de esto en una canción muy criticada de Felipe Goyco, “Don Felo”, que dice, “qué inmenso ser el dueño de la finca y la mujer.” Aquí la ideología patriarcal es evidente en que la felicidad del jíbaro estriba en tratar a la mujer jíbara como un pedazo de propiedad. Pero la felicidad del jíbaro también estriba críticamente en ser “dueño” de la tierra, de medios productivos. Se entiende, además, que querer ser dueño de la tierra no es por su valor intrínseco o por querer especular con ella, sino por el valor y autonomía que el trabajo humano pueda generar de ella. Ser dueño de la tierra, aunque no sea mucha, te libera de la dependencia y la imposición del trabajo asalariado. Algo fuertemente resistido, históricamente, por el campesinado puertorriqueño.

Algunos podrían argumentar que estoy confundiendo las añoranzas de la ex-clase dominante de hacendados por volver a adueñarse de la tierra con una ideología anticapitalista que rechaza la proletarización. Ciertamente, existe todo un género de literatura puertorriqueña que manifiesta las sensibilidades de clase de hacendados desplazados por las corporaciones de azúcar y la elite política-militar norteamericanas. Además, como es notable en el Partido Nacionalista, la lucha anticolonial a veces menosprecia la complejidad de las diferencias de clase de la sociedad puertorriqueña y como éstas afectan intrínsecamente a la lucha anticolonial. Sin embargo, creo que este argumento tiene la deficiencia que colapsa todo reclamo por la tierra dentro del reclamo del hacendado por tierra y de esta manera ignora la especificidad histórica de los reclamos por tierra del campesinado. Diría, por ejemplo, que el grueso de los cantantes de música jíbara idealiza una vida campesina de subsistencia que vivieron o que vivieron sus padres o abuelos alguna vez.

Además, colapsar todo reclamo por la tierra al reclamo del hacendado implica asumir una definición muy simple de la

cultura popular urbana... explotación económica bajo un modo de producción agrícola de hacienda. Tener medios productivos no te convierte ipso facto en clase dominante. La posesión de medios productivos tiene que coincidir con otras condiciones tales como poder obligar a otros [que no sean familiares] a trabajar por ti, y la re-inversión sistemática de las ganancias con el propósito de expandir tu poderío económico. Un campesino, que por definición participa en una producción agrícola de subsistencia, obviamente no cumple con estas condiciones, su relación con la tierra es significativamente distinta a la del hacendado, una distinción que el Partido Nacionalista eventualmente captó muy bien.

Volviendo a la letra de Don Felo, querer ser dueño de la tierra implica una postura política contestataria, sobre todo si la colocamos en el contexto histórico en que fue escrita (1948): en pleno proceso del abandono de una reforma agraria sustantiva y un modelo de industrialización de autosuficiencia y la adaptación de un modelo industrial dependiente y de exportación que percibía la producción agraria como un estorbo al “progreso.”

Por lo tanto, reclamos por la tierra de jíbaros y jíbaras puertorriqueños significan mucho más que la normalización de las relaciones desiguales de género o un rechazo al trabajo asalariado, pueden ser leídos, en parte, como un rechazo a la industrialización, la racionalidad burocrática, el Imperialismo cultural y la modernidad.

La “lumpen” burguesía Lo que más me impresionó es esto: nada podría ser obscena en la tarima de nuestro teatro primerísimo, y las bailarinas de la opera, aun como bailarinas desnudas,...hadas y “Bacchae”, retienen una pureza inviolable.

(Merlin citado en Bourdieu 2000: 436n7)

A pesar del control que tienen las clases dominantes sobre las instituciones coloniales económicas, políticas y sociales del país, una de sus estrategias hegemónicas es achacarle las causas de los problemas sociales severos del país a la clase trabajadora o a sectores específicos dentro de la clase trabajadora --“nuyoricans”, “malas” madres, inmigrantes

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dominicanos o los residentes de los “caseríos”--. La ideología política hegemónica, a través, por ejemplo, de los medios de comunicación y discursos fundamentalistas religiosos, ayuda a manufacturar un “sentido común” (en el sentido Gramsciano que es contrario al “buen sentido”)5 en el país que toma como axioma que la clase trabajadora juega un rol protagónico en el crimen, la violencia, el trabajo sexual, “la droga”, y las causas del déficit presupuestario del gobierno y la crisis económica.

De esta manera, la clase dominante no sólo encubre su rol fundamental en la creación de estos problemas sociales, sino que construye, ideológicamente, un “otro transgresor” que sirve de punto de origen o condensación del patriarcado, el crimen, etc.

Cuando las crisis se agudizan, ya hay un “villano” culpable prefabricado. Esto es, a mi juicio, lo que ha pasado parcialmente con el Hip-Hop y el reguetón. La construcción ideológica del reguetonero o reguetonera como sujeto transgresor por naturaleza corresponde a cambios estructurales neoliberales, como la privatización, los cuales favorecen, por ejemplo, al capital financiero y extranjero, pero que perjudican a la clase trabajadora y la clase media.6 De esta manera, la clase dominante colonial y la colonizadora intentan “manejar” las crisis. Según el sentido común que refleja la ideología dominante, si Puerto Rico padece de altos niveles de desempleo, no es debido a la incompetencia de las clases dominantes y el estado o el fracaso del proyecto colonial, sino es debido a las llamadas deficiencias culturales de la clase trabajadora, cristalizadas en la imagen estereotipada del reguetonero “lumpen.” Sin embargo, la naturaleza parasitaria de las clases dominantes, la destrucción social y ambiental en que sus ganancias están predicadas y la propagación del poder represivo son mucho más cónsonas con el prefijo “lumpen.” Para que quede claro, la cultura popular puertorriqueña expresada en el reguetón sí tiene dimensiones ideológicas patriarcales, materialistas (en el sentido del consumo conspicuo) y violentas, pero estas ideologías no se originan con el reguetón ni son exclusivasde este género. Además, utilizar al reguetón y a la clase trabajadora como “chivo expiatorio” del sexismo, del crimen, la violencia y las crisis económicas en la sociedad puertorriqueña empobrece nuestro entendimiento del reguetón, de la resistencia cultural, de la cultura puertorriqueña

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y del patriarcado.

Si la ideología patriarcal es sintomática de una cultura “lumpen”, deberíamos analizarla con más detenimiento en la cultura expresiva de las clases medias y dominantes puertorriqueñas. Entre estas clases, sin embargo, frecuentemente la violencia simbólica y la explotación sexual patriarcales se resignifican como una forma de arte fina, entretenimiento o erotismo socialmente aceptables. Esto es precisamente lo que sucede con la siguiente cita: Lo que más me impresionó fue esto: nada podría ser obsceno en la tarima de nuestro teatro primerísimo, y las bailarinas de la ópera, aun como bailarinas desnudas,...hadas y “Bacchae”, retienen una pureza inviolable (Merlin citado en Bourdieu 2000: 436n7)

El periodista francés citado arriba por Bourdieu está elogiando al ballet, a las bailarinas de la ópera, y dice que aun si bailaran desnudas no serían “obscenas”, retendrían su “pureza inviolable.” ¿Por qué bailar reguetón semidesnudo se considera por algunos como obsceno, pero bailar ballet “completamente” desnuda no lo es? Evidentemente, hay un estándar doble en la apreciación de la cultura popular y la cultura dominante.

Observemos otros ejemplos.

La industria del cine norteamericano, manejada por una fracción de la clase dominante, se ha lucrado muchísimo propagando una violencia bastante grotesca hacia la mujer en las películas de terror. Un tema recurrente de estas películas incluye la representación de mujeres jóvenes como sexualmente promiscuas que luego son violentamente castigadas por algún psicópata. Recordemos también que el uso de la violencia, en general, y la violencia en contra de la mujer específicamente, está dada simbólicamente como mecanismo principal de construcción de la masculinidad tanto en el reguetón y el Hip-Hop, como en la ópera, el teatro de Shakespeare y las tragedias griegas.

Desde la óptica de la clase trabajadora, la música, el baile y las imágenes visuales de las clases medias y dominantes pueden ser considerados sexistas, sexualmente explícitos y explotativos.

Miremos el ballet, por ejemplo, desde una óptica estereotipada de la clase trabajadora. El ballet podría ser descrito como gente aparentemente mal nutrida; que brincan más de lo que bailan; virtualmente desnuda; espatarrándose en medio de la tarima; efectuando varios roces de rostros con genitales; “dando chino” por todas partes; y vestidos con leotardos marcando sus genitales conspicuamente. Añádele a esto el tema recurrente de la “mujer traicionera” y el “hombre pobrecito víctima” y tendríamos que admitir, objetivamente, desde la perspectiva de la clase trabajadora, por supuesto, la ideología sexista del ballet. Últimamente, muchas de las formas de cultura expresiva inventadas o popularizadas por las clases subalternas, como el teatro, el jazz, el tango y la zarzuela han sido históricamente apropiadas por las clases medias y dominantes efectuando así una doble ironía, porque cuando la expresión cultural le pertenecía a las clases subalternas era condenada como “vulgar” o “simple”, pero cuando pasa a ser apropiada y modificada por las clases medias y dominantes, se vuelve aceptable y hasta representativa

de la cultura nacional. Esto es lo que pasó, parcialmente, con la bomba, la plena y la salsa7 en Puerto Rico que fueron inicialmente rechazadas oficialmente por las clases dominantes y el Instituto de la Cultura Puertorriqueña (ICP) por ser “cosa de negro”, “cosa de gente baja” o, en el caso de la salsa, “cosa foránea” (Dávila 1997: 67-68). La antropóloga Arlene Dávila entrevistó a un funcionario del ICP. En esta entrevista él explica por qué no contrató a un grupo de salsa para una actividad oficial del ICP. En su explicación observamos la persistencia de la legacía racista y elitista del ICP, Según él [el funcionario del ICP] incluir la salsa crearía un “desorden en un ambiente tipo familiar, porque atraería cocolos que no respetan nada” y sólo terminaría en desorden y una falta de control (Dávila 1997: 195).8

Hoy día estos géneros de música son “incorporados” como representativos de la cultural nacional puertorriqueña, aunque de forma parcialmente higienizadas para el paladar de nuestra élite y los turistas de nuestro país colonizador.

El reguetón, como muchas expresiones de la cultura popular puertorriqueña, tiende a desafiar la imposición de criterios de belleza eurocentristas y racistas tan rampantes en la industria del entretenimiento y otros espacios sociales. Según estos criterios, lo blanco, flaco y rubio es bello y todo lo demás se mide en términos de su distancia de estos criterios. Entre más lejos está de estos criterios, más feo es. Tal imposición se nota en las películas comerciales, en la “industria de la moda”, en las imágenes y retórica de la prensa escrita y, de manera notable, en los anuncios comerciales. El racismo y los criterios de belleza eurocentristas tienen una historia específica en Puerto Rico que, sin lugar a duda, precede al colonialismo norteamericano. Uno de los efectos del imperialismo cultural de EEUU sobre la Isla ha sido, precisamente, fortalecer la imposición de criterios de belleza eurocentristas, desplazando lo español por lo anglosajón.

No obstante, la ideología patriarcal circula dentro del reguetón y el Hip-Hop, estos géneros proyectan marcadamente lo negro, mulato, mestizo y voluptuoso, sobre todo lo voluptuoso, como bello, propagando sus propios criterios de belleza y ayudando a forjar una ideología contra hegemónica de la belleza. La gente afroamericana y latina de la clase trabajadora de EEUU tienen una palabra difícil de traducir para mujeres negras, mulatas y mestizas que cumple con estos criterios de belleza: “thick.” El uso de este término se considera un cumplido y un motivo de orgullo racial y cultural, implica un rechazo total a los criterios de belleza de la sociedad dominante blanca. Criterios de belleza contra hegemónicos existen también en la cultura popular puertorriqueña.

En este sentido el reguetón representa un rechazo a la cultura dominante blanca de EEUU, sin embargo tiene afinidades con la cultura popular afroamericana del mismo país.

Podemos notar que la influencia cultural norteamericana sobre Puerto Rico no ha sido totalmente imperialista, sino que la subcultura del “rap” y el Hip-Hop, de donde parcialmente se desprende el reguetón, provee un espacio para la reafirmación de la identidad, de la belleza negra y racialmente mezclada de

cultura popular urbana... la clase trabajadora puertorriqueña. Además, aunque el HipHop proviene de EEUU, tiene raíces culturales claramente afrocaribeñas. A mi juicio, una de las tesis de José Luis González no está del todo equivocada. La influencia cultural norteamericana ha introducido y reforzado en Puerto Rico nuevos esquemas de racismo y eurocentrismo donde la entendida superioridad del español es desplazada por la superioridad anglosajona. Lamentablemente, el análisis de José Luis González es deficiente en esta área. Pero, paradójicamente, la influencia cultural norteamericana (a través de la subcultura del Hip-Hop) ha facilitado, en parte, la reafirmación de la negritud en la cultura popular puertorriqueña, como planteó González en los años setenta (González 1980). Es importante recalcar que hoy en día esta influencia proviene principalmente de la clase trabajadora afroamericana, y de puertorriqueños y otros latinos aculturados a la cultura afroamericana que regresan o visitan a Puerto Rico. Juan Flores ha nombrado esta influencia cultural de los puertorriqueños de EEUU sobre la cultura popular de Puerto Rico como “remesas culturales” y dice que “quizás el campo más electrificante para el juego de las remesas culturales... incluye los asuntos de raza e identidad racial, sobre todo, asuntos de negritud” (2005: 24).

Modos de “producción” materiales y simbólicos Sin entrar en una discusión teórica extendida sobre las categorías conceptuales de “clase” y “capitalismo” en el marxismo, haré unos señalamientos breves. Los reguetoneros y/o reguetoneras predominantemente de la clase trabajadora, pero provenientes y pertenecientes a distintas clases sociales, simultáneamente desafían y reproducen la relación social del capital. Primeramente, lo más probable es que la gran mayoría de los artistas del reguetón no viven ni cobran por su arte, aunque aspiran a esto algún día. La mayor parte de los que cobran, probablemente no dependen de ese ingreso esporádico para su subsistencia y tienen otros trabajos asalariados más remunerables y estables. Entonces, la cantidad de artistas que sí viven de su arte son una minoría, y las estrellas millonarias son menos todavía. Por lo tanto, es equivocado descartar al reguetón como otro ejemplo de conciencia de clase enajenada y sumisión total a la lógica del modo de producción capitalista.

Sin lugar a dudas, el reguetón ha sido comercializado, ha sido sometido a la lógica de la acumulación de capital y lo han hecho tanto capitalistas locales (menos poderosos) como capitalistas grandes, transnacionales.

• Pero pienso que hay una tensión fuerte en el seno de la producción cultural y comercial del reguetón. Por un lado, se sueña con poder vivir y lucrarse con su arte, por otro, hay una resistencia notable a ser controlado por las corporaciones grandes de la industria de entretenimiento. Por lo tanto, (como

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en la producción del Hip-Hop en EEUU) se ha dado el fenómeno de la formación de varios productores pequeños y medianos del reguetón, hay artistas que resienten las trabas a su creatividad artística que impone el gran capital. Si nos permiten la analogía, es como si firmar con una compañía grande de discos implicara perder parcialmente control de los medios productivos del reguetón. En algún sentido, entonces, al resistir esto se está resistiendo al capital o por lo menos a los monopolios, se está luchando por una distribución más igualitaria y un control propio, local, de los medios productivos. No podemos estirar este análisis demasiado porque hay burguesía y hay pequeña burguesía, pero creo que es significativo, que algunos han señalado que entre más comercializado sea el Hip-Hop y el reguetón, más abiertamente sexistas y violentos son. Volvemos a las técnicas de mercadeo: el sexo y la violencia son rentables.

• En todo caso, tal vez podríamos decir que la complicidad del reguetón con el capital es parcial y se manifiesta en dos esferas: la de producción material y la de producción simbólica.

El reguetón refuerza fuertes ideologías hegemónicas crasamente consumeristas. La noción de que la masculinidad y el estatus social se construyen a partir de cuántas cadenas de oro tienes alrededor de tu cuello o cuántos carros exóticos tienes, reproduce ideologías centrales para el capitalismo como lo son el consumo conspicuo, el individualismo y la competencia.

Conclusión

El estilo en las subculturas es... preñado de significado.

Sus transformaciones van “en contra de la naturaleza”, interrumpiendo el proceso de normalización. Como tal son gestos, movimientos hacia un hablar que ofenden a las “mayorías silenciosas”, que desafían el principio de la unidad y la cohesión, que contradicen el mito del consenso (Hebdige 2002: 18).

Este ensayo abordó algunas de las contradicciones de acomodo y resistencia que constituyen el reguetón contemporáneo como una expresión cultural de la clase trabajadora puertorriqueña.

Por supuesto, el reguetón tiene muchos problemas no elaborados aquí, por ejemplo, los relacionados a la normalización de la violencia y a la homofobia. No obstante, el reguetón es una herramienta de resistencia cultural con dimensiones políticas cuyas formas contestatarias apenas se han elaborado. Creemos que es necesario profundizar en futuros análisis del reguetón, los cuales podrían indagar en los niveles de complejidad de su acomodo y resistencia, colocar este género a su vez en un contexto histórico y social más amplio y explorar los niveles de complejidad del control que tiene la clase dominante sobre la ideología, el capital, el estado, el patriarcado y el racismo.

Tal vez, de esta manera se podría aclarar qué clase social, en realidad, es “lumpen.”

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1. Introducción: objetivos y premisas Comprender el sesgo morfogenético de un sistema musical (entender los límites y la oblicuidad de sus fundamentos epistémicos), requiere manejar teoría social, teoría musical y teoría organizacional-sistémica que de cuenta de las complejas relaciones existentes entre sistema musical y sistema social.

Para dilucidar la epistemología de las músicas populares contemporáneas, asumimos que la organización social del trabajo es el contexto óntico-relacional al cual es inmanente una división social del conocimiento desde la cual se construyen las diversas estéticas musicales. Suponemos que la relación entre estos niveles de materialidad (relaciones sociales, sistema de conocimiento, Ramón Rosario Lina sistema musical) son complejas en el siguiente sentido. (1) Entre música y contexto socio-epistémico existe una simultánea dependencia y autonomía; el sistema musical es nivel emergente inseparable del contexto, pero no reductible a él, y cuenta con cualidades específicas. (2) Coexisten la tendencia a la continuidad epistémica (hologramaticidad, autosemejanza fractal) y la posibilidad de discontinuidad (ruptura epistémica).

Por esto el sesgo morfogenético de la epistémica de los sistemas musicales es, normalmente, una metáfora positiva, una reproducción-confirmación de las premisas del sistema en el que existen; excepcionalmente la oblicuidad morfogenética de la epistémica de esos sistemas es una metáfora negativa, una crítica-negación de su contexto.

Para explicitar unos principios mínimos del sesgo morfogenético de las músicas populares contemporáneas iniciaremos analizando el hilemorfismo como sistema socio-epistémico.

Luego examinaremos el capitalismo como forma contemporánea de hilemorfismo y analizaremos brevemente algunos elementos de algunas músicas populares contemporáneas. Finalizaremos reconociendo algunas controversias relativas a la recepción de estas ideas y con una propuesta post-hilemórfica.

2. Teorización sobre marco socio-epistémico: hilemorfismo y capitalismo La formación social capitalista es el marco de relaciones sociales desde el cual se construyen las expresiones estéticas musicales contemporáneas. La sociedad capitalista es una sociedad de clases. A pesar de sus diferencias con la esclavitud,

un presupuesto es idéntico en ambos sistemas: el hilemorfismo.

Esa filosofía de las sociedades esclavistas sigue estando vigente, pues, como dijo Jesús Ibáñez, aún “los señores deciden y diseñan (ponen la forma-morfé-), y los esclavos ejecutan (ponen la materia-hylé). Ya no hay esclavos, …pero la ejecución sigue separada de la decisión y del diseño; el sujeto (los que mandan) sigue separado del objeto (los mandados)”.

Esa división de la sociedad en clases, con su inmanente división social del conocimiento entre trabajo intelectual y manual, entre pensar y sentir, es la premisa que escinde la poiésico-estético en dos reduccionismos: elitismo y populismo. De un lado, la elite, que pone la forma (decide y ordena, hace el trabajo intelectual con “la mente”), crea y degusta una música intelectual-“culta”; esta es compleja en los aspectos formales y armónicos, pero fría en la dimensión afectiva y simplista en los aspectos rítmicos.

Del otro lado, las clases subalternas, que ponen la sustancia (sus “cuerpos” hacen el trabajo al ejecutar-obedecer), crean y degustan músicas populares; estas son muy desarrolladas en las dimensiones afectivas y rítmicas, pero simplistas en los aspectos armónicos y formales. La dicotomía elitismo/populismo es la hipostasía de las posiciones del “amo” y del “esclavo”: el elitismo es la idealización de la poiesis-estesis de los sectores poderosos que desean mantener su dominio y que, luego de dividir la totalidad integral en forma y contenido, se espantan ante lo indómito de este último, que es su engendro; el populismo es la idealización de la poiesis-estesis de subordinados que no han podido configurar su liberación mediante el establecimiento de otro orden, y que reproducen la escisión que los subordina con su reduccionismo sustancialista. La escisión elitismo/populismo es el doble efecto a nivel poiésico-estético-epistémico de la sociedad de clases.

Pero el hilemorfismo no solo define la poiesis y la estesis; también escinde la perspectiva metodológica desde la cual se estudian las creaciones estéticas en una dualidad de reduccionismos: el formalismo y el sociologismo. Desde una filosofía idealista, el formalismo asume la completa autonomía de las obras de arte y pretende entender la música en términos exclusivamente estéticos, sin reconocer sus relaciones con el contexto dentro del que existe la creación y el consumo artístico. Así logran entender las dimensiones tímbricas, rítmicas, melódicas, armónicas y diacrónicas; pero desconocen el sentido sociohistórico de esa estética. Este esteticismo reduce

24 la semiosis a sintaxis y olvida la pragmática; escucha el sonido sin observar el sentido. Este reduccionismo es la manifestación metodológica del morfismo epistémico de las clases dominantes, cuya postura poiésica-estética es el elitismo. El error contrario, el sociologismo, o sustancialismo, parte de una filosofía empirista que subestima la importancia de los aspectos formales del arte y pretende entenderlo mirando solo las relaciones sociales dentro de las cuales existe, ignorando las estructuras formales de la poiesis-estesis y su relativa autonomía. Es sociologismo puede comprender el sentido sociohistórico de la música, pero es sordo ante las dimensiones tímbricas, rítmicas, melódicas, armónicas y diacrónicas particulares. El sociologismo reduce la semiosis a pragmática y desoye la sintaxis; observa el sentido sin escuchar el sonido. Este reduccionismo es la ruta metodológica del empirismo (hyleísmo) epistémico de las clases subalternas, cuya postura estética es el populismo.

El elitismo condena a lo popular por falto de desarrollo conceptual y estético, por desenfrenadamente pasional; no entiende que esa cultura y estética son producto del orden social dirigido por esa elite. Esquizoidemente, los elitistas quieren otra producción subjetiva sin que suceda una transformación objetiva de las relaciones dentro de las cuales los sujetos tienen las experiencias sociales a partir de las cuales construyen su cosmovisión. El populismo comete el error contrario: glorifica automáticamente lo popular; lo exalta por ser expresión de resistencia de los subalternos y no ve los problemas de las estéticas populares; pretende minimizar la correlación entre degradación de condiciones de existencia y pérdida de desarrollo cultural, intelectual y estética-musical. La epistemología post-hilemórfica del materialismo constructivista señala una dirección a seguir para comprender la morfogénesis de la dualidad de obstáculos epistemológicos elitismo-formalismo/populismo-sociologismo y para prefigurar premisas desde las cuales crear elementos fundamentales para la superación de ese dualismo.

Pero, ¿cómo la especificidad contextual contemporánea moldea la poiesis-estesis musical? ¿Cómo la música popular actual es metáfora positiva del capital? Primeramente recordemos que en el capital todo tiende a existir como mercancía, como objeto resultante de actividades e interacciones humanas que borra su origen; es cosificación de la actividad y relaciones humanas. En segundo lugar, en el capitalismo la prioridad es la ganancia de los capitalistas, criterio que es insensible a la calidad estética-musical y que impone a las cualidades de la mercancía (su valor de uso) ser vía para la valorización del capital. Este priorizar las ganancias del capital incluso sabotea la calidad, pues, como las estéticas de buena calidad son costosas, la industria cultural las relega a ser producción minoritaria para élites. El deseo inmediato de acumulación de ganancias impone una lógica costo-beneficio que reduce la calidad estética, pues lleva a disminuir los costos (pagar músicos no-diestros) para aumentar la ganancia del capitalista.

En segundo término, la subsunción real del trabajo al capital impone la sustitución del trabajador por máquinas. Por

un lado esto posibilita producir y reproducir masivamente el mismo objeto, lo que permite diversificar e internacionalizar la experiencia musical. Por otro lado, esta mecanizaciónmasificación, al desplazar al trabajador (reduciendo costos salariales al sustituir al músico vivo por grabaciones-pistas“samples”) incrementa las ganancias del capitalista (intensifica la explotación del trabajador) y aumenta el desempleo. Esto también desposee al trabajador (vilipendia sus habilidades composicionales e interpretativas) y concentra la producción musical en unos pocos gigantescos conglomerados corporativos que imponen pautas estéticas.

En tercer lugar, está la reforma keynesiana-fordista del capitalismo, la que se generalizó a partir de la década de los años cuarenta y que fue exitosa en parte gracias al auge capitalista posibilitado por la segunda guerra mundial. Durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta, la intervención estatal keynesianafordista articuló una norma social de consumo funcional a la valorización de la superproducción posibilitada por la subsunción real del trabajo al capital. Emergió una cultura de consumo que convierte todo en mercancía, que instrumenta la domesticación de la rebeldía (hasta la resistencia y el desafío de salseros, rockeros, raperos, reguetoneros...) y que promueve un hedonismo irreflexivo.

En contraste con el auge económico dentro del cual existió el reformismo keynesiano, desde la década de los años setenta estamos en tiempos de profundas crisis y altos niveles de desempleo. En esa década hubo intensas luchas sociales y de clases, que fueron mayormente derrotadas. Como resultado de las relativas derrotas de esas luchas democráticas, y ante la crisis del modelo keynesiano-fordista, las clases dominantes implantaron el neoliberalismo económico y reforzaron el conservadurismo en lo moral. En términos de la economía libidinal, este neoconservadurismo significó un retroceso a las luchas feministas y un avance de la moral tradicionalandrocéntrica y sus concepciones misóginas. En términos económico-políticos, ese neoconservadurismo implantó políticas neoliberales que desmontaron las reformas que brindaban cierto bienestar material a las clases subalternas y deterioraron sus condiciones de vida. A partir de esto aumentaron la criminalidad, los crímenes violentos (especialmente contra las mujeres), la drogadicción y el alcoholismo; se generalizó la frustración, se perdió la confianza en la razón, el esfuerzo, la intelectualidad, la ciencia y el progreso; este contexto exalta un individualismo narcisista, la gratificación inmediato, los impulsos desbocados y la violencia. La ruptura del “pacto social” keynesiano impone una “ética” existencial brutalmente individualista.

Esta degradación económica y social es el entorno en el que se despliega la contemporánea degradación de la educación.

En este contexto neoliberal-tecnocrático las clases dominantes reducen el presupuesto disponible para la educación pública y ese limitado presupuesto prioriza el conocimiento tecnófilo y desprecia el humanístico. Merma la educación musical, lo que crea públicos poco conocedores, y escasean los músicos

25 educados; esto facilita el despliegue de estéticas simplistas, la que es instrumental a la lógica costo-beneficio burguesa.

