En la isla donde nace el primer sol
(Relato

(Relato
(Relato novelado)
© Jaume Cardona Vinent, 2023
© De esta edición: Libros para el infinito - Autopublicar.es
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E-mail: info@autopublicar.es www.autopublicar.es
ISBN: 978-84-09-53434-0
Depósito Legal: M-26.986-2023
Impreso en España
Fecha de edición: Julio 2023
© Edición, diseño y maquetación: Autopublicar.es
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“La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla.”
Gabriel García Márquez
En el transcurso de 1890, siendo Gioacchino Vicenzo Raffaele Luigi Pecci quien, desde Roma, regía los destinos de la Iglesia con el nombre papal de León XIII, en “Son Taltavull”, posesión agrícola ubicada en Menorca, isla donde nace el primer sol de España, y concretamente en las cercanías de Alaior, nacía Miquel Torres Carreras, penúltimo de nueve hermanos, y que como algo predecible no se trataría de eminencia médica alguna, ni letrado de postín. Miquel se dedicaría al duro, pero noble oficio, de cultivar la tierra como habían hecho ya sus antecesores y como también lo hacía su padre, típico y honrado campesino de costumbres sumamente arcaicas, que en su hogar tenía impuesta la norma de no hablar durante las comidas. Y si en la mesa alguno de los hijos protestaba por algún alimento, era suficiente con una dura mirada suya dirigida a su esposa para que aquel se quedara sin ración. Por lo tanto, no iba a resultar del todo extraño que a Miquel, y con tal progenitor como modelo, algo del mismo se le pegara, y que más tarde, él, para con sus propios hijos y esposa, en ocasiones resultara un tirano de solemnidad. Y como la inmensa mayoría de ellos, su actitud resultaba notablemente distinta ante los extraños, sobre todo por lo que hacía a la clase señorial, con aque-
llos era sumamente afable y distendido, especialmente con las damas, con ellas se deshacía en halagos y besamanos, cubriendo y descubriendo su amarilleada calvicie con acelerada facilidad.
Miquel era de estatura normal, más bien tirando a alto. Sus chispeantes y vivarachos ojuelos, color de las bellotas, eran provistos de gafas con cristales redondos y montura acaramelada, lo que confería a su aspecto un cierto aire clerical. De los genes de sus ancestros debía provenirle, aparte, una prematura alopecia, su acusada miopía, y aquella fragilidad lumbar que le obligaba a hacer uso constante de una faja. Así como en toda época del año su pecho se veía recubierto, a modo de coraza, por una especie de chaleco sin mangas, de dril en verano y de pana para la época invernal.
Miquel no sería tan pródigo en hijos como lo fueran sus progenitores. De su unión con Úrsula, única esposa, nacerían tres varones y dos hembras, exceptuando una primera hija que murió siendo muy niña. Y no sería hasta finales de la década de los cuarenta del pasado siglo, después de haber probado fortuna en “Binifabini” y “Serra”, esta última posesión en la parte norteña de la isla, cuyos vientos –según Josep Pla– producen el mismo sonido del arranque de un tren, cuando aquel infatigable trabajador que era Miquel retornaba a sus amadas tierras de conreo de “Son Taltavull”, donde él había nacido e iniciado su vida de agricultor, así como lugar donde nacerían sus hijos, ahora adultos y con los dos mayores, Concepción y Joan, felizmente casados.
En la isla donde nace el primer sol
“Son Taltavull” se trataba de un predio relativamente mediano en cuanto a hectáreas y, por supuesto, menos dificultoso para su cultivo que pudieran serlo las fincas anteriormente citadas. Los terrenos que lo conforman, con anterioridad, habían pertenecido a “Santa Ponça”, cuyo propietario, un prohombre y caritativo mahonés, benefactor de entidades varias, llamado don Joan Taltavull y Galens, quien poco antes de fallecer (1931) vendería a don Cristóbal Tomás Sitges, y la “nueva” finca sería bautizada con el nombre de “Santa Magdalena” en honor a su esposa. Nomenclatura en letras de molde, azuladas, que perdura en la fachada del caserío. Aunque, aún hoy, en muchas ocasiones se siga nombrando aquella posesión como “Son Taltavull”. . . . . .
Concepción era una mujer de tez morena, constitución alta y con pelo negro revuelto. Su penetrante mirada recordaba notablemente la de la actriz Anna Magnani y pareciendo contener todo el brillo del azabache. Además de ser poseedora de un fuerte temperamento, cosa que la hacía totalmente distinta a Ursulita, su hermana menor. Y recientemente había contraído nupcias con Fermín, un payés del término de Mercadal, amante de la música, notable con la guitarra, como Joan, un hermano suyo, lo era con el acordeón, mientras que Pepe, el menor de ellos, era experto en el arte de tañer tanto la bandurria como el laúd. Aunque, Fermín, también resultara mañoso a la hora de confeccionar pipas con la raíz del...
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PVP: 12 eUROS
Jaume Cardona Vinent (Tanus)
Después de aquella especie de trilogía sobre su pueblo natal con “El doctor Torres y Alaior” (1998) “Martín y Alaior” (2004) y “Alaior y el último niño gótico” (2010), Jaume Cardona Vinent (Tanus) (Alaior 1946) nos presenta su nuevo relato novelado “En la isla donde nace el primer sol”. Una vez más, el autor intentará adentrarnos en el siempre misterioso acontecer humano, sumergiéndonos en el maravilloso mundo de los sentidos, y de los sentimientos. Haciéndolo desde su propio entorno, especialmente por lo que atañe a su infancia y primera juventud. El relato se desarrolla principalmente en un entorno rural. Tomando en este caso como hilo conductor una estirpe familiar que le sería próxima, siendo la vida, el amor y la muerte los pilares fundamentales que sustentan la narración.
ISBN: 978-84-09-53434-0