Periódico Digital 07 de Noviembre 2018

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NADANDO ENTRE TIBURONES Víctor Beltri

Martes

6 DE NOVIEMBRE DE 2018

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EL JUICIO DE “EL CHAPO” Y SUS CÓMPLICES RAZONES / Jorge Fernández Con el inicio del juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán en una corte de Nueva York no solo se está juzgando al jefe del Cártel de Sinaloa, uno de los narcotraficantes más importantes de la historia, sino también se juzga a sus cómplices en México y en Estados Unidos, develando, eso es lo que se debería esperar, sus redes de corrupción y lavado de dinero en ambos países. En este proceso, que será absolutamente mediático, en el que participarán, por lo menos, 16 testigos de cargo en contra de Guzmán Loera, en el que se presentarán 117 mil grabaciones y más de 14 mil páginas de archivos, será imposible deslindar al narcotraficante de las complicidades que le permitieron construir su imperio criminal. La figura de “El Chapo” adquirió perfiles demasiado mediáticos desde que fue detenido la primera vez en 1993, acusado de la muerte del cardenal Posadas Ocampo, aunque en realidad al que querían matar los Arellano Félix era al propio Chapo y, mucho más luego de sus dos fugas, sobre todo, por el affaire con Sean Penn y Kate del Castillo. Sobre “El Chapo” se han hecho varias series de televisión, una de ellas lleva su nombre, que no se ajustan a la realidad más que en una cierta sincronía de hechos pero que tienen, todas un común denominador: “El Chapo” es el producto de la corrupción y la complicidad de las autoridades, llevada esa historia a veces hasta el ridículo, desde que comenzó su carrera a principios de los años 90. Incluso, libros considerados serios sobre el narcotráfico, terminan elucubrando historias míticas. Recuerdo uno que relata, con lujo de detalles, una reunión privada de Guzmán Loera y Amado Carrillo Fuentes, El señor de los Cielos, a principios de los 90, antes del asesinato del cardenal Posadas Ocampo, donde se cita textualmente en un largo capítulo lo que ambos se dijeron a solas. La verdad es que si los dos estaban solos en una habitación es imposible saber qué se dijeron, pero es más allá de eso, en ninguna parte consta siquiera que esa reunión se haya realizado. En aquella época “El Chapo” era un narcotraficante menor comparado con Carrillo Fuentes. Se ha convertido en tan mítica la figura de “El Chapo” que la propia fiscalía neoyorquina, por exigencia del juez, como lo ha citado el New York Times esta semana, ha tenido que reducir las acusaciones en el juzgado. Se pasó de una acusación de miles de asesinatos para establecer 33 casos en los que se tenían pruebas verosímiles de su participación personal o intelectual. E incluso así, el juez de instrucción ha pedido que el juicio se concentre no en los asesinatos, sino en el enorme negocio de la venta de drogas, en el narcotráfico. Lo que sucede es que si el juicio se concentra en la red de narcotráfico que operaba “El Chapo” Guzmán, saldrán a la luz, sin duda, complicidades en nuestro país, pero también tendrían que salir las que existen en los propios EU. Si se va a acusar a Guzmán Loera de hacer ingresar y comercializar al año cientos de toneladas de cocaína, drogas sintéticas y heroína a EU, se tendrán que develar cuáles han sido las redes en ese país que le permitieron montar semejante negocio durante casi 30 años. Y eso debe ir de la mano del dinero. Porque la ganancia de un narcotraficante como “El Chapo” Guzmán proviene, básicamente, de la colocación de la droga en EU y su comercialización. Y estamos hablando de miles de millones de dólares que se tienen que haber lavado en la Unión Americana a lo largo de esas tres décadas. Cuando “El Chapo” fue extraditado a Estados Unidos, el último día del mandato de Barack Obama, el ahora presidente Donald Trump, aseguró que con los miles de millones de “El Chapo” se pagaría, incluso, el muro que pretende construir en la frontera con México. La paradoja es que dos años después y a horas de que iniciara el juicio no se sabe que las autoridades estadounidenses hayan decomisado un solo dólar perteneciente a “El Chapo” Guzmán, mucho menos sus cuentas bancarias o propiedades en la Unión Americana. La familia de “El Chapo” sigue viviendo de sus recursos, tiene varios bufetes de abogados que lo defienden y que son, sobre todo uno de ellos, de los más costosos del país, porque se han especializado, precisamente, en casos de reconocidos mafiosos como John Gotti Junior, quien se entregó a las autoridades en 2008 y acusado de delitos de extorsión, juego ilegal, así como fraude, fue sentenciado a seis años de prisión. Un año después, los ahora abogados de “El Chapo” lograron que un jurado lo dejara en libertad por falta de pruebas y de verosimilitud en las declaraciones de los testigos en su contra. Ahora Gotti Jr. hace series de televisión, vive en Nueva York, es una suerte de celebridad y tiene seis hijos. La defensa intentará repetir con “El Chapo” los éxitos que alcanzó con Gotti Jr. No será sencillo: el historial criminal de “El Chapo” es demasiado amplio, demasiado violento, incluye a demasiados enemigos y cómplices que están dispuestos a declarar en su contra con tal de ver disminuidas de alguna forma sus penas. Pero lo, verdaderamente, interesante será