3. Sobre músicas populares contemporáneas y resistencias a este análisis ¿Qué música construyen los sujetos del cosificante y antiestético capitalismo (que en la subsunción real ningunea la destreza), esos sujetos que, habiendo pasado por el irreflexivo consumismo fordista, ahora sobreviven precariamente en el hiper-destructivo neoliberalismo? Musicalmente, este momento histórico produce hipersimplificación estético-musical. El rap/hip-hop (Sugarhill Gang, Dr. Dre, Tupac Shakur, Eminen, Jay-Z...) y el reguetón (Vico C, Daddy Yankee, Don Omar, Wisin y Yandel, Tempo...) son estéticas hipersimplistas. A las limitaciones formales y armónicas-melódicas típicas de las músicas populares, esta hipersimplificación añadió una pérdida de la riqueza rítmica propia de las estéticas populares. Una metáfora histórico-política nos ayudará a entender: si en un momento histórico las mujeres, las diversidades sexuales, las minorías étnico-raciales o las clases trabajadoras estuvieran perdiendo derechos, para defender sus intereses necesitarían reconocer que se está efectuado una degradación en sus condiciones de existencia y en las categorías cognitivas propias de esas relaciones sociales; también sería imprescindible luchar para revertir esa degradación. Esto es isomórfico a lo sucedido en la música popular: la riqueza rítmica, el virtuosismo técnico (en la salsa, la plena y la bomba) y hasta ciertos desarrollos armónico-melódicos-formales (esto último específicamente en la salsa), que son conquistas estéticas de las clases subalternas, se han perdido con la instauración del reguetón como la principal estética musical; ese proceso es un empobrecimiento cultural, una pérdida de logros alcanzados previamente. Ante esto, es mejor parafrasear el planteamiento de Trotsky en “Problemas de la vida cotidiana”: el propósito de las publicaciones socialistas (como Apuesta) es elevar el nivel estético-cultural de las clases trabajadoras. Por lo tanto, es deontológico promover que el nivel de la composición no sea el del oído medio y sí el del oído avanzado.

Otros contextos histórico-culturales han engendrado estéticas geniales como el bebop y sus variantes (cool, hard bop, free jazz...). Recordemos su alto desarrollo armónico-melódico (omnipresencia de la disonancia mediante melodías cromáticas, acordes extendidos y alterados, modulaciones frecuentes y lejanas...), su hiperdesarrollo rítmico (abandono de la pulsación, sobreabundantes síncopas y polirritmias, autonomización de la percusión...) y su virtuosismo técnico y conceptual, que requiere ejecutar música en estos términos en tempos superiores a doscientas negras por minuto, ¡improvisadamente!

Quizás sea injusto comparar cualquier música con el bebop, pues este es un prístino ejemplo de una metáfora negativa, de una música que hace ruptura epistemológica con las dicotomíasreduccionismos de la hilemórfica sociedad capitalista, pues allí están presentes tanto la riqueza rítmica y pasional de las músicas populares como la elaboración armónico-melódico-

formal de las músicas elitistas. Pero otras músicas populares configuran estéticas decentemente elaboradas como las de la salsa (recordemos los arreglos afincados, rítmicamente ricos, con buenos acordes y brillantes orquestaciones de las bandas salseras), la plena (destaquemos su complejidad rítmica, especialmente en las improvisaciones del requinto), la bomba (con gran diversidad de toques, complejidad rítmica y virtuosismo en el subidor) o la música jíbara (repleta de líricas melodías en sus múltiples seises y aguinaldos). Por lo visto, en estos tiempos de crisissocioeconómica, las formas estéticas de ese sistema también entraron en crisis. Esto no niega la existencia de raperos y reguetoneros que, aunque ni siquiera saben lo que es una tríada o un cuatro por cuatro, critican el orden social (recordemos las posturas anti-racistas y anti-brutalidad policíaca de algunos raperos y las posturas de izquierda de artistas como MC Natra y Lady M, Intifada, Siete Nueve, las Krudas...). Esto solo afirma los límites epistémicos-estéticos desde los cuales esas clases populares piensan-componen: los sectores subalternos crean a pesar de la opresión capitalista; y lo hacen desde el lugar que la división social del trabajo y del conocimiento definida por el hilemorfismo. Nuestro argumento no desprecia la estética de las clases populares, pues reconoce explícitamente las valiosas aportaciones de diversas músicas populares; es crítico de la hipersimplificación estético-musical propia de los sujetos de esas clases en el culturalmente reaccionario contexto del socialmente hiper-destructivo capital neoliberal.

Nuestra crítica al rap y al reguetón no es una crítica a lo popular; es a que lo popular carezca incluso de la riqueza posible dentro del espacio epistémico-estético asignado por el hilemorfismo. Este argumento es la explicitación de las fronteras de la enunciación estético-musical en unas condiciones histórico-socio-epistémicas específicas; es el reconocimiento de que esas construcciones simbólicas tienen la limitación del “hyleísmo”: riqueza rítmica (que tiende a perderse en el rap y el reguetón) y subdesarrollo armónico-melódico-formal. Nuestra postura no es elitista, pues también critica el morfismo del elitismo: la genialidad armónicamelódica-formal de Bach, Mozart o Beethoven coexiste con un serio subdesarrollo rítmico. Nuestra postura es anti-hilemorfista y post-dualista.

Esto nos lleva a ahondar en reflexiones epistemológicas sobre las condiciones sociales de recepción de estas ideas.

Con Bourdieu, reconocemos que esta reflexión, por la ruptura epistemológica que intenta-propone, encuentra resistencia. Esa resistencia surge por varios motivos: por confundir derecho a opinar con capacidad de teorizar (todos tienen derecho a pensar lo que quieran, pero eso no se traduce en igual capacidad explicativa); por desconocimiento del asunto del que se habla (ignorancia de teoría musical en el caso de los sociologistaspopulistas, incomprensión científico-social en el caso de los formalistas-elitistas); por arrogancia (no tener la humildad de reconocer su ignorancia); por pereza (no intentar superar la ignorancia); por la fantasía racionalista-liberal de creer que los fenómenos sociales ocurren a nivel consciente (pensar que nuestras opciones fueron nuestra decisión).

26 Nuestro análisis no es elitista, pero eso no lo hace sordo a las aportaciones importantes que se han efectuado en contextos privilegiados. Esta tesis tampoco es populista, pero eso no la hace anti-popular ni sorda ante valiosos logros desarrollados en los contextos de las clases sub-alternas. Esta argumentación intenta ser post-hilemorfista, y en la medida en logre ese propósito, sus planteamientos incomodarán a los populistas y a los elitistas, quienes acusarán a nuestra tesis de estar en el bando contrario.

(1) El público oligárquico-elitista, que aplaude el formalismo porque legitima su morfismo epistémico, prefiere tener presente en su horizonte cognitivo solo su pretendidamente superior sintaxis y prescindir del examen de la pragmática, pues ese análisis social revelaría su antidemocrática posición de privilegio y las opresivas relaciones desde las cuales se erigen esas estéticas “superiores”; es la sistematización de la soberbia. (2) La otra cara de la moneda es el público no educado musicalmente, ante el cual el reduccionismo sociologista es exitoso porque expresa y legitima las posturas estéticas-afectivas del populismo. Ese público desoye, y hasta condena, la teorización que contiene conceptos musicales, pues así se venga de quien le engendra la ansiedad de sentirse ignorante; es la alianza de los camuesos.

La ignorancia musical de los populistas-sociologistas es precisamente razón por la cual sus incompletos-reduccionistas análisis son bien acogidos por un público igualmente ignorante: la alianza de los ignaros.

Un fundamento importante de esta doble resistencia elitista/ populista a la propuesta post-hilemórfica es la ilusión de transparencia, que Bourdieu define como la certeza que el sujeto tiene de su conocimiento (musical o social), aunque ese conocimiento sea superficial por haber sido adquirido de modo no sistemático. Dicho de otro modo, el sujeto sabe mal, pero cree que sabe bien; o, el sujeto no sabe, pero ignora su desconocimiento.

Esto sucede en parte porque los sujetos tienden a tienen una relación afectiva con su conocimiento: defienden “sus” ideas (las dan por ciertas). Sin embargo, es más certero decir que el sujeto está poseído por esas ideas, que el cuerpo colonizado por unas abstracciones1. De este modo, el sujeto, populista-sociologista o elitista-esteticista, cree que su conocimiento espontáneo sobre la música o la sociedad, respectivamente, es certero, por lo que resiste el conocimiento desarrollado que le es comunicado por estudiosos de la materia (esos que conocen tanto lo sintácticoestético como los pragmático-social). La alternativa ética ante esa síntesis de ignorancia y arrogancia es la humildad: reconocer el desconocimiento y escuchar; asumir el principio de noconsciencia. El principio de no-consciencia es el reconocimiento que hacemos como sujeto de nuestro desconocimiento del sistema estético y del sistema social en el que existimos; es asumir que, a menos que estudiemos un asunto profundamente en sus múltiples dimensiones, mejor nos va si hacemos silencio para escuchar al que conoce más, para aprender.

Ante la incomodidad que genera la explicitación de las condiciones ónticas y epistémicas de las músicas contemporáneas, y al enterarse del sesgo morfogenético y de la determinación social de lo que creían producto de su albedrío, algunos sujetos acusan nuestra argumentación de mecanicista. Sin embargo, nuestro análisis no es mecánico, pues no asume causalidad lineal ni una estructura estática, ni reductibilidad de las misma a sus elementos, ni escindida de su contexto, ni exogénica, exonormativa, ni de ontogénesis puramente degenerativa. Nuestra argumentación plantea mediaciones; niveles (relaciones sociales, experiencias, categorías psicológicas, expresiones estéticas); construcciones dentro de marcos sociales; premisas de saberes; tendencias; facilitar; no niega las discontinuidades epistémicas (metáforas negativas); señala caminos; prefigura premisas; indica condiciones y propone probabilidades; pues asume los sistemas poiésicos-estéticos como sistemas autopoiéticos hipercomplejos (dinámicos-cambiantes en su funcionamiento y organización, tanto filogenéticamente como ontogenéticamente), inseparables del contexto (pero no reductibles a él), endogenéticos (autocreados), autónomos-endonormativos (auto-organizados), con ontogénesis simultáneamente creativa y degenerativa.

Este análisis acierta: la hipótesis que plantea y las consecuencias lógicas que de ella deduce, corresponden con precisión al fenómeno empírico; pero no lo hace en términos lineales-mecánicos; lo hace desde una epistemología de la complejidad. Lo que molesta, tanto a los elitistas-formalistas como a los populistas-sociologistas, es que se reconoce la determinación socio-histórica de la poiesis-estesis, que explicita cómo el espacio del gusto reproduce el saber del poder y que critica la degradación poiésica-estética del las clases populares en el contemporáneo capital neoliberal. Específicamente a los populistas les molesta que su opción estética-política es el saber de un poder, es reproducción de la epistémica de la forma contemporánea del hilemorfismo: el capital.

4. Propuesta post-hilemórfica Una reorganización social en términos post-hilemórficos es condición para la superación de estéticas de reduccionismo formalista (armonicista-intelectual-elitista) y de reduccionismo sustancialista (ritmista-pasional-populista) y para la creación de sistemas estéticos no-esquizoides: una sociedad sin clases, en la que los trabajadores controlen colectiva y democráticamente los medios de producción, en la que los que al hacer ponen su sustancia-cuerpo simultáneamente ponen su forma-mente al pensar-decidir, es una organización no dividida contra sí misma, es terreno fértil para el florecimiento de estéticas musicales concurrentemente complejas en lo armónico-formal y en lo afectivo-rítmico. Esto, por supuesto, no es mecánico-linealautomático; es tendencial y probabilísitico. Pero, si las opciones son la arrogancia y el simplismo, apostamos a la superación de la dicotomía.

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Introducción Como se ha evidenciado ampliamente, la privatización de los servicios públicos es una de las características más importantes de la implantación de políticas neo-liberales. En la mayoría de los casos se trata de una sincretización de las empresas públicas y privadas para aumentar la distribución de servicios públicos.

Puerto Rico, territorio no incorporado de Estados Unidos y donde el Estado colonial históricamente ha fomentado el desarrollo económico y la industrialización, no ha estado exento de las políticas neoliberales privatizantes, las que a su vez son parte de la llamada era de la globalización. El proceso de privatización en Puerto Martín Cobián y Rico, sin embargo, no se ha limitado Antonio Carmona a los servicios públicos: también se ha extendido a los espacios públicos.

Este artículo discutirá el fenómeno mundial de los Grandes Proyectos Urbanos en relación al contexto de San Juan. Hará particular énfasis en el recién inaugurado sistema de transportación colectiva de San Juan, y analizará el impacto de este tipo de proyecto en la configuración de lo público en la ciudad. La rearticulación de lo publico que se está realizando en Puerto Rico no es un fenómeno aislado, sino que obedece a una corriente global de desarrollo público-privado que hemos llamado de lo pos-público. Este tipo de desarrollo coincide con una re-concentración del capital local al servicio de las corporaciones multinacionales; con una exclusión creciente de los sectores pobres de la población; y con un control cada vez más represivo de toda resistencia social-comunitaria a la tendencia privatizante neoliberal.

Los Grandes Proyectos Urbanos (GPU) Existe una nueva tendencia global que vincula la reestructuración global del capital, la neoliberalización del Estado y la rehabilitación y/o re-desarrollo de las cuidadse principales (Harvey, 1989ª, 1989b; Smith, 2002; Soja, 1989). En efecto, patrones y tendencias similares a los que vemos en Puerto Rico se están registrando alrededor del mundo, en proyectos urbanos como “Borde Costero” en Valparaíso, Chile; el “Transmilenio” en Bogotá, Colombia; “De Resident” en la Haya, Países Bajos; y el “Plan Fénix” en Montevideo, Uruguay, entre otros. En San Juan, Puerto Rico, está la “Ciudad Mayor”: termino sombrilla que designa el intento de rearticulación del área metropolitana de San Juan. El mismo se presencia como suerte de “master plan” para el desarrollo de las áreas aledañas a las estaciones del Tren Urbano y la Ciudad Red como también de los mega-proyectos Ciudadela, Centro de Convenciones y San Juan Waterfront (1). El desembolso multibillonario, tanto de Ciudad Mayor como de otros GPU alrededor del mundo, se justifica como proyecto estratégico dirigido tanto a reactivar la economía urbana como a mejorar la posición global de esta ciudad.

Competitividad Estas estrategias han sido reunidas por urbanistas y planificadores bajo el nombre de Grandes Proyectos Urbanos (GPU) (Carmona 2005; Lungo, 2005). Se trata de un género de desarrollo urbano que descansa en la construcción de costosos y ambiciosos proyectos gracias a una colaboración estrecha y confusa entre el gobierno y la empresa privada. Estos grandes proyectos se combinan con estrategias y discursos para remozar los cascos históricos; construir distritos turísticos y de negocios; re-desarrollar antiguas zonas industriales y portuarias y rehabilitar zonas residenciales deterioradas y áreas verdes.

Una característica de los GPU es que introducen cambios profundos en la forma del espacio urbano, por ejemplo, mediante la construcción de sistemas de transporte colectivo que atraviesan y reestructuran el tejido de la ciudad; desarrollando nódulos y/o aglomeraciones de operaciones altamente especializadas y vinculadas a los servicios financieros, a la producción de conocimiento o a la industria cultural. El paradigma económico que informa esta tendencia es ambiguo, pero se funda en el neoliberalismo y en la reconcentración de capital internacional en focos reducidos (Peck y Tickel, 2002). Es el nuevo desarrollismo urbano.

Los GPU en esencia son operaciones orientadas hacia la economía global. Ya sea con el fin de atraer inversiones directas externas o con el de aumentar la productividad urbana en aras de la competitividad global; se trata de un desarrollo urbano que tiene su razón de ser en el régimen global (Swyngendouw et al.

2002; Carmona, 2005a, 2005b; Mato, 2005). Se podría decir que los GPU son criaturas de dos factores de la globalización ligados entre sí; a saber, la función de la ciudad en la economía global y la especulación del mercado inmobiliario que se ha generado como consecuencia de la agilización a nivel global de inversiones de capital en el mercado inmobiliario Las iniciativas más importantes para el desarrollo económico nacional y local ahora se concentran en los nuevos espacios urbanos y determinan toda la trama de la territorialidad socio-espacial y socio-técnica de la ciudad (Sassen, 2000; Malecki, 2004). Podemos identificar estas nuevas experiencias como ciudades pos-públicas.

La creación de enclaves comerciales, residenciales y culturales al interior de la ciudad, el desarrollo de infraestructura urbana para compañías multinacionales, la construcción de centros de convenciones, entre otros, constituyen un importante horizonte de inversiones tanto para desarrolladores locales como globales (Smith, 2002; Weber, 2002). Los GPU enchufan las ciudades (e indirectamente los Estados) a la corriente especulativa de la globalización. Los custodios internacionales de la economía global (el FMI, el Banco Mundial, la OECD, Moody’s, la ONU) han recibido con brazos abiertos estos proyectos urbanos, al punto de integrar los mismos en los programas económicos que implantan en los gobiernos alrededor del mundo (Jessop, 2002). Por otro lado, la forma en que se realizan estos proyectos conduce a los gobiernos a aceptarlos y adoptarlos. Los GPU representan una gestión urbana plenamente insertada dentro del paradigma de gobierno

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neoliberal. Se trata, por lo general, de una colaboración públicoprivada en donde el gobierno asume una posición de facilitador al protagonismo de la empresa privada (Harvey, 1989a; Lungo 2005).

La empresa privada pone el diseño, el desarrollo, la construcción y la publicidad, mientras el sector público provee ayuda en la coordinación general y la consecución de tierras y/o propiedades (sobre todo en el caso de expropiaciones forzadas y el uso de terrenos públicos) y asume gran parte del financiamiento y, por tanto, los riesgos. Esta relación entre lo público y lo privado no sólo tiene que ver con la realización puntual de los proyectos, sino también con la administración posterior de los mismos, en donde la prestación de servicios corre por cuenta de compañías contratadas por el gobierno. Aquí es importante destacar que, si bien estos proyectos se gestionan con la colaboración del sector público y en ocasiones por encomienda directa del gobierno, los beneficios inmediatos no son para el sector público, sino para la empresa privada. Esto se debe por supuesto a que los GPU, tanto en el sentido de la economía global como de la economía local, se construyen principalmente para fines comerciales en que la empresa privada es el principal usufructuario (Lungo, 2005). Los GPU también conllevan un aumento significativo de informes, documentos y estudios realizados por expertos en el tema del desarrollo urbano y la nueva economía. Se trata de una gestión fuertemente influenciada por una potente maquinaria intelectual que la guía y regula.

Los gobiernos usualmente contratan asesores externos, a veces vinculados a empresas internacionales, que a la luz de las ventajas comparativas regionales y globales que presenta determinada ciudad, elaboran marketing packages dirigidos a la construcción de tal o cual GPU (Greene, 2005). No se trata tanto de una innovación intelectual local como de identificar GPU que han mostrado ser exitosos en otras ciudades, y por consiguiente su experiencia se adapta al contexto de la determinada ciudad.

Más que atender las necesidades específicas de la ciudad, se trata de una gestión que busca adaptar las experiencias exitosas de otras ciudades, para efectos de competir en la economía global (Lungo, 2005, Greene, 2005). Otro elemento importante es el de las rúbricas y los artificios retóricos que se emplean para efectos de nombrar y legitimar. En general los GPU —y los millones de dólares que representan para el erario público— se presentan discursivamente como iconos de los nuevos tiempos globalizados y como panaceas ultramodernas que vienen a restituir la vida urbana de las ciudades (Swyngendwou et al 2002; Koo Kang, 2000; Peck y Tickel, 2003). La gestión urbana de los GPU, por tanto, se vende discursivamente como posicionamiento global, desarrollo sostenible y crecimiento económico, al tiempo que evita toda discusión sobre los beneficiarios reales —principalmente la empresa privada— y los impactos negativos de estas intervenciones.

Por otro lado, la gestión de los GPU coincide con un proceso de privatización y de capitalización ascendente del patrimonio público de las ciudades, ya que los GPU suelen implicar la entrega y/o venta de tierras públicas para el desarrollo de proyectos privados. No se lleva esto a cabo sólo por medio del catastro público existente, sino por vía del desalojo de comunidades, la demolición de edificios públicos y otras estrategias para “liberar”

espacios de la ciudad.

Puerto Rico El plan actual de desarrollo urbano de Ciudad Mayor1 y Tren Urbano2 coincide con la transformación de la economía de la Isla. En las décadas de 1950 y 1960 el proyecto de inversiones industriales estadounidenses en Puerto Rico sirvió a Estados Unidos para proponer a las naciones en desarrollo una vía de supuesto desarrollo económico. Entre 1976 y 2005 una variación de aquel proyecto fue la instalación de corporaciones multinacionales como Pfizer, Merck, Johnson & Johnson, y Dual Light, bajo el estímulo de la Sección 936 del Código Tributario norteamericano, la cual eximía de impuestos federales a las remesas de ganancias de los subsidiarios industriales invitados a producir en Puerto Rico. Actualmente la economía puertorriqueña en general depende principalmente de las industrias farmacéuticas y electrónica. Distinto a sus islas vecinas, en Puerto Rico el turismo y la agricultura juegan un papel relativamente pequeño, algo que podría cambiar si desaparecieran las excenciones de impuestos que otorga el gobierno a las empresas industriales.

En búsqueda de mano de obra más barata, las farmacéuticas se están re-localizando en Singapur y China (Carmona Báez, 2006). Ante esta realidad, el gobierno colonial de Puerto Rico ha reconceptualizado su estrategia económica, indicando que su mercado nicho yace en la investigación biotecnológica. Esta actividad requiere una cantidad de trabajadores más reducida, y compuesta principalmente por especialistas científicos y técnicos. Este nuevo sector productivo del país sería el protagonista principal de la ciudad pos-pública en Puerto Rico.

Por otro lado, el nivel oficial de pobreza de 50% y la tasa de desempleo de 14% amenazan con aumentar. El discurso oficial del gobierno se rearticula: de “Manos a la Obra” en la época del capital manufacturero por invitación, se pasa a “Mentes a la Obra” en la fase actual. Nótese que no hay seguridad ni garantías en el proyecto de biociencia en el que el gobierno de Puerto Rico hace propaganda, ya que las corporaciones multinacionales de este rama tienen una gama global de donde escoger los nuevos nichos de inversión. No se crean nichos económicos por voluntad política, sino al contrario: los nichos son determinados por los intereses de las multinacionales, tales como mano de obra barata, control político asegurado y, consecuentemente, poca resistencia social de las clases trabajadoras y populares del país objeto de las inversiones.

Isla-Ciudad, Ciudad Red, Ciudad Mayor: ¿ciudad pos-pública?

Desde comienzos de los años noventa, tres gobiernos neoliberales han intentado que Puerto Rico cumpla con los requisitos jurídicos, técnicos, discursivos y financieros para aplicar el concepto de los Grandes Proyectos Urbanos al área metropolitana de San Juan. El primero fue bajo la gobernación de Pedro Rosselló, entre 1992 y 1999. Rosselló prometió elevar las condiciones socioeconómicas de Puerto Rico a un nivel apto para la anexión a Estado Unidos (i.e. convertirlo en el estado 51 de esa nación norteamericana).

cultura popular urbana... 31 Para ello aplicó un programa de “mano dura contra el crimen” y realizó obras públicas grandes, caras y ostentosas. Realizando enormes proyectos de construcción, el gobierno de este Terminator de servicios públicos diseñó la primera política de reorganización urbana bajo el título “Isla-Ciudad”. Ni el aumento de fondos para la policía ni la expansión del desparramamiento urbano tuvieron como resultado una reducción de la criminalidad o de la corrupción, pero Rosselló fue exitoso en privatizar la Telefónica (la mayor fuente de ingreso del Estado), buena parte del sistema de salud y ciertas funciones de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados. Por otro lado, Rosselló fracasó en su misión de rehabilitar los cascos urbanos y conectar entre sí a los centros más productivos del país, ya sea porque su proyecto era demasiado abarcador o porque los movimientos sociales y ambientales se opusieron exitosamente a la idea de convertir la Isla entera en una supuesta metrópolis. Pero fue con esta administración en que la multinacional de origen alemana Siemans y los consultores contratados fuera de Puerto Rico fueron invitados a comenzar la construcción del Tren Urbano. A dónde iba el tren y qué función cumpliría, era información escondida para el público.

Cuando Sila Calderón, del Partido Popular Democrático, ascendió a la gobernación en 2000, retomó el concepto de rehabilitación urbana y distinguió dos fases. La primera consistió en crear una Oficina de Comunidades Especiales dedicadas a reorganizar la infraestructura de los barrios más pobres del país, donde vive gran parte de la población puertorriqueña. La segunda fue denominada “Ciudad Red”, y en ella, la construcción del actual Tren Urbano fue articulando los Grandes Proyectos Urbanos para preparar la economía de Puerto Rico para la globalización del siglo XXI (2).

En los medios de comunicación el discurso destacó una preocupación estética y medioambiental. En 2004 comenzó su gestión el gobernador Aníbal Acevedo Vilá, autonomista como su predecesora, con una campaña para preparar a Puerto Rico para ocupar su nicho en la economía globalizada. Esta vez se trató de desmantelar el proyecto de Comunidades Especiales y abrir camino para la futura expropiación de decenas de comunidades de escasos recursos en la zona metropolitana. A este respecto, la expropiación forzosa en el 2005 sufrida por los residentes del barrio San Mateo en Santurce es representativa de la política social de desarrollo urbano que se está implementando a lo largo y ancho de la Ciudad Mayor. Para cumplir esta meta, la prioridad según Acevedo Vilá era avanzar en transformar la principal zona metropolitana de la Isla en lo que se llamó “Ciudad Mayor”.

Fue bajo esta administración que el Tren Urbano se completó.

Después de más de ocho años de construcción y fondos ascendentes a 2 mil millones de dólares —o 22 millones de dólares por kilómetro, el tren urbano más caro del mundo—, el nuevo sistema de transportación pública de riel del área metropolitana de San Juan, mejor conocido como el Tren Urbano (TU), abrió por fin sus puertas en diciembre de 2004 (Nuevo Día, 25 de marzo 2008). Producto de una colaboración sui generi entre el sector privado, sistemas universitarios en proceso de descentralización y privatización, asesores técnicos y legales y los gobiernos municipales de Puerto Rico y el federal estadounidense, el TU ha representado uno de los proyectos de mayor envergadura en

la historia reciente de Puerto Rico. Con sus 16 estaciones, y un recorrido de 10.7 millas, este nuevo modo de transportación teje un cordón de paradas a lo largo de los municipios de San Juan, Guaynabo y Bayamón. Con algunos tramos subterráneos y otros en que el tren se eleva sobre las carreteras y auto expresos, sea para llevar abogados al Centro Judicial de Bayamón o recoger estudiantes de las urbanizaciones cerradas de Guaynabo, las límpidas unidades del TU discurren puntualmente por distintos espacios socioeconómicos y culturales del área metropolitana. El tranquilo y fronterizo barrio aledaño a la Universidad del Sagrado Corazón, el confluido escenario financiero y bancario de Hato Rey, el díscolo casco urbano de Río Piedras, el gigante hospitalario del Centro Médico, el atiborrado mundo vehicular del casco de Bayamón, cuentan con un serpentino hilo conductor que revive con cada vagón que pasa. Aunque muchos menos de los usuarios anticipados, aproximadamente 25,000 personas utilizan a diario el Tren Urbano.

Se ha esgrimido la pertinencia del Tren Urbano como medio para atacar radicalmente el grave problema de la concentración vehicular y del desarrollo desparramado del área metropolitana (Documento de Impacto Ambiental Final, 1995). El Tren Urbano, en este sentido, se ha presentado como un eficaz instrumento para un nuevo desarrollo del núcleo central de la zona metropolitana, mas no sólo como medio de transportación, sino también como una suerte de emblema del saneamiento y re-desarrollo social y económico de los cascos urbanos y las inmediaciones de la ciudad. ¿Un proyecto hegemónico?

