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Gasolina de Mar Gentileza: Consorcio Algae Fuels
Empresas privadas y universidades unen sus capacidades técnicas para elaborar biocombustible de segunda generación a partir de microalgas. “Esto consiste en procesar una materia prima, en este caso microalgas, y obtener variados productos como biocombustibles, bioproductos y biogás aprovechando todas las corrientes disponibles que se generan en las distintas fases, minimizando los residuos”, explica el ejecutivo. Agrega que por ello los investigadores están aislando cepas originarias de la zona de Tocopilla y otras introducidas -también nativas del norte del país-, que se desarrollan tanto en agua dulce como en agua salada. ariadas tecnologías se están explorando alrededor del mundo para paliar la dependencia energética del petróleo y la contaminación que deriva de su uso. Frente a esta problemática los biocombustibles se alzan como una alternativa válida que en los últimos años ha ido tomando vuelo. Sin embargo, una traba para su masificación definitiva es que la sustentabilidad de su desarrollo ha sido cuestionada debido a que la mayoría de estas alternativas al llamado oro negro se genera a partir de vegetales. Y esto en la práctica se traduce en disputas respecto del uso y destino final dados a los terrenos cultivables: ¿alimentos o energía? Ese es el dilema para el futuro. En este escenario aparecen los biocombustibles de segunda generación, es decir aquellos elaborados con materias primas que no son fuentes alimenticias. Para ello se utilizan tecnologías que aún están en etapa de investigación y desarrollo, y cuyos costos de producción son muy elevados.
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Suma de Talentos A mediados de 2010 se creó el consorcio Desert Bioenergy S.A. con el objetivo de desarrollar tecnología para elaborar biocombustibles de segunda generación y otros bioproductos a partir de microalgas que se cultivarán en el norte del país. La entidad está conformada por Electroandina, filial de E-CL (41% de participación), Universidad de Antofagasta (31%), Productora de Algas Marinas (12%), Universidad de la Frontera (11%) y Molinera Gorbea (5%). Rodrigo Benavides, gerente general, afirma que el proyecto está orientado hacia el desarrollo tecnológico de procesos basados en el concepto de biorrefinería. 72
INDUAMBIENTE
El Proceso Rodrigo Benavides señala que la obtención de biodiesel a partir de estos organismos marinos es un procedimiento complejo. “En términos simples consiste en cultivar microalgas tanto en biorreactores como también en sistemas abiertos tipo raceway. Luego hay que cosecharlas, someterlas a un proceso de secado para obtener una biomasa y, posteriormente, extraer el aceite que finalmente será transformado en biodiesel”, comenta. Pero para llegar a este resultado hay que cumplir dos etapas. La primera es la inoculación de los sistemas menores hasta realizar el escalamiento en conjuntos masivos de microalgas. “Cuando se encuentra la productividad óptima de las distintas cepas entonces se efectúa la cosecha de modo semicontinuo, es decir se retira el sólido y se elimina el sobrenadante por floculación o centrifugación”, precisa el ejecutivo. Y agrega que recién entonces tiene lugar la segunda fase: “Aquí tomaremos dos caminos, el uso de la biomasa húmeda y también de la seca, para extraer por medio de procedimientos gravimétricos industriales los lípidos y luego realizar el proceso químico de transesterificación dirigido a la transformación de los aceites en biodiesel”.
Planta Piloto En términos de plazos, el proyecto considera un período sólo para investigación de cinco años y un presupuesto del orden de siete millones de dólares. Esta cantidad es financiada en un 70% por Innova Chile de Corfo y el resto corresponde a aportes de los propios socios del consorcio. “Actualmente estamos en la etapa de diseño y construcción de la planta piloto para producir biodiesel que estará ubicada en la central termoeléctrica Tocopilla, propiedad de E-CL”, comenta Benavides.