¿Treinta millones votaron para esto? ¡El rey está desnudo!, parece haber exclamado —desde su portada— la revista Proceso. “AMLO se aísla; El fantasma del fracaso”, reza el título que enmarca el rostro macilento y consternado de López Obrador, en la edición que se publica esta semana y que no es sino el preámbulo a una interesante entrevista a Diego Valadés, que ha levantado ámpulas en el círculo más cercano del presidente electo y desatado el ataque de la turba digital enardecida en contra tanto de la publicación como del propio jurista. El rey está desnudo y, como en el cuento de Andersen, solo pretenden no darse cuenta quienes tienen un interés personal, e hicieron de la candidatura de quien hoy es presidente electo el vehículo para alcanzarlo. Un vehículo al que lo mismo se subieron los conservadores del PES que los progresistas como Olga Sánchez; los colectivistas de las bases duras, como Taibo II, que la ultraderecha como Germán Martínez y Manuel Espino; los enemigos ancestrales, como Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel Bartlett, o las antípodas intelectuales, como Sergio Mayer y Elena Poniatowska. El propio líder y Tatiana Clouthier. Morena es un movimiento, decían, mientras confiaban —confían— en que las promesas que habrán de cumplirse, las expectativas y los intereses que habrán de satisfacerse, serán los propios y no los del de enfrente. Y no es así. La Transición de Terciopelo ha sido un periodo de revelaciones y desengaños, en el que quienes votaron esperando que las cosas cambiaran están aprendiendo que la realidad es muy distinta a las promesas de campaña, y que el amado líder olvida muy pronto: quien esperaba que la gasolina bajara de precio, como le fue prometido, hoy sabe que seguirá aumentando en el esquema actual; quien esperaba que el Ejército regresara a los cuarteles hoy sabe que las Fuerzas Armadas incorporarán a 50 mil nuevos elementos a sus filas. Quien esperaba justicia, hoy sabe que tendrá que tragarse su dolor en una absurda amnistía; quien esperaba ser escuchado, hoy no tiene el foro que le había sido ofrecido. Quien esperaba un juicio a la administración actual, hoy sabe que, según el propio López Obrador, México no está en crisis, e incluso que Enrique Peña Nieto entregó un país mejor de como lo encontró. Quien esperaba la reconciliación hoy sabe que a la Cuarta Transformación se opone un ente amorfo llamado los fifís, en donde cabe todo; quien esperaba un lugar para la democracia participativa hoy sabe que la opinión de la gente sólo será tomada en cuenta en tanto valide la decisión del Tlatoani y su peculiar huehuetque. De verdad, ¿los treinta millones votaron para esto? El rey está desnudo, y es preciso darse cuenta. “Si el presidente electo no cuenta con la plena participación de su gabinete y de los legisladores de su partido en el enorme reto de separar el poder político del económico, está destinado a fracasar”, fue la incendiaria declaración de Valadés que despertó la indignación de quienes —incluso— han pedido que el semanario se disculpe. Una declaración que, sin duda, escuece: la propia conformación del movimiento; las promesas a diestra y siniestra, y las expectativas de cada grupo, al haber alcanzado el poder, sin duda convertirían