En este escenario, el gobierno ha lanzado una intensa campaña publicitaria que, por medio de una semiótica y una iconografía muy ligada a las estrategias y tácticas del mercadeo contemporáneo, hace lo posible por ubicar el referente del Tren Urbano dentro del imaginario utópico y mítico de la “Ciudad Mayor”. En los anuncios, consignas como “Déjate llevar” o el grafo emotivo del acrónimo TU entran en composición con imágenes de pasajeros ciclistas preparándose para un día divertido en la ciudad; los vagones del tren urbano se asocian con taquillas de cine, cavas de vino (¡en el Caribe!) y comidas exóticas hilvanadas alrededor de la periferia gráfica de la frase Zona Metro. La publicidad del Tren Urbano recurre a sistemas de referencias cuya economía simbólica no da prioridad al valor de uso de la transportación colectiva, sino a la utopía y al mito de la Ciudad Mayor. La actividad publicitaria y promocional para difundir las virtudes del Tren Urbano no comunica tanto los beneficios prácticos de este transporte colectivo como el imaginario de una ciudad habitable.

El Tren Urbano en este sentido se re-significa al interior del imaginario de la Ciudad Mayor: transita por el mercado y la técnica de los estilos de vida, la estilización de los espacios de consumo y la ambientación light y divertida de las simulaciones mediáticas. Ejemplo emblemático ha sido la celebración anual del Festival Cultural Urbano, donde el gobierno municipal de San Juan y el Tren Urbano (ahora una empresa subsidiaria de Siemans) invitan al nuevo sector productivo a participar en una seria de

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fiestas auspiciadas por cadenas de comida rápida como Subway y Pizza Hut, el Banco Popular de Puerto Rico y multinacionales como Pfizer. En estas fiestas se emplean disc jokeys de la nueva música electrónica y bandas de música punk. Artistas gráficos profesionales hacen simular graffiti callejero en telas de canvas colgadas con cadenas al interior de las estaciones. Por supuesto, este graffiti correspondiente a la publicidad del capital transnacional y de los GPU carece de la realidad sociopolítica del grafitti que se ve en los edificios de la ciudad como expresión de resistencia y rebeldía de muchos jóvenes. Se trata de una cultura urbana pospública no tanto orgánica, sino mecánicamente impuesta por las operaciones de las empresas multinacionales y los políticos que abogan por su proyecto.

Gentrification, proyecto “gentrificante”3 A raíz de lo anterior, aventuramos la siguiente proposición. El TU además de ser una propuesta de transportación colectiva, es también un GPU, es decir una propuesta de re-desarrollo urbano orientada al mercado que descansa en dos estrategias inter-relacionadas. Éstas son: 1) la re-articulación del municipio de San Juan por medio de la hiper-concentración de inversión pública y subsidios para los desarrolladores privados en las áreas aledañas a las estaciones del tren; de esta forma el Gobierno pretende aumentar el valor de la propiedad y reducir los riesgos económicos para así incentivar a la empresa privada a invertir en la revitalización comercial de la metrópolis; y 2) la concentración de estudiantes, familias de clase media alta, y parejas de profesionales jóvenes en los nuevos focos de desarrollo del municipio de San Juan; con lo cual el gobierno busca cambiar la demografía socio-económica de Río Piedras, Santurce y Hato Rey con el propósito de generar una demanda solvente para el sector inmobiliario y comercial de primera y segunda categoría. A nuestro entender, no obstante, esta propuesta de desarrollo urbano conlleva un gran riesgo social y económico.

El mismo presupone, por un lado, el paulatino desplazamiento de centenares de familias pobres -muchas de ellas inmigrantes- como resultado de la expropiación o la venta de las casa que estas familias alquilan en las zonas de desarrollo. Mientras, la hiper-concentración de fondos públicos y privados en nódulos de desarrollo presupone la construcción de costosos proyectos urbanos de vivienda, recreación, y trabajo -muchos interconectados por medio del TUque dan al traste con la pobreza, la construcción espontánea y el subdesarrollo general que se vive en San Juan; agravando de esta forma el ya existente desarrollo desigual en el municipio de San Juan. A estos efectos, consideramos que el Tren Urbano es mucho más que un simple medio de transporte, representa también la punta de lanza de un proyecto de gentrificación selectiva del municipio de San Juan. Esta agenda de gentrificación para el cual el TU es instrumental, coincide con la experiencia tanto en Estado Unidos como en otros países donde se han iniciado similares proyectos de desarrollo basados en la transportación (Smith, 2002).

En efecto, en los últimos 10 años se han disparado las inversiones públicas y privadas en la rehabilitación y revitalización de las zonas urbanas de casi todas las grandes ciudades alrededor

del mundo. Bajo la consigna de “ciudad habitable” supervisada por una poderosa alianza entre Estado y capital, grandes sectores de los antiguos cascos urbanos están siendo gentrificados. Es fuente de riqueza para inversionistas, corredores de bienes raíces, burócratas gubernamentales, detallistas al servicio de empresas multinacionales, la banca, etc. ¿Cómo se oficializa este entramado económico y cómo el discurso lo representa como algo natural?

Un modo es oponiendo la limpieza, la revitalización cultural, la seguridad, el entretenimiento, el ocio, el consumo, la estética, el arte, la iluminación de las vías públicas y el ambiente, a la decadencia, al crimen, la inseguridad, el riesgo, la violencia, el miedo, la suciedad, la escoria y la oscuridad que se atribuyen a la ciudad en la actualidad. Se busca validar la intervención gentrificante como ideal, oponiéndosele a la distopía existente.

Por su parte, el Tren Urbano y las estaciones que atraviesa remolcan la ciudad pos-pública. El Tren Urbano se orienta a una nueva población productiva (la llamada nueva clase media) con disposición al consumo de espacios estilizados a lo “South of Fortaleza”, al menos en lo que se refiere al tipo de espacio que se quiere vender. Por otro lado, es a esta población a la que más le interesa participar de la utopía (luz vs. oscuridad) que proponen el Estado y el mercado. Finalmente, el Tren Urbano hace uso de una zonificación y de un modelo de desarrollo comercial urbano ya estudiado y aprobado por los financiadoress los bancos y las empresas inversionistas, los contables y los corredores de bienes raíces. ¿Cómo será entonces el espacio urbano que se produzca?

Los sistemas de comunicaciones de Río Piedras —una ciudad de cierta importancia cuya rehabilitación del casco urbano sigue siendo motivo de controversias intensas— sugieren las nuevas estratificaciones sociales. Por un lado están los autobuses de la vieja AMA y su estación tradicional (el “corral de guaguas”) del barrio Capetillo, y por otro, las estaciones del Tren Urbano.

Se ve una segregación social y geográfica entre la población pobre —en la que se destaca la mayormente comprendida por afro puertorriqueños y dominicanos--. Por un lado, la población dominicana utiliza los autobuses, y por otro, hay una población estudiantil junto al nuevo sector productivo, quienes utilizan el Tren Urbano. Las nuevas diferencias sociales se ven también en los decrépitos y caros hospedajes de estudiantes universitarios en Río Piedras y los edificios de oficinas y viviendas gentrificadas (para estudiantes e investigadores de mayores recursos) de Plaza Universitaria. En contraste con los precarios hospedajes estudiantiles, Plaza Universitaria, un complejo de espacios comerciales, burocráticos, académicos y residenciales de alto valor, tiene acceso subterráneo directo al Tren Urbano; su arquitectura —que recuerda la de edificios bancarios— aísla su conjunto del entorno universitario y popular riopedrense.

La ciudad pospública tiene un particular impacto social. En ella se diseña y planifica en función de acelerar la ganancia del inversionista (el llamado turnover time), del consumo del nuevo sector productivo y de los intereses del sector privado. Se evidencia con dos efectos paralelos. Por un lado, la gentrificación de ciertas áreas conlleva un dramático coeficiente de marginación para los restantes grupos, espacios y comunidades. Además, aumentan los desplazamientos y expropiaciones, la pauperización y el empobrecimiento, la

cultura popular urbana... 33 ruptura de lazos sociales y el destrozo de comunidades históricas, la criminalidad y el volumen de la economía subterránea. Por otro lado, y como consecuencia del primer efecto, la ciudad pospública endurece la elitización: se privatizan gradualmente los espacios públicos; se segrega socialmente el espacio urbano; los terrenos y recursos públicos y privados se concentran en las zonas gentrificadas y aumentan la vigilancia y el control de la población.

En sus instancias como agente de gentrificación, el Tren sirve a la nueva y reducida “clase media”, mientras se hace indiferente con respecto a la población que mayoritariamente utiliza el automóvil o los medios colectivos como el autobús de la AMA —cuyo servicio es proverbialmente deficiente— y las “guagüitas públicas” o “pisicorres”. Si el Tren Urbano es emblema del desarrollo comercial de la zona metropolitana e hilo que conecta lugares destacados de trabajo y entretenimiento en esta misma zona, entonces asistimos a una profundización del abismo social —entre grupos adinerados y desposeídos— por vía de la restricción del derecho a la transportación pública y de la privatización. La coincidencia entre las estaciones del Tren y enclaves de intenso desarrollo comercial y residencial confirma la gentrificación. En dichas áreas son altos los precios de propiedades inmobiliarias y/o alquileres, de la venta al pormenor y de sitios de entretenimiento como bares y restaurantes. Este desarrollo bien será responsable del desplazamiento, en ocasiones con expropiación forzosa, de los menos solventes. Tal fue el caso del distrito de Santurce en el 2005 cuando cientos de hogares de familias trabajadoras de bajos recursos fueron expropiados en función de inversiones millonarias en complejos de apartamentos de medio millón de dólares o más.

En cambio, las familias expropiadas recibieron alrededor de cincuenta mil dólares por sus casas de madera, cemento y cinc.

Pos-industrial, posmoderno, pos-público El Tren Urbano surge en un momento en que la tendencia global de producción y acumulación de capital ya no descansa sobre la estructura fordista, ni sobre la rentabilidad de una clase obrera industrial cuyo salario social incluya la gestión del Estado. A estos efectos, tanto la planificación preliminar como la finalidad operativa del Tren Urbano, desde la lógica de un urbanismo funcional orientado a transportar una población obrera industrial fundamentalmente citadina, como en los países industriales, significa desatender el verdadero suelo socio-cultural sobre el cual descansa la realidad del mercado laboral. El Tren más bien participa en las actuales coordenadas de diseño económico y urbano que se están gestando en el Puerto Rico posterior al Código de Rentas 931.

La experiencia de des-industrialización en Puerto Rico ha sido —como en muchos otros países— marcada por profundos cambios en la estructura socioeconómica, y en los socioculturales y espaciales que muchos autores han llamado posfordistas. En lo que respecta a la esfera laboral, ya no se trata tanto de una población activa en las tareas de la industria manufacturera, sino en servicios públicos y privados, información y telecomunicaciones, investigación farmacéutica y seguridad y vigilancia. Por su parte, el diseño macro-económico de los proyectos de desarrollo del

país ya no se articula sobre la base del modelo de sustitución de importaciones, el proteccionismo sectorial o la mano paternalista del Estado benefactor, sino sobre la producción inmaterial (imagen y publicidad, software, branding y servicios); el sector de finanzas, la especulación y la construcción. En lo concerniente al diseño urbano, se trata de un urbanismo cautivado por la estética, los estilos de vida, las nuevas modalidades de espacios de ocio y entretenimiento y la “rehabilitación” gentrificada de los antiguos cascos urbanos.

Por otro lado, estos cambios se han venido operando sobre transformaciones socio-culturales evidentes en las prácticas sociales y espaciales de los residentes del área metropolitana, quienes se diferencian respecto a la de otros periodos sobre todo en lo relativo al patrón y tipo de consumo, el contenido y la forma de los espacios de esparcimiento y entretenimiento y el imaginario social del entorno citadino. Nuevos mapas mentales, nuevas subjetividades, nuevos entendidos socio-culturales y nuevos sistemas de referencia han contribuido en concomitancia con las transformaciones arriba señaladas hacia la confección, algo accidentada, de un contorno socio-espacial distinto al de épocas anteriores. Anteriormente, la gente se movía dentro del triángulo cotidiano de (1) su lugar de residencia (urbanizaciones) a (2) su lugar de trabajo o escuela, a (3) sus espacios de consumo y entretenimiento (los centros de compras, “malls”, etc.) en automóviles personales; ahora se trata de un desplazamiento concentrado dentro de los nuevos nódulos “todo-incluido”, facilitado por unos espacios y un modo de transportación completamente privatizado para la llamada “nueva clase media”.

Es entonces en este marco, es decir, en el de la ciudad pospública, en la del urbanismo gentrificado, en la de una supuesta sociedad posmoderna, en donde se inserta el sistema del TU. En este sentido, cualquier reflexión sociológica en torno a las prestaciones socioeconómicas, culturales e institucionales del TU, no puede sino vislumbrase en dialogo con las coordenadas generales que definen el nuevo escenario social puertorriqueño, así como también los programas y las tendencias globales que han incidido en la formación del mismo. Más aún, el que se haya pautado inicio a un proyecto de transportación colectiva con las características en materia de trazado geográfico, de representación discursiva, de diseño arquitectónico y de manejo administrativo como los del TU, revela más respecto a las particularidades del nuevo tratado urbano y social alrededor del cual se quiere hacer gravitar la zona metropolitana, que respecto a la utilidad social de este medio de transporte.

En fin, pensamos que la ciudad pos-pública de Ciudad Mayor, igual que muchos Grandes Proyectos Urbanos alrededor del mundo, representa un apartheid socio-económico que ignora las necesidades de esa gran mayoría que no cabe en el imaginario de esta llamada ciudad habitable. Dicha segregación por razón de clase es característica esencial del proceso globalizante de la privatización y el control cada vez mayor de los dueños del capital. Vale enfatizar, además, que esta segregación depende de la especulación en el mercado y que el éxito de la metamorfosis urbana y económica no está garantizada para nada. La próxima estación pos-pública representa un paso más a la inseguridad y reproduce la condición insostenible y polarizante.

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o l l i u q r ce

Entrevista a

APUESTA: ¿Dónde te criaste, cuándo te interesaste por el arte? Entiendo que has concebido piezas de arte, esculturas o dibujos utilizando el cabello.1¿Cómo logras combinar tu interés por la barbería y el arte?

Obdulio: Mi niñez y mi adolescencia estuve viviendo en Carolina P.R. En mi adolescencia estudie en escuela publica y fue ahí donde descubrí mi afición por el recorte. Ya había experimentado el dibujo desde muy temprana edad, como desde mis 7 años. Cuando recortaba a mis compañeros les hacia diseños, líneas etcétera. Eso fue en la época de los 90.

A: Para el público que desconoce lo que es el cerquillo, ¿podrías definir o explicar qué es el cerquillo, cuáles son los diferentes tipos de cerquillo y quién lo utiliza?

O: Lo que puedo recordar desde mi primera experiencia como barbero desde aproximadamente 1990 es que se comenzaron a utilizar en la isla nuevos estilos de marcas en el cabello (cabeza) como: el cerquillo en la frente , las patillas finas, dibujos con líneas y logos de marcas de tenis. Estos estilos eran censurados en la escuela y en los empleos y por eso eran tan populares.

Era como una forma de retar las normas. Además los barberos de marquesina como se les nombraba a muchos que trabajaban desde su propia casa demostraban sus destrezas con las navajas de afeitar.

(3) APUESTA: ¿Cuál es la historia del cerquillo, de dónde viene, y cómo se popularizó en Puerto Rico?

O: No tengo datos exactos sobre el origen del cerquillo, pero a mi parecer las culturas más influyentes en esta practica son las indígenas, africanas y afroamericanas. Hace al menos dos décadas esta practica a adquirido mucha importancia en muchos países latinoamericanos y sobre todo en Puerto Rico. Claro

esto hablando del cerquillo bien afeitado y con marcas muy especificas.

A: ¿Por qué se hacen el cerquillo?, ¿qué significado podría tener el cerquillo? ¿Tiene alguna relación con las clases sociales, la identidad cultural o la identidad racial? ¿Se practica el cerquillo en las cárceles, ¿por qué?

O: El cerquillo se utiliza como una forma estética de definir un estilo. Por ejemplo: los amantes del hip hop, rap y reguetón utilizan cerquillos en la frente patillas finitas y barbas bien definidas. Los punk utilizan otra variedad de marcas como crestas.

A: Explícanos, ¿qué diferencia ves entre un joven de clase alta o media alta que se hace un cerquillo y un joven de un residencial público que se hace un cerquillo?

O: Mi experiencia me ha demostrado que usualmente la gente de clase alta no utilizan cortes tan marcados a meno que a conciencia quieran tener un “look urbano” .

A: Entiendo que tú y otros compañeros artistas montaron una presentación en el este de Europa que se llamó “Estigma”; cuéntanos sobre eso.

cultura popular urbana... 39 O: En el 2007, Marimar Benítez curó una muestra que se presentaría en Ljubljana Slovenia que llevaba como título Stigma, esto refiriéndose a los distintos tipos de marcas. Ella se enfocó en artistas puertorriqueños que estuviesen trabajando el fenómeno de las marcas como identificación de algunas culturas o géneros. En mi caso yo trabajé con el fenómeno del cerquillo en Puerto Rico. Tuve la oportunidad de conversar con algunas personas en Eslovenia que me preguntaron sobre la pieza y me mencionaban que para los eslovenos no era tan importante este fenómeno y por eso les parecía curioso. Pero observando a mi alrededor me di cuenta que habían muchos jóvenes con fuertes influencias de estilos con cerquillo a pesar de que el uso de la navaja esta prohibido en los salones de estilo y las barberías.

A: En Puerto Rico, ¿cómo se manifiesta el estigma en contra del cerquillo, y otros estigmas, en contra de la cultura de la clase trabajadora urbana?

O: Bueno, a cambiado un poco últimamente por que se ha adentrado bastante la cultura urbana (antes llamada subcultura) a los medios. Pero recuerdo que antes, hace algunos años atrás, no permitían personas con recortes muy pegados o con estilos muy marcados en algunos empleos. Ahora se pueden ver personas hasta con tatuajes y eso es positivo. Aun que en algunos tipos de empleos (bancos, empleos de altas posiciones en el gobierno, médicos, abogados, etcétera) este discrimen todavía es notable.

Me tripea mucho ver a Barack Obama que se marca un poco el cerquillo en la frente. Me parece una buena evidencia de su origen aun que no se cuan conciente este de ello.

A: ¿Cómo ha sido la reacción del Estado, las escuelas, los grupos religiosos y las clases dominantes con el fenómeno del cerquillo?

O: Pues los cortes de cabello en todas las épocas han servido como símbolo de protesta, resistencia o estatus. Desde los egipcios hasta los hippies con sus melenas.

Creo que a conciencia, hoy muchos jóvenes utilizan las marcas en su cabeza para demostrar lo que piensan y en lo que creen. Últimamente es muy usual ver jóvenes del genero masculino con largas trenzas pegadas de la cabeza acompañadas de cerquillos meticulosamente bien realizados alrededor de todo el cuero cabelludo. En muchos lugares este estilo es bien recibido y admirado, pero en otros sectores como colegios privados, algunas escuelas públicas y diferentes tipos de empleos, este no es el corte que debería llevar un hombre de verdad.

A: ¿Crees que el cerquillo puede ser interpretado como una forma de resistencia cultural? El rap y el Hip-Hop se han internacionalizado, ¿crees que lo mismo está pasando con el cerquillo?

O: Sí, el cerquillo definitivamente es un modo de comunicar lo que uno piensa o cree según el lugar de procedencia. Es como una barba corta o larga, como las cejas afeitadas y los bigotes.

Aunque la resistencia social se a convertido en algo “cool” como el graffiti, el hip hop, los deportes extremos y las vestimentas.

La globalización a confundido un poco las cosas. Como el significado del Ché y las imágenes de muchos símbolos de lucha y resistencia.

Tal vez la imagen de la “resistencia” se a convertido en algo popular.

A: ¿Qué aportación a un movimiento social liberador podrían hacer los artistas jóvenes de este país?

O: Creo que los artistas hacen su aportación trasmitiendo e insertando sus visiones en sus proyectos para mostrar lo amplias que pueden ser as posibilidades. Estos pueden servir como agentes catalizadores.

"Por la gente buena, por las feminas del mundo y la paz y nuestras madres, por la resistencia de culturas matriarcales, de estructuras matriarcales, de reservas matriarcales , de costumbres matriarcale s,continuaremos la eterna lucha por equilibrar la vida."

Olivia Prendes "No hay verdadera revolucion sin mujeres” Odaymara Cuesta 1 ¿Cómo y por qué comenzaron en la música?

Puedes chequear nuestro blog en el myspace.com/3krudas <http:// myspace.com/3krudas> tenemos ensayos que te contestarán esta pregunta.

2. ¿Han recibido alguna educación artístico-musical formal? ¿Qué relevancia creen que tiene ésta para el artista popular?

Odaymara Cuesta estudió en el Instituto Superior Pedagógico (1991-1993) Artes Plásticas; Odalys Cuesta posee una Licenciatura en pedagogía y ha recibido varios talleres de teatro y música; Olivia Prendes estudió música en la Escuela Vocacional de Arte Regino E Boti (1979-1985), en la Escuela Nacional de Arte (1986-1990) y en el Instituto Superior de Arte, además de estudiar en la Facultad de Artes Escénicas (1990 -1996) La enseñanza artística ofrece algunas herramientas técnicas, pero en nuestra experiencia fue muy

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enfocada en el arte europeo colonizador y no hubo mucho respeto para el arte africano y latinoamericano y popular en esas academias .

3 ¿Cómo describen su música? ¿Qué estilo siguen y qué tipos de fusiones hacen, si alguna?

Nuestra música es esencialmente urbana, cubana y mujerista y fusionamos con raíces afrodescendientes, rumba, yoruba, reggae, hip hop, dance hall, latin, salsa, son, macuta, timba, guajira.

4. ¿Cuáles artistas y canciones han influenciado su música?

Toda la buena música mundial, escencialmente música negra y latina, muchas mujeres sobre todo La Lupe, Celia Cruz, Salt’n Peppa, TLC, Mc Lite, Celina González, Magia, Instinto, The Secuence, Queen Latifah, Cesárea Evora, Hayla, Miriam Makiba y Mercedes Sosa.

5. Cuéntennos algo sobre el desarrollo del hip-hop en Cuba. ¿Cuál ha sido la actitud hacia este género musical por los demás artistas (positiva, negativa), sobre todo los músicos? ¿Y por el resto de la sociedad? ¿Y por el gobierno? ¿Estas actitudes han cambiado con el tiempo, y en qué sentido (más aceptación o menos)?

En los comienzos, en los años 80 era algo desconocido, pero con el tiempo y la experiencia fue tomando forma y se empezó a hablar de un movimiento cultural de vanguardia. Siempre lo nuevo asusta

cultura popular urbana... 41 y lo establecido no quiere reconocerlo, aun así, en los 90 nacieron muchos grupos, videos, giras internacionales, discos con artistas extranjeros, los meses de agosto los festivales de rap por un espacio de 11 años apoyado por el gobierno, pero en sentido general, tenemos mucha autogestion, todo esto trajo también encuentros de criterios, luego llegó la comercialización con el surgimiento de la Agencia Cubana de Rap (también del gobierno), luego el auge del regetón, muy bien recibido por la juventud , que a estas alturas prefiere bailar, y la consabida definicion de dos grandes corrientes, comercial y underground .

6.¿Cuál ha sido la participación de las mujeres dentro del hiphop cubano (mucha, poca)? ¿Cómo es vista esa participación de las mujeres por los demás artistas del género musical, o por la sociedad?

Pudiéramos comparar con otros países y sería divertido ver las diferencias, pero si hablamos sólo de Cuba, a principio pocos grupos eran visibles... pero después de 1999 muchos grupos como Instinto, Magia con Obsesión, Explosión Femenina, la Yula, las Marianas, I two G, las Today, las Atómicas, dj Leidys, dj Yary, Nono, Trueno Aguilera, la Llave, Danae y muchas más. Como sabrán las mujeres siempre tenemos ke luchar en este mundo para alzar nuestras voces , dentro de comunidades tan machistas la verdad se hace bastante ostil pero somos fuertes y logramos hacerlo.

7 ¿Cuál es la relación en Cuba entre el hip-hop, el rap y el

reggaetón? ¿Qué similaridades y/o diferencias hay entre los artistas, o en la percepción pública hacia cada género musical?

Hay mucha lucha entre artistas del regueton y el hiphop conciente underground ... los medios dicen que regueton es hiphop latino y no es asi , seria buen tema para continuar la disertacion , el dinero esta de parte del regueton, que es mas exitoso , entonces nuestr@s artistas conscientes siguen adelante con espiritu y razones reales de cambios sociales aunque sin mucha economia .

6.¿Qué responderías a quienes plantean que géneros como el hip-hop, el rap o el reggaetón no son música o que son mala música?

Decir que un tipo de musica es mala o no lo es, es una discriminacion total, cada genero tiene malos y buenos ejemplares y toda la musica es posible hacerla con calidad, todo depende de sus creador@s, es cierto que hay mucho por aprender pero tambien hay mucho fundamentalismo y conservadurismo, faltan mentes abiertas.

7. En muchos países, el rap y el reggaetón han sido acusados por algunos de perpetuar el machismo y la homofobia. ¿Cómo se relacionan los géneros musicales en Cuba con estos fenómenos? ¿Crees que reproduces o critícas esas desigualdades sociales en tus canciones?

Si, es cierto que el machismo y la homofobia estan bien fuertes y despiadados en estos generos, pero tambien en la salsa y en el vals y en la contradanza y en el jazz, y en la opera,

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en todas partes de esta vida siempre es lo mismo y siempre se ha tenido que luchar contra eso. Krudas Cubensi critica, se burla ,desvaloriza el machismo y la homofobia en todas partes que se encuentren y utilizamos esta musica para revertir todo eso y hacerlo desde nuestro punto de vista feminista.

8.¿Cuál es tu postura ante el desastre ambiental?

Creemos que cada acto de nuestra vida debe ser responsable, somos vegetarianas (vegan) hace doce años, reciclamos todo lo que podemos, usamos bicicleta, y hacemos canciones y arte grafico para mostrar un camino de conciencia ecologica-sustentableambientalista, para todas las edades.

9.¿Sientes que las mujeres y/o los asfro-cubanos se han beneficiado de la Revolución, y si es así, en qué aspectos? ¿Cuál ha sido tu experiencia?

En muchos sentidos si, pues tuvimos oportunidad de aprender a leer y escribir y trabajar para darnos cuenta ke seguimos casi en el mismo sitio, y que en el mundo tambien han existido cambios y logros en paises capitalistas o socialistas pero la discriminacion continua horrible en todas partes.

10.¿Persiste la desigualdad social en Cuba? ¿Crees que ha aumentado desde los 1990, y si es así, cual crees que sea la causa?¿Y hoy en día, crees que la desigualdad está creciendo, disminuyendo, o sigue igual? ¿Abordas el tema en tus canciones?

En todo el planeta las riquezas estan repartidas de desigual manera, Cuba no es una excepcion, teoricamente en el socialismo no deberian existir las diferencias de clases pero la practica demuestra otra cosa , en Cuba con estos momentos de cambios y crisis la situacion esta mas dura cada vez y la verdad aflora crudamente y por supuesto que nuestras canciones son reflejos de la contradictoria sociedad cubana y mundial.

11. El hip-hop tiene sus orígenes en la cultura urbana afroamericana.¿Cómo se relaciona este género musical en Cuba

con la cuestión racial y el fenómeno del racismo? ¿Abordas el tema en tus canciones?

El mayor porciento de la poblacion en Cuba es afrodescendiente por tanto la coneccion con la muscia negra internacional es innanta, el racismos existe pero la fuerza de nuestra gente es indetenible, nuestra cultura se conecta y crece siempre.

