Revista del Auditorio Nacional / No. 1

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dos voces consolidadas, con miradas encontradas o complementarias, se encontrarán cada mes en esta sección a fin de arrojar luz sobre un grupo o figura emblemáticos.

preservadores del rock de mezclilla y franela

ósCar sarquiz Con 48 años de actividad ininterrumpida, Óscar Sarquiz Figueroa es decano del periodismo musical en México. Atraído hacia la música y la escritura desde niño, su extracción es rockera por generación y vocación. Activo profesionalmente desde 1966, cuando nació la crítica del género, se ha desempeñado en muy diversas facetas del entorno de esta industria cultural y en todo tipo de medios informativos. @OSarquiz

Suele abusarse del término “clásico” al hablar de rock meramente pretérito; pero si se habla con propiedad, sólo ameritan tal definición artistas y temas que han sentado precedentes, fijado cotas y fundado corrientes perdurables que de ellos se nutren. Ejemplo vigente es el memorable grupo Creedence que, desde su aparición en 1967, tendió un puente entre el rock en mareante expansión y sus previas raíces de blues, country y folk para replantear sus arquetipos a no una, sino a todas las generaciones sucesivas del género. Vecinos en la pequeña comunidad “Sanfranciscana” de El Cerrito, California, Stu Cook y Doug Clifford se aliaron primero con su condiscípulo John Fogerty y luego con el hermano mayor de éste, Tom, para constituirse como Tom Fogerty & The Blue Velvets aún antes de que el mundo se conmoviese con la aparición de los Beatles y la larga cauda de grupos británicos que siguieron su fértil ejemplo. Al segundo lustro de aquella década de los 60, la psicodelia se impuso como nueva tendencia rockera, y el productor Saul Zaentz les propuso grabar un álbum, con la condición de que se pusiesen un nombre acorde al barroco estilo del momento. Buscando (él) algo con el impacto mediático de The Strawberry Alarm Clock, consideraron nombres tan arcanos como Muddy Rabbit, Gossamer Wump y Creedence Nuball & The Ruby antes de convenir en uno aún más críptico: Creedence Clearwater Revival. Creedence era el nombre propio del tal Nuball, amigo real de Tom; el agua clara la inspiró uno de los atributos publicitarios de una cerveza y, en cuanto a la resurrección aludida, no era de carácter religioso sino la de los viejos valores de la música tradicional que nutrió estilísticamente a sus integrantes. La boga psicodélica les dio para un sólo diseño de funda convenientemente garigoleada y un par de desbordadamente extensos jams guitarrísticos sobre temas ajenos y tan disímbolos como “I Put A Spell On You” y “Suzie Q”. Pero corazón y afinidades del cuarteto estaban tan distantes del “verano del amor” jipi, cuan próximos a las músicas populares donde arraigaban: lo que no tardó

en manifestarse como caudaloso torrente de temas intemporales que han mantenido viva y vigente la producción de un grupo que sólo duró un lustro con sus integrantes originales. “Bad Moon Rising”, “Born on the Bayou”, “Down on the Corner”, “Fortunate Son”, “Green River”, “Have You Ever Seen the Rain”, “Lodi”, “Proud Mary”, “Travelin’ Band” y “Up Around the Bend” son apenas una breve decena entre muchos temas emblemáticos del sonido Creedence. Fatalmente, el cuarteto no estuvo exento de problemas: Tom, patriarca de la banda, no resistió la aplastante hegemonía artística de su hermano menor, y los abandonó para buscar sin fortuna el éxito con su propia agrupación de nombre Ruby. El trío restante sólo perduró ya un álbum más. Disquera y grupo anunciaron la disolución final el 16 de octubre de 1972. Pasaron luego 23 años, no en silencio, pues la música grabada por Creedence se siguió escuchando, no sólo en radio, sino en cine y televisión, que la han usado exitosamente. Pero la carrera solista de su guitarrista, voz y compositor principal no llenó el hueco dejado por la desaparición del grupo hasta que, en 1995, un amigo mutuo convenció al bajista Stu Cook y al baterista Doug Clifford de formar un cuarteto a modo para hacer algunas fechas evocando a CCR. El resultado, ingeniosa y declarativamente bautizado Creedence Clearwater Revisited, ha trazado una trayectoria decididamente exitosa con su deliberada, acuciosa y fiel reproducción del sonido que los hizo históricamente famosos y relevantes. A su llamado, no sólo los viejos seguidores del grupo, sino quienes los habían escuchado en sus viejas grabaciones pueden revivir el espíritu potente, honesto y llano de este rock de raíz que, enfundado en modestas mezclilla y franela, ha dado ejemplo a varias generaciones de descendientes. Su inminente comparecencia, ahora en el gran escenario del Auditorio Nacional, atestiguará la calidad de este quinteto que completan actualmente Kurt Griffey, Steve Gunner y John Tristao. Su concierto es oportuna ocasión para revisitar a una banda clásica del rock estadounidense.

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