LÍNEA ESTRATÉGICA Francisco Zea

Día de muertos en Huejutla Este puente de muertos, extendido por la huevonería en cara de escasez líquida aumentada por la poca visión del sustituto incompetente y enjuto al mando de la CDMX, nos deja muchas lecciones. En lo particular, me tocó vivir una gran aventura que, lejos de sufrirla, agradezco. Mi jueves comenzó como siempre a las cuatro horas, para encabezar mi noticiario, de ahí a radio y, posteriormente, traslado en coche a Pachuca para intentar llegar a un lugar mágico y maravilloso que está en el estado de Hidalgo, llamado Huejutla. En estas fechas emblemáticas para los mexicanos, se celebra el famoso Xantolo, en náhuatl quiere decir “día de todos los santos” y como en muchos otros rincones del país tiene cosas maravillosas. Por ejemplo, en la plaza principal, bajo el cobijo del reloj monumental inaugurado en 1908 por un decreto de Porfirio Díaz, quien ordenaba relojes monumentales en cada plaza y puerto, además del exconvento de San Agustín una construcción hecha con el estuco de la región, que tiene lodo, pasto, huevo y muchas cosas más. Para comer hay todo un ritual, un platillo típico el zacahuil un megatamal hecho de maíz tatemado con chiles rojos y carne de puerco al que le pueden poner hasta un guajolote en piezas, lo envuelven en hoja de papatla, le ponen una lámina y alambre y de ahí al horno, lo que hace que este platillo pueda mantenerse caliente por más de 20 horas. Las enchiladas son un platillo maravilloso, verdes, rojas y hasta de ajonjolí. Cualquier variedad de tamales, pan de pueblo, chocolate del cual el gobierno del estado regala un kilo de azúcar y de cacao a cada familia. También, se disfrazan cambiando de sexo para engañar a la muerte, como generosamente me compartió uno de los hijos predilectos de la entidad, el cantautor Jaime Flores, entrañable amigo. Pero la verdadera magia de Huejutla no reside en sus tradiciones, sino en su gente. Gente maravillosa, trabajadora y generosa. En Huejutla, cada puerta de casa es una morada para quien quiera festejar su pasado y quiera llevarse una probada de este mágico poblado en la huasteca hidalguense. Dice mi compadre Jaime Flores, que el diablo nació en Huejutla, pero que se fue al infierno porque estaba más fresco. El clima es complejo: lluvia y calor, pero se siente menos gracias a su gente, porque los pobladores hacen todo para que te sientas en casa y que cualquier problema se diluya. Platicaba con el gobernador, Omar Fayad, sobre los aspectos no tan conocidos de Hidalgo y me dio una gran explicación, desde el turismo futbolero hasta los lugares de aguas termales, pero, sinceramente, al final, nos enfocamos en entender que la gran transformación del estado tiene que ver con el tejido social. Con la bondad y solidaridad de la gente, con personas cuidando de personas, que logran que la ciudadanía recupere su lugar: el principal y central. Los esfuerzos de cualquier gobierno, si no son acompañados por los ciudadanos, no rinden frutos. Reconozco el arduo trabajo de Fayad, gobernador de la entidad y de sus colaboradores como Eduardo Baños, el culto secretario de Turismo de la entidad y de Israel Felix Soto, secretario Ejecutivo de la Política Pública, pero también reconozco que sus trabajos


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