12. En el capitalismo, generalmente, se produce lo que deja ganancias a las grandes empresas. ¿Crees que esto coarta la libertad creativa de los artistas? ¿Crees que la situación es diferente en Cuba? ¿Cuál ha sido tuexperiencia?

En Cuba es diferente, se dice que es un sistema socialista, en este tipo de sociedad no se hace culto al consumismo, por eso nuestro arte es muy creativo y no se enfoca en el mercado, es profundo y crece en la carencia.

13. ¿Qué cambios, si alguno, te gustaría ver en tu país, y en el mundo?

Una apertura para tod@s las cambios necesarios en este planeta tan jodido, y aqui un fragmento de una de nuestras ultimas canciones donde imaginamos un nuevo mundo: Si , las mujeres vamo’a gobernar y los hombre’ a cocinar y a lavar y a bebes cuidar, todo lo que han ensuciado van a limpiar, nuevo matriarcado, nueva inspiracion tierra madre super revolucion, sera que tendremos toda la salud natural viviendo solo de vegetal, amar a quien tu quieras nunca sera ilegal, viajar por todas partes posible no ideal las razas a mezclarse el sexo liberal, la tierra sera una sola llena de hermandad, sin guerra ni fronteras porque las mujeres vamo’a gobernar.

Quitate machismo , quitate racismo, quitate clasismo, quitate babilon.

Quitate la’ cera mira que te tumbo, aqui estamos Krudas pa cambiar el mundo.

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Mc Natra y Lady M se forma en el año 1998,saliendo en algunas producciones con varios artistas; pero no es hasta el 2008 que sacamos nuestra primera produccion titulada: “boricuas en guerra “la revolucion”, la cual recibio comentarios en los medios por poseer buen contenido social.

Respuestas a preguntas: 1. Desde niños nos gusto cantar y nacimos para eso. encontramos en la musica un instrumento de expresion.

2. No hemos recibido. la educacion artistico-musical formal es de beneficio personal para el artista y una ventaja en ciertos ambitos y es algo muy positivo para su carrera.

3. Describimos nuestra musica como revolucionaria,seguimos el estilo del hip-hop/rap/r&b. hemos hecho fusiones con reggae,salsa,entre otros.

4. Bob marley con sus tremendos mensajes profeticos y vico c y su tema: la recta final.

5. No hay mala musica,musica es musica;que se amanezcan esas personas y pasen largas horas grabando y escribiendo,tocando en vivo los diferentes instrumentos y que despues comenten de la buena musica y mensaje que sacamos.

6. Estamos en unos tiempos que hay que tener una mente abierta y respetar los diferentes estilos de vida;segun nos gusta que nos respeten,respetamos a los demas.” el que este libre de pecado que lance la primera piedra”.

7. Nuestra postura siempre ha sido y sera pro-ambiente. nos

molesta la contaminacion ambiental y lo expresamos en nuestra musica.

8. Nuestra musica apoya cien porciento a la clase trabajadora y obreros pobre. Nuestra musica trata de educar a nuestra gente a que luchen por sus derechos hasta la muerte.

9. Creemos que si, ya que el artista muchas veces tiene que responder a lo que venda y le genere mas ingresos a esas empresas;pero en nuestro caso no ha sido asi ya que nuestra musica es independiente y con empresa o sin empresa siempre cantaremos lo que sentimos en el corazon.

10. Pensamos sobre la situacion actual de puerto rico,que la corrupcion esta destruyendo la nacion,creemos que se debe eliminar el sueldo exagerado de los elefantes blancos del capitolio,al igual que reducir sus miembros a cero entre otras cosas y sobre el status;es lo primero que debe resolver P.R,mientras se este bajo el yugo de los yankis,puerto rico jamas podra desarrollarse como las demas naciones del mundo. hay que darle muerte a la colonia y unirnos todos los puertorriqueños por la libertad.

11. si creemos que es posible un cambio social. nos gustaria ver la igualdad para todos, un cambio social de justicia, si comen los ricos,que coman tambien los pobres,si hay buen servicio de salud para el rico que tambien lo reciban los pobres,si el rico estudia con todos los materiales y tecnologia a su alcance, que el pobre tambien reciba esa clase de educacion.

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INTIFADA Breve autobiografía: Rapeando desde el 1996, miembro de Intifada desde 2004, miembro fundador del colectivo de hip hop independiente Vanguardia Subterránea. He participado de varias compilaciones de hip hop y música de protesta. Comencé en esta música con el grupo Conciencia Poética de la cual sacamos un CD underground, DemoKKKracia U$Ada (1998). Soy de los que fundaron el taller de cantautores, además de haber participado de algunos colectivos de poesía. Con Intifada hemos producido dos CDs, Intifada (2004) y Mundo Nuevo (2006). Con este último tuve la oportunidad de presentarme con frecuencia en varios países de América, teniendo la dicha de participar del emergente movimiento de hip hop latinoamericano.

Preguntas 1. ¿Cómo y por qué comenzaste en la música? Explícanos ¿Qué significa Intifida? ¿Porqué escogiste ese nombre artístico?

Empecé por que Yallzee, mi amigo desde hace tiempo, me propuso montar un grupo de hip hop. El sería el productor, o sea, así le decimos a los que componen la música en el hip hop y yo rapearía. Nosotros siempre estuvimos en la fiebre del hip hop y aunque Yallzee era un B boy, yo nunca estuve rapeando en el corillo. No es algo que soñé ni planifiqué, sino que surgió como una oportunidad de expandir mi trabajo político revolucionario.

Las intifadas han sido reacciones espontáneas del pueblo palestino contra la ilegal ocupación israelí del territorio que la ONU les asignó. Estas rebeliones o sacudidas han sido comenzadas por niños y adolescentes que con sus piedritas a los tanques abusadores, levantaron la conciencia de sus padres, que tras años de ocupación estaban ya acostumbrándose del estado de las cosas. Como el hip hop es una expresión juvenil de origen popular pensé que pegaba con el concepto. Además, el hecho de que Puerto Rico es una nación ilegalmente intervenida desde 1898 y que dicho régimen se haya legitimado por la ONU posteriormente, me hizo establecer paralelos con nuestra situación colonial. Si bien no soy árabe, ni musulmán, en estos tiempos en los que se les acusa a los árabes de terroristas por el solo hecho de ser árabes, yo estoy con estos pueblos, Irak, Irán, Afganistán, etc.

2. ¿Has recibido alguna educación artístico-musical formal? ¿Qué relevancia crees que tiene

ésta para el artista urbano y/o popular?

El acceso a la educación formal ayuda a uno a saber las cosas básicas de las materias, conocer los debates más apremiantes, saber donde están los documentos y lo que se ha hecho. Siempre fui un buen dibujante y estudié en la Central de Artes Visuales.

Trabajé motando exposiciones de arte en el MAPR, que fue como una maestría bonafide. Estudié música cuando niño en el ICP, en los cursos del cuatrista Paquito López Cruz. La relación con la música urbana no es mucha, pero me abrió el oído a muchos campos del arte y posibilidades expresivas, así que aunque siempre me gustó el rap, siempre me gustó Andrés Jiménez, lo que me enseño que ningún medio está limitado por la tradición.

3. ¿Cómo describes tu música? ¿Qué estilo sigues? y ¿Qué tipos de fusiones haces, si alguna?

Mi música es hip hop underground, donde lo primordial es crear lo que nos da la gana por todo medio necesario, sin que el fin de lucro nos meta el pie. Por ahí hay mucho guapo de barrio que se convierte en un Backtreet boy por par de pesos.

Mi estilo es el de exponer las ideas que no exponen las disqueras, ni las salas de la universidad. Uso el espacio que se me permite para exponer las ideas del socialismo, aplicándolas a la actualidad. Exponer las cosas que los eunucos de la UPI no quieren decirle a sus estudiantes. Pongo la historia en función

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de la acción política y la música de rap, en la era de la informática tiene mayor posibilidad de difundir ideas que los libros. La gente no lee mucho por ahí.

Mi función es didáctica, mucha gente toma los discos míos como panfletos teóricos, como libros de historia. Hacen proyectos con ellos para sus clases y se radicalizan. Mis CDs son tesis para la acción, no hago colecciones de canciones de manera arbitraria. Exaltan el orgullo nacional, exponen las luchas que hemos dado desde la resistencia indígena hasta nuestros días. Hay gente por ahí que dice que va a sacar un disco en tal fecha y se inventa un nombre sin saber que carajo va a decir ahí.

Mi función es sacar la historia de los salones, los circulitos y de la tertulia. Como activista independiente, que participó del movimiento estudiantil, uso la música como si fuera el periódico de nuestra organización y nuestro mensaje ha llegado a jóvenes en el exterior y a veteranos en el nación.

4. ¿Cuáles artistas y canciones han influenciado tu música?

KRS one, Public Enemy, Gangstarr, MOP, Black Moon, Fat Joe, Nas, A tribe called quest, Rubén Blades, Silvio Rodríguez, Ché Melendes, Andrés Jiménez, César Vallejo, Pablo Neruda.

5. Hay quien plantea que lo que tú haces no es música o que es mala música. ¿Qué respondes?

Que no saben nada de lo que están hablando y que están envenenados de discrimen. Que son unos elitistas y que tienen que ponerse al día. Les recomiendo un cursito con Yallzee, que salgan con él a diggear, que aprendan de soul, funk, jazz, reggae, R & B y mucho hip hop. Que aprendan a samplear sus propios sonidos sin usar librerías de sonido. Que hagan mejores drums y bajos que él. Entonces que hablen de mi música.

6. Vivimos en una sociedad machista, racista y homofóbica ¿Crees que reproduces o críticas esas desigualdades sociales en tus canciones?

No creo que las reproduzca, díganme ustedes si es así. Yo hablo de socialismo y de independencia.

7. ¿Cuál es tu postura ante el desastre ambiental?

Eso es responsabilidad de los que pagan las campañas de los políticos. El gobierno no sabe como crear riqueza si no es

haciendo proyectos de construcción, miren como se construyó el ELA y como ferré se hizo más rico. Miren a Paseo Caribe a ver si les importa el ambiente o el patrimonio nacional. Miren con lo que vienen Fortuño y Santini para resolver la crisis, que si Río 2012, que la Ciudadela, lo de Piñones. Su interés es crear riqueza pa’ los ricos sin importar la ley, los yacimientos arqueológicos, las costas, las montañas ni su madre.

Las energías renovables tienen como enemiga a las grandes productoras de gasolina, las mismas que le hacen la guerra a Venezuela y a los árabes.

8. En nuestra sociedad capitalista, una minoría de empresarios domina a la mayoría trabajadora y pobre. ¿Cómo te relacionas tú y tu música con esta situación?

Yo lo que hago es escribir para que los poquitos que pueden escucharme usen las ideas en función del cambio.

9. El capitalismo, generalmente, produce lo que deja ganancias a las grandes empresas. ¿Crees que esto coarta la libertad creativa de los artistas? ¿Cuál ha sido tu experiencia?

Como yo no dependo de eso ni me interesa a estas alturas, no tengo problemas con eso. Pero a algunos amigos míos le han hecho cambiar, les han vendido sueños, les hacen grabar reguetón y musiquitas bailables. Aquí hasta el más independentista de los productores tiene miedo de producirme tal y como yo lo hago.

Quieren asegurarse la ganancia y creen que la única manera es reproduciendo los modelos de la mediocridad. Se equivocan, la gente ama esto cuando lo escucha. Son tan obstaculizantes como los demás capitalista, unos buscones y miedosos.

10. ¿Qué piensas de la situación política de Puerto Rico, y del status específicamente?

Viva Puerto Rico libre y socialista.

11. ¿Crees que es posible un cambio social? ¿Cuál te gustaría ver?

Creo que las comunidades tienen un papel importante ante el desmembramiento de los partidos de izquierda y la desmovilización de los sindicatos. Que esas luchas ambientales tienen que jalarse pa’ este lado y que el único cambio es posible mediante la solidaridad de los que trabajan. Que los que no trabajen y sean ricos no coman.

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crisis del capitalismo

Capitalismo. Este es un sistema socioeconómico (modo de producciónintercambio distribución y consumo) en el que los capitalistas (dueños de los medios de producción y de la materia prima) pagan salarios a trabajadores formalmente libres, quienes producen mercancías cuyo valor supera los costos de producción. El propósito de este sistema es la acumulación de dinero en manos de los capitalistas; Marx planteó que esto se logra explotando a los trabajadores: estos producen un valor superior al salario que se les paga y los capitalistas se apropian de ese valor excedente (plusvalía). El capitalismo se funda en la paradoja de basarse en principios de libertad (los trabajadores no son esclavos) e igualdad (sujetos formalmente iguales pactan acuerdos) a la vez que subordinación (los capitalistas dominan a los trabajadores, controlan la riqueza creada por estos). Este sistema Ramón Rosario Luna requiere un orden jurídico-político-militar que defienda los intereses de los propietarios; también un orden ideológico, un sistema de ideas que legitime la dominación de clase. Surge como sistema marginal en el contexto feudal (durante la Edad Media europea), cobra fuerza significativa durante los siglos XVI al XVIII y se convierte en el principal sistema socioeconómico durante el siglo XIX. Subsunción formal del trabajo al capital. Esta define la relación capital/ trabajo en sus primeras fases históricas, cuando el desarrollo de fuerzas productivas es bajo, pues se basa en instrumentos manuales. Aquí el proceso de explotación se basa en la búsqueda de plusvalía absoluta; esta se consigue extendiendo la jornada laboral más allá del momento en el que el trabajador ha producido el equivalente en valor a su salario. Como las relaciones de producción son capitalistas (la forma), pero el proceso de trabajo (el contenido) es heredado de viejos modos de producción, decimos que el capital somete al trabajo solo a nivel formal.

Subsunción real del trabajo al capital. Esta define la relación capital/trabajo en sus fases históricas avanzadas, caracterizadas por un alto desarrollo de fuerzas productivas, definidas por la maquinaria. El proceso de explotación se basa en la búsqueda de plusvalía relativa, que se logra intensificando la jornada laboral mediante la introducción de tecnologías que incrementen la productividad. Así el salario del trabajador es una proporción relativamente menor con respecto a la totalidad del valor producido (la diferencia es la plusvalía relativa).

Marx planteó que la subsunción real del trabajo al capital es un modo de producción específicamente capitalista, es capitalismo puro, pues tanto las relaciones sociales de producción (forma) como el proceso de trabajo (contenido) están definidos por el capital. Este concepto es clave para explicar las crisis cíclicas (son resultado del desfase entre productividad incrementada y apropiación burguesa), el keynesianismo (que es el ajuste capitalista del desfase entre productividad y apropiación), la cultura de consumo (resultante del keynesiano acoplamiento entre productividad y apropiación), concentración de capital (centralización, tendencia oligopólica/monopólica), imperialismo y globalización (exportación

de capital monopólico a la periferia), la crisis ecológica (el culto productivista-tecnocrático contamina y agota recursos)...

Crisis cíclicas del capitalismo. El desarrollo de fuerzas productivas alcanzado por el capitalismo industrial permite generar una cantidad de mercancías cuyo valor supera a la capacidad de apropiación establecido por las relaciones sociales capitalistas; por esto la economía capitalista produce más de lo que es posible comprar. Muchas empresas no puedan vender su producción y quiebran; surge una crisis de sobreproducción (depresión/recesión). Las quiebras aumentan el nivel de desempleo, por lo que se reduce la demanda de productos, lo que a su vez desincentiva la inversión. Esta baja en actividad económica tiende a reducir los precios (de maquinaria, materias primas y salarios), lo que se traduce en bajos costos de operación. Estos bajos costos de operación promueven la inversión, con lo que reinicia la actividad económica intensa (inflación), la que desemboca nuevamente en sobreproducción. Si hay relaciones de producción-apropiación capitalistas y hay fuerzas productivas industriales (si la máquina es fundamento técnico del trabajo), la alternancia entre inflación y recesión es inevitable. Desde inicios del siglo XIX, se han registrado unas 24 crisis cíclicas, las que típicamente duran de 8 a 10 años; la mayor de estas crisis fue la gran depresión iniciada en 1929.

Onda larga del desarrollo capitalista. Nikolai Kondratieff, y luego Trotsky y Mandel, plantearon que el desarrollo capitalista opera mediante ondas largas (de varias décadas), cada una de las cuales tiene una fase de auge y una fase de estancamiento. Las fases de auge inician cuando factores exógenos al capitalismo elevan extraordinariamente las tasas de ganancia, lo que lleva a los capitalistas a invertir intensamente y genera alta actividad económica. Las condiciones para el inicio de la última onda larga se establecieron durante los años treinta: (1) el fascismo posibilitó altas tasas de ganancia mediante la derrota política de la clase trabajadora (lo que permitió a los capitalistas reducir los salarios y con ello los costos de operación), (2) la segunda guerra mundial posibilitó altas tasas de ganancia mediante devastación infrestructural (que abrió un gigantesco campo de inversión en reconstrucciones) y (3) el desarrollo de la carrera armamentista. La lógica interna del sistema capitalista determina el final del auge y el inicio del estancamiento: alrededor del 1970 se saturaron los mercados (se alcanzó el límite de las capacidades de apropiación dentro del orden capitalista), por lo que el espacio de crecimiento del capital se agotó; también incrementaron los costos tecnológicos (automatización).

Esta combinación de limitaciones del mercado e incremento de los costos tecnológicos redujo la tasa de ganancia, lo que disminuyó la tasa de inversión y la actividad económica.

La fase de la onda larga establece un contexto socioeconómico que define la tendencia en la lucha de clases. En tiempos de alta tasa de ganancia los capitalistas propenden a posturas reformistas como la keynesianaestado de bienestar (concesiones en el ámbito laboral, asistencia social a nivel de política económica estatal); los trabajadores tienden a aceptar esas reformas, por lo que hay mayor consenso ideológico y estabilidad

crisis del capitalismo política. En tiempos de estancamiento, los capitalistas tienden a asumir posturas reaccionarias para contrarrestar la baja en la tasa de ganancia, como lo es la promoción ideológica del neoliberalismo (degradación de condiciones de trabajo, reducción en asistencia social, privatizaciones...); los trabajadores tienden a radicalizarse ante ese ataque patronal, por lo que se intensifica la lucha de clases. De esta intensificada lucha de clases pueden surgir varios resultados: (1) una victoria obrera (revolución social), (2) una victoria burguesa en la que estos impongan las condiciones para un nuevo auge, (3) un estancamiento, en el que ni lo capitalistas ni los trabajadores pueden imponer los proyectos recién descritos, por lo que persiste la baja tasa de ganancias y su secuela de crisis cíclicas intensas; sin embargo, como esto sucede dentro del marco del estado burgués, los capitalistas implantan gradualmente proyectos para elevar la tasa de ganancias (esto fue la contrarreforma neoliberal durante años ochenta y noventa).

Keynesianismo. El liberalismo fue la doctrina económica vigente durante la primera fase histórica del capitalismo industrial (siglo XIX hasta 1930).

Pero las crisis cíclicas fueron tan intensas que no solo generaban desempleo y miseria a los trabajadores, y quiebras a los capitalistas; también gatillaron crisis políticas en las que los trabajadores crecientemente asumían posturas radicales. Ante este fracaso del liberalismo económico, y la amenaza revolucionaria, muchos capitalistas y sus representantes políticos abandonaron esa doctrina y asumieron salvar el capitalismo mediante la intervención estatal y la asistencia social. La intervención estatal en la economía modera las crisis cíclicas de la siguiente manera: si hay recesión, el Estado incentiva la actividad económica promoviendo el gasto mediante mayor obra pública, asistencia social y gasto militar; si hay auge/inflación, el Estado desincentiva la actividad económica reduciendo la magnitud de esos factores. La regulación keynesiana es una adecuación de las formas de apropiación de lo producido a la gigantesca productividad de propia de la subsunción real del trabajo al capital, dentro de los límites del capitalismo. Este modelo fue exitoso, tanto en su capacidad de moderar las crisis cíclicas como en su capacidad para desradicalizar a la clase trabajadora, en las condiciones de altas tasas de ganancia posibilitadas por la segunda guerra mundial y el fascismo (desde 1945 hasta 1970).

Crisis fiscal. En las crisis económicas (como las cuatro que ha habido desde los años setenta, época de fase de estancamiento dentro de la última onda larga), el estado keynesiano desembolsa más dinero (aumenta la obra pública y la asistencia social); a la vez, el dinero que puede recaudar mediante contribuciones en una economía estancada es menor. Este simultáneo incremento de los desembolsos y reducción de los ingresos genera un déficit fiscal. La alternativa del endeudamiento alivia el problema en lo inmediato, pero lo agrava posteriormente.

Neoliberalismo. Ante la incapacidad de las políticas keynesianas para reactivar la economía, y ante la quiebra del estado keynesiano, la opción de abandonar ese modelo se hace consenso entre los capitalistas. Estos asumieron reducir la intervención estatal en la economía privatizando empresas públicas, reduciendo asistencia social, disminuyendo la cantidad de empleados públicos, reduciendo la reglamentación ambiental, reduciendo impuestos a las grandes corporaciones y reduciendo barreras arancelarias.

También, para tratar de reactivar la economía mediante la disminución de los costos de operación empresarial, degradaron condiciones de trabajo eliminando leyes de protección laboral y contratando sin permanencia, a

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tiempo parcial y sin beneficios marginales. Esta desregulación neoliberal ha llevado al capitalismo a su mayor crisis desde la gran depresión de los años treinta.

Imperialismo es una relación internacional en la que las potencias capitalistas dominan a los países periféricos. En la década de los 1870, capitalistas de Gran Bretaña, Francia y Holanda intentaron contrarrestar la baja en la tasa de ganancia exportando empresas a países periféricos.

Esta expansión del capital, realizada dentro del contexto colonial, generó conflictos entre potencias (guerras, incluidas dos de alcance mundial). El imperialismo sustituyó las economías autosuficientes y de producción agrícola diversa por enclaves de exportación (de materias primas, monocultivos agrícolas o productos manufacturados). Las elites nativas (económicas y políticas) tienden a ser aliadas al impero; las capas subalternas de las poblaciones periféricas se proletarizan. Luego de la descolonización muchos imperios mantienen control de la economía del país periférico (mediante las empresas multinacionales y organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial), lo que típicamente conlleva al control político indirecto, con el que cooperan las élites económicas, políticas y militares de las naciones periféricas.

Tanto en situaciones coloniales como post-coloniales, la intervención militar imperial defiende gobiernos marioneta y derroca gobiernos que amenazan su poderío. Culturalmente se impone la presunción de superioridad cultural (en lenguaje, música, religión, ética, vestimenta...) de los imperios, lo que estabiliza su dominio. Desde mediados de siglo XX Estados Unidos se convirtió en el principal imperio.

Según Hilferding y Lenin, el imperialismo: (1) es capitalismo financiero, que es la síntesis del capital industrial y bancario; (2) está dominado por una oligarquía financiera, accionistas-especuladores; (3) exporta capital a países menos industrializados, donde los precios de salarios, tierra y materia prima son menores, lo que permite incrementar las ganancias; (4) monopolios y potencias imperiales se reparten áreas de influencia. Los monopolios son el pináculo de la contradicción entre producción social y apropiación privada: los monopolios permiten coordinar cada rama de la economía, lo que posibilita la planificación social de la economía, pero son propiedad privada de los accionistasespeculadores. Esta contradicción se resuelve convirtiendo los monopolios en propiedad pública y controlando su operación democráticamente.

Globalización. El estado nacional fue la forma jurídica de desenvolvimiento del capital en sus primeras fases; luego la industrialización engendró el capitalismo monopólico y el imperialismo; ahora, como nueva fase del imperialismo, está la globalización, dominada por el capital transnacional.

El desarrollo de las fuerzas productivas posibilita una nivel de producción e intercambio que impone otra estructuración jurídico-política que supera las fronteras estatales: la actividad humana asume un carácter mundial.

Con esta nueva fase del imperialismo dominado por las transnacionales surge una integración-dominación jurídico-política y cultural que incluye regionalizaciones (TLCAN, MERCOSUR, Europa Unida). Esta “integración” económica se dio en un contexto de fase de estancamiento del capitalismo, momento en el que las burguesías abandonaron el “nuevo trato” (keynesianismo, fordismo…) y asumieron políticas económicas neoliberales; por esa razón la actual globalización es neoliberal (ver “Neoliberalismo”). El Foro Social Mundial y el ALBA emergen como resistencias internacionales a esta dominación del capital imperial neoliberal y proponen globalizar la solidaridad.

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¿Cuál es la magnitud de la crisis económica actual que vive Puerto Rico? ¿Se trata de una manifestación, con rasgos propios, de la crisis mundial, o tiene una profundidad histórica mayor en la que se acumulan contradicciones con un carácter explosivo de considerable alcance? Dos aspectos de la difícil situación de Puerto Rico llaman la atención: (1) Félix Cordoba Iturregui su acentuada anticipación a la crisis global; y (2) la persistencia de una estrategia neoliberal para lidiar con la situación cuando en el resto del mundo se ha generalizado el entendimiento de que el desastre económico actual es el resultado de más de dos décadas de política económica neoliberal. ¿Cómo comprender la naturaleza de esta disonancia? No se trata de algo trivial. ¿Frente a qué tipo de burguesía estamos? Para proponer acciones concretas en un contexto tan complicado debemos hacer un esfuerzo sostenido por comprender la forma en que se han jerarquizado las contradicciones en nuestra sociedad. El taller que se abre en nuestro futuro inmediato es inmenso.

1. Diferencia entre onda larga y ciclo económico: lo estructural y lo coyuntural Desde la invasión de 1898 los vínculos de Puerto Rico con el mercado mundial se estructuran por medio de la relación colonial con Estados Unidos. Es imposible estudiar las transformaciones de la economía de Puerto Rico sin tener presente esta relación.

En la historia del capitalismo, después de la revolución industrial inicial, han ocurrido tres ondas de expansión económica1 acelerada: de 1848 a 1873, de 1893 a 1918, y de 1940(5) a 1969.

Cada una de estas ondas de expansión económica se ha articulado sucesivamente con ondas largas de crecimiento lento, de menor aceleración. La forma concreta en que los ciclos económicos se articulan con las ondas largas tiene una importancia destacada porque permite comprender mejor la combinación de lo coyuntural con lo estructural. En las ondas de crecimiento menos acelerado, los momentos de baja en el ciclo tienden a ser más prolongados y propician una mayor sincronización de la crisis entre las diferentes economías del sistema mundial. Si a esto se añade el carácter protagónico que han tenido las compañías multinacionales desde la década del sesenta del siglo pasado, las fuerzas económicas que operan en el mercado han impuesto una mayor integración económica acompañada de una sincronización más intensa en el funcionamiento a escala global. En un sistema económico mucho más integrado, durante una onda larga de

crecimiento menos acelerado las posibilidades de profundización de la crisis se acentúan al mismo tiempo que se hace más evidente la inexistencia de las instituciones de carácter mundial necesarias para regular una economía de dimensiones mundiales.

Por otro lado hay que tener en cuenta una diferencia crucial entre la dinámica de la onda larga y la del ciclo. Si bien en el curso del ciclo el movimiento de recuperación, auge, y descenso económico responde a la dinámica del proceso de acumulación del capital, no sucede lo mismo con la onda larga. El paso o transición de una onda larga expansiva a otra onda larga de crecimiento desacelerado, ciertamente responde a la lógica interna del capital, expresándose en la reducción de la cuota de ganancia. Pero no sucede lo mismo con la transición de una onda larga de crecimiento desacelerado a otra de expansión económica. En esta transformación entran en juego, como elementos históricos decisivos, factores externos a la dinámica de la acumulación de capital. En la transición de la onda larga de crecimiento desacelerado de 1918-1939, por ejemplo, fue de crucial importancia la segunda guerra mundial.

En la historia de la dominación colonial de Estados Unidos sobre Puerto Rico se han manifestado dos ondas largas de expansión económica. La primera se manifestó entre 1900 y 1921, con una economía centrada en la producción azucarera, y la segunda se desarrolló entre 1940-1974, con un intenso proceso de industrialización urbana que desembocó en una economía dominada por grandes compañías multinacionales Estas dos ondas largas tienen entre sí una relación asimétrica con notables consecuencias. Con la primera onda larga de expansión económica se impuso la dominación imperialista estadounidense en un contexto de dominio monopólico. Duró hasta 1921 cuando cayeron dramáticamente los precios del azúcar. Es importante destacar que aún cuando puede hablarse de años de una expansión económica extraordinaria, desde el punto de vista social resulta pertinente hablar de una situación crítica de intensa inestabilidad. Dos factores explican esta situación: a) la economía de la isla tuvo su transición al capitalismo moderno bajo la dominación de grandes monopolios, con un desarrollo prácticamente inexistente de capitalismo competitivo; b) la dominación del capital se proyectó sobre la agricultura sin el desarrollo de un complemento industrial urbano moderno. En Puerto Rico la última conquista del capital, en su forma moderna avanzada, se convirtió en la primera conquista.

Por estas razones, durante esta primera onda larga de

crisis del capitalismo expansión económica se abrió paso en Puerto Rico una crisis crónica relacionada con el empleo. El país pagó muy caro la ausencia de una amplia revolución industrial urbana. Este relativo vacío en la ciudad significó que nuestra clase trabajadora nació en condiciones sumamente desventajosas. En el mercado de trabajo se proyectó una tendencia devastadora, una sobrepoblación relativa crónica de trabajadores. El peso brutal que tuvo sobre los salarios el enorme ejército laboral de reserva se convirtió en una verdadera pesadilla durante los largos años de crisis de las décadas del veinte y del treinta.

La situación se transformó con la segunda onda de crecimiento acelerado de la posguerra. El Estado Libre Asociado fue creado en la cresta de la expansión económica que ha sido considerada como la época de oro del capitalismo. Pero la gran transformación industrial que puso en marcha tuvo varios aspectos cruciales: 1) una crisis agrícola de dimensiones catastróficas, que si bien arrastró a los sectores tradicionales de la economía, tuvo sus mayores efectos en las principales industrias agrícolas del período anterior; 2) la emigración masiva de centenares de miles de puertorriqueños durante la década del cincuenta debido a que se perdieron más empleos en la agricultura que los nuevos empleos creados por el milagro industrial moderno; 3) el desplazamiento del capital local en el proceso de acumulación industrial y el establecimiento de las compañías multinacionales como agentes dominantes.

La catástrofe agrícola fue de tal magnitud que entre 19501963 la pérdida de empleos fue mayor que los nuevos empleos industriales urbanos. La contracción absoluta de puestos de trabajos fue contrarrestada con la emigración. Es de fundamental importancia destacar la asimetría entre ambas ondas largas de expansión económica. Mientras entre 1900-1921 se impuso una economía capitalista centrada en la producción azucarera, con un relativo vacío industrial urbano moderno, a partir de la expansión de posguerra se invirtió el proceso: la nueva industrialización se combinó con un declive agrícola sin precedentes. Lo que pone en evidencia este proceso de asimetría es la incapacidad que ha tenido la estructura colonial de Puerto Rico de articular con un mínimo de coherencia y estabilidad los espacios económicos principales que caracterizan la división del trabajo en su nivel de mayor generalidad. Cuando los economistas hablan de la economía abierta de Puerto Rico esconden con este término puramente descriptivo las relaciones profundas de una distorsión con efectos abrumadores. La aparente inocencia del término esconde la imposibilidad histórica de articular el campo con la ciudad mediante la existencia de un mercado interior. Por consiguiente, de lo que se trata es de un obstáculo formidable para propiciar eslabonamientos internos entre los diferentes sectores económicos. Por esta razón, la ley del valor, que se impone como un ciego promedio a través de revoluciones periódicas, no ha encontrado nunca en Puerto Rico un amplio espacio de acción que responda a la articulación de una economía propia. No tiene coherencia interna y su movimiento no puede ser otro que uno de traslación de fuerzas económicas externas hacia el interior de la economía de Puerto Rico.

En gran medida, con la consideración de la dinámica

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anterior se abre un nuevo espacio para explicar el porqué la obsesión del gobierno se ha focalizado en la urgencia por crear empleos. El problema del desempleo ha sido uno de los síntomas más visibles de la terrible deformación económica que el coloniaje le ha impuesto a Puerto Rico. Mantener la mirada en este nivel superficial bloquea la posibilidad de comprender la estructura profunda que genera este síntoma. El desempleo crónico que siempre aflora en nuestra sociedad está íntimamente relacionado con la forma en que opera en la isla la relación colonial. La necesidad de entender, por ejemplo, el significado del proyecto petroquímico que comenzó a fraguarse en la década del cincuenta, pero que surgió con amplitud durante la década del sesenta, no puede desvincularse de un intento fracasado por ampliar dramáticamente la base económica de la isla. Por esta razón la Administración de Fomento Económico lo consideró como su criatura dorada. Este proyecto pretendió resolver una contradicción cuya manifestación era inevitable: el establecimiento de industrias de una tecnología más avanzada con menor capacidad para crear empleos y la urgencia por ampliar la base material de los empleos. Por un lado, a medida que las compañías multinacionales se apoderaban de la producción industrial y de la distribución y circulación de mercancías en el interior de la economía, se acentuaba la tendencia al aumento en la composición orgánica de los capitales, y, por otro lado, con la intensificación tecnológica, cada vez hacía falta una inversión mayor de capital para crear cada empleo. Con el proyecto petroquímico, el gobierno creyó haber encontrado una materia prima transformable en productos derivados con la posibilidad de establecer un complejo industrial de alta tecnología acompañado de una multiplicidad de sectores eslabonados entre sí con la capacidad de doblar la base industrial de empleos de la isla.

La industria dependía, sin embargo, de la existencia de un precio del petróleo más bajo a nivel internacional que el precio en el interior de Estados Unidos. La organización de los países productores de petróleo y el aumento del precio en 1973 acabó con la ventaja de la industria establecida en Puerto Rico. Cuando se manifestó duramente el final de la onda larga de expansión económica a través de la recesión de 1974-75, la economía de Puerto Rico sufrió otra catástrofe decisiva: el colapso del proyecto petroquímico durante el resto de la década del setenta y comienzos de la década siguiente. Ni el establecimiento de la Sección 936 en 1976, ni las industrias de alta tecnología que dominaron progresivamente el escenario económico pudieron sustituir la amplitud aspirada por el proyecto petroquímico.

La onda larga de crecimiento económico más lento coincidió con la época de la dominación de la industria farmacéutica y de otras industrias de alta tecnología. El Economic Study of Puerto Rico, del Departamento de Comercio de Estados Unidos, reconoció la complejidad de la crisis que enfrentaba el país: “…

Puerto Rico suffers from a combination of cyclical and longterm structural unemployment.”2 Una vez se manifestó la crisis durante la década del setenta, la estabilidad social dependió crecientemente de la transferencia de fondos federales, por un lado, y de la expansión del empleo en el gobierno local mediante el endeudamiento.

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2. El llamado gigantismo gubernamental: su relación profunda con la estructura del sector privado de la economía Una vez se manifestó la transición de la onda larga de expansión económica a otra de crecimiento con un ritmo menos acelerado, en Puerto Rico la situación se tornó visiblemente crítica. Con el impacto de la recesión de 1974-75 la estabilidad social dependió crecientemente de la transferencia de fondos federales. La relación de estas transferencias con la inversión de capital externo fue significativa. En 1960 las transferencias eran equivalentes al 38% de la entrada de capital externo y en 1972 la proporción se oscilaba alrededor de 31%. Sin embargo, en 1974 aumentó a 45% para alcanzar el 108% en 1977.3 Según el Economic Study of Puerto Rico, las transferencias federales le quitaron la presión al gobierno de la isla para que transformara el sistema de impuestos y la forma en que se distribuía la riqueza.

Las transferencias tuvieron un efecto estabilizador de la sociedad.

Sin ellas, con toda probabilidad, ante la protesta social, se hubiese provocado una discusión amplia, a nivel del gobierno, sobre la forma en que se habían estructurado los diferentes sectores de la economía.

De acuerdo con el estudio mencionado, la estadística del empleo reflejaba la debilidad de la economía. En el momento de mayor auge económico el desempleo no descendió del 10%.

A partir de la recesión aumentó de manera alarmante hasta alcanzar el 23% en 1977.4 No puede olvidarse que esta elevada cifra se manifestó después que más de 400,000 puertorriqueños abandonaron la isla entre 1952-1959, un promedio de 50,000 al año o 2% de la población total. La tasa de desempleo bajó porque la fuerza trabajadora se redujo. El Economic Study of Puerto Rico también destacó algo que parecía ser una característica de la industrialización: el descenso en los niveles de participación laboral. En Puerto Rico el nivel de participación se redujo a 42%, mientras en Estados Unidos alcanzaba un 62%.5 Una tasa de desempleo históricamente alta (23%) acompañó en 1977 una tasa de participación laboral históricamente baja. Debido a que algunos buscadores de empleo se salen de la fuerza trabajadora cuando sube la tasa de desempleo, la caída de la tasa de participación en los años setenta era un claro signo de desempleo subestimado. En este contexto de evidente debilidad estructural de la empresa privada fue que se abrió paso la necesidad de aumentar el empleo en el gobierno. Por consiguiente, el llamado gigantismo gubernamental no fue otra cosa que la respuesta oficial la crisis que golpeó al sector del capital privado de la economía. En la actualidad los intereses del capital invierten estos términos y culpan al gigantismo gubernamental de la crisis prevaleciente. Expresan así la incapacidad de comprender su propia situación crítica.

La realidad histórica camina por otro rumbo. Con el aumento de las transferencias federales y con el crecimiento del empleo en el gobierno por medio del endeudamiento, bajo el manto protector de la Sección 936, establecida en 1976, se produjo una intensa transformación económica durante la transición crítica de la década del setenta. La fuerza laboral

pasó por un proceso importante de cambio. El por ciento de trabajadores empleados en industrias de alta tecnología fue aumentando mientras disminuía el que trabajaba en sectores tecnológicos menos avanzados. El aparato industrial de Puerto Rico sufrió una transformación significativa. En 1969 casi 70% de los trabajadores estaba empleado en los sectores textiles, ropa, cuero, tabaco y otras manufacturas livianas. En 1977 esta magnitud se había reducido a un 52.2%. Lo contrario sucedió en los sectores de maquinaria, instrumentos, químicos, y productos del petróleo, que subió de 19.8% a 34.6% durante los mismos años.6 Una profunda alteración en la composición industrial se impuso en Puerto Rico en el contexto de la transición de la onda larga de expansión económica a la onda de crecimiento desacelerado durante la década del setenta.

El crecimiento del empleo público fue uno de los mecanismos para contrarrestar la crisis del sector privado. Lejos de ser una causa de la crisis, fue una de las formas utilizadas para abordar la difícil situación de la economía. Pero es fundamental entender el contexto en que surge el llamado gigantismo gubernamental local combinado con las transferencias federales.

La característica principal de una economía de industrialización impulsada por el estado para generar empleos adquirió un signo contrario: la necesidad de invertir sumas cada vez mucho más cuantiosas por cada empleo producido. En otras palabras, el país necesita empleos y su estructura industrial no los produce. Habría que explicar la causalidad compleja que ha matado la dinámica interna del sector privado para generar los empleos necesarios para la reproducción de la estructura social. Es evidente que una causa importante en este proceso está relacionada con la crisis agrícola y la incapacidad de nuestra economía de producir alimentos, teniendo que importarlos en una marina mercante excesivamente cara.

Hay, sin embargo, un aspecto de la situación que es necesario mencionar. A medida que avanzaba la economía privada de alta tecnología, protegida y estimulada por la Sección 936, con un sector laboral cada vez más productivo, crecía el empleo público con características contrastantes de relativa baja productividad. Otra profunda distorsión económica se abrió paso. Richard Weisskoff la expresó en los siguientes términos: “From 1940 to 1970, the income per worker in industry relative to the economy-wide average rose steadily, while the average income in services during the same period had been falling. In other words, differences among sector productivities were being reduced, as summarized also by the decline in the homogeneity index. Between 1970-1980, however, manufacturing became the privileged sector, and the average income in services fell below the national mean. The homogeneity index rose to 32, indicating the increase in the level of sectoral disparity similar to that experienced in 1950 – only the positions of services and manufacturing had become transposed.”7 El desarrollo económico de las últimas décadas no solamente ha sido incapaz de generar los empleos para garantizar la estabilidad social, obligando al gobierno a endeudarse con el fin de proveer los empleos necesarios, sino que ha creado una tensión creciente entre el sector público y el privado. Cuando en

crisis del capitalismo 1995 el gobierno de Pedro Rosselló promovió la eliminación de la Sección 936, sin haber elaborado una alternativa económica, la tensión adquirió una violencia mucho mayor. Hasta ese momento el sector industrial promovido por la Administración de Fomento Económico, aunque no había podido incrementar la cantidad de empleos, había mantenido una cifra estable. Con la liquidación de la Sección 936, definitiva en diciembre de 2005, la situación se deterioró de forma acelerada mediante el cierre de fábricas y la pérdida de varias decenas de miles de empleos industriales.

3. La experiencia neoliberal en Puerto Rico El neoliberalismo local tiene ya una larga historia de más de veinte años. Las privatizaciones, las desregulaciones y los cambios de las leyes laborales tienen una trayectoria que puede evaluarse críticamente. El fundamentalismo de mercado ha dado frutos visibles. Son espeluznantes. Sin embargo, no han dejado ver su rostro totalmente. Lo dejará ver con la política neoliberal agresiva del gobierno de Fortuño. Si la crisis de nuestra sociedad tiene tantos elementos históricos acumulados, como hemos señalado, se camina hacia un abismo con el debilitamiento mayor del gobierno. Si el neoliberalismo tuviese efectos positivos, después de dos décadas de privatizaciones se esperaría algún signo alentador en la capacidad de la empresa privada para crear empleos o en el movimiento de la deuda pública. Lo que se ha experimentado puede considerarse, por el contrario, desalentador.

El sector privado sigue perdiendo empleos y la deuda crece como un monstruo que parece tener vida propia: de 1998 a 2008 creció de $22,322.4 millones a $46,682.2 mil millones. Si el gobierno actual pretende adjudicarle la crisis al los dos últimos gobernadores del partido Popular Democrático, haría bien en observar el movimiento de la deuda durante la década anterior, que incluye gobiernos de ambos partidos: en 1988 la deuda pública total fue de $10, 806.9 mil millones y ascendió a $22, 322.4 mil millones. Durante las últimas dos décadas la deuda pública ha mostrado una dinámica que supera su capacidad para doblarse. ¿No se consideró el período de 1998-2000 como uno de crecimiento económico saludable? Pues entre 1993-2000 la deuda creció de $14,242.2 millones a $23,821.6 millones. Si incluimos los tres años siguientes se manifiesta otra vez la misma tendencia a doblarse. El neoliberalismo, por consiguiente, lo que ha hecho es acentuar una tendencia ya existente. Ciertamente es amargo, pero no es medicina.

Mientras tanto, si se observa el movimiento de las ganancias enviadas fuera de Puerto Rico, durante ese mismo período de tiempo, la crisis desaparece. Entre el año 2000 y el 2006, cuando se dio el cierre gubernamental como síntoma extremo de la crisis fiscal durante el gobierno compartido entre el Partido Popular y el partido Nuevo Progresista, las compañías multinacionales expatriaron sobre $200,000 millones en ganancias. Incluso durante años de recesión, la cantidad de ganancias que salen de Puerto Rico han seguido aumentando. Pero el gobierno no mira en esa dirección. Las compañías multinacionales son intocables.

Para efectos contributivos, estamos ante un gigante invisible.

Sin embargo, una pregunta debe preocuparnos. ¿Por qué

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la nueva estrategia del gobierno, con su múltiple legislación, pretende enfrentar una crisis con posiciones neoliberales más agresivas cuando esta política, repudiada hoy a nivel mundial, ha empeorado la ya difícil situación económica del país? Para comprender la naturaleza de esta política debemos reflexionar con detenimiento sobre dos aspectos: a) la nueva política neoliberal de Fortuño tiene un ingrediente agresivo nuevo al proponer la reducción dramática del empleo público al mismo tiempo que propone, con las alianzas público-privadas, una privatización muy amplia de funciones del gobierno; y b) lo hace con una dependencia acentuada en la política anti-neoliberal del gobierno de Obama y la expectativa de recibir más de $5,000 millones de fondos federales. Todo indica que el gobierno local se está preparando para una gran fiesta organizada para disponer de la ayuda federal con la forma más adecuada a los intereses empresariales. La minúscula y mezquina política neoliberal del gobierno de Puerto Rico depende y pretende aprovecharse de la política económica de signo contrario puesta en marcha por el gobierno de Estados Unidos. En este sentido se parece a los banqueros que se han estado apropiando de las inversiones gubernamentales para combatir la crisis creada por ellos mismos.

La contundente victoria electoral de Fortuño, además, ha producido una verdadera borrachera de poder. Es cierto que no hay proyecto económico ni a mediano ni a largo plazo, pero hay un enorme botín de ayuda federal en el horizonte inmediato. Si estuviésemos ante una clase social coherente, una burguesía con sentido histórico, la ayuda federal sería vista como la oportunidad para re-estructurar la economía de la isla y ampliar su base productiva. Pero nos enfrentamos a una clase sin verdadera cohesión interna, incapaz de rearticular el proceso económico, que posee una rapacidad que se encuentra en relación inversa a su fortaleza productiva, sin principios, encanallecida, y con muy pocos escrúpulos. Su anexionismo es expresión de su extrema debilidad económica. Estos sectores propietarios que hoy se abalanzan sobre el gobierno no pueden competir con las grandes compañías multinacionales que dominan la producción industrial. La historia colonial los ha excluido progresivamente de los procesos de acumulación de capital y rondan como buitres insatisfechos sobre el estado buscando por donde pellizcar el erario. En su raquitismo social comparten una característica con el capital financiero que haló el gatillo de la actual crisis mundial: buscan enriquecerse sin pasar por el proceso productivo. Pero si no queda otro remedio que entrar en la producción, lejos de propiciar la competencia, buscan hacerlo cobijados bajo el monopolio estatal.

Si esta apreciación se acerca a lo que son los sectores empresariales que actualmente asaltan el gobierno, podemos inferir una característica adicional: su ceguera histórica y un profundo desconocimiento del país que pretenden dirigir. Si la agresividad neoliberal no detiene su ritmo de avance podemos esperar grandes movilizaciones sociales durante los próximos meses. Para darle coherencia a la protesta social, el movimiento obrero tendrá que sobreponerse a las serias divisiones del pasado y coordinar sus esfuerzos con los movimientos comunitarios que

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entrarán progresivamente en conflicto con el gobierno actual. Si no surge una oposición social con la fuerza para detener la irracional política neoliberal, el desenlace podría ser imprevisto: desde la violencia callejera sin dirección hasta acciones individuales motivadas por la frustración y la impotencia. La política de este

gobierno abrirá un extenso abanico de descontento. Si se lograra coordinar ese descontento, Puerto Rico podría encontrarse en una nueva situación histórica, con la posibilidad de que una ampliación cualitativa de la democracia le cierre el camino al gobierno neoliberal de Luis Fortuño.

crisis del capitalismo

I. Marco Teórico El sistema capitalista actual es resultado de un proceso de transformaciones históricas sujetas a la relación antagónica entre sus dos componentes esenciales: el capital y el trabajo.

En sus inicios, el capitalismo fue el paradigma económico de los intelectuales de la Ilustración (Siglos XVII y XVIII d.C.) como modelo sustituto al alicaído sistema feudal. El capitalismo enmarcaba toda una nueva filosofía acerca del individuo, la libertad e igualdad de todos los seres humanos, la capacidad para tomar decisiones y su autonomía existencial con respecto a las estructuras gobernantes. Esta visión antropocéntrica del hombre, la cual sustituye a dios y a sus instituciones como centro de la historia, eran contradictorias y excluyentes a la visión de mundo de la clase dominante: la monarquía Heriberto Martínez y el clero. Este enfrentamiento entre sectores antagónicos tuvo su clímax en 1789 con la Revolución Francesa, donde la burguesía como clase emergente reclamaba activamente el poder político sobre las instituciones opresoras heredadas de la Edad Media.

Durante este período (siglos XVI y XVII), la cantidad de artesanos, comerciantes, agricultores, y productores de manufacturas iban en crecimiento, a la vez que se iban desarrollando innovaciones tecnológicas como la imprenta y la máquina de vapor, las cuales provocaron o catalizaron las diferentes revoluciones industriales en Europa. Con las nuevas tecnologías se inició la producción y el consumo en masa a la vez que aumentaba la acumulación de riquezas y la implantación de las fábricas como nuevos talleres de trabajo.

A medida que iban aumentando los niveles de producción y consumo, aumentaba la cantidad de personas que iban a las fábricas a vender su fuerza de trabajo que les permitiera subsistir

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en el nuevo sistema económico.

Para el siglo XVIIII, el filósofo Carlos Marx describió el capitalismo como el sistema económico que mayor cantidad de riquezas había producido en la historia, pero defectos estructurales permanentes. El primer defecto era la desigual distribución de las nuevas riquezas. En el capitalismo, la riqueza se distribuye a través del trabajo. El obrero vende su mano de obra (fuerza de trabajo) a cambio de un salario, mientras el capitalista (dueño de los medios de producción) se apropia de la plusvalía o la riqueza que el obrero produce pero no se le paga. Esto genera una relación antagónica, y un nuevo enfrentamiento en la lucha de clases porque el obrero quiere una mayor cantidad de ingresos por la menor cantidad de trabajo posible (maximizar ocio); mientras que el capitalista quiere la mayor cantidad de producción por la menor cantidad de salario pagado posible. Estos dos intereses excluyentes y contradictorios son armonizados por los diferentes aparatos ideológicos o represivos que posee el sistema capitalista, lo cual no implica el fin de la relación dialéctica, sino que la prolonga. Por lo tanto, el sistema capitalista es un sistema en crisis permanente porque su existencia está basada en relaciones materiales objetivas y subjetivas de las dos clases existentes en el sistema: la burguesía y el proletariado.

El segundo defecto estructural del capitalismo es que el capital tiende a centralizarse con miras de convertirse en oligopolio o monopolio. Las empresas van a fusionarse para evitar la competencia, tener control de precios en el mercado, y vender los bienes por encima de los precios de producción, trayendo como resultado la maximización de la ganancia a un nivel mayor de la que generarían si vendieran en un mercado en competencia. El efecto de este supuesto sobre la clase trabajadora va en dos direcciones: como consumidores tienen que comprar los bienes a precios más altos de su costo de producción, o del

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que lo obtendrían en un mercado en competencia; y como obreros tienen que vender su fuerza de trabajo por bajos salarios, ya que habrá menos empleos para una mayor cantidad de aspirantes.

Este proceso de relaciones antagónicas conduce a un aumento en el desempleo, disminución del salario y poder adquisitivo, y un encarecimiento del costo de la vida por los precios monopólicos. De esta manera aumentará la brecha de bienestar entre ambas clases sociales generando una polarización del conflicto que llevará a un proceso de cambio radical, en el que se sustituirá el sistema capitalista por otro en el que no existan los antagonismos por la apropiación de la plusvalía, y se socialice el ingreso y los medios de producción.

II. Crisis del capitalismo Actualmente nos encontramos ante la crisis más profunda del sistema capitalista desde la Gran Depresión en 1929. El origen de esta crisis comenzó con la desregulación del sistema financiero ante el auge de la ideología neoliberal, en la cual se concluía que a menor desregulación y presencia del Estado, mejor sería el funcionamiento del mercado y el crecimiento económico sería exponencial. La banca comenzó a prestarse dinero entre las diferentes instituciones financieras, creando una interdependencia y una centralización de capital, convirtiéndose así en los proveedores de los recursos económicos tanto para inversión a gran escala como para transacciones pequeñas e individuales.

La diferencia entre la crisis actual y la Gran Depresión, es que tras la desregulación de la banca, se inició toda una gama de proyectos especulativos, en donde los bancos prestaban dinero para proyectos de alto riesgo. El más representativo, y al que se le atribuye el origen de la crisis fue el de los préstamos “subprime”.

La banca en los Estados Unidos (la cual está interconectada con la del resto del mundo) comenzó a otorgar préstamos hipotecarios

a interés variable para que sectores de ingresos bajos y medios tuvieran acceso a viviendas.

De esta manera se incentivó la demanda por propiedades residenciales, aumentando los precios, y haciendo de la construcción de viviendas un negocio rentable y atractivo para los inversionistas y constructores. Esta dinámica generó una “burbuja” inmobiliaria en la que se continuaba la construcción desmesurada de casas, más el aumento de préstamos a interés variable para la accesibilidad de las mismas. Cuando los intereses comenzaron a subir, muchos de los deudores no tenían el dinero para pagar, por lo que los bancos comenzaron a embargar y ejecutar las viviendas de los individuos que no podían pagar las nuevas primas mensuales.

Los acreedores no captaron a tiempo que había un número creciente de casas ejecutadas, otro grupo de casas en construcción, mientras el número de personas pagando los préstamos hipotecarios iba en descenso. Quiere decir que el aumento en la oferta de viviendas, a la vez que disminuía la demanda por las mismas, provocó que las viviendas comenzaran a perder valor, y muchas personas que tenían sus ahorros invertidos en la propiedad inmueble, los perdieron porque en la mayoría de los casos el valor de la hipoteca pasó a ser mayor que el de la propiedad.

Otro efecto inmediato de las hipotecas tóxicas fue la falta de liquidez en la banca. Los deudores dejaron de pagar, a la vez que los bancos seguían prestando dinero para inversiones que no tenían salida en el mercado, lo que engendró en un aumento en las tasas de interés para todos los préstamos, y la quiebra del gigante bancario Bears Stearns en marzo del 2008. La “caída” de este banco, uno de los primeros cinco del mundo en inversiones, acciones y ganancias de capital, representó la apertura de la puerta de la represa, ya que sus secuelas son las que nos están afectando al día de hoy. Los inversionistas perdieron la confianza y comenzaron a retirar su dinero de la Bolsa de Valores y de las

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inversiones, quitándole más dinero líquido a los bancos. La crisis continuó su contagio al resto del mundo, por la interconexión existente entre todos los grandes prestamistas de capital. El gigante suizo UBS dividió la empresa en dos bancos, el banco comercial que continuaba dejando ganancias, y el banco de inversiones que registraba grandes pérdidas y figuradamente fue declarada “junk company”. Meses más tarde, bancos como Merrill Lynch y Lehman Brothers se declaraban en quiebra al tiempo que la aseguradora más grande del mundo AIG corría la misma suerte. Las casas hipotecarias Freddie Mac y Fannie Mae prácticamente tuvieron que ser nacionalizadas. Finalmente la política monetaria representada por la Reserva Federal decidió bajar la tasa de interés a mínimos históricos, sin que esto surtiera efecto sobre la tasa de interés que los bancos imponían a sus clientes. Quedó demostrado que la Reserva Federal, actualmente es incapaz de evitar una recesión.

Los economistas cada vez se acercaban más a una postura común sobre las causas de la crisis, pero pocos fueron los que predijeron las consecuencias de mantener la desregulación, y la “anarquía” financiera, esbozada por los intelectuales del neoliberalismo como “el triundo del Mercado sobre el Estado”.

En Estados Unidos el panorama no es alentador. Las viviendas continúan perdiendo valor y muchos ciudadanos han perdido sus ahorros; la mayoría de los bancos han cerrado líneas de crédito para inversiones, lo que ha causado el cierre de muchos centros de trabajo y recortes de nómina; el desempleo se acerca al 8% y se están perdiendo alrededor de 500,000 empleos mensuales. Finalmente la recesión está confirmada y certificada al contraerse el PIB en 3.8% en el último trimestre del año 2008.

En Europa la mayoría de las economías grandes de la Unión Europea (Alemania, Francia y España) se han contraído, mientras economías pequeñas como la de Islandia han colapsado. El desempleo promedio se está acercando a 10%, estando España a la cabeza con una tasa de 13%. En China, el gran manufacturero mundial, el crecimiento se desaceleró del 9% al 6% debido a la baja en las exportaciones hacia los países desarrollados. Muchas personas han perdido sus empleos en los grandes centros industriales, no quedándoles más remedio que volver a los campos de donde habían venido.

América Latina ha sido la región que más resistencia a puesto a la crisis, al menos en los indicadores macroeconómicos.

El desempleo no se ha disparado, y aunque la Comisión Económica para América Latina ha dicho que el crecimiento económico para la región será menor que el de años anteriores, no se espera que haya una recesión a corto plazo. Cabe señalar

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en este punto, que esta resistencia a la crisis no es sinónimo de vulnerabilidad, pero coincide con la política de re-apropiación de recursos y áreas estratégicas como el petróleo y otros recursos naturales, por gobiernos de corte izquierdista como Hugo Chávez (Venezuela), Néstor Kirchner (Argentina), Evo Morales (Bolivia), Lula Da Silva (Brasil) y Rafael Correa (Ecuador).

III. Crisis del Capitalismo ¿salvarlo o sustituirlo?

Las soluciones implementadas por la pasada administración republicana no resultaron efectivas para intentar detener la espiral hacia debajo de todos los indicadores económicos. El plan que se implementó inicialmente consistió en la venta del banco Bears Stearns a JP Morgan, con la peculiaridad de que sólo comprarían las hipotecas cobrables, mientras que las hipotecas tóxicas o incobrables las compraría el gobierno de Estados Unidos, y obviamente, garantizada con la aportación de los contribuyentes.

La idea era detener el pánico en los mercados para que los inversionistas no retiraran su dinero de los bancos y estos no perdieran liquidez. Esto no resultó, muchos de los bancos se declararon en quiebra, y si se continuaba implementando el plan, el gobierno de los Estados Unidos se iba a convertir en el mayor acreedor de hipotecas tóxicas en el mundo.

El segundo plan consistió en crear un fondo para asistir a los bancos y empresas (bailout) que necesitaran inyección de liquidez, ya que la crisis se había extendido a la economía real, siendo su principal víctima la industria automotriz. El razonamiento para este tipo de proyecto podemos remontarlo a las políticas económicas de mercado por el lado de la oferta (supply side economics), adoptada por las administraciones de Ronald Reagan y Margaret Tatcher. El argumento consiste en que el gasto social por parte del gobierno genera inflación, por lo tanto los incentivos económicos deben ser para las empresas, bajarle las contribuciones y disminuir regulaciones, aumentar sus ingresos y ahorros que tendría como consecuencia un aumento en la inversión y empleo. Las consecuencias de este tipo de política las sentimos ahora. Con los ahorros fiscales y la desregulación legal muchas de estas empresas e instituciones financieras lograron un crecimiento exponencial por dos décadas; hoy anuncian sus quiebras y piden dinero de los contribuyentes al gobierno para mantenerse a flote, bajo la amenaza de cesantear empleados.

El último plan de rescate económico es traído por la nueva administración gubernamental en los Estados Unidos.

Consiste en aumentar el gasto público para arreglo nacional de la infraestructura, inversión en energías renovables, baja en

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contribuciones a personas que tengan menor ingreso, regulación financiera y desarrollo en investigación. La idea parte del keynesianismo y reconoce limitadamente la necesidad del gasto social y la participación del Estado en la economía. El concepto no es nuevo, pero se está propagando por todos los gobiernos de países desarrollados, ya sean conservadores o progresistas. Este artículo del periódico español El País es la que mejor define la coyuntura: “La fe en una mezcla de globalización, innovación financiera y fundamentalismo de mercado ha desaparecido. El Estado vuelve a estar de moda. Obama mira a Europa: su plan de rescate bancario se inspira en el sueco de los años noventa, así como políticas fiscales a la europea. China ha defendido también en Davos un plan al estilo Keynes para incentivar el consumo, que incluye los primeros pasos hacia un rudimentario sistema de salud universal”. “Cuando la mayor economía y el mayor país emergente miran a la vez hacia el mismo sitio, algo pasa”, afirma el economista Kenneth Rogoff.

Esta nueva política representa todo un reto para la izquierda.

Durante este año de crisis agravada se ha constatado un aumento real en las movilizaciones sociales, huelgas de obreros, triunfo de gobiernos progresistas o que al menos se acercan asintóticamente a la izquierda. Los gobiernos conservadores ya empiezan a hablar

de un capitalismo con rostro humano, y según las palabras del presidente francés Nicolas Sarkozy, “Si no resolvemos esto lo más pronto posible, vamos a tener revueltas populares en todo el mundo”; ya en enero de 2009 enfrentó una huelga que movilizó 2.5 millones de personas.

El reconocimiento del fin del neoliberalismo es casi un consenso intelectual, pero en la práctica, hasta que no haya un modelo alternativo que lo sustituya, el mismo modelo continuará existiendo con mayores dificultades, y con los mismos defectos del que sufre hoy.

El problema para buscar este paradigma que sustituya al neoliberalismo es la falta de unidad discursiva y práctica de la izquierda como alternativa a los grupos políticos tradicionales.

Aún no se percibe una idea clara de lo que se busca, si un sistema que permita la iniciativa privada y a través del impuesto progresivo se redistribuya la plusvalía, o un modelo que busque centralizar los medios de producción en el Estado, y que este determine el proceso de redistribución1. Estas inconsistencias y faltas de acuerdo dan la impresión de que la izquierda se opone pero sin propuestas, lo que posibilita a los grupos políticos conservadores y progresistas alternarse indefinidamente el poder. La discusión para un acuerdo requiere urgencia, ya que de resultar el nuevo plan económico y el “capitalismo de rostro humano”, la molestia social irá disminuyendo y se habrá desaprovechado una coyuntura. Será hasta la próxima crisis.

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Introducción La mofa y la burla siempre ofende la conciencia revolucionaria y abona al discrimen contra los oprimidos.

Tristemente y además, a veces el mal llamado “chiste” encierra alguna que otra verdad susceptible para analizar. Sabemos que la ignorancia y el prejuicio asocia referentes y figuras que realmente no tienen mucha semejanza real. Así pues, hemos tenido que soportar comparaciones desquiciadas entre lo gay y lo pedófilo, la lesbiana y lo masculino, lo bisexual y ambivalente, la orientación sexual y la identidad de género. No obstante, tal y como lo critico, debo aprovechar: es sobre todo irresponsable igualar lo que reclama la lucha por la igualdad Ricardo Alfonso García de género con la la lucha contra el discrimen por orientación sexual.

No obstante, debo aprovechar para aunar fuerzas, en esta ocasión, entra la lucha feminista y la lucha gay/lesbiana. Ambas, subrayo, son esenciales en la agenda del socialismo revolucionario. Este ensayo explora el feminismo y la Teoría Feminista del Derecho como marco teórico para sostener la protección constitucional y jurídica contra el discrimen por orientación sexual. El contexto de nuestra discusión es Puerto Rico, una isla caribeña marcada por su cultura latinoamericana, el predominio de doctrinas católicas y protestantes y bajo la hegemonía política y jurídica de los Estados Unidos de América.

Mientras que tanto la Constitución de Puerto Rico como la Ley de Derechos Civiles2 prohíben el discrimen por sexo (entre otros), nada dicen específicamente sobre género, identidad de género u orientación sexual. Argumentaré que la Teoría Feminista del Derecho ha desarrollado y distinguido los significados de sexo/género, y ha logrado incluir ambos conceptos dentro de las categorías de discriminación. La orientación sexual debe ser comprendida dentro del significado constitucional de “sexo” bajo ambas categorías, sexo y género. La perspectiva feminista es útil para realzar esta protección constitucional e incluir la orientación sexual como una manifestación del género o de la identidad de género.

Avances recientes en Europa y más discretamente en los Estados Unidos, aunque aún insuficientes, han modificado el régimen jurídico de la orientación sexual. Esto ha ocurrido en parte como consecuencia del trabajo político de la comunidad gay, lesbiana, bisexual, transexual y transgénero (en adelante,

“GLBTT”) al confrontar las normas heterosexuales del ordenamiento. Los adelantos, particularmente en los Estados Unidos, han provocado reacciones jurídicas violentas por parte de la oposición conservadora. La Cámara de Representantes de los Estados Unidos consideró r una propuesta de enmienda a la Constitución federal para prohibir el matrimonio homosexual.

Aunque la medida se colgó en la Cámara, y previamente en el Senado, es alarmante que contara con el respaldo de 187 Congresistas, la mayoría ya postulados para revalidar en las elecciones legislativas en noviembre del año corriente.3 Igualmente, y como siempre en forma de calco, adoptamos como referencia el trasfondo político generado tras el intento de enmendar la Constitución de Puerto Rico con la Resolución 99.

Tal y como el movimiento feminista condenó las sociedades de dominación masculina, la comunidad GLBTT ha identificado el estatus heterosexual del Derecho. Por lo tanto, su metodología ha sido similar a la empleada por el movimiento feminista, en cuanto ha puntualizado el hecho de que la sexualidad se ve afectada por el dominio de las relaciones de poder. No es pura coincidencia que la metodología para la liberación de la mujer coincida con la que ha sido empleada por la comunidad GLBTT. Michel Foucault lo anticipó en su trabajo revolucionario sobre la sexualidad, al recalcar el fenómeno inminente que ocurre cuando un grupo oprime a otro: “Donde hay poder, hay resistencia”.4 Conforme al esfuerzo creciente a nivel internacional, los asuntos de las personas GLBTT deben ser considerados en las reformas venideras del ordenamiento jurídico en Puerto Rico. A pesar de que la falta de voluntad política y el conservadurismo anticipan la dificultad de avances significativos, existen argumentos jurídicos sólidos y principios de justicia que nos exigen unirnos a la tendencia hacia la liberación sexual y la erradicación del discrimen por orientación sexual en nuestro estado de derecho. Además de la discusión relacionada a la Resolución 99 que promete levantarse entre los muertos con el nuevo gobierno, la legislatura puertorriqueña ya ha considerado y volverá a considerar con toda certeza la inclusión de uniones civiles y el matrimonio entre parejas del mismo sexo en el nuevo Código Civil. Por consiguiente, en este momento histórico es crucial discutir los diversos enfoques teóricos y así proveer un marco adecuado para analizar las legislaciones propuestas. Nos encontramos en una coyuntura donde la Teoría del Derecho cumple

artículos generales con un rol práctico, no como un ejercicio de contemplación o especulación abstracta. Fundamentalmente, pretendo contribuir a la discusión teórica como elemento esencial para la praxis.5 Los enfoques empleados por la Teoría Feminista del Derecho son útiles como base teórica para analizar los asuntos de orientación sexual.6 Como modelo, esta teoría esboza las divisiones de género como categoría esencial para un análisis jurídico crítico. El estudio del género no se limita exclusivamente a los asuntos de las mujeres, por lo que surge la posibilidad de incorporar la orientación sexual dentro de la crítica de la construcción legal del género. La Teoría Feminista del Derecho ha contribuido considerablemente al desarrollo de la teoría jurisprudencial. Además de sacudir los cimientos del liberalismo clásico y del estado liberal, el feminismo logró enclavarse dentro del mainstream del discurso jurídico, cuando ello no era de esperarse. El punto de vista de la Teoría Feminista del Derecho no es interno ni externo al Derecho; es más bien interpretativo al proveer una conexión íntima entre la teoría y la práctica.7 En el corazón ideológico del contrato social del liberalismo, se pregunta: ¿Quiénes son estos individuos que escriben e interpretan el Derecho? Y revela la contestación, a su vez tan heterosexual: son hombres, hombres heterosexuales.

El Derecho es una forma de vida, ineludible aún cuando encierra prejuicios o violenta principios fundamentales. Desde esta postura, el rol de la Teoría Feminista del Derecho es mostrar cómo, cuándo y por qué el Derecho ha fallado a las mujeres. Estos esfuerzos teóricos proveen una metodología acertada para otros grupos que también han sido oprimidos o marginados por el Derecho.

Específicamente, expondré cómo la Teoría Feminista del Derecho provee un marco útil para el análisis de los asuntos o controversias de orientación sexual y de los derechos de las personas GLBTT. La contribución pretende establecer los fundamentos teóricos del feminismo para así poder trazar paralelismos entre el sexismo y la homofobia.

Marco Teórico: El Feminismo y la Teoría Feminista del Derecho Desde sus inicios, el feminismo ha influenciado y aportado a la Teoría del Derecho.8 No obstante, la Teoría Feminista del Derecho es una corriente relativamente reciente, desarrollada durante la década del setenta y principios de la década del ochenta. Surge desde el movimiento amplio del feminismo, particularmente del feminismo radical y la llamada segunda ola del feminismo. Dentro del la Teoría del Derecho, lo que se denomina la Teoría Feminista del Derecho tiene distintos orígenes y, como el feminismo en general, lo compone no una sola voz o visión, sino una pluralidad de éstas. Se destacó dentro del movimiento Critical Legal Studies en los Estados Unidos, y ha tenido también importantes adelantos en el Reino Unido, parte de América, la Comunidad Europea, Canadá y Australia, entre otros. Algunos han descrito, a mi entender atinadamente, el feminismo y la Teoría Feminista del Derecho como una gran casa con múltiples habitaciones.9 Este conglomerado de voces dentro de la Teoría Feminista del Derecho converge en una denuncia común: la sociedad, y por consiguiente el ordenamiento jurídico, es patriarcal.10

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El primer movimiento feminista se ha catalogado históricamente como “la primera ola del feminismo”. Desde finales del siglo 18 y durante el siglo 19, el liberalismo clásico era el discurso ideológico dominante en las sociedades occidentales y recientemente industrializadas. Uno de los postulados centrales del liberalismo, el discurso de la igualdad, necesariamente tuvo que reconocer al menos los derechos más fundamentales para las mujeres. Estas circunstancias históricas durante el liberalismo clásico y el periodo de la Ilustración llevaron a la primera corriente feminista a adoptar la lucha por el sufragio universal como la meta principal durante la primera ola del feminismo.11 Además, responde a las bases propias del liberalismo el limitado alcance de esta corriente como movimiento presumiblemente trasformador.

La segunda ola del feminismo, también conocida como feminismo radical o “feminismo inmodificado”, fue tan fuerte en su crítica como persuasiva en sus argumentos. Trabajos como los de MacKinnon y Smart, aunque han sido criticados y examinados minuciosamente, son todavía muy relevantes y sirvieron para destapar la violencia y el drama de la opresión sexual.12 Catherine MacKinnon, radicada en los Estados Unidos, fue catalogada como radical no sólo por el contenido de su crítica al Derecho y a la sociedad en general, sino por la metodología que empleó al hacerlo. No obstante, y sostengo que acertadamente, comparó el sexismo con el clasismo; y el feminismo con el marxismo.

Afortunadamente, algunas de sus aportaciones conceptuales fueron acuñadas dentro del discurso jurídico dominante y ahora son mainstream legal jargon: términos como “hostigamiento sexual” (sexual harassment), “violencia doméstica” y “date rape”, hoy día empleados continuamente en el argot jurídico, fueron invenciones de sus trabajos. El empuje del feminismo dentro del discurso jurídico hizo evidente que, como movimiento, las mujeres como grupo oprimido no había claudicado tras alcanzar ciertos derechos (como la “igualdad formal”) dentro del modelo liberal de la igualdad. Por el contrario, el logro de la igualdad formal pautó el camino para atacar las raíces y los fundamentos de la dominación masculina.

La tercera ola del feminismo refleja la diversidad del movimiento. Dentro de la misma corriente se pueden encontrar posiciones muy disímiles, aunque todas coinciden en que el sexo o el género importan, y que el dominio del hombre y la masculinidad aún caracterizan a nuestras sociedades. Durante esta etapa se definieron más precisamente algunos acercamientos jurisprudenciales de la Teoría Feminista del Derecho, tales como el Feminismo de la Diferencia y el Feminismo Liberal. Éste último abraza los discursos de igualdad, derechos y libertad para aplicarlos a los asuntos de la mujer. Las limitaciones del feminismo liberal son posiblemente las limitaciones del liberalismo en sí.13 Algunas feministas señalaron como limitación del Feminismo Liberal la dificultad para las mujeres para obtener libertad o igualdad únicamente por razón de reclamos individuales en el mercado, los tribunales o las esferas públicas. Dentro del contexto de roles sociales definidos por el género, los derechos y la igualdad formal, aquella que es sólo “ante la ley”, sólo ayudan al individuo excepcional que, en algún aspecto limitado, trasciende las restricciones dominantes implícitas en el guión tradicional del

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género. Los reclamos individuales no desmantelan el significado social de género. En efecto, cuando dichos reclamos asisten a las mujeres para lograr acceso a los roles tradicionalmente masculinos, el trabajo y las virtudes tradicionalmente femeninas se devalúan aún más.

La insuficiencia de la igualdad formal justifica que los planteamientos feministas tomen también la forma de reclamos de igualdad real o material. La igualdad formal significa típicamente igualdad con respecto a la ley, sin considerar que la ley misma reproduce los roles tradicionales de género. A la par, frente a los asuntos de orientación sexual, mientras la igualdad formal es importante para reclamaciones individuales, los mecanismos para lograr la igualdad real o material, el apoderamiento y el valor y respeto a la diferencia, son necesarios para cuestionar las ideas del heterosexismo y la heteronormativa del derecho.14 La imposición de la masculinidad por el ordenamiento jurídico no sólo afecta y oprime a las mujeres, sino que también redunda en una heteronormativa15 que agravia a la comunidad GLBTT. Por lo tanto, cada esfuerzo a favor de la comunidad GLBTT debe comenzar por desafiar las normas que defiendan conductas y relaciones heterosexuales como los únicos medios permisibles de orientación sexual.16 La heteronormativa como paradigma considera toda desviación de la conducta heterosexual como una aberración, por lo que en ocasiones criminaliza y comúnmente penaliza social y económicamente la práctica u orientación sexual alternativa. Este principio absurdo está muy arraigado en sociedades que pretenden ser pluralistas o democráticas. Es absurdo porque la contención del heterosexismo como una norma y sus alternativas como desviaciones de dicha norma fundamentalmente cuestionan la existencia misma de la orientación sexual. Por lo tanto la negación de la orientación sexual, o la heterosexualidad como norma, siempre intenta justificarse recurriendo a fuentes intangibles, a pasajes muy remotos, de naturaleza predominantemente religiosa y rara vez jurídica.

El sexismo y el heterosexismo están inevitablemente entrelazados. Las personas gay, lesbianas, bisexuales, transgénero y transexuales amenazan el discurso clásico de género. Niegan el reclamo “natural” de la heterosexualidad, aun más cuando logran sobrepasar los prejuicios sociales y culturales mientras se sienten cómodos o cómodas con su sexualidad y son exitosos o exitosas en sus trabajos y vida familiar. Es una realidad desalentadora para los heterosexuales -- y para el estado heterosexual -- que consideran su propia sexualidad como innata o natural, en lugar de como una consecuencia de los estereotipos y la construcción social y jurídica de las normas de conducta y de identidad de género.

En su crítica del Derecho, los enfoques feministas han desarrollado claras distinciones entre los conceptos “sexo” y “género”.17 Aunque esta distinción ha sido objeto de un intenso escrutinio y críticas dentro de la literatura feminista, indudablemente contribuye para comprender el rol del Derecho al definir el significado social de género.18 La Teoría Feminista del Derecho además ha contribuido con la inserción del concepto de género para proveer una perspectiva de la sexualidad más inclusiva, completa y amplia. Al definir y analizar el Derecho, el

enfoque feminista apunta al sexo y al género como una estructura o discurso social. Dentro de un eje de diferenciación social, las suposiciones de sexo y género caracterizan y afectan el Derecho.

El problema, claro está, es que el llamado eje de diferenciación revela no sólo distinciones en términos de sexo y género, sino también en términos de dominación, opresión y discrimen.

Perspectivas Feministas sobre Orientación Sexual y la Ley Anti-Discrimen La criminalización de las relaciones sexuales gay y lésbicas fue la forma de opresión más cruda y abominable realizada por los gobiernos y las sociedades en defensa de la heteronormativa.

En Puerto Rico, el fundamentalismo religioso cabildeaba para mantener el delito de sodomía en el nuevo Código Penal. En medio de toda aquella discusión la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en Lawrence v. Texas eliminó la vigencia del debate desde el punto de vista constitucional.19 No obstante, Lawrence fue sólo el primer paso elemental y axiomático para intentar un esfuerzo serio contra el discrimen por orientación sexual en los Estados Unidos, y por propiedad transitiva, en Puerto Rico. El nuevo estado de derecho después de Lawrence nos deja contra un mecanismo diferente y más discreto para mantener la dominación heterosexual. Foucault señaló que la modernidad está asociada con un cambio en la manera en que se gobierna la sexualidad.20 El estado solía ejercer su dominación sexual por medio de limitaciones inequívocas y directas, tales como las leyes penales y los tabúes. Hoy día, el régimen sexual opera menos a base de castigos punitivos, y más por medio de controles económicos y sociales.21 Ejemplos de este tipo de control son el intento de enmendar los textos constitucionales para prohibir el matrimonio homosexual, como fue la Resolución 99, y la negativa del Estado en reconocer una causa de acción contra el discrimen por orientación sexual.

Aunque las personas GLBTT ya no sean criminalizadas objetivamente,todavíason sujetasaundiscrimendeshumanizante.22 El andamiaje jurídico continúa siendo una fuente de discrimen en sí, en áreas tales como el Derecho de Familia, mientras falla al no proveer mecanismos adecuados contra el discrimen. El rol del sistema jurídico en la reglamentación de la vida sexual no sólo persigue determinar si las prácticas sexuales son legales o ilegales. También se basa en leyes y prácticas que refuerzan los valores de la heteronormativa por medio de una amplia gama de normas de derecho en materias civiles, de familia, administrativas y laborales. Contra este tipo de control o normativa, las sociedades democráticas y pluralistas deben proveer cierta protección contra las acciones discriminatorias que comúnmente afectan a los grupos desfavorecidos. Las leyes anti-discrimen son sólo una de las formas para lograr esta meta inmediata, y la Teoría Feminista del Derecho provee una estructura o marco teórico adecuado para su base constitucional.

La comunidad GLBTT en general contradice las normas prevalecientes de conducta sexual que la sociedad ha impuesto a los hombres y a las mujeres. También contradice las relaciones de poder entre los sexos y el significado social de género.23 Cualquier actividad o conducta que rete el comportamiento heterosexual es

artículos generales también un desafío a la normativa jurídica y a otras reglas sociales, incluyendo aquellas que prescriben o fomentan la dominancia del hombre sobre mujer. Por tanto, los gay y lesbianas representan una amenaza al estado de derecho que subordina a la mujer y privilegia al hombre en las esferas públicas y privadas de la vida.

Las normas jurídicas que desaprueban, condenan o ponen una carga indebida y una actitud social y legal negativa hacia la población GLBTT reflejan los conceptos tradicionales de masculinidad y feminidad. El propósito de la norma jurídica que preserva estos roles tradicionales es sostener estructuras políticas, de mercado y de familia profundamente arraigadas en las sociedades patriarcales. El desprecio o desdén jurídico contra los gay y lesbianas sirve principalmente para reforzar el significado social atribuido al género. Por lo tanto, la persistencia de las actitudes jurídicas y sociales negativas hacia la homosexualidad pretenden preservar los conceptos tradicionales de masculinidad y feminidad.24 La Teoría Feminista del Derecho ayuda a revelar que la condenación de las personas gay y lesbianas no es meramente un asunto de actitud individual o prejuicio religioso, ya que también está profundamente inmersa en las estructuras del ordenamiento jurídico. La censura legal de orientaciones sexuales alternativas viola las normas constitucionales de igualdad de género. Por ejemplo, las reglas usualmente discrecionales que gobiernan el otorgamiento de custodia o la patria potestad de los menores son a veces obstáculos insoportables para un padre abiertamente gay o una madre abiertamente lesbiana que procure la custodia de sus hijos o hijas. El problema es entonces más complejo. Una jueza puede ser o no ser homofóbica, pero si lo es, probablemente esté parcializada en contra de una madre lesbiana que busque retener la custodia de sus hijos o hijas.25 Por otra parte, el Derecho es más implacable, ya que explícitamente dispone reglas y obligaciones que fomentan las relaciones heterosexuales y silencian o castigan orientaciones sexuales alternativas. Entonces, las determinaciones de un juez homofóbico encontrarán apoyo en un ordenamiento jurídico heterosexista. Aunque algunas personas son ciertamente homofóbicas, el heterosexismo es mucho más amplio y problemático. Descubrir su complejidad y de-construir sus bases podría efectivamente ayudar con una necesitadísima sensibilidad para atacar el prejuicio individual. No obstante, el mantener un esquema jurídico heterosexista exacerba los miedos individuales y promueve las discriminaciones, la homofobia y la transfobia, mientras entorpece las vidas de aquellas que no son heterosexuales, que no están reprimidas, llenas de miedo, o de odio.

Tal y como el feminismo destapó la naturaleza sexista del estado de derecho, también nos ayuda para denunciar el heterosexismo.

Diversas reglas jurídicas e instituciones culturales refuerzan la presunción de que la intimidad heterosexual es la única forma natural y legítima de expresión sexual. La presunción de que los intereses eróticos están dirigidos exclusivamente al sexo opuesto define un aspecto importante de la masculinidad y feminidad. Así, las relaciones sexuales alternativas retan la dicotomía del género.

En términos feministas, ello también significa un reto o trasgresión de los ejes de diferenciación entre hombres y mujeres. El amor

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y las relaciones gay y lésbicas desafían la noción de que rasgos sociales, tales como la dominancia, dependencia o el cuidado de menores, están naturalmente enlazados a un sexo o al otro. Lo que es más, aquellos o aquellas involucradas en relaciones de parejas mismo sexo implícitamente rechazan la construcción social y las reglas sociales en las que descansa la vida económica, familiar y política caracterizada por la desigualdad y diferenciación de género. La historia de la opresión de la homosexualidad es parte del contexto de las nociones generales de familia, sexualidad y genero.26 Las justificaciones históricas para condenar la homosexualidad están basadas en arreglos culturales patriarcales de dominancia masculina que ya no resultan persuasivos. Por lo tanto, las restricciones constitucionales contra el discrimen por género tienen que aplicar también a las leyes y las conductas que censuran y oprimen a la población GLBTT. El feminismo es un fenómeno amplio donde coinciden varias visiones en la denuncia de la naturaleza patriarcal de la sociedad. La Teoría Feminista del Derecho, como parte de este gran movimiento, confiere que el Derecho reproduce esta visión social del patriarcado. La crítica feminista, más que argumentar que la ley opera de forma injusta, afirma que los fundamentos del sistema son opresivos y desacertados. Los desarrollos posteriores de la Teoría Feminista del Derecho han contribuido a la profesión jurídica desde adentro, sin descartarla como una herramienta de cambio social, pero partiendo de la premisa de que el sexo y el género son importantes. Presume además que el derecho no puede ser neutral o imparcial, y cuestiona el marco conceptual jurídico con su enfoque, perspectiva y metodología.

La oposición contra las personas GLBTT equivale en cierto sentido a la oposición contra las mujeres. Un principio esbozado desde los inicios del discurso a favor de los derechos de las mujeres es que todos y todas debemos ser tratados como individuos, no como miembros de una clase clasificada rígidamente en categorías sexuales.27 Este reclamo rechaza que las nociones de las características de género son naturales, inmutables y universales.

Similarmente, el reclamo por la libertad sexual y contra la supresión de la orientación sexual rechaza la noción de que la atracción heterosexual es natural y universal. Ambos postulados son difíciles de negar aunque, irónicamente al mismo tiempo, contrastan con las visiones oficiales de la sexualidad. La moralidad y la religión están, evidentemente, en el centro de este dilema.

Algunos religiosos, políticos y legisladores simplemente citan textos bíblicos sin al menos hacer un esfuerzo para interpretar las palabras de las escrituras dentro de la moralidad contemporánea o el pensamiento social actual. Terminan defendiendo el arreglo de la familia tradicional patriarcal, con Dios controlando el universo y el hombre controlando el hogar.

Aunque la oposición principal contra el reconocimiento de los derechos constitucionales de las personas GLBTT proviene de prédicas religiosas e intolerancia dogmática, es sólo justo reconocer que esto también comienza a cambiar. Algunas doctrinas religiosas, tanto milenarias como modernas, han recapacitado y dejado de condenar la homosexualidad. Es valioso hacer este señalamiento para poder desmantelar la propia lógica interna de la intolerancia religiosa fundamentalista de algunos grupos en

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Puerto Rico, así como en muchos otros países y jurisdicciones.

La actitud y prédica del pensamiento Protestante y Judío llaman a la tolerancia hacia la homosexualidad y reconocen la diversidad y el pluralismo como realidades a las que sus doctrinas deben adaptarse.28 Claro, el caso de Puerto Rico es más difícil de afrontar puesto que la Iglesia Católica institucionalmente todavía condena la homosexualidad, a pesar de que millones de católicos y católicas alrededor del mundo son abiertamente gay o lesbianas.

Vemos como la doctrina religiosa está muy dividida en cuanto a las relaciones homosexuales. Una sociedad secular y pluralista comprometida con la tolerancia no puede defender una política pública tomando sólo como fundamento principios religiosos que han sido criticados y debatidos persuasivamente, incluso por otras doctrinas religiosas. La única oposición a las relaciones homosexuales y contra los derechos de la comunidad GLBTT se funda abiertamente en cierta retórica moral y religiosa.

Esto provoca un problema constitucional cuando en sociedades seculares -- o que al menos pretenden serlo -como Puerto Rico se adopta política pública discriminatoria basada en preceptos religiosos. Es un choque con la composición de la sociedad pluralista, sobre bases impugnables e ininteligibles.

Al igual que la perspectiva feminista, las relaciones gay y lésbicas cuestionan la ideología tradicional familiar, no así la familia o su importancia como concepto; más bien su composición y las injusticias que se dan en ella. Hay un reto abierto a la noción de que las relaciones estables estén dirigidas en última instancia a la procreación dentro de la jerarquía y reciprocidad de la polaridad masculino/femenino. En relaciones homosexuales la autoridad no puede estar basada en el criterio tradicional de género. Esto explica por qué los que se oponen a los derechos gay y lésbicos insisten en que el matrimonio es una relación en que hombre y mujer asumen diferentes roles de refuerzo mutuo. La ideología conservadora no tolera las relaciones sexuales ni afectivas fuera de las formas tradicionales, ya que defiende la permanencia de la familia patriarcal como algo “natural” y a la vez vulnerable.29 Este modelo de la familia y los límites a la actividad sexual, al amor y afecto impuestos por la ideología conservadora son sólo

posibles dentro de las estructuras de familia patriarcal, que niega la igualdad y condiciona la identidad de las mujeres, así como de las personas GLBTT. No debe sorprendernos entonces que las actitudes negativas hacia la comunidad GLBTT se correlacionan fuertemente con los conceptos tradicionales sexistas sobre los roles apropiados de los hombres y las mujeres. Por tanto, aunque una relación gay se compone obviamente de dos hombres, una burla común cuestiona “cuál de ellos es el hombre y cuál es la mujer”. El poder de la sexualidad y las definiciones tradicionales de género sugieren que uno de los propósitos del estado al reforzar la heterosexualidad es preservar la diferenciación de género y las relaciones que se basan en ello. Si la heterosexualidad fuera tan natural como se dice, el estado no tendría que hacer nada para defenderla o protegerla. Entonces, existe un interés poderoso detrás de este discurso: mantener y perpetuar la dominación del hombre sobre la mujer.

He argumentado que la Teoría Feminista del Derecho, empleada de forma dinámica y reconocida como uno de muchos instrumentos para conseguir el cambio social, es útil para insertar la orientación sexual dentro del ámbito de los asuntos de género.

Al hacerlo, tenemos que tener presente los fracasos pasados que han sido, a veces injustamente, adjudicados a la teoría y a la ideología feminista. Es necesario no meramente acomodar los asuntos GLBTT contra el discurso del heterosexismo y la sociedad sexista. Como ha señalado el feminismo radical, la Teoría Feminista del Derecho posiblemente fracasó al no lograr precipitar una crisis jurisprudencial luego de que la ley logró acomodar a las mujeres y su concepto de la persona dentro del modelo del estado liberal. La leyes anti-discrimen, los derechos y la igualdad no transformaran por sí mismas una sociedad patriarcal y heterosexual en una pluralista y democrática. No obstante, la defensa de los derechos humanos nos debe mover a realizar alianzas a favor de reclamos de igualdad formal y material, sin que en el camino se nos silencie o nos agotemos. Es necesario continuar luchando para transformar, no sólo reformar, el estado masculino y heterosexual.

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Rafael Bernabe APUESTA En 2007 publiqué junto a César Ayala una historia de Puerto Rico en el siglo veinte.1 El libro ha sido objeto de varias reseñas, entre las cuales se encuentra la de Pedro San Miguel. Mi intención no es responder a su reseña, que es, globalmente, muy favorable a nuestro trabajo. Pero hay un aspecto de su texto que permite abordar un tema importante. El tema a que me refiero es el de las relaciones entre las luchas sociales y políticas en Puerto Rico y en los Estados Unidos.

En torno a esto, San Miguel señala lo que considera es una contradicción de nuestro libro. En lo que sigue, tomo este comentario como punto de partida para una reflexión sobre este tema.

La crítica de San Miguel uñoz Marín y nuestras reflexiones sobre posibles proyectos de transformación social y política en Puerto Rico en la actualidad.

San Miguel indica, correctamente, que al final de nuestro trabajo insistimos en la necesidad de vincular cualquier proyecto de ese tipo, incluyendo la lucha por la independencia, al avance de luchas políticas y sociales afines en Estados Unidos.

Sin embargo, señala San Miguel, al evaluar la trayectoria de Muñoz Marín “censuramos” que el líder popular haya vinculado sus proyectos de reforma social al apoyo que pudiera encontrar en Estados Unidos. Parece ser, entonces, que luego de criticar a Muñoz, acabamos adoptando una posición muy parecida a la suya.2 Una distinción importante La crítica de San Miguel es producto de un malentendido.

Pasa por alto una distinción significativa que hacemos en nuestro libro. Para ir directamente al punto: San Miguel comete el error de referirse a Estados Unidos en términos generales, o, al menos, el error de atribuirnos tal uso del término. Pero al referirnos a Muñoz, o al formular nuestras propuestas, nosotros no hablamos de Estados Unidos como unidad. Hablamos de sectores o instituciones específicas dentro de esa totalidad compleja y antagónica que son los Estados Unidos.

Así, no criticamos los vínculos de Muñoz Marín, ni proponemos vínculos con “Estados Unidos”. Criticamos su dependencia en el estado y los sectores políticos dominantes de la sociedad norteamericana. Proponemos una búsqueda de vínculos

con los movimientos sociales en Estados Unidos que pueden entrar en contradicción y constituir un proyecto alternativo y contrapuesto a ese estado.3 Muñoz forjó una alianza duradera con el estado capitalista e imperial norteamericano. (Este es uno de los aspectos que diferenció radicalmente su política y la de Albizu Campos: pero ese es otro tema). Nosotros proponemos una alianza y vínculo con las fuerzas tendencialmente anticapitalistas y anti-imperialistas en Estados Unidos. Una cosa es muy distinta a la otra. No hay contradicción entre criticar la primera y favorecer la segunda.4 Nuestra posición no supone una crítica del apego de Muñoz al estado norteamericano únicamente. También constituye una crítica de la indiferencia de muchos de independentistas hacia las luchas sociales en dicho país. Por eso, lo que objetamos, volviendo al punto levantado por San Miguel, no es que Muñoz Marín buscara alianzas en Estados Unidos. Pensamos que tales alianzas son necesarias. Lo que objetamos es el tipo específico de alianzas que estableció y con quien las estableció.

Esta perspectiva también es parte de nuestra apreciación de la evolución del movimiento obrero a principios de siglo veinte.

Subyace igualmente mi posición sobre los debates y conflictos en el movimiento sindical en Puerto Rico en la actualidad. Por otro lado, nos parece que esta posición tiene antecedentes en la obra de figuras del independentismo de principios de siglo como Hostos y Matienzo. Repasemos brevemente los temas que acabo de mencionar.

La FLT, el Partido Socialista y la AFL En 1899 se fundó la Federación Libre de Trabajadores (FLT), primera central sindical importante en Puerto Rico. Estaba integrada por trabajadores diestros, como tabaqueros, tipógrafos, carpinteros, entre otros. Incluía diversas corrientes políticas.

Santiago Iglesias fue su líder más destacado. Sin duda, Iglesias representaba al sector dominante en el liderato de la FLT. Iglesias insistía en la necesidad de que los trabajadores aprovecharan los mayores espacios democráticos surgidos a partir de la ocupación norteamericana. Por otro lado, denunciaba al Partido Unión, encabezado por Muñoz Rivera, entre otros, como un partido patronal. Indicaba que sus proclamas patrióticas no debían engañar a nadie: la patria que defendían

artículos generales los líderes del Partido Unión era una patria para los patronos.

Advertía que los reclamos de “gobierno propio” por el Partido Unión debían tomarse con cautela. Los patronos puertorriqueños no usarían los poderes que pedían para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras. Los usarían para promover con más fuerza sus intereses de clase. En 1915, la FLT apoyo la creación del Partido Socialista (PS). El PS muy pronto se convirtió en un personaje importante de la política del país.

Miles de trabajadores lo apoyaron, al comprender que la clase obrera debía tener su propio partido. Desde ese punto de vista, Iglesias y sus colaboradores parecían colocarse en el terreno de una política anti-burguesa, comprometida con la organización política independiente de los trabajadores.

En 1900, la FLT se había afiliado a la American Federation of Labor (AFL), central sindical norteamericana. Su líder más representativo era el antiguo tabaquero, Samuel Gompers.

La AFL practicaba un sindicalismo conservador que incluía: una política de no organizar trabajadores no diestros y de no promover la organización de sindicatos industriales (todos los trabajadores de una industria en la misma unión, como opuesto a su separación en uniones de oficio); apoyo a candidatos de los partido dominantes (por lo general, del Partido Demócrata); una actitud contraria a la creación de un partido independiente de los trabajadores; una perspectiva de apoyo, en términos generales (en cuanto a objetivos y muchas acciones concretas) a la política exterior de los Estados Unidos.

Ahora bien, el independentismo tradicionalmente ha criticado dos aspectos de la política de Iglesias: que afiliara la organización puertorriqueña a una organización norteamericana y que no defendiera la independencia de Puerto Rico. ¿Cuál es nuestra posición ante esta crítica?

En primer lugar, considero que la afiliación a la AFL no es, en principio, objetable. La FLT estaba en 1900 y años posteriores bajo un acoso feroz de patronos y del estado (fiscales, jueces, policía). En ese contexto, buscar el apoyo, e incluso integrarse, a organizaciones obreras de otros países, incluyendo los Estados Unidos, era una estrategia perfectamente legítima. Por otro lado, Iglesias no se equivocaba cuando denunciaba al Partido Unión como un partido de las clases privilegiadas, cuando describía a Muñoz Rivera y De Diego como políticos burgueses, cuando explicaba que su patriotismo era un patriotismo burgués.

El problema, no desde una perspectiva arbitraria que le impongamos desde el presente, sino desde el punto de vista antiburgués y anti-nacionalista en que el mismo Iglesias se ubicaba, estaba en que, si bien él y sus colaboradores criticaban el “gobierno propio” y el nacionalismo promovido por los partidos burgueses en Puerto Rico, no extendían esa crítica al estado capitalista o al nacionalismo norteamericanos. Sus advertencias sobre las posibles consecuencias del “gobierno propio” en manos de la burguesía criolla no se combinaban con igual precaución ante el gobierno capitalista estadounidense. Se articulaban, a contrario, con una política de apoyo y lealtad a dicho gobierno.

A su denuncia de la política burguesa de Muñoz Rivera no correspondía una denuncia de sus equivalentes norteamericanos, sino una política de confianza en el Congreso norteamericano

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como protector de los trabajadores. A su rechazo del nacionalismo puertorriqueño como linda bandera para encubrir intereses burgueses correspondía, no una perspectiva internacionalista opuesta a todo nacionalismo, sino la entusiasta adopción de otro nacionalismo burgués: el patriotismo estadounidense.

Por lo mismo, el problema visto desde una perspectiva de clase e internacionalista, no estaba en que Iglesias se aliara con sectores del movimiento obrero en Estados Unidos. El problema residía en que la AFL, era una organización sindical conservadora y que, más aún, Iglesias hizo suya muchas de sus concepciones, empezando por su patriotismo y lealtad al estado norteamericano, a las instituciones y la ideología de la burguesía norteamericana.

La contraparte práctica de esta orientación fue la creciente integración del PS a la política burguesa colonial, su creciente burocratización según sus líderes conquistaban puestos electivos (legislatura, alcaldías) o en la burocracia municipal y estatal (Departamento del Trabajo), así como su alianza con partidos patronales también favorables al gobierno norteamericano, como el Partido Republicano.

Pero esto no sólo incapacitaba a la FLT y al PS para preparar un futuro rompimiento con el capitalismo: les ataba las manos incluso en la defensa inmediata de los intereses de la clase trabajadora. Así, durante la Gran depresión el PS y la FLT actuarían como agentes desmovilizadores de la clase trabajadora.

Las luchas obreras más importantes de esos años, como las huelgas cañeras de 1934 y 1942 y la de los muelles en 1938 se desarrollaron o contra la voluntad del liderato de la FLT y del PS, o fuera de las filas de esas organizaciones.5 Luis Muñoz Marín y la política del Nuevo Trato Desde la década del veinte Muñoz Marín fue un crítico severo de los efectos del colonialismo norteamericano. Así, denunció la especialización de la economía colonial en dos o tres productos agrícolas, el desempleo masivo, los salarios de miseria, el control de la economía del país por el capital “ausentista” y el flujo constante de ganancias fuera de Puerto Rico.

Ante esa realidad, Muñoz favorecía la descolonización política (la independencia) y económica (fin del dominio del capital “ausentista”) de Puerto Rico. Muñoz pensaba que uno de los efectos terribles de la relación colonial era que no tendía a crear las condiciones para una economía autónoma, y, por tanto, para un Puerto Rico independiente. ¿Cómo crear entonces condiciones que favorecieran la independencia de Puerto Rico?

Muñoz Marín creyó encontrar una salida en la política del Nuevo Trato del gobierno del Presidente Roosevelt.

Como respuesta a la Gran depresión, el gobierno de Roosevelt se vio empujado a tomar iniciativas de emergencia.

Esas medidas conllevaban un aumento considerable en la intervención del gobierno en la economía e incluían: programas para coordinar la actividad industrial y agrícola (programas de regulación de cultivos, pagos a los agricultores), agencias para proveer empleo a corto plazo, grandes obras públicas (edificios, caminos, represas) entre otras iniciativas. Muñoz pensaba que en ese contexto era posible plantear, con apoyo de Washington,

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un plan de reconstrucción económica de Puerto Rico. Ese plan incluiría una reforma agraria, la reducción del control externo de la economía puertorriqueña, la diversificación de la agricultura, su reorientación al mercado interno, el fomento de industrias controladas por el estado o por entidades residentes.

Esa reconstrucción económica debía crear las condiciones materiales para una futura república de Puerto Rico. Así, con el apoyo y en el marco del Nuevo Trato, se dotaría a Puerto Rico de una economía mas autónoma e independiente y se movería el país hacia la independencia política, siempre con el apoyo y colaboración de las corrientes liberales que, ante el impacto de la Gran depresión, habían tomado el timón de la política norteamericana. Esas eran las ideas que inspiraban muchas de las propuestas del Plan Chardón de 1934, que serviría de guía para la creación en 1935 de la Puerto Rico Reconstruction Administration.6 Al igual que en el caso de Iglesias y la FLT y el PS, hay que preguntarse qué aspectos de la política de Muñoz serían objetables desde nuestro punto de vista. Adelanté parte de la respuesta en el comentario inicial sobre los señalamientos de San Miguel.

Muñoz no se equivocaba en su crítica de los efectos económicos del colonialismo. El problema tampoco estaba en la búsqueda de un plan de reconstrucción en alianza con, o como parte de, un proyecto más amplio en Estados Unidos. El problema, no desde prioridades que nosotros el impongamos retrospectivamente, sino desde el punto de vista anti-colonial en que el mismo Muñoz se ubicaba, estaba en la naturaleza de las fuerzas sociales e institucionales –la administración Roosevelt, el gobierno federal– en las que él confiaba para impulsar y llevar a cabo tal proyecto y, sobre todo, en su inquebrantable lealtad a dichas instituciones. Ese estado, como estado capitalista e imperialista, no era, y no es, capaz, de auspiciar un plan para la descolonización económica o política de Puerto Rico: en la medida que Muñoz no estaba dispuesto a desafiar las prioridades del estado norteamericano tendría que renunciar a sus objetivos económicos y políticos iniciales, como efectivamente ocurrió.

Así, una vez Muñoz se convenció, entre 1943 y 1945, de que el gobierno norteamericano no apoyaría la reconstrucción económica de un Puerto Rico independiente, su vínculo duradero con el estado norteamericano lo condujo a adaptarse al contexto y las condiciones impuestas por dicho gobierno.

Muñoz había condenado el colonialismo y la subordinación al capital “ausentista” norteamericano. Pero a partir de 1945-46 se acomodaría a un régimen colonial reformado (gobernador electo, constitución del ELA) y a una nueva política económica centrada precisamente en la atracción de inversiones del capital norteamericano.

Pero la incapacidad de Muñoz de romper sus vínculos con el estado norteamericano, no sólo le impidió persistir en la defensa de la independencia. Le impidió alcanzar los objetivos concretos que él mismo formuló al momento de abandonar su apoyo a la independencia y su crítica del dominio del capital ausentista.

En ese momento, Muñoz formuló tres objetivos: reducir el desempleo al mínimo, dejar de depender de subsidios federales

para alcanzar un nivel de vida adecuado para buena parte de la población y alcanzar niveles de vida comparables a los de Estados Unidos. Como resultado de la política de atracción de inversiones de capital norteamericano (que pasó por varias etapas y modalidades) la economía de Puerto Rico se modernizó y los niveles de vida mejoraron. Pero el carácter colonial y dependiente de dicha economía se perpetuó. Cuando el periodo de expansión global de posguerra se agotó a principios de la década del setenta del siglo pasado, los tres problemas que Muñoz aspiraba a solucionar se plantearon con igual o mayor fuerza del pasado.7 Las relaciones de los sindicatos “internacionales” y los sindicatos en Puerto Rico El movimiento sindical en Puerto Rico ha sido y sigue siendo un terreno en el que de se plantea agudamente el problema de cual debe ser la relación entre las luchas sociales en Estados Unidos y en Puerto Rico. En la actualidad, por ejemplo, algunos líderes sindicales consideran que el vínculo de las luchas obreras en Puerto Rico y en Estados Unidos debe tomar la forma de la afiliación de los sindicatos en Puerto Rico a los sindicatos “internacionales” con base en Estados Unidos. La defensa de sindicatos independientes con base en Puerto Rico es descartada como conservadora y nacionalista. ¿Que actitud adoptar ante este debate?

Como indiqué al discutir el caso de la FLT a principios del siglo veinte, el hecho de que un sindicato en Puerto Rico se afilie a un sindicato con base en Estados Unidos no es, en principio, objetable. Más aún: la búsqueda de vínculos internacionales es indispensable para el fortalecimiento de la lucha sindical y de los trabajadores en cada país. La objeción a la afiliación a las “internacionales”, si alguna, tendría que darse al nivel más concreto de las posiciones y naturaleza de los posible aliados.

Nuestra posición, por ejemplo, no puede ser la misma ante sindicatos burocráticos y corruptos que ante uniones que respetan la iniciativa y capacidad de gobernarse de sus afiliados en Puerto Rico. La afiliación al segundo tipo de unión, desde una perspectiva internacionalista, no puede descartarse como cuestión de principio. Por otro lado, ese tipo de unión, también desde una perspectiva internacionalista, no debiera tener reparo en colaborar solidariamente con sindicatos en Puerto Rico aunque estos no se afilien a sus estructuras.

Visto el problema en términos generales, y ese debe ser nuestro punto de partida como socialistas e internacionalistas, nada conviene mas a los intereses de los trabajadores en Puerto Rico y a los intereses de la lucha por la descolonización del país (para no hablar de las luchas de los puertorriqueños en Estados Unidos) que el surgimiento de un movimiento sindical vigoroso, democrático e independiente en Estados Unidos. ¿Que tendría que proponer tal sindicalismo progresista en Estados Unidos hoy, tanto en términos de la situación interna de su país como de su política exterior? En cuanto a su país, tendría que enfrentar la profunda crisis del capitalismo, resultado directo del modelo neoliberal que se impuso globalmente en las últimas décadas. Esas políticas neoliberales han supuesto

artículos generales una extraordinaria reconcentración de la riqueza. Mientras una minoría se enriquece, los asalariados enfrentan niveles de vida y salarios reales estancados, mayor inseguridad de empleo, deterioro de servicios públicos, reducción o eliminación de programas sociales de ayuda a sectores empobrecidos y discriminados, encarecimiento de servicios esenciales privados, como la salud, así como una brutal ofensiva patronal contra los sindicatos.

Esa misma política neoliberal, impuesta internacionalmente, ha provocado el empobrecimiento de las clases trabajadoras en todo el mundo, empezando por los países y regiones más directamente vinculados a Estados Unidos, como México, Centro América y el Caribe. Ese empobrecimiento no sólo afecta a la clase trabajadora de esos países, lanzando a miles por la ruta de la emigración a Estados Unidos. También afecta negativamente a la clase trabajadora en Estados Unidos. La miseria y los bajos salarios en el resto del mundo, se usan para presionar y exigir concesiones de los trabajadores en dicho país, amenazados de que sus empleos sean trasladados al extranjero. Si además se logra que los trabajadores norteamericanos nativos vean a los trabajadores de otros países o a los inmigrantes como la causa de sus deterioradas condiciones de vida, el negocio resulta perfecto: mientras trabajadores de diversas nacionalidades se culpan unos a otros, el capital los explota a todos más fácil e intensamente.

Ante este panorama, un sindicalismo comprometido con los intereses de la clase trabajadora tendría que articular un programa de reconstrucción económica nacional e internacional.

Para empezar ese plan debe rechazar que se usen fondos públicos para rescatar empresas en beneficio de unos pocos: el rescate público debe conllevar control público. Si las pérdidas van a ser asumidas por el gobierno, los futuros frutos de la recuperación y el rescate deben redundar igualmente en un aumento de la riqueza pública. La necesidad de socializar las pérdidas del capital para evitar una catástrofe económica debe ser el primer paso hacia la socialización de la riqueza. Para empezar hay que crear un seguro médico universal, ampliar el sector publico para proveer empleo y servicios esenciales, dirigir la banca privada intervenida hacia el financiamiento de proyectos cooperativos, comunitarios y de beneficio para toda la población, impulsar una política de redistribución de la riqueza y de apoyo especial a los sectores históricamente marginados, empobrecidos y discriminados.

En términos de política exterior lo que interesa y conviene a la clase trabajadora en Estados Unidos, y que tendrían que impulsar los sindicatos de dicho país, sería el traslado de las políticas que acabo de resumir a escala internacional. Esa política supondría suspender la presión sobre otros países para que adopten las políticas neoliberales de privatización y apertura al capital extranjero. Esa política imperial y neoliberal debe ser remplazada por una política de apoyo a programas de desarrollo autónomo, de reconquista de la soberanía sobre sus economías por los países subordinados, y de mejoramiento de los niveles de vida de sus clases trabajadoras. Esta política es la que mas conviene a los trabajadores de todos los países. Con esas políticas el capital ya no podrá usar las miserias de unos contra

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las exigencias de otros. En lugar de perpetuarse el subdesarrollo de unos países para beneficio del capital y en detrimento de todas las clases trabajadoras, se avanzara hacia la superación del subdesarrollo y el fin de los privilegios del gran capital, para beneficio de todos y todas.

Evidentemente, ninguno de los dos partidos dominantes de la política norteamericana defiende nada que se parezca a este tipo de perspectiva. Ante ese hecho, el movimiento sindical debiera convertirse en el eje de un nuevo proyecto político: un partido de los trabajadores y de los sectores empobrecidos, armado de un programa de reconstrucción política y económica y de nueva política exterior. Incluso una fracción de la matrícula de quince millones con la que actualmente cuenta el movimiento sindical en Estados Unidos sería un punto de partida formidable para tal proyecto.8 Este tipo de política, que puede y debe surgir del seno del movimiento sindical norteamericano, sería la mejor contraparte para un proyecto de descolonización política y económica de Puerto Rico. Tenemos una economía colonial, centrada en el sector privado, en la exportación y en ciertas industrias con muy pocos vínculos entre sí y controlada por el capital extranjero.

Hace falta un plan de reconstrucción que, para empezar, busque un nuevo balance (cuál balance es algo que debe debatirse) entre el sector privado y el público, la exportación y la producción para el mercado interno, las inversiones extranjeras y las empresas controladas desde el país, la industria y la agricultura. Dicho plan debe crear por primera vez una economía con dinámica propia, capaz de usar los recursos humanos del país, de reinvertir a partir del producto de su trabajo. A esto debe corresponder una redefinición de la relación política de Puerto Rico y Estados Unidos a través del reconocimiento de la soberanía del primero y la negociación de una relación de mutuo beneficio entre la antigua metrópoli y la antigua colonia.

La situación actual Pero, desgraciadamente, los sindicatos norteamericanos, en el momento actual (ojalá que deje de ser así pronto) están muy lejos de lo que acabo de describir, tanto en términos de su estructura y funcionamiento como de su perspectiva política. Se trata, aún tomando en cuenta las variantes entre diversas uniones, de un sindicalismo burocrático y verticalista, problema que en Puerto Rico se agudiza, al tratarse de lideratos burocráticos que toman decisiones desde fuera de Puerto Rico. En términos generales, se trata de sindicatos que siguen abrazando la ideología y la política del partnership entre el capital y el trabajo, que a menudo se traduce en la aceptación de concesiones a los patronos o al gobierno. Su concepción del sindicato como organización de “servicio” a la matrícula conlleva la pasividad de los afiliados, el cabildeo legislativo como principal forma de activismo. A todo esto corresponde una política de amarre al Partido Demócrata, a pesar de que dicho partido ha defraudado una y otra vez a sus aliados sindicales.9 Ante tal orientación y prácticas del liderato de las “internacionales”, es necesario desarrollar un proyecto independiente de organización sindical en Puerto Rico. Parte

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importante de tal proyecto es impulsar la democratización de buena parte de los sindicatos independientes. Muchos de ellos son tan burocráticos como las “internacionales”. Por lo mismo, también incluye trabajar por la democratización y reorientación de las locales o estructuras afiliadas a las “internacionales” en Puerto Rico. Esos sindicatos están en Puerto Rico y no van a desaparecer en el futuro próximo. Tampoco excluye sino que, al contrario, exige, aprovechar toda avenida y posibilidad de acción conjunta que pueda contribuir a responder efectivamente a la ofensiva patronal. Pero no podemos subordinar nuestra política o nuestra orientación a las de las “internacionales”. Tenemos que igualmente favorecer la creciente independencia política de los sindicatos en Puerto Rico que debe incluir el proyecto de crear un partido política propio, con un programa cercano al que arriba indicamos. En la actualidad, si bien ese proyecto no puede encontrar aliados consistentes ni en el Congreso (dada su composición actual), ni en el Partido Demócrata, ni siquiera en el actual liderato del sindicalismo en Estados Unidos, no por ello deja de necesitar aliados en Estados Unidos: aliados que asuman el tipo de programa político y económico que también conviene a los intereses de la gran mayoría del pueblo norteamericano.

Algunos antecedentes en la historia del independentismo La perspectiva que aquí estoy proponiendo tiene algunos precedentes. Por ejemplo, a principios de siglo tanto Eugenio María de Hostos como Rosendo Matienzo Cintrón denunciaron la política colonial de los Estados Unidos en Puerto Rico. Según ellos, esa política colonial era producto del creciente poder de las grandes empresas, del gran capital, en la economía de Estados Unidos. Sin embargo, para ellos ese creciente poder de los monopolios constituía una amenaza, no sólo para la autodeterminación de Puerto Rico, sino también para la democracia en Estados Unidos. Para ellos, por tanto, la lucha por la independencia de Puerto Rico y la lucha por rescatar la democracia norteamericana contra la amenaza y los privilegios

del gran capital eran dos luchas afines, o dos aspectos de una lucha internacional, que debían apoyarse mutuamente y avanzar unidas.10 Se muy bien que algunos lectores o lectoras pensarán que es una flaca esperanza apostar el surgimiento de importantes fuerzas de oposición política en Estados Unidos. Y tendrían razón los que en apoyo a este señalamiento apunten a la situación actual de debilidad y fragmentación y falta de expresión política propia de los movimientos laborales, comunitarios, ambientales, anti-guerra, de la mujer, entre otros, en ese país. Pero, al fin y al cabo, esa apuesta tiene tanto, o tan poco, fundamento como nuestras esperanzas en Puerto Rico. No hay que olvidar que aquí también reinan niveles comparables de atraso en las luchas sindicales y sociales. Baste recordar que la gran mayoría de los sectores trabajadores y desposeídos apoya los partidos dominantes. La gran mayoría de los asalariados y asalariadas no están sindicalizados. Los movimientos comunitarios, ambientales, feministas y el movimiento sindical se encuentran fragmentados, divididos y carecen de expresión política propia.

Si los movimientos sociales y sindicales en Estados Unidos carecen de un proyecto conjunto alternativo de reconstrucción política y económica, lo mismo hay que decir de nuestros movimientos sociales y sindicales y del independentismo. Todos atraviesan por una profunda crisis. Si aún así pensamos que la toma de conciencia, la organización, la independencia política de los sectores explotados y oprimidos es posible, no hay razón para descartar esa conclusión cuando se trata de Estados Unidos.

En fin, no se trata ni de garantías, ni de certezas. Se trata de la convicción de que el capital no dejara de golpear a unos y otros y de que los trabajadores y trabajadoras no han de resignarse a seguir pagando por la crisis actual del capitalismo. Y se trata de la convicción de que mientras más rápido los movimientos coordinen sus esfuerzos internacionalmente, más efectivamente lograran superar sus limitaciones actuales.

8 diciembre 2008

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Víctor M. Rodríguez Domínguez (Catedrático, Departamento de Estudios Chicanos y Latinos, California State University, Long Beach, vrodrig5@csulb.edu) César Ayala and Rafael Bernabe.

2007. Puerto Rico in the American century: A History Since 1898. Chapel Hill: University of North Carolina Press.

Las nuevas generaciones intentan definirse en relación a las generaciones anteriores. En ocasiones, el proceso incluye rechazar o re-escribir las memorias heredadas y compartidas.

También en el mundo académico puertorriqueño las nuevas generaciones de intelectuales re-interpretan el legado histórico y los marcos de referencia que le dieron sentido a las generaciones que le precedieron. A menudo, al querer distanciarse de las metodologías, interpretaciones y marcos teóricos que consideran obsoletos, desechan, no solo la paja sino también el grano. Al afirmar que aramos en terreno virgen, perdemos de vista que lo que construimos está imbuido de sabiduría heredada.

Luego de más de una década de pesimismo y de una febril estampida donde todas las vacas sagradas de nuestra cultura, historia y política han sido desmenuzadas y atacadas, es refrescante contemplar un ejemplo de trabajo intelectual edificante que re-evalúa el pasado y el presente sin botar fuera de borda los legados teóricos e interpretativos que dieron base a una mejor comprensión de lo que es Puerto Rico hoy día. Ayala y Bernabe han logrado lo imposible: conectar las variadas hebras del tapiz de la formación social puertorriqueña a la vez que nos proveen un marco de referencia teórico que le da sentido a las partes. Si la tendencia en los últimos años entre los intelectuales puertorriqueños era la visión fragmentada, pesimista e iconoclasta de nuestro acontecer histórico, cultural económico y político, Ayala y Bernabe nos proveen un atisbo a otro modo de imaginarnos.

Los autores nos proveen una perspectiva que conecta la

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vida cotidiana con los cambios sistémicos del capitalismo. Evitan caer en un determinismo económico al proveer un espacio para el desfase o ruptura que se da entre la cultura y los cambios económicos. Nos proveen una taxonomía de periodos históricos que revela aspectos nuevos de nuestra vida social, cultural, económica y política desde las calles de San Juan hasta los barrios boricuas en los Estados Unidos. En un lenguaje claro, no obtuso, contrario a muchos textos post-modernistas, los autores ofrecen un análisis e interpretación que aún el mismo Jacques Derrida pensaría es una respuesta ponderada a su reciente libro Espectros de Marx. En este libro Derrida invoca el espíritu radical de Marx en un momento en que el capitalismo salvaje se vanagloria de sus éxitos.

El análisis del rol del imperialismo en Puerto Rico evita una visión monolítica del mismo. Tampoco, asumen la perspectiva del “imperialismo bobo” que comparten de forma variada y contradictoria los seguidores de Luis Muñoz Marín e irónicamente algunos escritores desde la perspectiva post-modernista. Es claro que no todo lo que está mal en la formación social y la experiencia puertorriqueña es producto del colonialismo. Pero tampoco ignoran el rol del capitalismo en su etapa más depredadora, ni cómo el contexto tiende a facilitar y/o limitar las alternativas a las que han tenido y tienen acceso los puertorriqueños en su vida política, cultural, económica y social. La intelectual filipina Delia D. Aguilar recientemente advertía sobre la forma irreflexiva en que algunos intelectuales post-modernistas aclamaron el libro de Michael Hardt y Antonio Negri, Imperio que le sirve de contrapeso al esfuerzo que realizan Ayala y Bernabe. Contrario a Hardt y Negri estos entrelazan el análisis económico y su examen de las otras esferas de la vida humana sin que ninguna pierda su autonomía y dinamismo.

También evitan caer en el error garrafal en el que cayeron Hardt y Negri cuando concluyeron que el imperialismo había sido substituido por un imperio descentralizado, fragmentado, donde la nación/estado había desaparecido como categoría de análisis.

Esta hipótesis fue totalmente devastada por los eventos del 11

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de septiembre, la presidencia imperial, la guerra en Irak y la actividad de movimientos sociales desde Perú hasta Honduras.

Hardt y Negri además se burlan, del nacionalismo y los movimientos de liberación nacional como retrógrados, y ven el mundo como uno donde las clases proletarias se han convertido en multitudes (o en masa a lo Ortega y Gasset o reguerete a lo Muñoz). Los post-modernistas parecen haber caído en la alegórica caverna de Platón y se encuentran cegados por las imágenes fantasmagóricas, perdiendo de vista los procesos reales que se desarrollan en el mundo.

Por otro lado, las contribuciones en el área de la historia económica recuperan ciertos aspectos positivos del análisis económico marxista. Ha sido un lugar común en muchos análisis históricos y económicos contemporáneos el rechazar el análisis marxista in toto. El producto de este análisis totalizador resulta en un proceso en el cual, al querer cortar la maleza, también se destruyen las plantas productivas. El concepto leninista de la fase imperialista como una fase cualitativamente diferente del capitalismo se recupera en algunos de sus aspectos, pero lamentablemente no se utiliza para describir la “anomalía” de la colonia en Puerto Rico.

Uno de los aspectos mejor logrados por Ayala y Bernabe es su evaluación e interpretación de las bases ideológicas del “posibilismo” de Luis Muñoz Marín. Los autores nos proveen una explicación razonable del abandono de la independencia por parte de Muñoz Marín que problematiza la idea de que este traicionó el ideal. La realidad es que ya temprano en los años cuarenta Muñoz Marín había dejado de creer en la independencia como un proyecto posible. Contrario a Don Pedro Albizu Campos, Muñoz Marín no entendió que los Estados Unidos eran una nación que no respondía a actitudes serviles de sus sujetos. Igual que los estadistas, los autonomistas asumieron una posición de servilismo frente al imperio que meramente reafirmaba el paternalismo de los norteamericanos. Esta idea del “imperialismo bobo” que permea el pensamiento muñocista se ve claramente en la forma en que este presentaba un discurso en el congreso y luego otro tipo de discurso en la isla. Esta falta de comprensión de la naturaleza del imperio norteamericano ha contribuido a perpetuar la situación colonial de Puerto Rico.

Como dice Laura Briggs en su libro Reproduciendo el imperio, la historia siempre es teórica. Cuando enlazamos un evento histórico con otro creamos una narrativa que está imbuida de significado. Es por esta razón que sorprende el uso en este libro de la idea de un “imperialismo informal.” El uso de este concepto para explicar la ambigüedad del imperialismo norteamericano realmente existente en cierta medida está en conflicto con la estructura teórica del libro. Por ejemplo, este concepto se utiliza cuando se analiza la anomalía que representa el que una republica democrática gobierne sobre una posesión colonial. Estos concluyen, luego de listar una serie de intervenciones imperialistas norteamericanas en el Caribe que “Como se puede ver de esta lista, el imperialismo de los Estados Unidos, a diferencia de sus predecesores Europeos, no comenzó con intenciones de construir un imperio colonial formal.” (P. 30) En cierta medida, y aunque mencionan que Puerto Rico

es una anomalía dejan al lector con la impresión de que los Estados Unidos andaba a ciegas y al tropezar se vio enredado en la madeja imperial. El cuidado con el que Elihu Root estudió los volúmenes de estudios conducidos por los antropólogos y políticos británicos en el proceso de construir una administración colonial indica que las elites norteamericanas no tropezaron sino que sabían muy bien lo que hacían. Al igual que se hizo con la grupos indígenas, las estructuras burocráticas de los grupos religiosos protestantes en los Estados Unidos ya se habían dividido entre sí las futuras posesiones coloniales en áreas de influencia.

Elihu Root, como Trías Monge y otros revelan, fue quien fundamentalmente orientó la construcción de la administración colonial en Puerto Rico, sabía muy bien que los Estados Unidos no era la democracia que sustentaba los principios democráticos contenidos en la Ordenanza del Noroeste de 1787. Esta ordenanza establecía que todos los territorios adquiridos por los Estados Unidos serían colocados en un proceso hacia su eventual admisión como estados. Root escogió el modelo británico, implícitamente reconociendo que Estados Unidos entraba a una nueva etapa imperial, el edificio que él construyó en las Filipinas y Puerto Rico meramente lo formalizó y lo concretizó. Como vemos en el trabajo de Cabranes y Jorge Duany en cierta medida, Estados Unidos había puesto una verja alrededor de las áreas donde los ciudadanos tendrían una ciudadanía de primera clase. Así, los Estados Unidos se aprestaban, en caso de que conquistaran otros territorios, a no tener que admitirlos en su unión. Es por esto que el sociólogo William Graham Sumner de Yale escribió el clásico artículo titulado “La conquista de los Estados Unidos por España”. Obviamente, el carácter racializado de los Estados Unidos no le permitía a los Estados Unidos incorporar a una nación como Puerto Rico (o las Filipinas) con una cultura y población que los Estados Unidos no podían “digerir”. Los debates en el congreso sobre la disposición de las “posesiones” claramente indican que los imperialistas tenían aspiraciones territoriales, pero también encontraron oposición de los que veían como una contradicción el que una nación democrática poseyera colonias. Esto no es un proceso de imperialismo informal, sino otra forma de imperialismo del siglo veinte.

Finalmente, su certera crítica de la corriente postmodernista puertorriqueña resalta importantes debilidades del mismo. Arturo Torrecilla y Carlos Gil, uno de los fundadores de Postdata, escriben en sus textos que los sujetos de la modernidad (proletarios) sustituyeron viejos mitos por nuevos mitos. El mito nacionalista fue substituido por el mito marxista de la heroica clase trabajadora. La nueva visión de mundo “post” encuentra a un nuevo chivo expiatorio para explicar las derrotas sufridas por algunos movimientos sociales en Puerto Rico. La huelga de los telefónicos se perdió por culpa de la izquierda, según los editores de Bordes, otro proyecto post-modernista. Para Juan Duchesne Winter la lucha de Vieques fue redundante, ya que la marina se fue en el periodo establecido por la orden ejecutiva de Clinton. Duchesne Winter reduce la lucha de los Viequenses a un espectáculo utilizado por los populares para aunar los sentimientos nacionalistas en su proyecto electoral.

artículos generales Este distorsionado análisis de la realidad puertorriqueña es producto de una visión fragmentada de los procesos sociales.

No conectar las dinámicas económicas y geopolíticas del imperio norteamericano con el acontecer social en Puerto Rico transforma el imperialismo en un “imperialismo bobo”. Si un presidente firmó una orden ejecutiva entonces, ¿cómo pueden los boricuas asegurarse de que la palabra no se convierta en letra muerta? Este análisis ignora los que ocurría tras bastidores en los círculos de poder norteamericanos para impedir el cierre de las bases navales en Puerto Rico. Los Estados Unidos han firmado más de 300 tratados con las naciones indígenas de Estados Unidos, y firmaron el Tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848 con México y han violado todos y cada uno de estos tratados.

Lo que Duchesne Winter y los otros post-modernistas proponían como estrategia era abstenerse de participar en dichos procesos de apoyo.

Finalmente, Ayala y Bernabe sugieren una revisión a la estrategia de los “estadistas radicales” y en particular a la propuesta de Ramón Grosfoguel de una lucha concertada con los movimientos sociales norteamericanos para defender los derechos democráticos de los boricuas en camino a la estadidad. Los autores de esta historia mantienen un tono de respeto intelectual a las ideas que critican en su texto. Señalan que hay aspectos admirables y progresistas en la propuesta de Grosfoguel de “resistir la privatización neoliberal y los cortes en las transferencias federales . . . Cualquier descolonización de Puerto Rico debe demandar una ‘indemnización histórica’ de los Estados Unidos para reconstruir la economía de Puerto Rico...”

Estos también sugieren alianzas con los movimientos sociales en los Estados Unidos. ¿Pero qué hay de nuevo en esta propuesta?

Duchesne Winter y Grosfogel parecen sugerir que podemos enfrentar al imperialismo con una estrategia de “seducción.”

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Cuando descartamos la economía política del imperialismo y el carácter racializado de la dominación imperialista de nuestro marco teórico terminamos siendo seducidos por el “imperialismo bobo.” Esto aparentemente le sucedió a Juan Duchesne Winter que culminó en su apoyo de la invasión de Afganistán.

Este libro tiene el potencial de facilitar herramientas históricas y teóricas para entender la realidad colonial e imperial de la dominación de Puerto Rico por Estados Unidos.

Esta dominación aún le resulta opaca a la gran mayoría de los sectores progresistas o liberales en los Estados Unidos. La ideología del daltonismo racial en la sociedad norteamericana afecta la óptica de los movimientos sociales estadounidenses.

La creciente conciencia sobre el carácter imperial de los Estados Unidos no incluye una creciente conciencia sobre el caso colonial de Puerto Rico. Puerto Rico es aún invisible (por razones muy complejas) para los liberales y la izquierda norteamericana. El creciente movimiento anti-inmigrante enfrenta una creciente xenofobia y racismo representado en las numerosas leyes locales que estigmatizan a los inmigrantes. La elección de Obama a la presidencia no ha conducido a una etapa post-racial en los Estados Unidos; el proceso de confirmación de la jueza puertorriqueña Sonia Sotomayor a la corte suprema lo evidencia. Las recientes decisiones de la corte suprema reinterpretando Brown versus Board (1954) y el “Voting Rights Act” auguran un nuevo periodo de lucha. Pero concertar alianzas con los movimientos sociales que están emergiendo para pedir la estadidad sería contradictorio. Los profesores Ayala y Bernabe nos demuestran que a veces el camino hacia el futuro implica recordar donde estuvimos. Este trabajo será un clásico en la historiográfica puertorriqueña. Esperamos que su edición en español (UPR) salga pronto.

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El arte de Nora Rodríguez

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Nora Rodríguez Vallés nos comenta que “Las aventuras de Proga y Ganda” representan el sistema de control de la información y las noticias por parte de los poderosos mediante las relaciones públicas que les hacen sus agencias de publicidad. Los altos políticos, agencias gubernamentales y corporaciones capitalistas tienen agencias de publicidad, oficina de prensa y/o relacionistas públicos que les diseñan la imagen a proyectar al público. Esto significa cuantiosas sumas de dinero que no están en las escuelas, ni en los hospitales, ni en los salarios de los trabajadores.

Mediante estos especialistas en la apariencia, los amos contemporáneos proyectan una “buena imagen” a través de comunicados de prensa y asesoría sobre contenidos a comunicar y los estilos de hacerlo. Así se lavan la cara ante el público cuando están en algún aprieto; o hasta logran fabricar una imagen preventivamente, de modo que, cuando alguien los critica o denuncia, la imagen pública previamente construida les protege. Los empresarios de la prensa, ideológicamente cónsonos con los poderes vigentes en cuanto a la defensa del orden establecido, participan activamente de esta confección de fachadas de bondad. De este modo se forma una alianza entre capital mediático, políticos y corporaciones capitalistas que se sustenta con un sistema de sistema de desinformación y manipulación masiva, eufemizado como “medios de comunicación masiva”, que a veces llega a fabricar rumores y

calumnias. ¿Despidieron miles de empleados?... “había que cuadrar el presupuesto gubernamental”, dicen, pero jamás consideraron subirle los impuestos a quienes más ganan y menos pagan (las corporaciones trasnacionales); ¿privatización mediante las APP?... “para crear empleos”, pero no explican que las pérdidas serán públicas y las ganancias son privadas; ¿el humo del fuego de una refinería contamina aguas y pulmones de casi todo el norte de Puerto Rico?... “no hay problema”, para Caribbean Petroleum Corporation.

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apuesta a las artes Poesía JOAN MANUEL CORCINO FONT Ad memoriam Hay en esto una gran fragilidad: una lámina de humo como escape, una soledad de piedras, un pedazo de papel sin memoria, una garganta seca que dice: Yo soy una palabra.

Gretel La marcha azul del misterio te asoma y dejas todas las cenizas que he fumado, pensándote, como migas de pan ahumado que se resiste a que te pierdas.

La memoria es ese fantasma y las ideas, las ideas que sobre mis huesos te ofrecen su caducidad, su silencio que frente al ciclo perenne del agua se contradice.

El tiempo sigue con su gran mordedura y yo te espero aquí sentado, con tu ausencia, observando cómo las cosas se mueren sin ti.

YAMILA GRECO la entrada es por el ombligo de toda muerte donde el llanto mastica la escara sacra por donde se asoman los huesos a través de la carne yo me perjudico el ojo cuando la bestia resplandece el cierre yo abro los labios y demuestro hambre es la lujuria de Dios con su hábito de sombra arrastrando mi nacimiento contra las ventanas

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por Colectivo de Apuesta El primer año del gobierno de Luis Fortuño se caracterizó ser la más pura expresión de los intereses de las clases dominantes y sus aliados. Pareciera que este liderato político estudió el campo político y concluyó que las fuerzas que se opondrían a sus proyectos no estaban suficientemente organizadas: baja tasa de sindicalización de trabajadores, sindicalismo dividido y con presencia de sindicatos burocráticos y economicistas, un movimiento ambiental fragmentado y poco masivo, la no organización política de este movimiento en un partido verde relevante, un movimiento feminista pasivo e institucionalizado, la ausencia de organización política de los trabajadores (como partidos socialistas o comunistas o federaciones anarquistas), carencia de una prensa radical con presencia significativa. Ante esto, la clase capitalista criolla asumió imponer sus proyectos más extremadamente neoliberales; y aunque lo ha hecho dentro de los límites de la democracia representativa, al hacerlo ha asumido un autoritarismo que bordea el fascismo. Si el fascismo es la combinación de capitalismo y ausencia de libertades democráticas, el actual gobierno es protofascista porque asume: 1. una política ambiental depredadora. El 30 de octubre, la Junta de Planificación y el gobernador Fortuño desprotegieron al Corredor Ecológico del Noreste al eliminar su clasificación como “Reserva Natural”; esto deja la vía libre para construir los hoteles Dos Mares Marriott y San Miguel Four Seasons, cuatro mil casas de lujo y tres campos de golf. El sacrificio del medioambiente en el altar del gran capital también incluye la explosión y fuego en la Caribbean Petroleum Company (CAPECO), producto de negligencia corporativa. Esta explosión y fuego es solo el más reciente de una larga serie de sus violaciones a leyes ambientales: la mayor fue cuando en 1994 una de sus barcazas encalló frente a la playa del Escambrón; esta derramó unos 800,000 barriles de petróleo. CAPECO adeudaba $191 millones en contribuciones al gobierno; les fueron condonados $159 millones. Este proceso es otro claro ejemplo de cómo, en el capitalismo, las ganancias son privadas, pero las pérdidas (ambientales y de salud) son colectivas.

Añadamos que el fuego se controló gracias al esfuerzo de los bomberos, muchos de los cuales aún laboran porque el tribunal ordenó revertir sus cesantías ilegalmente aplicadas bajo la ley 7.

Recordemos que Ram Zeevi, codueño y director de CAPECO, ha contribuido a campañas políticas de Fortuño.

2. una política libidinal patriarcal. Johanne Vélez no fue confirmada como procuradora de la mujer por su orientación sexual, por defender el vigente derecho al aborto y las uniones de hecho (posturas que corresponden a la Procuradoría de las Mujeres). El actual gobierno ha desmantelado la Procuradoría de las Mujeres mediante los despidos y mediante el nombramiento de la incompetente y machista Yvonne Feliciano para dirigirla. Rivera Schatz tildó a la comunidad LGBT de “torcidos” y “enfermos mentales”.

3. restricciones a las libertades. El Departamento de Educación intenta eliminar del currículo de escuela superior libros como El entierro de Cortijo, de Edgardo Rodríguez Juliá, la Antología personal de José Luis González y Mejor te lo cuento: antología personal, de Juan Antonio Ramos por contener palabras soeces. Ha golpeado estudiantes universitarios en la Avenida

Universidad, a estudiantes de escuela superior en Canóvanas y expulsó de sus hogares a los residentes de la comunidad Villas del Sol. 4. una política económica neoliberal. Una prioridad del gobierno actual es la privatización mediante las Alianzas PúblicoPrivadas (APP). Otra prioridad es el achicamiento del gobierno, para lo cual diseñó la infame ley #7, que ha canceló los derechos de los trabajadores, desconoció los convenios colectivos y les posibilitó despedir a unos 24 mil personas. El 6 de junio inició otra ronda de despidos que totalizará 17 mil desempleados adicionales en enero. Todo porque hay crisis fiscal, para cuya solución los neoliberales no contemplan aumentarle los impuestos a las corporaciones foráneas, que son quienes más tienen (expatrían sobre $30,000 millones anuales) y quienes menos pagan (pagan en promedio 4.5% de impuestos; los trabajadores de menores salarios pagan 7%); tampoco le incrementan los impuestos a los burgueses criollos, quienes mediante la partida de “gastos operacionales” evaden contribuciones masivamente.

5. una tentativa de incremento en la represión. Ante toda la movilización de trabajadores y del pueblo que ha surgido como respuesta a la actual ofensiva patronal, el gobierno tiene preparada la guardia nacional.

Ante lo anterior, la clase trabajadora, lidereada por el clasista “Frente Amplio de Solidaridad y Lucha” y por la moderada coalición “Todo Puerto Rico con Puerto Rico”, ha realizado actividades que han contado con un masivo apoyo del pueblo. El 1 de mayo (Día Internacional de los Trabajadores) fue celebrado por los sindicatos con una marcha a la que asistieron 30 mil personas. El 5 de junio movilizaron unas 50 mil personas a la marcha hacia el capitolio, donde se celebró una asamblea de pueblo. El 15 de octubre se efectuó un paro nacional que incluyó una marcha de unas 100 mil personas y significó cierre de operaciones y pérdidas económicas millonarias a las empresas que operan en Plaza Las Américas y en la zona bancaria de Hato Rey. Estas actividades contaron con el apoyo de los movimientos ambientales y comunitarios, estudiantiles, feministas, pro-diversidades sexuales y religiosos.

El repudio a las medidas neoliberales y fundamentalistas de la administración Fortuño es contundente.

Sin embargo, este gobierno hipercapitalista ignora los reclamos expresados mediante la movilización masiva. Las clases subalternas y los movimientos sociales necesitan desarrollar otros tipos de organizaciones que superen el oportunismo del PPD y la alternancia de dos partidos pro-capitalistas. Estos movimientos requieren organizar instrumentos de lucha que permitan elevar el nivel de actividad a uno que logre que el gobierno haga lo que el pueblo dice. Cuando el gobierno obedezca al pueblo, entonces habrá democracia sustantiva y no esa oligarquía electiva al servicio del capital. Esta democracia necesariamente tiene que basarse en el control democrático-colectivo de los medios de producción, asumir la solidaridad como fundamento del orden social, priorizar la satisfacción de las necesidades (especialmente las de ancianos, mujeres y niños), respetar la diversidad sexual, proteger el medio ambiente... Apostemos a ello.

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Belleza sinónimo hermosura, lindo, bonito, bien presentable, organizado, de agrado al gusto, la vista o el tacto. División de algo en dos partes mutuamente exclusivas, es decir, o una o la otra congruente a la afluencia central.

Haciendo una selección de las mujeres más bellas de Puerto Rico iconografiadas por el periodico nacional Primera Hora, bajo su sección “El Bombón Así” y coleccionadas por la popularidad boricua. Demarcan la existencia alborotada del control estético, sensual y pornografico de la naturalidad femenina que remueve sus vestuarios para glorificarce entre la sociedad que la critica, la enaltese y la desea.

Este icono de la belleza puertorriqueña del siglo XX sonrie placidamente al poder, la batalla de la forma, la perfeción que el pueblo boricua campanea, coleciona y expone entre sus espacios de trabajo, hogares, negocios, carros, baños y tantos como lo podremos imaginar. El poder de la forma del cuerpo femenino puede controlar masas, alterar deseos, competir en tamaños de la perfección, puede abrir caminos de progreso, amor, violencia, celos y mejorar la situación económica que entristece y atrapa la depressión.

La estética va controlada de diferentes factores que monopolisan la belleza y la comvierten en el imposible de la salud. Las grandes industrias de la alimentación siembran, producen y empacan el consumo de la sociedad mundial que se alimenta dependiendo de su factor económico, sus costumbres, ideales ó por la manipulación publicitaria y las estrategias de mercadeo del poder. Todas estas industrias tienen en su poder gran parte del cambio genético y alimenticio de los humanos que somos “civilisados” psicologicamente por sus intereses economicos de globalización y asimilación de los prductos.

La invación de los productos alimenticios controla la estética, el pensamiento y la genética humana y la unica protección de la humaniada es la fuerza y poder nutricional de los alimentos de la tierra de cultivos organicos. Son las plantas, la tierra, el agua, el fuego, y el aire las esencias naturales que previenen, son curativas para el cuerpo y la salud.

Edgardo Tomás Larregui Rodriguez Artista Visual - Conceptual

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